Si un tiempo atrás hubiéramos tenido que elegir tres lugares improbables para concertar una cita con Darío Silva, las opciones podrían haber sido: A) el césped de un estadio sudafricano mientras Uruguay levanta la Copa del Mundo. B) el parrillero de la casa de Paco Casal C) El Ministerio de Agricultura y Pesca, cerca del despacho de José Mujica.
 
A pesar de estos pronósticos, un lluvioso miércoles de tarde Darío Silva nos espera en el hall del Ministerio de Agricultura, donde acaba de salir de una reunión con el Pepe Mujica. Cinco minutos después, acodado en un conocido bar junto al mítico Daniel "Pistola" Marsiscano (ex presidente de Progreso), Darío no para de ametrallar chistes, se pone serio cuando se prende el grabador y no elude ningún tema: el accidente que le costó una pierna, el test de alcoholemia, el presente, el futuro y lo poco que le cuesta pagarle un almuerzo a un cronista con cara de hambre.


- ¿Por qué tenías una reunión con Mujica?

- Por amistad, más que nada... tengo una amistad con él desde hace mucho tiempo. Nos juntamos para charlar un poco de la vida nuestra, las cosas del campo.

- ¿Te llamó él?

- No, siempre estamos en contacto, por una cosa u otra... y a veces tengo amigos que le hacen regalos a él y yo se los traigo personalmente.

- Te vas a Europa ahora, ¿por qué motivos? ¿Por placer?
(Nota de redactor: al momento de publicarse esta nota, Darío ya viajó a Europa y protagonizó un incidente que se hizo público: fue detenido supuestamente por vender bienes embargados y liberado posteriormente al comprobarse que no tenía responsabilidad)

- No, voy por un tema de negocios. También para cerrar contratos con una empresa con la que queremos montar algo de televisión acá, y voy a firmar el contrato. No puedo adelantar nada todavía, pero se trata de tres equipos muy importantes, españoles, que quieren armar algo en televisión. Quiero esperar un poco antes de decidirme por uno de ellos.

- En qué te vas a basar para decidirte, ¿en lo económico?

En este momento, y convirtiéndose en la primera de muchas interrupciones, la dulce voz de un mozo de 120 kilos de peso le pregunta a Darío cuántos panchos va a comer, arreglando en cinco luego de una reñida negociación. Minutos más tarde, y con mucho cariño, a Darío le pedirán autógrafos, lo vendrán a saludar, le dirán lo bien que se mantiene físicamente y hasta le pedirán que esté cerca de la selección. Teniendo en cuenta lo bien que Darío se acostumbró a la prótesis, el ex Sevilla parece estar en mejores condiciones que muchos de los que protagonizaron el deprimente debut de la celeste en la Copa América.

- No tanto en lo económico, sino más bien por un tema de marketing, pero lo estamos manejando.

- Y acá en la vuelta tenés un ofrecimiento para ser manager de un equipo de segunda, ¿lo tenés en cuenta?

- Sí, pero todo está por verse. Estamos investigando el tema de los costos, lo que hay que pagar, porque yo quiero asegurarle la plata a los jugadores y que no esté el presidente o los dirigentes de por medio. La cosa es que los jugadores cobren por mes. No me gusta que entrenen, les pidas el máximo y no estén bien comidos; eso no se les puede pedir si no se les paga, menos a un equipo que vas a traer a primera división.

- ¿Qué pasó con tu entrenamiento de remo?

- Estoy entrenando de a poco, y viendo qué pasa. Quiero llegar para las Olimpíadas del 2012, y espero no tener ningún problema. La edad va corriendo, yo tengo 34, pero por lo menos quiero demostrármelo a mí mismo. Hay uno que entrena conmigo, por ejemplo, que tiene 86 años y lo que rema no se puede creer...

- Pasando al tema del accidente... vos repetiste varias veces que no tomaste nada antes de subir a la camioneta... ¿cómo explicás que el examen de espirometría haya dado resultados muy elevados, que marcan que tenías mucho alcohol en la sangre?

- No sé por qué, y yo lo discuto. No puede ser. Si fuera verdad yo lo digo: "bien, había bebido", no tendría ningún problema. Pero no fue así. La cuestión es que justamente no estaba tomando alcohol porque estaba tratando de adelgazar y el dietista me había pedido que no bebiera. No lo estaba haciendo por ese motivo, hacía cuatro días que no tomaba. Después también se mencionó que yo andaba con droga encima de la mesa, todas cosas que no tienen sentido, porque la gente que me conoce lo sabe. Primero porque nadie, ningún drogado, va a ir a una discoteca y poner droga encima de la mesa. No existe. Para eso voy a la comisaría, pido permiso, me la doy ahí y marcho adentro directamente. Son cosas que no tienen sentido, pero bueno, para la gente algo tenía que haber pasado, no podía ser todo tan limpio.

- ¿Es cierto que tenías más de 3.000 dólares en los bolsillos en el momento del accidente y que nunca aparecieron?

- Sí, era una plata que tenía que pagar y que llevaba encima. Nunca apareció.

- ¿No preguntaste?

- Sí, claro, nadie sabía nada. Era una cosa incómoda porque de todo lo que estaba ahí, aparecieron un montón de cosas y otras no. Los lentes de sol que tenía -que eran bañados en oro-, cadenas de oro, todo desapareció. Mis amigos me dijeron que fue la policía quien sacó todas las pertenencias que había adentro. Y sin embargo nunca apareció nada.

- Y la historia del accidente es tal cual se contó, ¿te agachaste para recoger una pastafrola? 

- Sí, exacto, fue un segundo nomás. No fue nada, pero sin embargo bastó.

- ¿Cómo estás llevando el tema de la prótesis?

- Muy bien. Fue algo normal. Me puse la prótesis y salí caminando.

- ¿Por qué no lo hiciste antes?

- Por una cuestión de cábala. Para cambiar un poco, ya que el año venía bastante complicado, entonces decidí hacerlo recién en éste.

- ¿Has hecho algún deporte, más allá del remo, desde que tenés la prótesis?

- Casi nada, andar a caballo nomás.

- Después del accidente, ¿cómo siguió tu relación con gente como Paco Casal u otros futbolistas?

- Igual. Hoy por ejemplo tenía una reunión con Paco, pero por una cuestión de amistad, porque la mamá de él no anda muy bien... sólo íbamos a hablar, a ver cómo andaba la cosa.

- Los futbolistas siempre hablan muy bien de Paco, ¿por qué creés que parte de la gente lo considera un mafioso?

- El motivo en parte es la envidia. Primero en el sentido de que si hoy en día Paco deja de aportar dinero... Si tenemos en cuenta toda la plata que le deben los clubes, no existe, no habría ni un equipo jugando en primera. Falta dinero, pone Paco. Y el problema de esto es que para él no tiene reintegro. Él lo da por dar, pero no hay reintegro, porque para que lo haya tenés que tener un equipo juvenil que esté aportando para hacer las cosas bien en inferiores, para sacar buenos jugadores, y no hay ninguno.

-¿Cómo lo conociste a Paco?

- Lo conocí cuando vine a la selección, por un sudamericano juvenil. Fue a través de un amigo de Treinta y Tres que lo conoce, Daniel Delgado, que es el segundo de él, y que justamente hizo el contacto.

¿Y tu relación con Damiani? Recuerdo que cuando te fuiste de Peñarol aseguró que mientras él estuviera al frente jamás te ibas a poner de vuelta la camiseta del cuadro.

- No he hablado con él nuevamente. Me gustaría, porque hay cosas importantes que uno le puede aportar... la experiencia de uno, el haber estado en Europa y saber cómo se manejan las cosas... eso sería importante.

- Hubieras jugado en Nacional?

- Yo soy un profesional, ¿por qué no?

- ¿Pero sos hincha de Peñarol?

- Claro, pero es una cuestión de mi profesión, nada menos.

- ¿Te hubiera gustado estar con el plantel de la selección en la Copa?

- Tuve propuestas para ir, pero no estaba muy seguro. Eso es algo que hay que vivirlo, hay que estar ahí, adentro de la selección. No es fácil el sacrificio que pone un jugador de fútbol para estar en la selección. Y yo, sabiendo cómo son los jugadores, sé que no es fácil, y lo importante es que ellos se sientan cómodos. Querían que fuera para estar con ellos, y no creo que el hecho de que yo los acompañe los vaya a sacar campeones.

- ¿Qué chance les das?

- Yo digo que salimos campeones. Estuvimos a punto la vez pasada, y muchos se dieron cuenta ahí de que podíamos.

- En la copa pasada tuviste un buen campeonato, más allá de aquel gol errado. Como contrapartida, ¿cuáles son los goles que más recordás?

- El de Peñarol-Defensor que nos dio el campeonato del '94, porque era pasada la hora. A nivel de selección el que le hice a Australia en el Centenario por las eliminatorias para el 2002. Y en Europa, uno en el Málaga y otro en Sevilla. El primero fue a los siete segundos de empezado el partido, está en el récord, y el otro es uno de la mitad de la cancha.

- ¿Vas seguido a Treinta y tres, donde te iniciaste como futbolista?

- Yo fui a laburar al campo, y terminé a los 14 años jugando en primera. El primero fue el Relámpago, y luego me vio Juan Duarte a través de un video que me habían hecho y llegué a Montevideo. Allá vuelvo todos los fines de semana, con mi madre y mi caballo. Administro el campo, hago de todo. Tengo pila de ganado y también caballos árabes de competición y de muestra... tengo 66. Acá estamos recién empezando con ese tema, por atrás de Estados Unidos y Brasil, pero competimos con Buenos Aires.

- ¿En 20 años cómo te ves? ¿Cuidando tu campo, laburando en la TV?

- En lo de la televisión estaré dos o tres años, más no. Me gusta el ambiente, pero puede hacerse pesado. Yo no miro nunca televisión, a no ser que sean partidos de fútbol, así que imaginate que no me interesa tanto.

- ¿Pero la propuesta de televisión es para conducir?

- Sí, tengo esa propuesta, y también me llamaron de Fox Sports, pero yo prefiero estar acá en Uruguay. Por lo menos al principio lo pensé así, aunque ahora tengo también una oficina en Buenos Aires. En realidad no pienso en seguir mucho con eso. No es que me quiera quejar del fútbol, pero tuve muchos años laburando en esto y me cansé. Quiero apartarme, quedarme tranquilo y disfrutar todo lo que pueda del campo, de mi familia.

- ¿Qué es lo que te cansó del fútbol?

- A mí no me gustaban las concentraciones y por eso a veces me iba. El fútbol es muy cansador, y era más complicado en Italia que en España. En Italia, por ejemplo, tenés 20 canales hablándote de fútbol toda la semana. Cambiás, cambiás, y tenés fútbol, fútbol, fútbol... era una cosa increíble. Llega un momento en que decís: "me cago en la puta, ya está". Después, cuando me fui para España fue un alivio bárbaro, porque tenías cosas distintas. Era más fácil de llevar y por eso el fútbol era más tranquilo, te daba más libertad. En Italia, durante tres años fue un estrés increíble.

- Muchas veces mencionaste los amigos que siguieron contigo después del accidente, como Guillermo Almada, Elbio Pappa, ¿qué amigos te quedaron de tu pasaje por Europa?

- En España sigo hablando con todo el mundo... me llaman siempre. De Italia más que nada con Roberto Mussi, que era compañero del Cagliari. Con otros me sigo hablando, pero ya no es lo mismo

Por último, y pensando en el accidente... ¿hay algo de lo que te arrepientas?

- No, porque supe cómo superarlo.

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