Seré curioso

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Diego Delgrossi: "Ojalá los venezolanos o cubanos puedan decir 'nos vemos en las urnas'"

Profe de historia y comediante, está de gira por el país para hacer su monólogo político. Se ríe de los frentistas, los blancos y los colorados como él.

16.05.2019 06:29

Lectura: 28'

2019-05-16T06:29:00-03:00
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Por César Bianchi

@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López


De niño le gustaba disfrazarse del Zorro, o de vaquero, o de indio. Veía a Laurel y Hardy o Los Tres Chiflados y se inspiraba para lookearse con un bigote, una espada y una capa. No precisaba más. Parece que hoy al humorista y profesor de Historia, Diego Delgrossi (47) le sigue gustando disfrazarse, porque anda todo el día vestido de impecable traje. Asumió el brilloso saco, su pantalón -gris, negro o azul- y corbata como una indumentaria habitual, como parte del personaje que él mismo ha construido.

En un alto de su gira por todo el país (el domingo 19 estará en Durazno, el viernes 24 en Artigas, el sábado 25 en Rivera, y así) con el monólogo "Nos vemos en las urnas", nos recibió en su casa de Carrasco para hablar de sus inicios en Plop, cómo lo están empezando a cansar las imitaciones, las particularidades del humor político y de la política, la vigencia de Sanguinetti, el debe del FA en el gobierno, las redes sociales y cómo una mañana pensó en suicidarse por culpa de la culpa.

Más de tres años después, Delgrossi se permite reflexionar de todo y resume: "A todos los 'ismo' que andan en la vuelta yo los llamo rompehuevismo".

-¿Qué querías ser cuando eras chico?

-Todos queríamos ser astronauta, policía, bombero, pero no cualquier bombero, el de la manguera, porque los otros son un embole, son los que van con el hacha, tiran la puerta abajo y se queman hasta el caracú. Jugador de fútbol no. El deporte nunca se me dio... De chico jugaba, pero en los picados era el que nadie quería elegir y quedaba último. Era tipo: "Bo, ¿quién se lleva a Diego?" Y alguien decía: "Hoy me lo llevo yo", tipo gesto humanitario.

-¿Y cuándo te picó el bichito de la docencia y del gusto por la historia, en particular?

-La historia me gustó desde chico, en el liceo me comenzó a gustar lo que era transmitir de la historia, y en Quinto Humanístico me agarra el flaco (Carlos) Demasi y ahí me cambia la cabeza... Después me agarra la esposa de él, Ana Zavala, y ellos dos son los culpables de mi amor por la historia. Después, en el IPA agarré a toda una generación de docentes increíble: Ana Frega, fue la última vez que (Gerardo) Caetano dio en el IPA, después tuve profesores de pedagogía, de psicología evolutiva... La docencia de historia nunca la dejé, el derecho sí. Cuando estaba en cuarto año de Derecho, estaba a pocas materias de procurarme y no lo hice. Yo quería especializarme en derecho penal. Me encuentro dos por tres con algún escribano o escribana que me dicen que fueron compañeros míos en el 89. En este país, casi todos hicieron al menos un año de Derecho.

-En especial, ¿qué período de la historia mundial es el que más te enamora?

-El período que más me enamora es la Revolución Francesa. Y específicamente los conflictos armados: Período Napoleónico, Guerra Franco-Prusiana, Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, y a partir de ahí todos los conflictos armados hasta hoy, hasta el conflicto de Siria, que lo vengo siguiendo con suma atención. Incluso, después hice un curso de tres años en el IMES (Instituto Militar de Estudios Superiores) para especializarme en conflictos armados. ¿Por qué? Porque noté que los grandes sismas de la humanidad se han dado por conflictos armados, tanto de guerras civiles como conflictos nacionales e internacionales. La Primera Guerra Mundial hace que Estados Unidos se transforme en mayor de edad, el imperio alemán se cae, se cae el imperio turco, austro-húngaro, se hacen 10 países en el medio, el dólar se empieza a usar como moneda de cambio, Uruguay empieza a exportar con dólares y no con libras, todo eso fue por la guerra. Si no fuera por la Guerra de Malvinas no hubiera caído la dictadura argentina. Acá por suerte fue por un plebiscito, y los tipos (los militares) lo respetaron.

-¿Y tus momentos preferidos de la historia uruguaya?

-Tenés la Revolución Oriental de 1811,que es adrenalina pura. El día que tengamos dinero para hacer una miniserie de cuatro capítulos sobre historia uruguaya, hay que hacer algo con ese 1811. Con la plata que Game of Thrones destinó a una sola escena del capítulo 3 de la temporada 8, hacemos una serie que ay Tatita, los cabezudos... Metemos Grito de Asencio, Batalla de Las Piedras, Éxodo del Pueblo Oriental, y hacer una proyección del reglamento de tierras de cara a 1813, eso lo podés poner en una placa al final de la serie, porque sólo 1811 ya te rinde mucho...

"Con la plata que Game of Thrones destinó a una sola escena, hacemos una serie sobre 1811... Metemos Grito de Asencio, Batalla de Las Piedras, Éxodo del Pueblo Oriental, y hacer una proyección del reglamento de tierras de cara a 1813 en una placa al final"

-¡Ya tenemos el nombre de la serie: "1811"!

-¡Ya está! En abril de 1811 tenés la Batalla de San José, donde muere uno de los hermanos de Artigas, Juan Manuel Artigas muere en esa batalla sanguinaria. El 18 de mayo, unos días más tarde, gana José Artigas en Las Piedras. La victoria oriental en San José fue salada. Artigas fue uno de los pocos blandengues que se quedó para salvar la brecha, ante las invasiones inglesas. La calle Brecha en la Ciudad Vieja le hace honor a la brecha que los ingleses abrieron justo donde está esa calle. Ahí fue donde se cayó la muralla, de un lado estaban los españoles y los criollos esperando, y Artigas fue uno de los cinco blandengues que participó en esa defensa, de los cuales tres murieron.

-El año pasado te tocó conducir la versión uruguaya de El Gran Uruguayo en canal 10. ¿Quién era tu preferido? ¿Para vos cuál es el gran uruguayo de la historia?

-Mi preferido era José Artigas. Campeón y segundo fueron los que yo elegí: Artigas y como finalista, José Batlle y Ordóñez. Ponele que fue un 60%-40% la final. Muchos amigos míos hincharon por el Pepe Batlle, incluso blancos y del Frente Amplio.

-Es que me temo que Batlle fue el primer gran izquierdista, o por lo menos, progresista, de este país...

-Totalmente. Batlle fue un socialdemócrata contemporáneo. Le ganó a todos. Fue un iluminado, porque así como los socialistas europeos adaptaron muy bien el socialismo ruso y el socialismo puro a sus sociedades, José Batlle y Ordóñez supo interpretar que éste era un país que tenía relativamente pocos obreros, pero que había que capacitarlos y que estaba todo por hacer. Por eso es muy difícil hoy hacer algo parecido. Ahora los gobiernos, del 85 hasta ahora, en cinco años se atribuyen uno o dos goles, más de dos goles no podés hacer porque ya está todo inventado. Podés pulir un poquito la piedra, pero ya está. Yo le atribuyo al Frente cosas muy buenas, como en estos 15 años haber reglamentado el trabajo rural, el trabajo doméstico, el Sistema Nacional de Cuidados, todo eso me parece estupendo. Pero en 15 años nombrar cinco logros es poco... porque no es que no hayan hecho cosas -no voy a decir que no se hizo nada y hubo 300.000 burócratas cruzados de brazos-, se hicieron cosas, pero como ya está todo hecho. Ahora, vos salís a la calle y el batllismo lo ves: porque tenés tu auto asegurado en el BSE, el primer crédito que sacó tu madre fue con el BHU, la plata la tenés en el Brou, llegamos a viajar en Pluna...

-Decíamos que eras un estudiante de Historia, que de algún modo aprovecha su oportunidad para incursionar en el humor, y en televisión...

-En el 89 me metí en el IPA y la Facultad de Derecho también, y justo ahí gané el concurso de Plop en canal 12, que se llamaba "Plop lo hace usted". Qué formalidad, ¿no? No era "¡sumate!" o !Hacé la tuya!". Era "Plop lo hace usted". Había que mandar un VHS. Gané ese concurso que eran tres meses de actuación en Plop, eso fue en el 90. Los tres meses se transformaron en seis y me propusieron la primera obra con el elenco de Plop. Yo ya había hecho una obra en el teatro Alianza con Ariel Caldarelli, Mary Da Cunha, con la directroa Elena Zuasti. Era una obra de Woody Allen, Sin plumas. Yo hacía de Woody Allen. O sea que mi primer papel en teatro fue hacer de Woody Allen y dirigido por Elena Zuasti que era la Estela Medina de la dirección. Ahí empezó mi historia con el teatro, ahora ya llevo 48 obras de teatro, hace poco estrené la última.

-¿En qué momento te diste cuenta que tenías cierta habilidad para hacer reír?

-No sé si es una habilidad... Creo que fue cuando hice teatro serio, cuando hice Shakeaspeare, Los dos hidalgos de Verona en el año 90 y 91. Yo salía a escena con Gabriel Hermano -trabajó en la Comedia Nacional, y con quien después trabajé en Plop-, y resulta que salía Gabriel y la gente estaba seria, pero salía yo y la gente se empezaba a reír. Sin que hiciera nada. No era que me tropezara o hiciera un juego de palabras, con chistes irónicos. Yo decía "Buenos días" y la gente se reía. Yo me miraba con el director y él me decía que siguiera... "Esta tarde el Conde se fue a..." y la gente seguía riéndose. No eran carcajadas, pero era un murmullo de risas. Dije: "Bueno, ya está...". Es como el feo que se quiere hacer el lindo. ¿No me salió? Bueno, aprovechemos lo que tocó. Y después, ya estando en Plop, yo servía de número 8 que ingresaba al área y le levantaba centros al 9 para que cabeceara.

"Cuando hice teatro Shakeaspeare, yo salía a escena y la gente se empezaba a reír. No era que me tropezara o hiciera un juego de palabras. Yo decía 'Buenos días' y la gente se reía. Pensé: aprovechemos lo que tocó. Después, estando en Plop, le levantaba centros al 9 para que cabeceara"

-Con 18 años ingresaste a Plop. Toda una escuela que fue la continuidad de Telecataplum, ¿no?

-Uff, claro que sí. Telecataplum había terminado hacía un año. Había muerto Jorge Scheck y en señal de respeto hacia él se decidió cambiar el nombre y Jorge Denevi con buen tino decidió no usar ese nombre. Fui uno de los fundadores de Plop, se podría decir, que tomaba el mismo elenco de Telecataplum. Ahí aprendí mucha cosa con Ángel Armagno, con Pepe Vázquez, el flaco Denevi, Laura Sánchez, Imilce Viñas, Silvia Novarese, Roberto Jones... Ángel me marcó de una manera impresionante. Fue una escuela... Fue como cuando Pajarito Valverde arrancó a codearse en la selección con Forlán y Suárez. Para mí fue eso. Era estar con gente que yo había visto desde chico, con la orquesta de Raúl Medina que tenía 15 músicos del a hostia, coreografías tremendas. Los tipos te enseñaban a bailar, a cantar, en la última época los arreglos musicales y corales los hacía el Pitufo Lombardo con la musicalización de Raúl Medina, teníamos la profesionalización de Nacho Cardozo en las coreografías, profesores de danza, canto y actuación que tácitamente te estaban enseñando... Fueron 10 años de aprendizaje, pago además, porque cobraba un sueldo.

-Lo de hacer imitaciones, ¿nació como una vocación o una veta más para hacer reír?

-Surgió en el liceo. Empecé imitando algún político, alguna persona pública, y cuando quise acordar estaba imitando a Juan Pablo II, Fidel Castro, cuando cantaba imitaba a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Raphael, Dyango, imitaba a Ana Torroja (la vocalista de Mecano), imitaba a Lucía y a Joaquín Galán, los Pimpinela, y después hacía un tema donde cantaban ellos dos y entraba Dyango, y yo imitaba a los tres. Tenía la voz bárbara para hacer todo eso. Ahora tengo la voz hecha pelota por 20 años de docencia y 28 de actuación...

-Pero seguís haciendo imitaciones. ¿Las seguís disfrutando o ya no tanto?

-Un poco ya me ha aburrido, sinceramente. El otro día uno en Twitter me había escuchado en radio, y puso: "¡Siempre las mismas imitaciones!" Y yo pensaba: "¡Lo que pasa es que hace 30 años tenemos a los mismos políticos, o los mismos apellidos en la vuelta!" Bonomi está desde el 63, Sanguinetti está desde el 58, Mujica desde el 61, Tabaré Vázquez desde el 89, Larrañaga desde el 90 y poco, los únicos jóvenes son Juan Sartori, Lacalle Pou que es hijo del otro Lacalle... Yo en mi espectáculo actual embromo con que ahora agarrás las listas de las últimas elecciones del Partido Colorado y veías: Bordaberry, Rapela, Rachetti, y yo digo que no sé por qué no usamos las listas que sobraron del 71... No hay ni que imprimirlas. Eso pasa porque acá en Uruguay hay políticos de carrera, más el peso de las dinastías...

-¿Falta humor en la televisión uruguaya, o la gente quiere otros contenidos?

-La forma en que se presenta el humor ha cambiado. Antes había programas específicos de humor, ahora tenemos un espacio de humor dentro de programas que antes no lo contenían. Todos los programas de la mañana tienen sus humoristas, hasta los programas de deportes, como (Jorge) Baíllo tiene a Cucuzú (Brilka). Incluso, vos lo tenés más claro que yo, Santo y Seña tenía a Gustaf, o en Código País estaba Hogue haciendo una caricatura del entrevistado. Como que el humor ha invadido lugares, abandonando ese monopolio que tenía en un solo lugar. Y ese monopolio quedó desvirtuado, por el tiempo: primero desapareció Plop en el 12, después desapareció Decalegrón en el 10, algunos de sus integrantes murieron, y las generaciones jóvenes entraron a lo que son los programas matinales.

-Pero, además, cambiaron los códigos del humor... ¿O no?

-Sí, cambiaron. La gente se ha desacostumbrado. El último programa salado, con presupuesto, en el Río de la Plata fue Poné a Francella, que era un programa de sketches. Pero acá se intentó, se hicieron sitcoms, yo estuve en una de ellas (Porque te quiero así), pero no tuvieron repercusión en la gente... Cacho de la Cruz contaba que el otro día se encontró con una mujer en la calle y le dijo: "Cacho, ¿por qué no está más en la televisión?" y que él le dijo: "Señora, porque si yo estuviera, usted me preguntaría: ¿Por qué sigue en la televisión?"

-Sos un humorista que sabe reírse de sí mismo. ¿Nunca te acomplejó tu físico?

-Sí, claro, en la adolescencia era un complejo salado, imaginate que mis amigos que hacían fútbol o natación y tenían terrible físico... y yo no. Pero ahora ellos tienen unas panzas importantes, ¡y yo no! Pero sí, claro que tuve complejos, como me imagino los tenía el que era muy alto, la gordita, el que tenía pecas, el de pelo colorado... Ya después, cuando ves que es tu forma de vida, decís: ¿Para qué me voy a amargar? ¡Saquémosle jugo a esto! Yo he ganado plata haciendo de feo, nunca hice plata haciendo de galán. De galán puede hacer un mango Kairo Herrera, Guille Lockhart, yo no. Para hacer reír tenés que ser feo. Eso lo decía Groucho Marx. Los hermanos Marx eran cuatro: Harpo, Groucho, Zeppo y el otro (Chico) que hacía de galán o de malo. Y una vez, Chico fue a la oficina de Groucho, que hacía de representante de todos, y le dice: "Yo quiero hacer de cómico, estoy cansado de hacer de galán". Y Groucho le dice: "Tenés el peor defecto para hacer reír: sos lindo".

-¿Dificulta hacer humor en los tiempos que corren, con el advenimiento de algunos ismos, con una sensibilidad exacerbada y el imperio de la corrección política?

-Yo resumo a todos esos ismo en rompehuevismo. No es que molesten; marcan demasiado la cancha. Y cuántas más condiciones ponés, cuanto menos fair play hay, hay menos libertad. En el caso del humor, que es una exposición artística, no podés estar con cortapisas. Ustedes los periodistas están signados por determinados códigos éticos: "con esto no nos metemos, hasta acá vamos porque si no puede ser una injuria o me puedo comer un juicio". Me parece que con las manifestaciones artísticas es muy difícil poner un freno, poner cortapisas, por el hecho de que es coartar la libertad. Como el humor que yo hago es bastante blanco y sui generis, vos no podés decir que cuando hago humor familiar le pego sólo a la suegra o a la esposa, o cuando hago humor político le pego solo a los que no son de mi ideología... Yo reparto por igual, porque considero que uno tiene que ser profesional en eso. A mí me contrata gente de todas las orientaciones políticas, y de todas las orientaciones sexuales. He casado a matrimonios gays, he hecho fiestas para gente de 80 años y súper conservadores, he hecho fiestas para gente del Opus Dei o de la congregación judío-ortodoxa.

"Yo reparto por igual, porque uno tiene que ser profesional. A mí me contrata gente de todas las orientaciones políticas, y todas las orientaciones sexuales. He casado a matrimonios gays, he hecho fiestas para gente de 80 años, del Opus Dei o de la congregación judío-ortodoxa"

-¿Has tenido que corregir o revisar tu humor, para no herir susceptibilidades?

-Yo trato siempre de informarme del contexto en el cual voy a actuar. Si un caso de homosexualidad e una hija o un hijo generó una ruptura familiar y voy al cumpleaños del padre, no voy a hacer chistes de gays. Yo pregunto primero si hay un tema tabú que no se pueda tocar, para no hacerlos pasar un mal momento a ellos y no pasar un mal momento yo. Porque muchas veces no te contratan con la plata que le sobra, sino que te contratan con la plata que les falta. Y vos sos la novedad, el show en un cumpleaños o una barbacoa y entre todos pusieron para pagarle al que hace las pizzas y entre todos pusieron para pagarte a vos, y te das cuenta porque cuando te pagan hay billetes de 50 y de 100. Entonces, a esa gente tenés que rendirle el doble todavía.

-"Estoy en contra de que se censure a los artistas", le dijiste proféticamente a Galería hace algunos meses. ¿Qué opinás de la sanción del MSP a los actores que simularan estar fumando, en escena? El ministerio ya dio marcha atrás, pero había anunciado esa medida...

-Por suerte se revirtió esa resolución. Además de infeliz y desacertada, demostraba una ignorancia muy grande con respecto al arte. La cultura son cosas que hace el ser humano fuera de su neta inteligencia o fuera de su instinto, porque la cultura es la manifestación de un tiempo, de un estrato social, de una situación económica. Si comprendés eso, sabés que no podés hacer esa reglamentación. Porque hoy se lo prohibís a los actores, que ni siquiera pueden sacar en escena un papelito simulando un cigarro. Porque vamos a eso... No es "No fumen en escena". Si el autor creó un personaje en un cabaret como Liza Minelli, El Padrino, o el personaje del Pingüino, que fumaba con una boquilla, es porque lo necesita...

Además, siempre jodemos a los uruguayos, porque siempre las prohibiciones son para nosotros. ¿A vos te parece que si viene una compañía de teatro española, que venga a un festival de teatro acá en Montevideo, va a sacar del guión la parte en la que un personaje fuma? Y otra cosa: no sólo en el teatro se fuma. Hay personajes del ballet del Sodre que fuman, hay cuadros donde ves gente fumando. Los cuadros de la belle époque francesa, están todos en los jardines parisinos con un pucho en la boca. Ya me están controlando si uso o no uso sale en los restoranes, si como o no mayonesa, si fumo a 200 metros de un liceo... Ya cuando te excedés, me hace acordar a una frase de José Stalin que decía: "Cómo me gustaría, a todos mis conciudadanos, auxiliarlos en todas sus tareas, así por lo menos hasta les evitaría pensar". Lo hacía de paternalista... Le decían "papá Stalin".

-El accidente de tránsito que protagonizaste, alcoholizado, ¿fue un antes y un después en tu vida?

-Sí, fue. Fue para bien, y para mejor.

-¿Cómo es eso?

-Las situaciones límite, las crisis, son un gran desafío. Cuando uno tiene esos sismas, es cuando la vida te da a elegir. Te pasa un divorcio, un despido, la muerte de un pariente o te pasa este accidente siendo persona pública (porque si no hubiese sido persona pública, esto hubiera sido sólo una anécdota). Ahí te viene la piña. La cosa es que hacés después de la piña. Hay un síndrome al que llamo "el síndrome Hitler". En el año 44 hay un atentado bestial, el de la famosa Operación Valkiria, cuando meten la bomba al lado de Hitler, un tipo la corre y la pone atrás de la pata de una mesa, y esa pata de la mesa absorbe la onda expansiva, Hitler sale despedido, pero no se hace nada, ni un rasguño. Apenas le sangra un solo tímpano. Esa tarde Hitler recibe a Mussolini: lo recibe con una mano en cabestrillo, pero nada más, y le dice a Mussolini: "Este fue un mensaje de la Providencia, tengo que concretar mi misión con Alemania. Soy inmortal". Entonces, decía: te puede venir el síndrome Hitler o pensar: "Esta es una segunda oportunidad", pero para aprender, para ver mis fallas.

-¿Qué aprendiste de ese accidente?

-Primero, no chupes y manejes. Fundamental. Y después, que al ser persona pública, no sólo te tenés que cuidar vos, atrás tuyo hay una familia: están tus hijos, tu esposa, gracias a Dios todavía tengo a mi madre y mi padre, mis amigos, la gente que me quiere y estuvo al lado mío cuando pasó eso, pero no para justificarme y defenderme, sino para decirme: "Mirá que la cagaste mal. Te estoy dando apoyo moral para que salgas del pozo, pero apenas salgas del pozo, te voy a dar una patada en el culo". Si un camión de Conaprole cargado con 200.000 litros de leche entra al Latu, arrasa con todo pero no mata a nadie, es espectacular, pero no es mortal. Lo mío también: fue espectacular, pero no fue mortal, gracias a Dios. Yo no lastimé a nadie. La única persona herida fue porque vio que se venía el auto encima, y cuando se dio vuelta se dio contra un árbol. Lo conozco, se llama Diego.

-En agosto de 2016 dijiste en el programa En buenas manos, que conducían Yisela Moreira y Alida Fernández en Oldies FM, que habías pensado en el suicidio...

-Sí. Cuando vos tenés un estrés postraumático, jodido, para vos -algo que quizás no le afecta tanto a otro, pero a mí sí-... yo, como persona pública, vi que tenía que cuidar de todos los que estaban alrededor y para mí eso fue muy grave, las primeras horas. Te lo cuento rápido: fue el accidente, choqué, bajé mareado porque los airbags del Mercedes Benz me shockearon, me pegó un airbag del costado y uno de frente me partió los cristales de los lentes, y salí abombado del auto... Y aclaro que era un Mercedes, porque si hubiera sido un Fiat Uno no contaba el cuento. Yo perdí el control del rodado cuando veo que me voy a dar contra una ambulancia, cordoneo mal, rompo el eje, y el auto se va solo... y lo único libre era el kiosco, que estaba vacío, sin gente.

Bajé del auto, mareado y apenas bajé -justo estaba la Policía porque había habido un accidente-, me hacen el control de alcoholemia, y ya estaba la ambulancia ahí. Esa misma ambulancia llama a otra ambulancia, que viene enseguida, me meten en la ambulancia y me llevan. Yo me fui de ahí sin saber si había matado a alguien, si había herido fatalmente a alguien o si solo había ocasionado bajas materiales. Llamé a un amigo mío que trabaja en la Policía y le conté. Le dije: "Por favor, decime lo antes posible si maté a alguien o si dejé a alguien impedido de por vida". Ahí llamé a una escribana amiga y le dije: "Fulana, en caso de que yo te diga: 'vení', venite para casa con todo, porque yo voy a testar a favor de la familia a la persona que yo maté o dejé impedida, porque yo me voy a quitar la vida". Eso fue un domingo a la mañana, cuando todavía no habían sacado los restos del auto del lugar, en Avenida Italia.

"Llamé a una escribana amiga y le dije: 'En caso de que yo te diga: 'vení', venite para casa con todo, porque yo voy a testar a favor de la familia a la persona que maté o dejé impedida, porque yo me voy a quitar la vida". Fue un domingo a la mañana, cuando todavía no habían sacado los restos del auto del lugar"

-Si te interpreto bien, la decisión que habías tomado era producto de la culpa...

-Sí, por haber matado a alguien o dejarlo en silla de ruedas, y yo quedar vivo, y hoy o mañana quedar preso dos años por homicidio culposo y al salir tener que cruzarme en la calle con los hijos de la persona fallecida, o peor: con la madre o el padre de un hijo al cual maté... No lo iba a soportar.

-Sos colorado, últimamente has grabado spots con el expresidente y precandidato Julio María Sanguinetti. ¿No te juega en contra haber expresado a quién votas, máxime en un partido que hoy es minoritario?

-No juega en contra, porque la gran mayoría del público que tengo sabe que cuando subo al escenario intento ser lo más profesional posible. El humor que hago es blanco, es humor político pero no político partidario. No soy un artista militante arriba del escenario. Nunca haría chistes sobre un solo partido político o pegándole a un solo candidato, como tampoco lo hago con ninguna religión, con ninguna orientación sexual. De vez en cuando salta alguno en redes, pero son más bien anónimos y son uno en mil. Cara a cara nunca, para nada.

-¿Te llamó la atención el impulso que le dio Sanguinetti, con 83 años, a la interna del partido?

-Sí, me sorprendió. Primero porque él me había dicho hace un año que no se iba a tirar. Él mismo pensaba que no iba a ser candidato, hasta que lo "patotearon" entre varios, él vio que no había una renovación activa en el partido, y se largó. Sí la tiene el FA, por ejemplo: Andrade es un destacado sindicalista, Cosse se ha destacado al frente de Antel más que nada, Daniel Martínez como intendente de Montevideo, y Mario Bergara al frente del Banco Central. En ellos tenés cómo mostrar cosas que han hecho. El Partido Colorado no tuvo esa oportunidad, porque ya hace 15 años que no es gobierno, pero creo que ya pagó sus culpas, ya pagó la soberbia de muchos dirigentes, pagó las pifias y pagó las medidas crudas que hubo que tomar para salir de la crisis. Sanguinetti aporta la experiencia: un tipo que fue edil, diputado, senador, ministro, dos veces presidente, te podrás imaginar que con el bagaje intelectual y la experiencia política que tiene, ya con solo escucharlo y qué te indique qué piensa él sobre un tema, decís "este tipo sabe". Es un peso pesado, máxime con los candidatos que hay hoy, que no tienen su experiencia.

-Has dicho que el 90% de la gente que invitás a tu casa es frentista... ¿Qué recetás aplicás para escaparle a la lógica binaria de foca o facho?

-No lo tengo como una filosofía de vida estigmatizar a la gente y encajonarla. Es cierto que es difícil escapar de esa lógica... Es bravo eso de "foca", "facho", "plancha", "pichi", así empieza el odio hacia el otro, porque lo cosificás. Y al cosificar a un ser humano lo estás privando de derechos. Te da a tí la potestad de destratarlo: "el marica", "el facho", "el facho", "el negro", estigmatizás, y al esigmatizar, cosificás. Lo hicieron los alemanes con los judíos, ¿no? Los trataban de ser subhumanos. Entonces, como la gente no lo analizaba, desenfundaban el revólver y tiraban. Así empezaron los más grandes genocidios de la humanidad.

"Es bravo eso de 'foca', 'facho', 'plancha', 'pichi', así empieza el odio hacia el otro, porque lo cosificás. Y al cosificar a un ser humano lo estás privando de derechos. Al esigmatizar, cosificás. Lo hicieron los alemanes con los judíos, ¿no? Los trataban de ser subhumanos"

-¿Cuál ha sido el gran error del Frente Amplio en el gobierno?

-Te voy a señalar un debe: la reforma educativa. En estos 15 años no hubo una reforma educativa como la que hizo, en el acierto o el error, el Dr. Sanguinetti en su segunda presidencia, la reforma de Germán Rama del 96. Fue una reforma integral, desde los CAIF para niños de 3 y 4 años hasta que los chiquilines salían del bachillerato. Y eso no hubo. Porque si se hubiera hecho una gran reforma educativa, por más errada que estuviera, hoy se verían resultados positivos.

-¿Qué te hace reír?

-Todo aquel colega, amigo o amiga, que con su estilo intenta hacerme sacar una sonrisa. Si voy a ver a Jorge Corona o a Cucuzú, no voy con el chip de Les Luthiers. Si me gusta un espectáculo de reggaeton, no voy a pedirle eso a una orquesta de cámara. Yo trato de adecuarme a lo que el artista me quiere dar. El uruguayo está mal acostumbrado. Le pide al artista lo que a él le gusta. Es como decirle a Pinti que no diga malas palabras, o que a mí me digan que no haga comparaciones con hechos históricos...

-¿Aprendiste a estar inmunizado a las críticas en redes sociales?

-Sí, sí. Lo tomo como lo que es: una charla de boliche en un escabio universal. Como decía Umberto Eco: "Las redes sociales le han dado voz a los idiotas". Yo a veces peco de idiota, pero puedo disimularlo. Hay gente que no sabe actuar de persona normal, y muestra su mediocridad en las redes sociales. Entonces, viste cuando en el bar hay un borracho medio pesado y lo que hacés es cambiarte de mesa, bueno, eso hago: cuando veo que hay algún idiota, me aparto y sigo para adelante.

-"Nos vemos en las urnas", tu nuevo unipersonal de humor político en el teatro Notariado, tiene sentido en un año electoral. ¿Podríamos decir que es stand up?

-El stand up norteamericano, que lo hacía Robin Williams, Jerry Seinfeld, Bob Hope, Woody Allen cuando recién empezó, Mel Brooks, todos empezaron haciendo stand up para 20 y pocas personas. Eso se basaba mucho en hacer intervenir a la gente, le gente iba para que le tomaras el pelo. El uruguayo no está para eso, no le gusta. Si no te autorizan de antemano, no lo hacés. "Nos vemos en las urnas" cambia todos los días. Cuando Fernando Schmidt me lo escribió, Sartori no estaba como dicen hoy las encuestas, (Guido) Manini no se había tirado a presidente, Sanguinetti no se había lanzado oficialmente, entonces la agenda me va cambiando todos los días. "Nos vemos en las urnas" es un show político, no político partidario. Soy un humorista que en su tiempo libre milita, no soy un militante que intenta adoctrinar gente. Es un espectáculo pluripartidista, pluriclasista, republicano, libertario y muy uruguayo.

-¿Qué tan politizados estamos los uruguayos? ¿De veras crees que al uruguayo de a pie le importa saber qué le propone cada precandidato o se preocupó por las derivaciones del Caso Gavazzo, y sus confesiones?

- Tal vez varía la profundidad de los temas acorde al interés que tenga cada uno. Una reforma tributaria tal vez le interese más al economista, al contador que a mí, a mí me va a interesar cuánto más me van a cobrar. Pero Uruguay es un país muy politizado desde fines del siglo XIX y me parece muy bien, porque somos una democracia. Por eso mi espectáculo se llama "Nos vemos en las urnas", es una gran frase esa de Vázquez... Si bien la dijo enfrentándose a los colonos, pero resume el espíritu uruguayo... Ojalá el pueblo venezolano pueda decir: "Nos vemos en las urnas", o los nicaragüenses, o los cubanos. Que éstos digan: "Nos vemos en las urnas", pero con varios candidatos, no con uno solo y del Partido Comunista.

-¿En qué momento le das bolilla a tus hijos y no hay show ni grabación que valga?

-Cuando vuelven de la escuela, cuando llego de trabajar temprano y los fines de semana. A veces son ellos (José Aparicio y Luis Felipe, mellizos de 11 años) los que no quieren estar conmigo.

-¿Sos feliz?

-Muy. Pero no se lo digas a mucha gente, porque hay gente que te envidia hasta la sonrisa.