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Déborah Rodríguez: "La política es frivolidad pura. No les importa nada"

La noche que ganó la medalla de bronce lloró a mares. Pensó en abandonar todo y parar de correr; ahora sueña con ganar una medalla en los Juegos Olímpicos.

15.08.2019 07:35

Lectura: 24'

2019-08-15T07:35:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López


Déborah Rodríguez (26) dice que es "negra" o "afrodescendiente" de manera indistinta. No tiene dilemas filosóficos o semánticos con el tema. Sufrió bullying por tener una tez más oscura que sus compañeritos de clase, y ahora se ríe (antes lloraba) al recordar cuando le decían "negra cachumbambé". Y es una negra activista social, de algún modo, que entiende que ayuda a su colectividad siendo exitosa. En su caso: ganando medallas. Cree que así podrá visibilizar más a los suyos, y demostrarles que sí se puede.

Hace poco más de una semana ganó una presea -de bronce, arañó la plateada- en los Juegos Panamericanos de Lima, y dice que esta ubicación en el podio la legitimó, le demostró que estaba en el camino correcto. Durante unos días en Montevideo, antes de volver a Fildadelfia (Estados Unidos), esta hija y hermana de futbolistas e hija de otra atleta, asegura que son injustos los políticos que la juzgan por no obtener medallas cada dos, tres o cuatro años. Toda una preparación deportiva durante cuatro años -pongamos- para que en un santiamén toque la gloria o la pierda contra una jamaiquina o estadounidense que cuenta con todos los recursos y el apoyo estatal. O que un simple Boston River-Peñarol le robe la tapa de los suplementos deportivos cuando ella está compitiendo en un Mundial de Altetismo.

Déborah, la atleta a la que vimos crecer, la que ahora se pinta los ojos y los labios para correr (y corre desde los 4 años), fue a terapia para tratar las furibundas críticas y las suspicacias malintencionadas. Pensó en abandonarlo todo y tirar la toalla. Ahora, entrenando con los mejores y lejos de su país, asegura que está en el carril correcto de las decisiones a tomar. Y duda si el camino es la recompensa, porque sabe que se la juzgará si no obtiene medallas, que después acá quedarán detrás de las páginas de un partido en una pésima cancha de Florida.

-De chica, ¿qué querías ser cuando seas grande?

-Me hubiese gustado ser abogada. Siempre, desde chiquita. De hecho, empecé mi carrera de Derecho, hice unas materias de primer año y dejé por mi carrera deportiva. Es una carrera tediosa, donde uno tiene que estudiar mucho, pero hasta el día de hoy me apasiona.

-Pero corrés desde los 4 años...

-Corro desde los 4 años. Toda mi vida corriendo.

-¿En edad escolar ya notaste que tenías un don en la velocidad y la resistencia? Me imagino que ganabas todas las carreras en los recreos...

-Sí, me pasaba algo de eso. Cuando era chica era la más rápida de la escuela y competía con los varones, pero cuando iba a la pista de atletismo, no era de las mejores. Y no era de las que ganaba, tampoco. Pero siempre tuve una pasión por el atletismo inexplicable. Cuando entraba a una pista, era como que estaba en mi casa. Me encantaba ir a la pista, me encantaba competir y es un poco la pasión que me metieron mi papá y mi mamá. Mi papá (Elio) fue jugador de fútbol en su momento, hoy es director técnico, el mayor también es DT (Martín), mi hermano mellizo también juega al fútbol (Ángel) y mi mamá era atleta también. En mi casa siempre se hizo deporte.

-¿Pero en qué momento te diste cuenta que ibas a dedicarte al atletismo, como un medio de vida?

-Siendo adolescente. Yo estudiaba en Montevideo y cuando en 2008 con 13 años tuve la posibilidad de viajar al Mundial en República Checa fue cuando Andrés Barrios, mi exentrenador -que también entrena a Andrés Silva- me dio la posibilidad de ir a entrenar al Campus de Maldonado con ellos. Eso fue a los 14 años. Ahí tuve la posibilidad de irme a capacitarme y entrenarme con ellos, y fue ahí donde se definió todo. Mi mamá me preguntaba si yo estaba segura de que quería dedicarme a eso, y yo siempre fui muy aventurera... Me considero hasta el día de hoy una aventurera, siempre me gustó asumir riesgos. Siempre que asumo un riesgo lo hago con seguridad, con la certeza de que será la decisión correcta.

Cuando tuve la chance de irme a Maldonado, a los 14, y gané mi primera medalla sudamericana,, fue cuando me di cuenta que podía llegar a dedicarme por entero a eso. Andrés Barrios no solo asumió un rol de entrenador, sino que fue paternalista, educándome. Fijate que me fui con 14 años y él me acompañó en todo ese proceso deportivo, pero seguía siendo una niña, y él me dijo: "Déborah, tenés las posibilidades de hacer cosas grandes, de poder ir a más". Ahí fue el momento crucial de mi carrera: cuando me radiqué con 14 años y empecé a estudiar y entrenar ahí en el Campus de Maldonado.

-¿Has sufrido en carne propia el racismo en Uruguay?

-Sí, yo viví varios casos de racismo. Lo viví de chica y en la adolescencia. Y viste que los niños son crueles, el famoso bullying... Me acuerdo ser niña o adolescente, y volver de la escuela o el liceo llorando a mi casa porque me decían "negra cachumbambé". Hoy me río, pero en aquel momento lloraba. O "negra de mierda"... Me pasó estando en el liceo 14, en 8 de Octubre y Propios. Cuando yo empecé a correr, más allá del racismo, era aquello de "¿para qué corrés, si vos no vas a llegar?". Pero creo que me pasaron cosas por ser negra y por ser mujer también. Aquello de: "a ésta le va bien porque seguro se acostó con alguien" o "anda con alguien con plata". Esas cosas son dolorosas.

"Creo que me pasaron cosas por ser negra y por ser mujer también. Aquello de: 'a ésta le va bien porque seguro se acostó con alguien' o 'anda con alguien con plata'. Esas cosas son dolorosas. Uno lo ve en los comentarios en redes. Hay un racismo, que es solapado, no evidente"

Y después de conocida también. Uno lo ve en los comentarios en redes sociales. Te das cuenta que hay un racismo, que es solapado, no es evidente.

-¿Y en otros países lo viviste?

-Sí, me ha pasado. Me pasó en Estados Unidos, por más que digan que es un país multicultural y multiétnico, se vive mucho racismo. Allá están los blancos por un lado, los afrodescendientes por otro, mucho no se mezclan. Me pasó con mis compañeras, que en su gran mayoría son afrodescendientes, y me dicen que no entienden cómo tuve un novio de tez blanca... Se preguntan cómo puede pasar, porque ellos entienden que si sos afrodescendiente, tenés que estar con una persona de tu mismo color de piel. Con Estados Unidos se vive con mayor intensidad, y en Europa también me ha pasado. Acá estamos un poco mejor, en eso.

Yo digo que la única forma que tenemos de combatir el racismo es siendo exitoso. Me tengo que ocupar de tener resultados y demostrar el trabajo que yo hago. Vivimos en un país donde no hay muchos afrodescendientes exitosos.

-Perdón... ¿por qué por ser negra tenés que ser exitosa?

-Es una cuestión de adaptación, la gente se va a adaptar o acostumbrar a ver personas afro exitosas, que les va bien. Me pasó una vez estando en Punta del Este, ir a un evento y que dijeran: "¿Esta negra qué hace acá?". Y yo me lo podría haber tomado como algo personal, pero no. La gente no está acostumbrada a ver personas negras en otros ámbitos, ¿entendés? Entonces, yo digo que el hecho de tener éxito es demostrar que sí se puede. Nosotros lo vivimos como historia: venimos de una historia de esclavitud, y en muchos aspectos de la vida, eso te condiciona. Lo que digo es demostrarle a otros afrodescendientes: de que se puede salir, que no se genere una cuestión de que somos víctimas. Sí se puede, sí podemos. Lo que hago lo hago con amor, pero también es una responsabilidad: demostrarle a otros negros que sí se puede. Sí se puede ser mujer, afrodescendiente, y salir adelante.

-Tras tu participación en los Juegos de Rio 2016 recibiste muchas críticas. Habías querido clasificarte a 400 metros con vallas, pero no pudiste. Sí competiste en 800 metros, pero no pudiste superar la serie ni tu mejor marca. ¿Crees que fuiste criticada por ser mujer y de piel negra?

-Yo en ese momento cometí un gran error, de decir palabras desafortunadas que me llevaron a exponerme de la manera en que fui expuesta. Yo puedo decir que me equivoqué, y lo admití. Yo estaba muy enojada cuando hablé. Es el tema de la frustración de un deportista que se preparó durante cuatro años para una competencia y en dos minutos tenés que demostrar todo el trabajo que hiciste durante cuatro años, y no se te da... Esa es la percepción que tiene el deportista, y por eso me sentí enojada.

-Precisamente, hiciste declaraciones polémicas, en caliente, enseguida de haber perdido. Dijiste: "Yo me tengo que buscar la vida, no puedo decir que no estudio porque sino el día de mañana no soy nadie. Y después hay gente que me pide una medalla... Le dedico ocho horas al entrenamiento, mis horarios al estudio y al trabajo. (...) Si me dedicara solo a correr obtendría el doble de los resultados que tengo, pero no puedo porque me tengo que asegurar el futuro. Por eso no somos profesionales, porque no tenemos la oportunidad de hacerlo". ¿Seguís pensando igual?

-Yo sigo sosteniendo muchas de las cosas que dije, pero la manera no fue la correcta. Estaba enojada, no era el momento de decir eso. Estaba frustrada. La forma, el momento y la oportunidad no fueron los correctos. Pero el contenido sí... Es una realidad que todo el mundo sabe: vivimos en un país futbolero, a veces es difícil que nos entiendan cuando el futbolista vive una situación muy distinta a la que vive un deportista individual, y nosotros en cierta forma tenemos que demostrar todo el tiempo con resultados para poder mantener el apoyo. El día de mañana no tenés un buen resultado, saliste a buscar sponsors, y ahí se perdió todo, y se te cae todo lo que conseguiste. Y es: "woow, ¿qué hago ahora?"

Si vos sos jugador de fútbol y tuviste una carrera media, digamos, podés decir que ganaste bien y quizás invertiste bien y pudiste generar algo para tu futuro. Yo, por ejemplo, hoy me encuentro en Filadelfia, Estados Unidos, y todo lo que gano lo invierto en mi carrera deportiva, que es lo que recibo de la Secretaría de Deportes, la Fundación Celeste, del Comité Olímpico Uruguayo, de Nike y Herbalife. Todo eso lo invierto en mi carrera, para poder ganar medallas, pero no logro ahorrar para mi futuro, no obtengo ganancias para mi vida el día de mañana. Esto es algo que vive el deportista uruguayo todo el tiempo. Vos decís: "Ok, tengo que invertir en mi carrera, pero ¿qué voy a hacer después, cuando me retire?" Todo el tiempo lo pensás. Hoy ser deportista en Uruguay no te garantiza que tengas un futuro asegurado.

-¿Qué tendría que pasar para que los deportistas que no se dedican al fútbol puedan ser profesionales y defender al país en mejores condiciones?

-Habría que generar una política deportiva para que haya conciencia a nivel social de lo que es el deporte. Y que el deporte individual sea más reconocido, que la gente tenga otra visión de lo que es el deporte individual. Es importante el trabajo que hacen los medios para difundir el trabajo que hace el deportista individual. Nosotros tenemos claro que si hay un partido de fútbol un fin de semana cualquiera, y justo tenés que correr en un Mundial de Atletismo o un Sudamericano, la tapa del suplemento deportivo va a ser el partido de fútbol. Por eso es importante el rol del medio y el periodista: difundir nuestro trabajo, para que la gente se entere y tenga mayor aceptación a nivel social, y genere una mejor imagen para las compañías o marcas también.

-Hubo políticos que cuestionaron el apoyo que recibías del Estado, en aquel momento. ¿Cuánto te afectaron esas críticas? ¿Tuviste necesidad de ir a terapia?

-Sí, claro. Tuve que ir a terapia. Puedo decir que estuve depresiva, pasé por dos momentos muy duros. Un quiebre fue en 2016, cuando yo me di cuenta de mi error, me di cuenta que necesitaba crecer y mejorar mi rendimiento deportivo, y por eso decidí irme a Estados Unidos. Y el momento en que ciertos políticos cuestionaron el rol que yo cumplía dentro del Ministerio del Interior, y me cuestionaron como persona y como deportista. Eso me dejó en una situación de angustia total. Y por eso para mí fue tan importante esta medalla panamericana, porque después de los momentos tristes o angustiantes, uno necesita una cuota de confianza como para saber que va por el camino correcto.

-¿Por qué decidiste irte a entrenar y vivir a Estados Unidos en octubre de 2017?

-Decidí irme cuando corrí en los Juegos Olímpicos en 2016 y no me fue como esperaba. Esa es la verdad. Estaba preparada para hacer algo mejor y no lo pude hacer. Y me di cuenta que realmente era el momento de dar un próximo paso: irme a entrenar con los mejores del mundo para poder progresar.

-Una vez allá, hubo mudanzas, cambios en la estrategia deportiva, de entrenadores...

-Es verdad. Cuando surgió la clasificación a Rio 2016, yo clasifiqué en los 800 metros, una disciplina que yo venía corriendo hacía muy poquito tiempo, y clasifiqué de casualidad, porque en realidad estaba enfocada en los 400 metros con vallas. Cuando busqué la clasificación en los 400 metros con vallas y no la conseguí, competí en los 800 metros, fui a los Juegos Olímpicos con muy poca experiencia en la disciplina porque en realidad me había probado para los 400 metros con vallas, ahí me dijeron que yo tenía buen futuro en los 800 metros, por lo que yo venía corriendo y el progreso que había hecho en tan poco tiempo.

"Tuve que ir a terapia. Puedo decir que estuve depresiva, pasé por dos momentos muy duros. Un quiebre fue en 2016, cuando me di cuenta de mi error, me di cuenta que necesitaba crecer y mejorar mi rendimiento deportivo, y decidí irme a Estados Unidos"

En el 2017 me lesioné, tuve una tendinitis en el isquiotibial que no me dejó competir ni entrenar. Llegué al Sudamericano lesionada y obtuve la medalla de bronce en los 800 metros. Y después clasifiqué al Mundial en Londres de 2017 en 400 metros con vallas, corrí y no me como esperaba. En ese momento, yo ya venía cansada y frustrada, decidí irme a Estados Unidos. Conseguí un entrenador y éste me preguntó: "¿Qué prueba querés hacer? ¿Los 800 o los 400 metros con vallas?". Yo le dije: "Con el progreso que estoy haciendo y si vamos a hacer un cambio, vamos a hacerlo bien. Empecemos de cero en una nueva disciplina". Él me dijo: "Perfecto. Yo creo que podés tener una muy buena progresión en esta prueba".

En 2018 clasifiqué a los Juegos Odesur, gané la medalla de oro, y la medalla de plata en el Iberoamericano de mayores. Ahí estaba entrenando en la academia en Sarasota, Florida, y me mudé a Filadelfia a entrenar con mi entrenador, Derrick Thompson, quien entrena a las mejores del mundo... Él me invitó a entrenar con él a Filadelfia y yo dije: "Esta es la oportunidad de mi vida. Esto es lo que siempre soñé". Hoy la progresión viene siendo buena, ahora coronada con la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos en una prueba donde me falta mucha experiencia. Sé que con unos meses más de competencia, pude haber ganado la medalla de plata, pero igualmente estoy súper feliz.

-En diciembre del año pasado volviste a referirte a las críticas del senador colorado Pedro Bordaberry, quien cuestionó tu participación en el programa Pelota al Medio a la Esperanza del Ministerio del Interior. Bordaberry dijo que te admiraba como deportista, pero también dijo que había "amiguismos": "Es adscripta del señor ministro (Bonomi), está contratada y le pagan por mes, ¡pero vive en Miami!. Cuéntenme cómo lo hace, qué hace", le preguntó a Bonomi en una interpelación. ¿Podrías explicar cuál fue tu vínculo contractual con el Ministerio del Interior?

-Yo empecé a ser parte de este programa en 2015, antes de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, donde el Ministerio del Interior me ofreció ser parte del programa Pelota al Medio a la Esperanza. Mi rol era participar de actividades deportivas en barrios de contexto crítico, nos metíamos a barrios problemáticos y trabajábamos con los jóvenes, que tenían problemas de adicción o de educación. Y ahí hacíamos actividades deportivas, o de mini-atletismo, charlas motivacionales, íbamos a las escuelas, a los liceos, me daban un cronograma con actividades por semana, y yo cumplía. También íbamos al interior.

"El entrenador Derrick Thompson me invitó a entrenar con él a Filadelfia y yo dije: 'Esta es la oportunidad de mi vida. Esto es lo que siempre soñé'".

Hechos los descuentos, yo cobraba 21.200 pesos por mes... Cuando decidí irme a los Estados Unidos, ahí hablé con mis auspiciantes y con el Ministerio del Interior. Ahí ellos me dijeron: "Nosotros queremos que vos sigas siendo parte del programa, porque la recepción que tenemos de tus actividades es espectacular. Cuando vos vengas al país, si podés venir a hacer actividades, se te pagará; si no venís a hacer actividades, no se te va a pagar". Yo estuve así, cuatro meses, viniendo con frecuencia, y cuando venía, hacía las actividades. Estaba en un campo de entrenamiento en Arizona, en la altura, y me enteré de estos cuestionamientos. Para mí fue súper dolorosos, porque se cuestionaba si corría o no corría, si había ganado medallas o no... y fue fuerte, porque uno se sacrifica y se esfuerza un montón para que después digan que no hacés nada, porque no ganaste Y está lo otro, que sentí que me juzgaron como persona, como que hubiera robado.

-Dijiste, en esa oportunidad, que la opinión de Bordaberry fue "lamentable" y que fuiste víctima de un "juego político" que él inventó.

-Obviamente que sí. Me utilizaron a mí como un juego político. Él empezó su discurso diciendo que me admiraba y que sabía el esfuerzo que hacíamos los deportistas para salir adelante. Si él sabe los esfuerzos que hace un deportista individual, ¿por qué lo hizo? Dijo que yo estaba de vacaciones en Miami. Eso fue lo más doloroso. Sabiendo que yo estaba entrenando en Sarasota para los objetivos que me había marcado este año, y no estaba de vacaciones. No es un juego. Y para mí, fue súper triste.

-¿Te han ido a buscar otros políticos para sumarte a sus filas?

-No voy a dar nombres, pero sí. Me fueron a buscar otros políticos. Fue la atracción política y mucha gente quiso sumarse a esta situación.

-¿Quedaste asqueada de la política?

-Después de lo que me pasó con Bordaberry, sí... Claro que sí. Te das cuenta que la política es frivolidad pura. No les importa nada... Considero que Bordaberry es una persona súper frívola, no le importa nada. Ahora menos que nunca tengo interés en la política, y ahora que se acercan las elecciones, menos que nunca.

-¿Pensaste en abandonar todo?

-Sí. Pensé en dejarlo todo, pensé en no correr más. Estuve muy mal.

-¿Y qué te convenció de no abandonar y continuar peleándola?

-La posibilidad de tener un buen equipo, que me dieran a entender que realmente podía hacer lo que quería hacer. Yo creo mucho en Dios y creo que todo pasa por algo, y esta situación pienso que fue una prueba que la vida me puso para ver qué tan fuerte era. Y hoy que me gané la medalla te puedo decir que después de la tormenta, siempre sale el sol. Y después de todo lo que pasé en Rio 2016, lo que pasé de Bordaberry, era como: "Necesito (ganar) una medalla", y buscaba una en los Panamericanos porque había ganado el título en Toronto.

-¿Qué significó para vos ganar la semana pasada la medalla de bronce en los 800 metros en los Juegos Panamericanos de Lima?

- Lo pude lograr, y ahí se me cayeron mil kilos de la mochila... porque yo sabía que acá había mucha expectativa por la medalla. Entonces fue como: "Logré el objetivo, lo hice por mí, pero también por todas las personas que confiaron en mí". Esta medalla cambia mucho la perspectiva que yo tenía, sobre todo a nivel deportivo porque me da mucha confianza, seguridad. Entrenar con un equipo de nivel internacional me da la posibilidad de abrir mi cabeza, poder estar entre las mejores del mundo y la verdad que esta medalla significa mucho para mí, pero también para un montón de gente que me rodea, como mi entrenador. Me dijo: "Te ganaste mis respetos, por la carrera que hiciste".

"Se cuestionaba si corría o no corría, si había ganado medallas o no... y fue fuerte, porque uno se sacrifica y se esfuerza un montón para que después digan que no hacés nada, porque no ganaste. Bordaberry dijo que yo estaba de vacaciones en Miami. Eso fue doloroso"

Cuando uno toma decisiones en la vida, no todo el mundo va a creer en la decisión que tomaste, hasta que obtenés resultados. Cuando yo tomé la decisión de irme a Estados Unidos a entrenar con este equipo, y acá me decían que era una locura. Hasta que gané la medalla y ahora me dicen: "Déborah, estabas en lo cierto".

-Arañaste la medalla de plata... la perdiste apenas por centímetros con la cubana Rose Almanza. ¿Qué hubiera cambiado si hubieras ganado la de plata?

-Nada. No hubiese cambiado nada. El color de la medalla nomás. Yo sabía que esta competencia no iba a ser fácil. La cubana, la jamaiquina y la canadiense estaban escapadas, yo estaba séptima en el ránking de los Panamericanos, no tenía ninguna chance de medalla. Y pude conseguir la medalla de bronce. Estamos hablando de potencias en el atletismo como Jamaica, Cuba, Estados Unidos y Canadá, que son las mejores del mundo; así y todo se mezcló la uruguaya. Las gringas me preguntan: "¿Dónde queda Uruguay?". Para mí, si hubiese sido la de oro o la de plata, era lo mismo.

-¿Fue una revancha personal o algo parecido?

-Claro que sí. Fue todo un desafío, pero más que deportivo, fue un desafío mental. La vida me puso a prueba para ver qué tan fuerte soy.

-Según una crónica de El Observador, la noche que ganaste la medalla te costó dormir, jugaste a las cartas, consolaste a los futbolistas que habían perdido contra Argentina y lloraste mucho. ¿Fue un desahogo?

-Uff... Fue un desahogo tremendo, porque estaba con una angustia tremenda. Le decía a mi terapeuta, Carlos Cejas, que fue difícil en ese momento disfrutarlo, porque estaba pensando en tantas cosas: en una semifinal que no había corrido bien, en una estrategia de cómo correr bien en la final, en la presión interna que yo tenía conmigo misma de querer vivir este momento. Fue un momento muy emotivo, porque hacía meses que no veía mi familia. Yo no quería dejar mi país, pero lo hice porque tenía que hacerlo para crecer en el atletismo.

-En Uruguay, país futbolero si los hay, ¿se menosprecia a los deportistas de deportes menores?

-"Menosprecio", qué palabra usaste... Sí... Lo que falta, como te decía, son los resultados que consigan los deportista, como también el rol que juegan los medios de comunicación. Para mí un récord nacional es súper importante, una medalla de bronce es súper importante, una de plata, una de oro, una participación en los Juegos Olímpicos. Estamos hablando de que estamos compitiendo contra los mejores del mundo. Si después tenemos un medio que dice: "Hizo el récord nacional, pero salió última" y ve la parte vacía pero no la parte llena... Si pudiéramos cambiar eso y pudiéramos mostrar una perspectiva diferente de lo que está haciendo el deporte uruguayo por nuestro país, porque... estamos compitiendo por Uruguay. Fuimos 168 deportistas y todos dejaron todo. Nadie más que uno quiere tener el mejor resultado. Entonces, los deportistas necesitamos traer un resultado, pero también necesitamos que los comunicadores sepan transmitirle a la gente la información de la mejor manera posible para que haya buena receptividad en la sociedad.

-Si tuvieras que enumerar los esfuerzos invisibles que hace un deportista uruguayo amateur, ¿cuáles serían?

-Dejar la familia, dejar el país... Creo que ningún deportista quiere irse del país. Siempre estamos necesitando un rato de vacaciones para poder venirnos un rato a nuestro país. Los llantos, la angustia, los sacrificios que uno tiene que hacer (familiares, sociales), la soledad... Mucha soledad, mucha soledad.

"Siempre estamos necesitando un rato de vacaciones para poder venirnos a nuestro país. Los llantos, la angustia, los sacrificios que uno tiene que hacer (familiares, sociales), la soledad... Mucha soledad, mucha soledad"

Me pasa que la gente dice: "¡Ah, pero vivís en Filadelfia, Estados Unidos!". Yo vivo allá, pero mi vida es de la casa a la pista y de la pista a la casa, y no tengo vida. El tema de todo el tiempo que queremos demostrarle a la gente todo lo que hacemos, y es doloroso que no se pueda ver el esfuerzo que hace el deportista por conseguir los objetivos.

-¿Qué desafíos tenés por delante? ¿El Mundial de Atletismo y los Juegos Olímpicos Tokio 2020?

-Clasifiqué al Mundial de la disciplina en Doha, con mi entrenador ya pensamos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020... Yo no suelo hablar de los resultados antes de tiempo. Me han preguntado, antes de los Panamericanos: "¿Vamos por la medalla?" Y yo les decía: "No sé". Porque todas se preparan igual de bien que lo que yo me preparo, y todo puede pasar. Pero mi sueño y uno de mis objetivos para el año que viene es poder estar en una final olímpica, y poder pelear un buen resultado en los Juegos Olímpicos. Ese es mi gran suelo. Es loco, pero también era loco ganar una medalla en los Juegos Panamericanos y lo hice.

-¿Seguís estudiando Comunicación? ¿Te interesa ser periodista en un futuro?

-Es difícil la distancia... Empecé acá a estudiar en la Universidad de Montevideo, estaba haciendo materias de primero y segundo, y dejé interrumpidos los estudios cuando me fui a Estados Unidos. Allá es muy cara la universidad. Estoy proyectándome hacer una carrera online y poder retomar las materias de comunicación allá, en una universidad estadounidense.

-¿Vas a venir a votar en las elecciones nacionales de octubre y noviembre?

-Claro que sí, voy a venir. Por supuesto que sí. Y tengo decidido el voto.

-¿A quién vas a votar?

-El voto es secreto, jaja.

-¿Qué es lo que más has extrañado viviendo en Estados Unidos, lejos de tus afectos?

-Extraño mi familia, mis sobrinos, mis amigos, mi casa, extraño Maldonado, la tranquilidad, extraño los mates, la playa. Allá consigo yerba, pero se hace difícil porque en Filadelfia no hay una comunidad latina muy grande. Uno valora más el país cuando estás afuera. ¡Extraño pila Maldonado! Amo vivir en la naturaleza y la tranquilidad. Extraño el cariño de la gente.

-¿Sos feliz?

-Podría decir que sí soy feliz. En la vida, con sus vueltas y tumbos, pero yo estoy viviendo la vida que quería vivir. Quería vivir dedicada al deporte y lo estoy haciendo, quería entrenar con las mejores del mundo y lo estoy haciendo. Puedo vivir de lo que amo hacer, y eso es un privilegio muy grande.