La caída de Conexión Ganadera movió los cimientos del agro uruguayo y dejó a cientos de empresarios locales boquiabiertos al ver cómo la Justicia imputó a Pablo Carrasco y a su esposa, Ana Iewdiukow, además de a Daniela Cabral, viuda de Gustavo Basso.
Desde el comienzo, hubo un empresario que quedó en el centro de la polémica: Maximiliano Rodríguez, titular de Pasfer y socio del exjugador de fútbol Alejandro Lembo, con quien hoy se dedica a la representación de jugadores.
Quienes conocen a Rodríguez lo definen como una persona hábil para hablar y negociar, algo que su experiencia en el Frigorífico Las Moras fortaleció. Allí era director de Hacienda y se dedicaba a comerciar con productores para la compra de ganado.
Eso le dio, además, un conocimiento de los mercados que lo impulsó a fundar una empresa propia. Así nació Pasfer, una compañía dedicada a la venta de ganado en pie, que obtenía ganancias por la diferencia entre los valores de entrada y salida de los animales.
El rubro ganadero en Uruguay es pequeño y los actores —sin importar su poderío económico— se conocen entre sí. Basso era uno de esos empresarios considerados una “roca financiera”, y Rodríguez entabló con él un vínculo cuando aún trabajaba en Las Moras.
El empresario, hoy indagado por la Fiscalía de Lavado de Activos a cargo de Enrique Rodríguez, se asoció años después de crear Pasfer con Andrés Grunert y Jorge Muracciole.
Ambos declararon que Rodríguez les quedó debiendo dinero: a Grunert, US$ 550.000 que obtuvo de su padre; en el caso de Muracciole, la deuda supera el millón.
También reconocieron ante el fiscal que nunca cobraron utilidades por ser socios de Pasfer, ni vieron un estado contable, ni tuvieron acceso a las cuentas bancarias de la empresa. Tampoco podían ingresar al Dicose para saber exactamente cuánto ganado tenían en un campo de 12.000 hectáreas que arrendaban.
Rodríguez representa actualmente a más de 30 deportistas de élite bajo la compañía fundada por Lembo. Muracciole contó que, cuando visitaba el edificio donde funcionaba Pasfer, “Maximiliano siempre andaba con los contratos de los jugadores”.
Rodríguez repetía a sus socios que saldarían las deudas una vez liquidado todo el ganado. Muracciole confiaba en su palabra, entre otras razones, porque cada vez que iba al campo “las vacas estaban”.
Si hay algo que une las declaraciones de Muracciole y Grunert es que ambos transmiten una actitud de escaso interés por la operativa interna de Pasfer. De hecho, el fiscal les preguntó reiteradamente cómo nunca indagaron por qué no recibían utilidades pese a tener buena parte de las acciones.
“Confiaba en Maximiliano”, “él nos decía que íbamos a vender”, “liquidamos y pagaba todo, además de que sobraba”, respondieron ambos ante el Ministerio Público.
El hombre de confianza
La confianza entre Basso y Rodríguez creció con el correr de los años. En determinado momento, Rodríguez decidió hacer las ventas del ganado de Pasfer a través del escritorio rural de Basso.
El empresario le hacía adelantos de ventas que luego Rodríguez saldaba tras cobrar la comercialización del ganado. La solidez financiera atribuida a Basso era tal que, durante un año, le entregó a Rodríguez US$ 12 millones por ganado que aún no se había vendido.
En su declaración ante la Fiscalía, Rodríguez reconoció que luego supo que ese dinero provenía de cuentas de Conexión Ganadera. También afirmó que cada vez que Basso le transfirió fondos, lo hizo a cuentas de Pasfer y no a las personales de Rodríguez.
Muracciole, que tiene un escritorio rural en Canelones, dijo que nunca entendió por qué Rodríguez decidió operar únicamente con la empresa de Basso.
En una declaración jurada de 2024, Rodríguez aseguró que en el campo —ubicado en Cerro Largo— había unas 13.000 cabezas de ganado. Esa cifra fue contradicha por los registros del Ministerio de Ganadería y también por sus propios socios, quienes consideraron “imposible” que la estancia pudiera albergar tantos animales.
Ni Muracciole ni Grunert sabían que la empresa era tomadora de ganado de Conexión Ganadera. Rodríguez declaró que no entendía bien qué firmaba cuando rubricaba los contratos como tomador.
Aseguró que, como Basso le daba millones de dólares en adelantos, era él quien ponía “las condiciones”, y una de ellas era la firma de esos contratos.