Contenido creado por Sofia Durand
Política

Parte de la historia

De Sanguinetti a Rosencof y una colección de ofrendas: la despedida a José Mujica

Tras un cortejo por las calles de Montevideo, miles de personas se acercaron al Salón de los Pasos Perdidos para honrar al expresidente.

15.05.2025 12:00

Lectura: 5'

2025-05-15T12:00:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández y Valentina Temesio Clavijo

Algunos se toman su tiempo. A otros les basta presentarse ante el féretro por unos segundos antes de seguir hacia la puerta de salida. Están los que llevan su bandera por el asta, los que se la cuelgan en los hombros, los que la usan de capa y los que la visten cual poncho. Están los colores del Frente Amplio, del Movimiento de Participación Popular, del Espacio 609, del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Incluso un hombre elige la bandera de Aguada: roja y verde.

Este miércoles, en el Salón de los Pasos Perdidos, la bandera es, también, un símbolo polimórfico con el que se demuestra respeto a quien fue presidente de la República y un referente global. Desde las grandes puertas del Parlamento, los ciudadanos e invitados especiales —amigos, familia, jerarcas, dirigentes políticos y sindicales— acompañan el velatorio de José Mujica

“Rosas, rosas, ¡hay rosas!”, se escucha en las inmediaciones del Palacio Legislativo, mientras en una cola que solo crecerá conforme pasen las horas, ciudadanos de todas las edades esperan su turno de despedir al exmandatario. 

Velatorio de José Mujica. Foto: Armando Sartorotti / FocoUy

Velatorio de José Mujica. Foto: Armando Sartorotti / FocoUy

El presidente de la República, Yamandú Orsi, quien tuvo un largo y estrecho vínculo con Mujica, recibe a los jerarcas que se acercan a despedirse. Con el nacionalista Jorge Gandini comparte un hondo abrazo y unas palabras mientras se agarran sus hombros. Cuando llega Álvaro Delgado, su contrincante en las últimas elecciones nacionales, lo acompaña mientras saluda a los presentes. 

Palmadas en el hombro por exceso y miradas sentidas: al trasladarse a la arena política, el duelo copia sus lógicas. Bajo ese mismo criterio, y como un hombre de costumbres, el expresidente Julio María Sanguinetti encabeza la entrada de los líderes del Partido Colorado al salón. 

Detrás de él, lo siguen Pedro Bordaberry, Andrés Ojeda, Felipe Schipani, Tabaré Viera, Robert Silva, Nicolás Albertoni, Conrado Rodríguez y María Eugenia Roselló, entre otros. En la misma línea ceremonial, Sanguinetti presenta sus respetos durante un minuto frente al féretro, acompañado de Ojeda y Bordaberry. 

Por otro lado, los representantes del Partido Nacional llegan en cuotas. El primero fue el expresidente Luis Lacalle Pou, que hizo una breve pasada. “Me quedo con las cosas buenas, positivas. Ni siquiera como un ejercicio intelectual: es lo que me surge", declaró a la salida del velatorio. 

Lacalle Pou en el velatorio de José Mujica. Foto: Carlos Lebrato / FocoUy

Lacalle Pou en el velatorio de José Mujica. Foto: Carlos Lebrato / FocoUy

Por su parte, Beatriz Argimón, exvicepresidenta en el período anterior, llega vestida de negro, como de luto, y da los saludos correspondientes: a Orsi, a la senadora Blanca Rodríguez, a la subsecretaria del Ministerio del Interior, Gabriela Valverde, y a quienes están sentados frente al cajón que carga con los restos de Mujica.  

El expresidente blanco Luis Lacalle Herrera también ingresa solo. Saluda a Orsi, mira el féretro y recorre la sala. Se encuentra con la exintendenta de Montevideo, Ana Olivera, y con Luis Alberto Heber. Despide, por última vez, a su par.

Laura Alonsopérez, esposa de Orsi, tiene, por momentos, la mirada perdida. Sus ojos están tristes, como los de quien despide a una persona que fue más que una figura pública. A veces, delicada, se sienta y mira a los ciudadanos que hacen fila para dar su último adiós. Deja su silla cuando llegan caras conocidas, y su sobrino, el diputado del MPP por Maldonado, Joaquín Garlo, sigue sus pasos. 

A Alonsopérez, de perfil bajo, los invitados se acercan, la saludan, la abrazan.

Velatorio de José Mujica. Foto: Carlos Lebrato / FocoUy

Velatorio de José Mujica. Foto: Carlos Lebrato / FocoUy

En cierto momento, los abanderados de la Escuela Agraria Rincón del Cerro se posan junto a los pabellones, acompañados por Pablo Caggiani, presidente de la Administración Nacional de Educación Pública. Alonsopérez se acerca y luego la sigue Cosse.

Los ciudadanos que llegan al Palacio Legislativo traen consigo ofrendas: flores, libros, banderas frenteamplistas y la uruguaya, cartas, un retrato de Mujica. Algunos las tiran en el aire, otros las posan con delicadeza. Un hombre cuelga una remera con el rostro del astro argentino Diego Maradona, que luego se viralizará en redes sociales. Una mujer, que lleva una riñonera con un parche de Palestina, abraza un retrato del expresidente en blanco y negro.

Una vez que la pila es lo suficientemente grande, una funcionaria la retira y permite que una nueva cascada de objetos se acumule. Están quienes caminan y se tocan el corazón, como si doliera, los que emanan llantos desconsolados, los que no se contienen y los que miran en silencio la escena, que poco tiene de habitual. 

Entre las caras conocidas, también está la de Cecilia Cairo, la exministra de Vivienda que renunció después de no haber regularizado las casas de su terreno baldío durante 30 años, la de Silvia Nane, María Inés Obaldía, Carmelo Vidalín, Fernando Amado.

Velatorio de José Mujica. Foto: Armando Sartorotti / FocoUy

Velatorio de José Mujica. Foto: Armando Sartorotti / FocoUy

Con la llegada de Mauricio Rosencof, el entrañable amigo de Mujica y compañero de militancia en el MLN-T, Topolansky vuelve a sentarse frente al féretro. Usa sus lentes negros y nunca está sola. Quien sea que esté a su lado, la acompaña.

Las horas pasan y el sol cae. Llegan figuras internacionales, como Axel Kicillof, y vendrán otras: el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien decretó tres días de duelo en su país por la muerte del expresidente. Llegarán también uruguayos de otros departamentos, de otros países, extranjeros.

El Palacio Legislativo continuará recibiendo a las personas que quieren dar el último adiós y hacen filas incansables para ser parte de esa despedida.