Son las 8.20 de una mañana fresca de otoño. Llego a la puerta de la Arquidiócesis de Montevideo -o la Curia, para simplificar- y me encuentro con el fotógrafo, que también se adelanta unos minutos. La cita está pactada para las 8.30. Pulsamos el timbre en el portero eléctrico y nos sobresalta porque suena afuera con una estridencia poco común. Pasan los segundos y nada. Insistimos. Nada. ¿Será muy temprano? ¿Estaremos interrumpiendo la oración que abre el día? ¿Será que suena afuera pero no adentro?

Tras un tercer timbrazo, se escucha la llave en la puerta. Se abre y aparece la figura de un señor calvo, de edad mediana, con lentes. Por un instante me costó reconocerlo porque no lo esperaba allí, atendiendo él mismo el llamado. Es el Arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla. "¡Vinieron temprano!" dispara, como justificando la demora en abrir.

Pasamos, subimos una escalera y nos instalamos en un despacho sobrio pero amplio y muy prolijo, con una gran biblioteca con pocos espacios vacíos. Un escritorio, un juego de tres sillones de tonalidad beige, una mesita ratona y algunos cuadros con motivos religiosos completan el escenario.

Sturla, un hombre que sonríe bastante y habla con voz nasal, fuerte y clara, ceba mate y ofrece a los visitantes. En más de una ocasión arranca con una respuesta, se detiene, medita, rebobina y aclara. Es evidente que busca medir con precisión cada palabra y su impacto, seguramente porque ha debido tomar conciencia a fuerza de titulares que cada cosa que diga podrá ser usada en su contra. Y no el día del juicio final, sino ahora, aquí.

Tengo una sobrina que cursó liceo en un instituto en el que Sturla era director, hace algunos años. Siempre cuenta que le impresionaba que pudiera recordar los nombres de todos y llamarlos por él cuando les hablaba. Tal vez no fuera tan así y ella exagere un poco, alguno de los cientos que eran se le olvidaría, pero casi una hora de charla alcanzan para intuir ciertas características de este hombre que abonarían ese relato: sus respuestas perfilan a un individuo observador, meticuloso, que no deja margen al azar, aplicado en cada arista de su labor.

Los católicos dirán que esas son parte de las razones que tuvo Dios para designarlo al frente de una de sus tantas filiales en esta tierra, el 11 de febrero de este año. Desde entonces, en circunstancias como ésta, ha debido echar mano a ese equipaje para adecuar respuestas milenarias a una realidad que le cambia las preguntas.

1) ¿Es consciente de que sus primeros pasos como Arzobispo han generado una expectativa importante en amplios sectores de la sociedad, incluso en algunos que no simpatizan con la Iglesia Católica?
Pienso que sí, pero creo que está dentro de la ola "Papa Francisco". Entonces, dentro de esa ola uno está barrenando (se ríe). He vivido todo este tiempo con mucha paz interior y mucha serenidad. Me siento obviamente con el deseo grande de poder anunciar a Cristo, su mensaje de salvación. Pero también, y sin separar ambas cosas, me siento un uruguayo que, en la medida que pueda contribuir de algún modo a que esta sociedad se encuentre, se reconcilie y surja lo mejor que tiene en sí misma, también debe hacerlo.

"No pretendo que conmigo comience la Iglesia ni que conmigo termine"

2) ¿Se siente en línea con el Papa, en particular en lo que es cierta apertura en relación a posiciones tradicionales de la Iglesia?
Sí, totalmente. Con Francisco obviamente hay una diferencia de edad, también de vida previa y de formación. Él tiene más formación que la que yo he tenido, pero sí me siento alineado con él.

3) "No vengo a revolucionar a la Iglesia" dijo usted pocos días después de asumir como Arzobispo. ¿Cree que hay gente que lo ha visto así?
No sabría decirlo, lo que pasa es que muchas veces la gente se puede crear una falsa expectativa sobre la renovación de algunos elementos. La Iglesia tiene la misión de hacer actual un mensaje que es permanente. El Evangelio no cambia, cambiará el modo en que lo anunciamos. Como los hombres, seamos cristianos o no, vivimos con los parámetros de la cultura de la época, también ahí es importante cómo hoy, nosotros hombres del siglo veintiuno, anunciamos el Evangelio en esta sociedad. Y siendo también hombres del siglo veintiuno, porque no es que seamos extraterrestres que venimos a anunciar la palabra de Dios, somos hombres y mujeres de esta época, con las virtudes y los defectos de la gente de esta época. Y queremos anunciar, para el hombre de hoy, un mensaje que es permanente, que es el Evangelio de Cristo.

4) ¿Le interesa que la sociedad uruguaya perciba un cambio en la Iglesia a partir de su presencia?
A ver... no pretendo que conmigo comience la Iglesia ni que conmigo termine. La Iglesia tiene 2.000 años y seguirá más allá de quienes estemos circunstancialmente al frente. No me parece que lo mío sea marcar una impronta personal a la Iglesia. Me siento un servidor de Cristo y de mis hermanos. En la medida en que los sirva cabalmente, de acuerdo al espíritu del Evangelio, podré ayudar a que la Iglesia, toda ella no solamente el Obispo, pueda hacer ver su verdadero rostro que es hacer presente a Cristo en la sociedad actual. Me lo enseñaba una tía mía muy católica con un ejemplo que me marcó mucho. Era muy viejita y hablaba de curas de la década del 20 o del 30. Me decía: "Cuando hablaba el padre fulano la gente decía: ‘Qué bien que habla el padre fulano'. En cambio, del padre tal, la gente decía: ‘Cómo nos enseña'". Creo que esa es la función del Papa Francisco, del Obispo Daniel y de todo sacerdote: hacer presente a Cristo. Si hacemos eso estamos cumpliendo nuestra misión, si la gente se queda solo con nuestro nombre no la estamos cumpliendo.

5) ¿Ha hablado con Cotugno después de haber asumido?
Sí, nos hemos encontrado. No es que hayamos tenido largas charlas, no se ha dado la oportunidad porque la verdad he estado muy exigido.

6) ¿Puede haber consejos de un Arzobispo saliente a su sucesor?
Sí, pero él ha sido tremendamente respetuoso de mí, de mi nombramiento. No he recibido consejos de parte de él, aunque sí le he preguntado alguna cosa.

7) En una sociedad que es la más secularizada del continente, la Iglesia Católica ha venido perdiendo fieles en las últimas décadas. ¿Qué debe hacer para revertir ese proceso?
Se ha dado una cosa muy paradójica en la sociedad uruguaya. Por un lado es cierto que la Iglesia ha perdido fieles, y por otro también lo es que tiene hoy una voz que es más escuchada socialmente que antes de la dictadura, cuando el papel de la Iglesia estaba ninguneado, vamos a decir. Dentro del marco plural de la sociedad, la Iglesia tiene una voz que se escucha y por otro lado es cierto que ha habido una caída en el número de fieles. Lo que estamos haciendo ya ahora es tener una mirada de la realidad como la realidad es. Estamos tratando de ver cuál es el impacto que hoy tiene la Iglesia en la sociedad montevideana, y lo primero es analizar la realidad y tratar de descubrir qué está pasando, a favor y en contra. Es un tema complejo, y digo solamente esto: lo dijo un sacerdote de una arquidiócesis en un encuentro que tuvimos: la Iglesia está cerca de la gente en los hechos y está lejana en el lenguaje. Uno ve esto sobre todo en los barrios populares de Montevideo: hay mucha presencia de obras sociales de la Iglesia a través de servicios. En Aparicio Saravia entre Instrucciones y General Flores hay como ocho obras de la Iglesia, pero después eso no se ve en una participación en el culto. La misión de la Iglesia no es que, como un supermercado, sus locales estén llenos de clientes, sino anunciar el mensaje de Cristo.

8) Hay quien dice que a la Iglesia le falta marketing.
(Se ríe) Sí, tengo amigos que me lo han dicho. Uno de ellos, gerente comercial de una empresa, me decía: "Ustedes tienen el mejor producto y no lo saben colocar". Y yo le pregunté: "¿Qué producto?": "La felicidad". Yo diría, para no usar la palabra marketing, que hay un problema de comunicación evidente en la Iglesia.

"Un amigo, gerente comercial de una empresa, me decía: ‘Ustedes tienen el mejor producto y no lo saben colocar: la felicidad'"

9) ¿Cuál es exactamente su posición en relación al plebiscito por la baja de la edad de imputabilidad?
Yo manifesté que soy contrario a la baja de la edad de imputabilidad como una opinión personal, porque no ha sido debatido en la interna de la Arquidiócesis de Montevideo ni a nivel de los obispos del Uruguay. Dije, y entiendo que puede ser mal interpretado, que soy salesiano y he trabajado mucho con jóvenes en situación de riesgo social, en lugares difíciles, y creo que no va por ahí ninguna solución al tema de los menores infractores. En segundo lugar, leyendo la ley, lo que ella propone en parte ya está en marcha. Propone crear un instituto especializado y éste ya existe, es el SIRPA. Por ley no vamos a mejorar el SIRPA o como se le llame, es una cuestión de formación de la gente que allí trabaja y es un tema sumamente difícil, porque si hay algo estresante es trabajar en cárceles y con menores infractores. Y tercero, creo que los que buscan bajar la edad de imputabilidad lo que quieren es mandar un mensaje a la sociedad. Yo estoy de acuerdo con el mensaje: tiene que haber más seguridad, en eso estamos todos de acuerdo. Pero creo que el mensaje no debe ser mayor seguridad con mayor represión, sino con mayor educación. Mayor seguridad yendo más a las causas que provocan la delincuencia de los menores, y no por el lado de bajar la edad.

10) ¿Cuál es su experiencia de trabajo con chicos?
Yo soy salesiano, he trabajado mucho en barrios populares, sobre todo en trabajos de fin de semana. En un barrio en particular seis años, más otros seis acompañando distintas instancias de trabajo en barrios diversos. Estuve en el inicio de la obra Tacurú, del año 81 al 85. Es decir, he trabajado mucho con botijada... no he estado en una obra permanentemente.

11) El tipo de delincuencia de la que los uruguayos hablamos en esta época: las rapiñas, los copamientos, los arrebatos, protagonizados frecuentemente por menores o por personas muy jóvenes y que generalmente provienen de estratos sociales bajos, ¿es a su juicio una consecuencia de la pobreza?
Hablar de cosas donde uno tendría que ir a estadísticas concretas sería payar. Pero uno ve en alguno de estos barrios por un lado la gurisada buena, que quiere salir, que trabaja, y también en las esquinas los gurises que se juntan, se drogan y van a delinquir. Incluso en algunos lugares se dice: "Fue a trabajar". En un barrio en el que estuve trabajando mucho tiempo había una colonia en Comcar y otra en Libertad. Yo fui mucho al Comcar y a Libertad en esa época acompañando a familias e interesándome por algunos chicos que estaban presos. No me la contaron. La mayoría de la gente que uno veía en esos penales, en las visitas, eran jóvenes. ¿De Pocitos y Carrasco? No, eran jóvenes de los barrios populares de Montevideo.

12) El padre Mateo Méndez tuvo un breve pasaje como director del INTERJ y terminó renunciando porque se enfrentó con una realidad que no tuvo fuerzas para cambiar. ¿La Iglesia lo dejó solo?
No. Primero, Mateo es salesiano y yo también, y estuve bastante cerca de él en ese tiempo. La congregación lo apoyó lo que pudo. Creo que ahí se cometió un error -ésta es una apreciación totalmente personal- en que quizás se podía haber asumido una experiencia como la Colonia Berro, con libertad de administración, etc. Pero es muy difícil asumir un organismo tan complejo como el INTERJ. O sea, no se asumió solo un lugar de trabajo, se asumió un organismo del Estado muy complicado. Me parece que hubiera sido mejor asumir una experiencia puntual, con libertad de acción. Ahí creo que el resultado podría haber sido exitoso.

13) Los miembros de la Iglesia que llegan a un lugar de responsabilidad por su carácter de tales, ¿deben confrontar, ir al choque con lo que está mal?
Depende de las circunstancias, pero en principio sí. Lo que pasa es que uno se prepara para determinada tarea y es muy difícil después asumir otra totalmente diversa. Mateo es un excelente sacerdote y educador. Yo lo quiero y lo admiro mucho, pero una cosa es dirigir una obra educativa y otra es dirigir un instituto del Estado, complejo, que abarca todo el país con muy diversas experiencias.

"La mayoría de la gente que uno ve en los penales son jóvenes. ¿De Pocitos y Carrasco? No, de los barrios populares de Montevideo"


14) Como máxima jerarquía de la Iglesia de Montevideo, ¿va a promover que miembros de ella se involucren en cuestiones sociales desde organismos públicos?
No. No es esa la tarea. En la Iglesia están los clérigos, los religiosos y los laicos. La tarea de comprometerse en funciones públicas corresponde a los laicos, pero no a los clérigos ni religiosos. La función pública, política, sindical, etc., corresponde a los laicos que son tan miembros de la Iglesia como yo o como el Papa.

15) O sea que si mañana viene Mateo o cualquier otro sacerdote o religioso y le pide su aval para desempeñar un cargo público que le ofrecieron, usted le dice que no.
No, usted me cambió la pregunta. Yo le dije que no iba a promoverlo, pero si hay una situación particular se analizará.

16) Noto cierta precaución en las respuestas. ¿Es una característica personal o es porque lo han tratado mal por alguna cosa que ha dicho?
No, no, me han tratado muy bien.

17) Pero en el tema de la baja de la edad de imputabilidad, ¿siente que han usado lo que dijo con finalidad política?
Bueno, si uno opina de un tema que es también político, se arriesga a que lo critiquen. Yo no me voy a asustar de que me critiquen.

18) ¿Ha tenido problemas a la interna de la Iglesia por sus manifestaciones?
No. Sí ha habido críticas, lo cual me parece normal. Es bueno que se discrepe.

19) El Arzobispo de Montevideo puede ser criticado dentro de la Iglesia.
Por supuesto que sí.

20) A la salida de la reunión que tuvo con representantes de las organizaciones que nuclean a minorías sexuales, ellos dijeron que usted les pidió disculpas en nombre de la Iglesia Católica. ¿Fue exactamente eso lo que sucedió?
Creo que eso estaba en un contexto. Y creo que se perdió un contexto en el cual se dio un diálogo que en principio era privado. El contexto era el tema de la discriminación y yo agregué que en la sociedad hay muchas discriminaciones, también los católicos hemos sido discriminados en el Uruguay. En ese contexto de discriminaciones que son siempre injustas, yo dije: "Si ustedes se han sentido discriminados o maltratados de algún modo por la Iglesia o por miembros de ella, yo les pido disculpas". Asumo esa parte, en un contexto más amplio que es lo que significa la discriminación.

21) Es evidente que la posición de la Iglesia Católica sobre determinadas conductas humanas ha ido cambiando en el transcurso de las últimas décadas. ¿Podemos llegar a pensar que algún día bendiga el matrimonio entre personas del mismo sexo?
Yo creo que no. Y como le dejé muy claro a las personas que vinieron aquel día, yo soy contrario a la aprobación del matrimonio llamado igualitario. Pero eso no quita que tenga profundo respeto por toda persona humana, sea cual sea su orientación sexual, raza, religión, etc. Todo lo otro es secundario. Pero la Iglesia se manifestó contraria a la unión matrimonial entre personas del mismo sexo y yo lo comparto plenamente. ¿Por qué? Porque el matrimonio es la unión del varón y la mujer que tiene en miras la procreación, que es la instancia donde las personas participan nada menos que del acto creador de Dios, de la transmisión de la vida. Ahora, que haya un tipo de legislación que ampare, proteja, las uniones de personas del mismo sexo, a mí me parece bien, aunque en esto sí creo que hay una diferencia con algunas posturas que se han manejado antes. Yo entiendo que la legislación como estaba, que permitía una regulación legal de las uniones del mismo sexo, era lo correcto. Pero no llamar matrimonio a lo que por definición no lo es.

"Mateo podría haber asumido una experiencia como la Colonia Berro, pero es muy difícil asumir un organismo tan complejo como el INTERJ"

22) Usted dijo que tenía una posición de expectativa sobre la regulación del mercado de la marihuana. ¿Ha cambiado su postura?
No. Yo soy, por supuesto, contrario a toda adicción y especialmente a la adicción a las drogas. Soy por lo tanto contrario a que la gente fume marihuana. Pero lo que se ha hecho hasta ahora ha sido un fracaso, algo distinto había que proponer. La primera propuesta la hizo el diputado Lacalle Pou hablando del autocultivo, lo cual me hizo pensar mucho. ¿Qué es lo que se quiere combatir? El narcotráfico y que los chicos pasen de la marihuana a otra serie de drogas más fuertes y sobre todo, en los barrios populares que es donde más daño hace, a la pasta base. Entonces, yo no sé si esta ley sirve o no, lo que entiendo es que es un intento pensado -a pesar de que tiene cosas que no me convencen- de combatir estas dos cosas: el narcotráfico y el pasaje a otras drogas más pesadas. Me crea cierta expectativa si está unida a una propaganda anti-marihuana que quizás pueda ser exitosa como la del tabaco. El tabaco no se prohibió.

23) ¿Por qué se hizo sacerdote?
Bueno, uno es sacerdote porque en determinado momento es llamado por Dios a serlo. Obviamente después estarán todas las razones complejas del ser humano, pero yo lo hice diciendo "si Dios me llama, yo le respondo que sí", aunque estuve como tres años pensándolo.

24) ¿En algún momento dudó de su vocación?
Sí, claro. En la previa dudé mucho si entrar o no, y en el primer año también estuve a punto de dejar. Pero no porque no me gustara la idea o me decepcionara la imagen del sacerdote, al contrario, creo que la tenía muy alta y pensaba que yo no podía llegar a responder adecuadamente. También en el paso previo al compromiso definitivo, antes de la ordenación, tuve mis dudas. Y bueno, ahí tuve el acompañamiento espiritual de un sacerdote y también consulté con un psicólogo y ambos me ayudaron. Lo que sentí muy fuertemente a lo largo de toda mi formación sacerdotal fue que me estaba educando en la libertad. Eso para mí fue clave.

25) ¿Por qué consultó con un psicólogo?
Porque quería sacarme algunas dudas que tenía.

26) ¿Se enamoró alguna vez?
Bueno, creo que no. Es decir, sí el gustar de alguien, y tuve que optar. Cuando entré a la congregación salesiana había una chica y tuve que hacer la opción. Ahora, si la pregunta es por ese amor... amor... creo que no.

27) ¿Sigue teniendo sentido el celibato?
Claro que sí. O sea, el tema es profundamente de fe. ¿Puede Dios colmar el corazón de una persona a tal punto que esa persona se dedique exclusivamente a él? Yo digo: claro que sí. Me siento una persona plena, colmada afectiva y espiritualmente sirviéndolo a Dios. A Dios y a la gente.

28) La Iglesia dice que no es natural la unión entre personas del mismo sexo. ¿Y es natural no tener vínculo sexual con nadie durante toda la vida?
Seguramente no. Y entonces esta opción es muy particular. Se dice que el desarrollo de la capacidad intelectual del hombre y su capacidad de crear está unida a la contención de los instintos humanos. Es decir: el hombre no se guía solo por una cuestión instintiva en los diversos ámbitos, sino que con su razón es capaz de dominar los instintos. Y eso es parte de lo que ha posibilitado el desarrollo humano. El control del instinto sexual y la sublimación por un deseo mayor, de servicio, de amor, de entrega, es parte de una realidad también muy humana como lo es que un hombre ame a una mujer, forme una familia y sea fiel toda la vida a esa mujer. Seguramente ese hombre y esa mujer que viven en la fidelidad del matrimonio monógamo, también muchísimas veces tendrán que controlar su instinto sexual, como controlan su ira u otros elementos de su naturaleza, por un valor que consideran superior. Y que en este caso es la fidelidad a su pareja, a su familia, a sus hijos. El sacerdote vive esa fidelidad dentro de la continencia sexual que es un regalo de Dios. Cuando yo me planteé el tema de la opción por el sacerdocio le hice a otro sacerdote la pregunta clásica que un joven puede hacerle a un mayor: ¿cómo hacen? Y él me dijo: "Mirá, la respuesta es: por pura gracia de Dios". Por supuesto, la respuesta no me satisfizo, pero después me he dado cuenta que es la verdad. Es un elemento para los creyentes. Para el no creyente... que crea o piense lo que buenamente quiera. Pero quien cree en Dios y conoce la fuerza de su gracia, la hermosura de su amor, realmente es una gracia que Dios le da a la persona que quiere entregarse a él, el vivir la castidad con alegría.

"La legislación que permitía una regulación de las uniones del mismo sexo era lo correcto. Pero no llamar matrimonio a lo que por definición no lo es"
 

29) ¿No hay un ejercicio permanente de autocontrol, en el cual el sacerdote debe estar reprimiéndose?

Yo creo que no, pero dependerá de cada persona.

30) ¿Cómo se enteró que iba a ser Arzobispo de Montevideo?
Porque me llamó el Nuncio Apostólico para hablar conmigo en esos días en que se sabía que iba a existir el nombramiento.

31) ¿En la elección de su nombre tuvo que ver Francisco?
Bueno, la decisión la toma él.

32) ¿Pero el Papa sabía quién era Daniel Sturla?
Y, sabría por los informes que tenía. A mí no me conocía personalmente salvo que lo saludé brevísimamente en Río de Janeiro el año pasado en una misa que hubo en la catedral.

33) Cuando Bergoglio fue designado Papa, una revista argentina tituló: "Dios eligió un argentino". ¿Usted siente que Dios lo eligió para esta responsabilidad?
Bueno, el tema de la elección de Dios es muy complejo y si no se mira desde una perspectiva de fe suena muy feo. Porque desde el "pueblo elegido" a lo que puede ser "la vocación", que en su origen quiere decir "llamado", la elección si se malinterpreta suena como una especie de pretensión de estrellato, por decirlo de algún modo. En cambio, en el sentido bíblico, Dios nunca elige ni a los más capaces ni a los más lindos ni a los más fuertes, sino a quien quiere, que esté disponible de corazón para darle una misión que en general lo supera. Y que la podrá cumplir en la medida que no confíe en sus propias fuerzas sino en la fuerza de Dios. En ese sentido, yo humildemente siento sí que Dios me llamó a este servicio. Entiendo que había gente mucho más inteligente, más preparada, con más formación, por eso no me siento una estrella, digamos, sino un servidor al que Dios llama para poner al frente de su pueblo en Montevideo durante un tiempo. Y que podrá ser fiel en la medida en que no se la crea, como dice el Papa Francisco.

34) ¿Lo tuvo que pensar?
No. Desde el momento en que yo acepté hace muchos años ser religioso y sacerdote hice lo que se llama el voto de obediencia, que supone estar disponible para ocupar el lugar donde el Señor a uno lo envía. Sí he puesto objeciones personales más de una vez a misiones que se me han encomendado, pero diciendo: ¿las han tenido en cuenta? Bien, entonces acepto. Aquí también cuando el Nuncio hace dos años me llamó para decirme que el Papa Benedicto me había nombrado Obispo Auxiliar de Montevideo, yo le pregunté si habían tenido en cuenta las objeciones que unos años antes yo había presentado ante esa posibilidad. Me dijo que sí y entonces, si las tuvieron en cuenta, yo estoy disponible.

35) Una pregunta desde el respeto de alguien que fue formado en la religión católica: ¿qué habló con Dios cuando le asignaron esta responsabilidad?
(Primero se ríe, luego mira al piso, piensa largamente, levanta la cabeza y responde) Lo dejamos ahí.

36) Fue una conversación privada.
(Sonríe) Sí, sí.

"Cuando fui al acto comunista entendí que estaba asumiendo una situación que me podía traer dificultades, pero quería demostrar que la Iglesia es para todos"

37) ¿Qué sintió cuando estuvo en el acto de los comunistas por el aniversario de la masacre de la Seccional 20?
No sé si puedo decir qué sentí. Yo entendí que si se pide para rezar por los difuntos uno tiene que participar. Entendí que estaba asumiendo una situación que me podía traer dificultades pero que quizás podría servir para demostrar que la Iglesia es de puertas abiertas y para todos.

38) Se lo pregunto porque se trata de un partido político que es, por definición, ateo.
De entrada dije que estaba en un acto que entendí que era plural, y de hecho solo estuve en el momento de la oración dentro de un marco donde estaba la parte oficial: habló un representante del Poder Ejecutivo, otro del Poder Legislativo, después hubo un relato de los acontecimientos y después fue la oración. Enseguida me retiré y no estuve en la parte político partidaria del acto. Cuando me invitaron yo dije: si puedo rezar, hacer una oración, sí voy. Si no, no. Y ellos entendieron que sí. Yo lo que quería era solamente hacer una oración. Cuando los militares me invitaron al acto del 18 de Mayo dije lo mismo. Esos dos actos, de algún modo, manifestaron que yo no es que esté ni con uno ni con otro, lo que me interesa son las personas y lo hice en la medida de mis posibilidades sin asumir ningún rol, que nadie me pide, pero estando a disposición de mi patria, de mi país. Si se puede de algún modo contribuir a la reconciliación y a la paz, lo voy a hacer.

39) ¿Votó el domingo 1 de junio?
Sí.

40) ¿Tiene ganado el paraíso?
El paraíso nos lo ha ganado para todos Jesucristo. Nadie se lo gana, cada uno de nosotros puede aceptar la invitación y vivir de acuerdo a ella y prepararse para participar de esa fiesta. O tenemos también la terrible posibilidad de romper la invitación y tirarla.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Manuel Lino
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy