Seré curioso

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Christian Cary: “Las canciones para mis hijos me cambiaron la voz, la forma de cantar”

A punto de sacar su 12º disco y de hacer un Antel Arena con la Filarmónica, el líder de La Triple Nelson repasa su carrera.

06.10.2022 09:28

Lectura: 22'

2022-10-06T09:28:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti

Cuando terminó la entrevista, en la pequeña pieza que oficia de estudio, al fondo de la casa de Christian Cary (46) en el Buceo —en realidad, en el límite entre Buceo y Malvín, pero él prefiere decir Buceo porque siempre vivió en ese barrio y le tiene cariño—, el líder y vocalista de La Triple Nelson hace una invitación a este escribiente que suena a tentación y privilegio: “¿Querés escuchar una canción a dúo con [Ricardo] Mollo que va a salir en el próximo disco?”. El tema es de una profundidad sobrecogedora, sencillo, una historia mínima, pero bien narrada a dos voces. Y suena como de La Triple Nelson, claro.

La charla, antes, en esa misma pieza, versó sobre a qué edad empezó a tocar la guitarra, cómo nació La Triple, cuáles fueron sus principales hitos, cómo una simple conversación a las 5 de la mañana en un bar del Cabo Polonio terminó pariendo el espectáculo más emblemático de la banda: tocar junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo, una gala de rock titulada Ciento Tres, que fue CD, DVD, y que se repitió en varios lugares.

Diez años después de aquel evento que fue un mojón para la banda de Christian, Paco y Rafa, está a punto de repetirse, a modo de celebración pospandémica: Ciento Tres en el Antel Arena el próximo 27 de octubre.

De música, de qué tuvo que atravesar para poder vivir de la música y para la música, hablé con el virtuoso guitarrista montevideano, que confesó que escribirle canciones a sus hijos le cambió la voz y la forma de cantar.

“Ottonello nos convenció que teníamos que ir a probar suerte a Punta del Este, porque ‘es como Miami’. Era enero del 98, y en Montevideo no pasaba nada. Dos horas después, estábamos saliendo para el este. Los conocí así, tocando”

¿Qué querías ser de niño cuando fueras grande?

No tenía idea. Era un callejero, pasaba en la calle jugando al fútbol, antes se jugaba mucho en la calle. Yo vivía en la calle Plutarco, y toda la barra de amigos era de la calle. No pasaban autos, casi. Así que pasábamos jugando al fútbol y haciendo ring-raje. No tenía mucha idea qué iba a ser de grande, me gustaba el fútbol, pero tampoco es que quería ser futbolista.

¿A qué edad empezaste a tocar la guitarra?

A los 12 años. Mi padre era músico, de joven, tocaba en bandas, y bueno, de ahí traigo la música. Íbamos todos los domingos a la casa de mis abuelos paternos. Nos juntábamos todos los tíos y los primos, que llegamos a ser 19. Mi abuela, por parte de madre, tocaba el piano, y mis dos abuelos por parte de padre, también tocaban el piano. Yo recuerdo no darle mucha bolilla a la música, hasta que una vez corrí por al lado del piano y quedé como hipnotizado escuchando a mi abuelo tocar un tango en el piano. Después le pedí a mi abuela paterna que me enseñe a tocar “Para Elisa”, esa que ahora la ponen todos los vendedores de garrafas de gas. Me enseñó a tocar la mano derecha, y la saqué rápido. Después le pedí la mano izquierda, que era más complicada, y ahí me empezó a atrapar la música.

A los 13, un año después, tenía un dúo con un amigo, Jorgito. Él tocaba la guitarra y yo el piano. Yo practicaba en casa, en el piano de mis padres, pero el piano era enorme, inamovible, él agarraba la guitarra española y tocaba en cualquier parte. Entonces un día le pedí que me pasara algún acorde, me pasó el la, el re y el mi, me dolieron los dedos, pero fue bastante rápido. Al poco tiempo, Jorgito pasó al bajo, yo pasé a la guitarra, y Rafael Ugo (que es baterista de La Triple hoy), en ese momento hicimos un trío, y él pasó a la batería.

¿Y en qué momento te diste cuenta que podías llegar a vivir de la música? Música más docencia de música…

Sí, claro. Música más etcéteras. No hace tantos años que me di cuenta que podía. Siempre supe que iba a poder vivir de la música, en algún momento. Yo le decía a mi compañera, madre de mis hijos, que yo iba a poder vivir de la música. No me creía, porque pasamos mucho tiempo viviendo de hacer otros trabajos. Pero bueno, de hace unos años a esta parte, vivo por la música, por la música y para la música.

¿Cómo conociste a Fernando Paco Pintos y Ruben Ottonello, los otros dos músicos que inicialmente integraban La Triple Nelson?

Con Ottonello tocaba Paco, y yo los veía tocar en una banda que se llamaba Los Títeres de Tito. Era una banda instrumental que estaba buenísima. Y con Paco tocábamos covers. Intentamos un trío con Leo Varga, un gran baterista uruguayo, y de ese trío que no funcionó, apareció Ottonello con sus locuras por este barrio [Buceo], y él nos convenció que teníamos que ir a probar suerte a Punta del Este, porque “es como Miami”, decía. Decía que estaba lleno de lugares para tocar y seguro nos iba a ir bárbaro. Te hablo de enero del 98, y acá en Montevideo no pasaba nada. Dos horas después, estábamos saliendo para Punta del Este. Los conocí así, tocando.

“Con La Triple se puede decir que en el Pro Bandas 2000 empezamos a salir de los covers. Tocábamos mucho en El Bacilón, éramos la banda de los jueves, y ahí con Paco íbamos mechando temas nuestros, como camuflando”

¿Por qué La Triple Nelson?

Nosotros, desde que arrancamos a tocar, de entrada, tocamos muy fuerte, de volumen. Quizás por ser un trío, y tener que llenar espacios. Siempre nos gustó tocar fuerte. En eso de tocar fuerte, un amigo de Paco y mío, el Rodri (Rodrigo Ortiz, tremendo músico) empezó a decir: “Ustedes son La Triple Nelson, son La Triple Nelson”. ¿Y eso por qué?, le preguntamos. “Porque son como la doble Nelson de Martín Karadagian”, que era una llave de lucha, de fuerza, “pero ustedes son tres”. A mí no me gustaba, la verdad. No me gustó el nombre, al inicio. Pero como no teníamos nombres, lo dejamos. Y quedó.

Recuerdo haber estado en un pub en Atlántida, cuando con La Triple Nelson hacían covers, y le pedían a la gente que pidiera temas de rock (¡yo te pedí una de The Police!). ¿Pasaron a ser una banda “en serio” cuando empezaron a interpretar temas propios y sacaron Buceo, en 2001?

En serio siempre fuimos, porque fundamos La Triple para poder llegar a fin de mes. Para poder dejar otros trabajos y poder vivir de la música. Fue muy difícil, nos llevó muchos más años de los que pensamos, pero en serio siempre lo tomamos. Pero sí, cuando uno empieza a grabar su primer disco es cuando empieza todo. Empieza a suceder todo en una banda a partir del primer disco.

También podía ser cuando en el año 2000 ganaron el concurso Pro Bandas 2000 que organizaba canal 10... Ganaron entre 500 bandas participantes. Supongo que fue una legitimación, una confirmación de que lo que hacían, gustaba.

Tengo por ahí el cheque de mentira que nos dieron, por haber ganado. Yo empecé mucho antes de La Triple, sí me desarrollé más seriamente como músico en La Triple Nelson. Pero yo empecé a tocar a los 13 o 14 años en vivo, en cumpleaños de 15. Ahí conocí a mi señora. Tocaba un teclado Cassio. Pero con La Triple se puede decir que en el Pro Bandas 2000 empezamos a salir de los covers, de a poquito. Nosotros tocábamos mucho en El Bacilón, éramos la banda de los jueves, y ahí con Paco íbamos mechando temas nuestros, como camuflando. Tocábamos “Roxanne” de The Police, ponele, y después metíamos “Billete” y veíamos la reacción de la gente. Metíamos temas nuestros, de a poquito. Somos una banda que nos hicimos tocando en vivo. Después sí, vinieron los discos. El Pro Bandas 2000 fue un mojón, sí.

No son muchas las bandas uruguayas que apuesten al blues. ¿A qué lo atribuís? ¿No hay público para escuchar blues uruguayo?

Y nosotros apostamos al blues en el primer disco. Es acotado el público del blues. A mí es la música que más me gusta tocar. Siempre me gustó lo que no estaba de moda, y el blues nunca estuvo de moda. Por allá por el 96, 97, 98, con Punto Rojo —la banda que yo tenía antes— tocábamos solo blues, letras de Eddy Díaz y músicas mías, después yo empecé a escribir algunas letras.

Y en esos primeros años —los de Buceo, o Seguir Mejor en 2004—, ¿qué te inspiraba como compositor?

Cosas que pasaban en el país, o cosas que me pasaban a mí. Me cuesta un montón inventar historias. Entonces cuento cosas que me pasan a mí, a mi familia, a mis seres queridos o amigos. O algunas cosas que veo que pasan.

Te escuché decir que aún después del primer disco de La Triple, todavía no te gustaba tu voz. No te gustaba cómo cantabas. Y empezaste a recorrer un camino vocal. ¿Qué buscabas en ese camino?

Es verdad, no me gustaba. Yo cantaba como rompiendo la voz, porque pensaba que salía más roquero. Y no… En un momento empecé a aprender. Yo canté siempre en coros, toda mi vida canté en coros desde el liceo. Es un gran aprendizaje para los cantantes, cantar con otras voces. Ahí aprendí a cantar. Un día convocaron a seis de cada coro (yo estaba en el Miranda en ese momento) y nos llevaron a cantar “Don Giovanni” al Teatro Solís, y antes nos enseñaron, nos llevaron a un lugar y nos dieron cuatro clases de relajación, impostación, colocación de la voz, cómo tenés que hacer para no quedarte afónico… En el momento pensé que no me había servido de mucho, pero al tiempo empecé a aplicarlo y a no quedarme más afónico.

En Punto Rojo cantábamos temas de Led Zeppelin, y quedaba afónico en todos los ensayos. De a poco fui aprendiendo a no romperme tanto la voz. Y después, buscando, ensayo y error, a partir de las canciones que son para mis hijos, empecé a cantar de otra manera. Si escuchás “Pa Luquita”, que está en el primer disco (Buceo), esa canción suena diferente a todas las demás. No rompo la voz.

“Para abrazarte” la escribí para Pía, y “Luz Lara” para Lara. Esas canciones suenan distinto al resto, me cambiaron la voz.

“La pandemia al sector artístico lo liquidó. En mi caso, yo había podido ahorrar, para poder cambiar el auto. Ese auto nuevo se esfumó con la pandemia, pero gracias a eso, no pasamos mal con mi familia”

Como guitarrista sos un virtuoso. Además, sos docente y director artístico de la escuela de música Detrés. ¿Cuál es la principal enseñanza que te interesa inculcarle a tus alumnos?

Ahora no doy más clases de guitarra, tengo una escuela de música, pero no doy clases presenciales yo, como docente. Pero di 20 años, hasta 2018. ¿La principal enseñanza? La importancia de la música, poner el foco en la música. Siempre trato de destacar eso. Olvidarse del ego, olvidarse del negocio, olvidarse de “pegarla”, de meter un hit. Si no ponés el foco en la música, todo lo demás no llega, o si llega, lo vas a disfrutar mucho menos, y te va a hacer mucho más efímero todo. Con los alumnos siempre fui de tocar mucho. Cuando daba clases llegué a tener 54 alumnos de guitarra, pero todos de a uno, entonces la cabeza me explotaba.

¿Cuál fue el primer hit que los puso en la radio?

(Piensa) No sé si tenemos hits… ponele que sí.

Fue una pregunta tramposa, porque no parecen una banda que se preocupe por fabricar hits que suenen todo el tiempo. Más bien una banda que hace lo que le gusta hacer, y si le va bien, mejor. ¿Estoy en lo cierto?

Estás en lo cierto. La primera canción que nos abrió las puertas no era nuestra (sí era nuestra la versión), me refiero a “La casa de al lado” de Fernando Cabrera. Nos abrió las puertas a un público más grande, más amplio. Ponele que para nuestro público tenemos hits: “Billete”, “Verde”, “Para abrazarte”, “Caballo”, “Cielo todo gris”…

¿Añorás los festivales de rock multitudinarios como los Pilsen Rock o La Fiesta de la X? ¿La banda extraña tocar en escenarios así de masivos, o eso ya fue?

Nos gusta todo, tocar en lugares chicos y grandes. Disfrutamos de tocar en lugares grandes, pero en el verano pasado tocamos en lugares chicos, para 50 personas, y estuvo increíble. Fue como volver a tocar como cuando arrancamos. Los Pilsen Rock se extrañan, claro, creo que ahora se está volviendo a hacer algunos festivales, y seguramente volvamos a tocar. Los festivales te dan eso de juntar un montonazo de gente de una vez sola, un bombazo de música, y podés llegar a mucha más gente, que de repente no te conocía, no fue por vos. Y a partir de ahí te conocen.

¿Cuánto les afectó la pandemia? Estuvieron 7 meses sin tocar, nunca antes habían estado tanto tiempo sin tocar en 20 y pico de años...

Al sector artístico lo liquidó, lo mató. En mi caso, yo había podido juntar por primera vez algo de plata, muy poca plata, pero había podido ahorrar, para poder cambiar el auto. Ese auto nuevo se esfumó con la pandemia, pero gracias a eso, no pasamos mal con mi familia. Ese dinero se fue en comer, en vivir esos meses. Pero sé de colegas que la pasaron muy muy mal. Tanto tiempo sin tocar nunca había estado, y espero no volver a estar.

Fuiste uno de los primeros que apostaste al crowdfunding para sacar un disco. ¿Cómo evaluás esa experiencia para sacar Mi bien?

En 2019 nosotros decidimos sacar tres discos: el triple de La Triple en 2019, que iban a ser grabados durante todo 2020. Uno en marzo, un agosto y uno en noviembre. La idea estaba espectacular… pero vino todo esto en marzo, antes de sacar el primero de esos tres discos. Ya teníamos el disco grabado, lo habíamos adelantado porque Rafa [Rafael Ugo, el baterista] iba a tener su segundo hijo, entonces lo grabamos en diciembre de 2019, para sacarlo en 2020. Habíamos sacado plata de los toques, de las regalías, para invertir en los próximos discos, giras, o lo que sea que tuviéramos que hacer. Llegó la pandemia y nos quedamos sin Agadu, sin giras, sin disco, y sin toques, que es gracias a lo que vivimos la mayoría de los músicos. Entonces, de un día para el otro vimos que teníamos el disco, pero no íbamos a poder sacarlo.

No sé a quién se le ocurrió hacer un crowdfunding, algo que ya habían hecho Fernando Santullo y Rossana Taddei. “Y bueno, dale, ¿qué hacemos?” Pusimos camisetas, gorros, discos digitales y CDs, entradas para ir a verlo en el Sodre, cuando nos presentáramos. Cuanta más plata pusieras, más premios o recompensas tenías. No llegó a la totalidad, pero nos dio tremendo empujón. Sin esa ayuda de los fans, no hubiéramos podido sacar el disco.

“Ciento Tres se gestó en el Polonio, a las 5 de la mañana. Yo estaba con sueño y Paco hablaba con alguien en la barra. Viene y me dice: ‘Vení, quiero presentarte a alguien’. ‘No jodas, vamos a dormir’. ‘No, es el manager de la Filarmónica’. Pensé que deliraba”

En esta era digital, donde todo se piratea o se escucha por Spotify, ¿vale la pena seguir sacando discos físicos, el viejo y querido CD?

Y… es un poco por amor al CD. Ahora acabamos de grabar un disco (un disco no, ¡un discazo!) de La Triple Nelson, y estamos en la duda de cómo sacarlo. Yo ya no escucho más discos en CD, supongo que por la locura de estar siempre apurado, o la facilidad de poner canciones en Spotify. En el auto sí escucho CD. Pero es un poco eso del amor hacia el CD, el librillo, su arte de tapa, el poder tocar el disco. Todo tiende hacia que no haya más CD, aunque ahora volvió el vinilo, eh.

El show “Ciento Tres, un Gala de Rock”, ¿fue un mojón en la historia de La Triple? Digo, tocar con la Orquesta Filarmónica de Montevideo, ¿fue un hito en la carrera de la banda?

Totalmente, fue de los más importantes en nuestra carrera. Ciento Tres se gestó en el Cabo Polonio —como la canción “Billete”—, en un boliche, como a las 5 de la mañana. Yo estaba sentado en un murito, con tremendo sueño y ganas de irme a dormir, y Paco hablaba con alguien acodado a la barra. Yo le gritaba: “¡Paco, vamos!”. Viene y me dice: “Vení, vení, quiero presentarte a alguien”. “No jodas, vamos a dormir”. “No, no, vení, vení, es el manager de la Filarmónica de Montevideo”. Pensé que estaba delirando… Y era Gabriel Rivas, el manager de la Filarmónica. En ese rato que habían hablado, Paco le había dicho que teníamos una canción que estaba arreglada para cuatro cuerdas y queríamos probar tocarla con la Filarmónica.

Y bueno, a esa hora era un divague… pero después se hizo realidad. Terminó siendo un espectáculo que lo vieron muchas miles de personas.

Es que no me podías decir que no fue un hito, porque por algo, ahora van a celebrar esa gala de “Ciento Tres, 10 años después”, en el Antel Arena. ¿Por qué esa celebración?

Nos gusta a veces celebrar cosas, y nos habíamos quedado con ganas de hacer un último show con la Filarmónica, así de grande. Se dio que se cumplían 10 años de la salida de Ciento Tres, CD y DVD, y nos vinieron ganas de festejarlo. Fuimos de vuelta a hablar con Álvaro Méndez (coordinador general), como aquella vez, con quien en estos años hicimos una relación de amistad. Él quiere mucho a la banda, nosotros lo queremos mucho a él, por la oportunidad que nos dio y por todo lo que generó esto en nosotros y en la orquesta. La orquesta quería llegar a la gente y nosotros queríamos llegar a la Filarmónica, y se dieron las dos cosas. Para nosotros fue un antes y un después en muchos sentidos.

Vimos el potencial de nuestras canciones, que en ese momento capaz que no teníamos idea que podían ser tan grande. Fue algo muy importante, que decidimos festejarlo. Cuando fuimos a hablarlo con Álvaro Méndez, lo único que hizo que esto fuera posible fue cuando a Paco se le ocurrió hacerlo en el Antel Arena. En el Solís ya lo habíamos hecho, en el Parque Rodó ya lo habíamos hecho, en la Torre de Antel lo habíamos hecho, y faltaba un lugar donde la Filarmónica no había llegado todavía, y La Triple tampoco. Paco dijo “Antel Arena”, y a Álvaro le brillaron los ojos. “Puede ser”, dijo. Desde ese puede ser a hoy han pasado unos meses, y ahora estamos a días.

“Toco igual que canto. Toco desde el sentimiento y canto desde ahí también. Desde ahí empezó a cambiar mi voz, de empezar a cantar cosas que sentía un poco más”

¿Comunicás mejor con tu voz o con la guitarra?

De la misma manera, creo. Toco igual que canto. Toco desde el sentimiento y canto desde ahí también. Desde ahí empezó a cambiar mi voz, de empezar a cantar cosas que sentía un poco más, digamos, y no covers.

Le escribiste canciones para tus tres hijos: “Pa Luquitas” para Lucas, “Para abrazarte” para Pía, y “Luz Lara” para Lara. No te voy a preguntar qué significan estas canciones para vos. Te quiero preguntar, al día de hoy, ¿qué significan estas canciones para ellos? ¿Ya los aburrieron o todavía se emocionan si las escuchan por ahí?

Jaja, yo me imagino que ya los deben haber aburrido, sí. Cuando compuse “Luz Lara”, yo estaba acá, mirando para afuera, terminé la canción y llamé a Lara, que era chiquita, tenía 2 o 3 años (ahora tiene 16). Le dije: “Lara, te quiero mostrar una canción que te hice para vos”. Estaba corriendo, vino, se la mostré, y en la mitad de la canción dice: “Mmm, me gustó” y se fue corriendo. Al rato la llamé de nuevo, le dije que la escuche tranquila, la escuchó y me dijo: “Me pone triste” y se volvió a ir. Quedé pensando: “en algo le estoy errando”. Y se la puse una tercera vez, y casi se pone a llorar. Y era que la canción, con mucha emoción, estaba tocando en un ritmo muy lento. A veces, cuando toco solo, hago esas versiones lentas y tristongas. Después la agarramos con La Triple y la hicimos reggae. Entonces, con el reggae abre un abanico de flores y de cosas bellas, que la puso en otro lugar a la canción.

A los tres les gustan las canciones que les hice; que los aburrieron, creo que sí. Ojo, capaz que ellos te dicen que no.

Tu hijo Lucas ya toca la guitarra y sacó un EP. ¿Te gustaría que viviera de la música, o querés decir “m’hijo, el doctor”?

Mi hijo Lucas es músico y productor. Me gustaría que pudiera vivir de la música, claro. La primera vez que me dijo que quería dedicarse a la música, pensé: “No, de nuevo, no”. A mí no me fue fácil. La primera vez que le dije a mi padre que quería dedicarme a la música, me dijo: “Christian, lo tuyo va a ser lento”. Yo quería que fuera ya, que me fuera bien rápido, vender discos rápido, que la gente vaya a verme rápido. Me re calenté cuando él —músico— me dijo eso. Agregó: “Va a ser lento, le pasó a Jaime Roos, le pasó a Rada, bueno, lo tuyo también va a ser lento. Pero va a ser firme y constante”. Y tal cual, me llevó años poder vivir de la música. Por eso, cuando Lucas me dijo: “Quiero vivir de la música”, tragué saliva. Pero, ¿qué más quiero yo? Fue la persona que cantó más veces con La Triple Nelson en lugares. Él hoy tiene 26, pero cantó desde chiquito, desde los 3 años.

Es como cerrar un círculo: tu bisabuelo tenía oído, tu viejo tenía una banda en los 60, tu hijo está tocando. Y sumale la dirección artística de la escuela de música Detrés. Veo que la música une los hilos de tu familia.

Sí, sí, en mi familia todo el día hay música. Y ni que hablar en la familia que formé. En la familia que tenía antes de armar la mía, siempre había música (somos cinco hermanos). Mi hermano más grande siempre escuchó mucha música, y yo también, iba desde música brasilera hasta Led Zeppelin, Pink Floyd, Caetano Veloso, y después [Eduardo] Mateo y música uruguaya. Pero sí, la música es todo en la vida de mi familia. Incluso, mi hija Pía se pasa escuchando música.

Inés De Rossa, tu agente de prensa, me adelantó que no querías hablar de política. ¿Por qué no querías que hablemos de política?

(Me mira desconcertado) Porque no, porque… ahora no tengo ganas de hablar de política. Es sabido que yo soy de izquierda y mis pensamientos son de izquierda. Pero no tengo ganas, tengo ganas de enfocarme en la música por un buen rato. Capaz que en otro momento vuelvo a hablar de política.

¿Qué voy a ver y escuchar en el Antel Arena el 27 de octubre?

Se va a ver tremendo show. Acabamos de terminar los primeros ensayos con la orquesta [Filarmónica], hubo cuatro ensayos de corrido… Impresionante. Nos volvió a poner la piel de gallina. Yo me acuerdo la primera vez que entré al Solís a ensayar, una prueba un 23 de diciembre del 2019, una prueba para ver si podía llegar a ser un espectáculo, y cuando entré y vi las partituras con mis canciones, me puso la piel de gallina. Y ahora cuando entré me pasó lo mismo, volver a sentir esa sensación tan rara y tan linda a la vez. Un poco van a ver eso, van a ver a La Triple Nelson bastante más madura también, porque han pasado 10 años.

En aquel momento teníamos tres discos, ahora estamos por sacar el decimosegundo. Hemos aprendido un montón de cosas, hemos tenido shows grandes, medianos, de todo tipo, y como que estamos más grandes, más tranquilos y más afianzados con esto que nos gusta hacer, que es música y canciones. Es un buen escenario, con buenas luces, buena puesta en escena, buen sonido. Y van a ver a la Filarmónica renovada, porque tiene mucha gente joven ahora. En los ensayos se nota que los músicos la están pasando bien, espero que eso se traspase a la gente.

¿Sos feliz? 

Sí… Creo que soy feliz en muchos momentos. La felicidad va y viene todo el tiempo, es imposible ser feliz todo el tiempo porque, si no, sería un extraterrestre. Me pasan cosas como a todo el mundo, pero sí, hago lo que me gusta, vivo de la música, puedo tener una familia, mantener una familia, tener una casa donde vivir, poder irme en verano a mi segundo lugar en el mundo, que es La Paloma. Así que tengo muchos momentos de felicidad, y espero que a mis hijos les pase lo mismo.

Por César Bianchi


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