Seré curioso

Seré Curioso

Castillo: “No me gustó la campaña del SMU y su ‘estamos saturados’, cuando aún no es así”

El pediatra, también presidente de Defensor Sporting, se hizo responsable del descenso a la B aunque señaló una “manito” a Boston River.

08.04.2021 09:40

Lectura: 21'

2021-04-08T09:40:00-03:00
Compartir en

Por César Bianchi

Fotos: Juan Manuel López


Un pequeño bultito en un testículo, cuando tenía 2 años, despertó la vocación de Luis Alberto Castillo. Paseos al hospital cuando de niño vivía en Santa Lucía hicieron el resto: sabía Ney, como lo llamaban ya de gurí, que de grande sería médico. Se convirtió en un reconocido pediatra y oncólogo, se terminó de formar en el exterior, y de regreso al país fundó la fundación Peluffo Giguens para atender a pacientes oncológicos infantiles. En 2011 y tras un conflicto entre el cuerpo médico y el consejo directivo de la fundación, Castillo lideró la escisión que terminó en el nacimiento de la fundación Pérez Scremini, donde hoy siente que se cumplen los objetivos y cada vez puede curar más niños con cáncer.

Pero ésta, la médica, es solo una de las actividades que lo tienen a Ney Castillo (73) como cara visible y portavoz. El hombre que de joven jugó al fútbol y al básquetbol con relativo éxito es el presidente de Defensor Sporting, el primer "chico" en ser campeón Uruguayo en el fútbol profesional y uno de los grandes atractivos en cada torneo, pero ha caído en desgracia. El cuadro del Parque Rodó descendió recientemente a Segunda División. Por esto, Ney se siente el principal responsable, dice, aunque enumera factores deportivos y hasta fallos arbitrales que perjudicaron a su equipo y beneficiaron a un rival directo, Boston River. Por la viola, Ney -presidente hasta las elecciones de abril- se siente más triste que enojado.

La otra faceta de Ney es la política. Fue candidato a intendente de Montevideo por el Partido Colorado en 2010, y cinco años después estuvo a punto de volver a candidatearse, hasta que se sintió eclipsado por Edgardo Novick, y prefirió hacerse a un lado. En las pasadas elecciones nacionales, acompañó la fresca candidatura de Ernesto Talvi, por quien luego se sintió decepcionado, cuando éste dijo que la política no era lo suyo. Ney no se ve de nuevo en política, pero tampoco dice "nunca digas nunca".

La pandemia también lo afectó, claro, aunque prefiere destacar que no tuvo mayor implicancia en los pacientes oncológicos infantiles. Sin vacunas dice que los valientes niños de la Pérez Scremini toleraron el Covid, aunque sabe que son un buen vehículo transmisor del virus. Respecto al virus y el combate por parte del gobierno, Castillo es los que cree que hay "altas probabilidades" de que se sature el sistema y los CTI, pero cree que esto todavía no ha sucedido. Por eso, apuntó, no le cayó bien una campaña que entiende poco espontánea sino orquestada del Sindicato Médico del Uruguay. Aquí la charla con Ney Castillo en las instalaciones de la Pérez Scremini.

-¿Cuándo se dio cuenta que quería ser médico?

-Desde chiquito, porque yo tuve una intervención quirúrgica, me operaron un testículo a los 2 o 3 años. En aquella época no había imagenología, como hay ahora, para descartar que sea maligno un bulto en el testículo. Me tuvieron que operar por ese bulto en un testículo, que resultó ser benigno. Nosotros vivíamos en el barrio Obrero de Santa Lucía, y mi viejo se había hecho amigo de un médico que me pasaba a buscar y me llevaba al hospital. Me quedé muy impresionado con la buena voluntad y la calidez del equipo. Entonces, yo desde chiquito decía: "Quiero ser médico como Fulano de Tal".

Unos años después, con algunos años más, pero siendo niño, vivíamos en Lezica y cuando pasábamos en el ómnibus para la playa del Buceo, cada vez que pasábamos por la Facultad de Medicina, yo le decía: "Yo voy a venir a estudiar acá". Lo tenía claro.

-Es pediatra y oncólogo. ¿Por qué esas dos especializaciones?

-La primera cosa fue ser pediatra, porque siempre me gustó el contacto con los niños, jugar con ellos, bromear. La paso bien con los chiquilines. Cuando entré a hacer la especialidad al hospital Pedro Visca, ahí descubrí un mundo que no soñaba, vi algo que no había visto en la carrera de pregrado, que eran los chicos con enfermedades oncológicas, que prácticamente se morían todos en esa época. Me pareció que ahí yo podía ayudar. Después tuve mucha suerte, se dieron una cantidad de cuestiones, que me permitieron dedicarme a lo que había soñado en ese momento.

-Se llama Luis Alberto, pero todo el mundo lo conoce como Ney. Al punto que mucha gente cree que es su nombre y nadie lo escribe entre comillas. ¿Cómo nace ese apodo?

-En mi casa me dicen Ney. Mi viejo había acordado un nombre con la familia de mi madre pero cuando fue a anotarme, me puso el nombre de él: Luis Alberto. En venganza, la familia de mi vieja empezó a buscar un nombre alternativo para llamarme, me pusieron Ney y Ney quedó. Nunca me dijeron Luis Alberto en mi casa, pero mi cédula no dice Ney, dice Luis Alberto.

-Estuvo siempre muy vinculado al deporte, fue jugador de fútbol y de básquetbol. Fue presidente de la Federación de Básquetbol durante 16 años, fue presidente de CAFO, hoy es presidente de Defensor Sporting, su amado club. ¿Es un deportista frustrado que encontró en la dirigencia una salida? ¿O la vocación, precisamente, ha pasado por dirigir y administrar instituciones o federaciones en el deporte?


"Condujimos el básquet de Defensor desde cuarta a primera. Arrancamos en el 79 y en el 83 subimos a primera. De esa vez no bajó más. Ahí ya me quedé enganchado con la dirigencia, y a diferencia de ahora, en esa época era exitoso"

-Capaz que un poco de las dos. Yo jugué al básquetbol hasta que me aburrí. No era alto, pero en aquella época pasábamos más desapercibidos que ahora. Ya de grande terminé jugando en Defensor Universitario al fútbol, en la Liga Universitaria. Yo jugaba bien, hacía pila de goles, jugaba detrás del 9. Por el básquetbol, además, yo cabeceaba bien. Y un día dejé de jugar al fútbol, preferí liderar el grupo, que el grupo se mantuviera, a seguir jugando. Se armó un grupo tan lindo que nos hicimos íntimos amigos, al punto que han pasado décadas y ese grupo sigue vigente. Entonces, seguía jugando al básquetbol.

-¿Y era mejor futbolista o basquetbolista?

-Era mejor futbolista. Yo venía de afuera, de Santa Lucía, después a Lezica, en ninguno de los dos lugares tenía dónde jugar al básquetbol. Después me mudé a la zona del Estadio (Centenario), iba a la escuela del estadio, y ahí jugábamos al fútbol todo el día. Me agarró un amigo, que vivía en la misma cuadra, "Cacho" Perretta, un tipo que jugó en Bohemios y dirigió básquet con (Víctor) Berardi, y me llevó a Bohemios. Y ahí dejé de jugar al fútbol, aunque creo lo hacía mejor.

-Hasta que avanza por el lado de la dirigencia del deporte...

-Mi primera experiencia fue en Bohemios. Todos nos sentíamos jóvenes capaces de dar una mano en la dirigencia. Me encantaba estar en el vestuario, el contacto con los jugadores. Me encantaba intercambiar con los jugadores. Después, Luis Franzini, con quien yo había jugado al fútbol (para mí era viejazo, porque yo tenía 16 y él 32, llegó a jugar en el plantel principal de Defensor), un día me llamó para que junto a un amigo nos hiciéramos cargo del básquetbol de Defensor, que lo había fundado su padre, don Luis Franzini. No querían que desapareciera. Nos metimos ahí, y fue la primera oportunidad real como dirigente. Condujimos el básquet de Defensor desde cuarta a primera. Subimos en el 83 a primera, así que seguro arrancamos en el 79. De esa vez que subió, no bajó más, después se fusionó con Sporting. Y ahí ya me quedé enganchado con la dirigencia, y a diferencia de ahora, en esa época era exitoso.

Después yo emigré, estuve estudiando en Estados Unidos y en Inglaterra. Me acuerdo que un día, yo estaba en Estados Unidos estudiando, y en esa época todavía jugaba y dirigía. Yo tenía que volver por unos días a Montevideo, y Defensor estaba por jugar una final. Y se corrió el rumor: "Viene Ney de Estados Unidos, viene Ney de Estados Unidos", y los que no me conocían se pensaba que iba a venir un oso grande de dos metros... Cuando me vieron llegar, no podían creer que ese era Ney. El primer partido me lesioné, ya no jugué más, y subimos.

-Le cambio de tema. Usted fundó y dirigió la fundación Peluffo Giguens, para la recuperación y asistencia de niños con cáncer. Hasta que se abrió y fundó la fundación Pérez Scremini. En 2011, recuerdo, explotó un conflicto interno donde usted encabezando el cuerpo médico tuvo diferencias que fueron irreconciliables con el presidente de la fundación, Jorge Bartesaghi. A la distancia, ¿cómo recuerda esa quiebre y la salida de la Peluffo Guigens?

-Fue una movida muy arriesgada en ese momento, porque la fundación tenía mucha credibilidad, era el buque insignia de las fundaciones. Pero nosotros encontramos que se habían perdido los objetivos que habíamos apuntado a desarrollar: cada vez curar más chiquilines con cáncer, buscar nuevas tecnologías, preparar el equipo médico acá o donde fuera, y la nueva directiva de la fundación (de la cual nosotros como médicos no formábamos parte) creía que ya para el cáncer infantil se había hecho todo. En ese momento quizás sí, pero viste que el cáncer tiene una evolución constante. Creían que ya se había hecho todo y empezaron a focalizar el presupuesto en temas alternativos, que no tenían nada que ver con el objetivo por el cual habíamos fundado la fundación. Primero se conversó internamente, después lo hablamos con algunos dirigentes, algunos dirigentes de la fundación se fueron de ahí con nosotros.

-Fue arriesgado, porque la Peluffo Giguens tenía un prestigio ganado...

-Fue un salto temerario en su momento. Pasaron 10 años, hoy la Pérez Scremini es más que exitosa. Cada vez curamos más chiquilines, cada vez invertimos más en curar más y en ayudar a la gente... Hoy acá todos los tratamientos son gratuitos, los diagnósticos son gratuitos, así que no importa dónde naciste, tu posición socioeconómica, hoy el chiquilín más pobre tiene las mismas posibilidades de cura que el que está mejor económicamente.


"En la Pérez Scremini la tasa de curación supera el 80%. Son cifras muy similares a la de los países desarrollados. Tenemos embajadas en todos los departamentos y en algunos pueblos del interior que nos representan. Entre tratamiento y seguimiento atendemos a 3.000 gurises"

No nos fuimos de la Peluffo Giguens por dudar de la moral de nadie, sino que se habían desviado los objetivos por los cuales la fundación había sido creada, hablo de invertir en el mejor desarrollo de la facilidad en los medicamentos, etcétera, se estaba invirtiendo más en otros temas que podían ser importantes, pero no eran específicos en el cáncer infantil.

-¿Cómo funciona la Pérez Scremini hoy? ¿A cuántos niños atiende y con qué equipamientos cuenta?

-Hoy la fundación es re exitosa, lo más importante es que estamos curando más chiquilines. Estamos escribiendo un artículo para publicar en una revista anglosajona, donde decimos que la tasa de curación supera en algo el 80%. Son cifras muy similares a la de los países desarrollados. Tenemos una infraestructura médica, enfermería y asistencia social, que por todo lo que te dije antes, es muy importante. Tenemos embajadas en todos los departamentos y en algunos pueblos del interior que nos representan, y ayudan a los chicos con pocas posibilidades en lo local.

Entre tratamiento y seguimiento debemos atender fácil a 3.000 gurises. Algunos están bajo tratamiento, otros ya cursaron, pero hay que hacerle seguimiento, y otros que vienen a policlínica de seguimiento por las consecuencias del propio tratamiento o por la enfermedad. Hay una amplísima base de datos. Son chicos que vienen regularmente. Nosotros tenemos alrededor de 120 nuevos pacientes hasta 14, pero ahora conseguimos algo muy importante: extender la edad de atención a los 19 años. Vamos a tener, entonces, un aumento de 40 o 50 jóvenes más.

Acá en la fundación llevamos el registro nacional de cáncer pediátrico. Colaboramos con el registro nacional que está en la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer. Venimos haciendo un seguimiento desde 1992 de cuántos cánceres por año hay, su distribución en el país, cuántos son varones, cuántas niñas, la distribución por edades. Hubo una baja de ingresos en los últimos años, es pequeña, y no la sabemos explicar. Teníamos 133 por millón de niños menores de 15, ahora tenemos 120 por millón.

-Participa del spot que sacó el gobierno para concientizar de la importancia de cuidarse para combatir el Covid-19. ¿Lo ha vivido de cerca como pediatra? ¿Ha estado en la primera línea de combate al coronavirus?

-Te diría que no, porque los que trabajamos en pediatría estamos muy tranquilos, si comparás con otras especialidades. Participé en ese spot porque me eligieron, pero en Twitter he tenido mucha actividad respecto al tema. Yo ando en la calle constantemente, por el tema del deporte, voy a las prácticas y estoy con los muchachos jóvenes de Defensor Sporting. Me salió del alma tratar de colaborar en ese spot, cuando me llamaron, para concientizar.

-Decían infectólogos y virólogos que el Covid tenía poca incidencia en niños, pero da la impresión que eso cambió con la cepa P1 brasileña, que es el doble más contagiosa. ¿No es así?

-Todavía no está medido. Acá en el Pereira Rossell estuvimos meses sin tener un solo caso, ahora con la aparición de estos mutantes virales hemos registrado algunos casos, pero no hemos registrado ninguna muerte. Los chicos lo toleran muy bien, incluso pacientes oncológicos. Hemos tenido pacientes oncológicos que tuvieron o ahora están cursando el Covid, y la verdad es que lo toleran muy bien, además sin vacuna. Tenemos algunos adolescentes mayores de 18 que pudieron haber recibido la vacuna, pero todavía no la recibieron, incluso con complicaciones importantes desde el punto de vista de la enfermedad oncológica, y están cursando el Covid sin problemas.

-¿Cuál es el problema, entonces? ¿Qué sean vehículos para transmitirle el virus a población de riesgo?

-Claro, que sean transmisores del virus a personas de otra franja etarea y personas de riesgo.



"Hemos tenido pacientes oncológicos que tuvieron o están cursando el Covid, y lo toleran muy bien. Hay mayores de 18 que no recibieron la vacuna, incluso con complicaciones importantes, y están cursando el Covid sin problemas, pero pueden ser transmisores"

-Como médico, ¿le preocupa la inminente saturación de los CTI; según lo que anuncian los intensivistas? ¿O es de los que cree que no es tan así?

-Soy respetuoso de lo que opinen los técnicos. Lo que no me gustó para nada fue el tenor y los métodos utilizados. Hablo de la campaña del SMU, el instructivo para hacer una promoción alarmista de la situación. No me gustó la campaña del SMU. Me parece que hubiese sido mejor una campaña natural y espontánea, que una campaña programada, diciendo algunos colegas diciendo: "No damos abasto, ya estamos saturados", cuando en realidad, eso tiene una alta probabilidad sí, lo vemos, pero no me gustó el método.

-Usted entiende que todavía no están saturados los CTI como plantea la Sociedad de Medicina Intensiva o el SMU...

-En este momento no está pasando, pero es probable que pase en el futuro cercano.

-Hay una carrera invisible entre el ritmo de contagios, cada vez más acelerado por la cepa P1, y la vacunación, que también avanza muy bien. ¿Es optimista de que la vacuna le gane al virus?

-Lo que nosotros tenemos que mirar es a los que ya han recorrido el camino. Nos pasó igual con la parte oncológica: cuando empezamos en marzo de 2020 con la pandemia, estábamos aterrorizados con lo que le podía pasar a un paciente oncológico nuestro si se agarraba el Covid. Pasa que no había reportes bibliográficos suficientes de dónde apoyarnos, a ver qué iba a pasar con estos chicos. Hoy aprendimos, a través de la experiencia de ellos, que es rarísimo que pase algo con estos chicos, los oncológicos. Uno ve que en Israel se han reducido sustancialmente los casos más graves con la vacuna. Sigue habiendo Covid, pero los casos bravos ya no están. En Uruguay, como está desenfrenado el contagio y la evolución del virus, estamos jugados a eso, a la vacuna, más que a controlar la pandemia.

-En política ha estado vinculado al Partido Colorado, y hasta fue candidato a intendente de Montevideo en las elecciones municipales de 2010. ¿Volvería a ser candidato a intendente?

-No... Lo mío fue una actitud de apoyo y buena fe con el partido, con el cual me siento muy consustanciado. Hice todo lo que tenía que hacer cuando me vinieron a buscar. Me lo pidió la barra, y yo sentí que tenía que hacer una contribución. No me fue mal de acuerdo a las expectativas. Veníamos de votar, a nivel nacional en las elecciones de 2009 un 12%, y nosotros -mi candidatura- votamos un 19% en Montevideo. Yo me quedé entusiasmado. Conformamos un grupito excelente de compañeros, con los cuales mantuvimos una amistad. Estaba Gabriel Gurméndez (hoy presidente de Antel), estaba Lito Alfie (hoy director de OPP). Ramiro Gutiérrez, que hoy son amigos. Me vinieron a buscar nuevamente para la campaña siguiente, yo acepté en noviembre, pero en febrero se hizo la Convención del Partido Colorado y la gente se dividió entre (Edgardo) Novick (por el Partido de la Concertación) y mi candidatura. Entonces lo saludé y me fui para mi casa. El Partido Colorado terminó yendo con (Ricardo) Rachetti.

-¿Pero la política ya fue, o no descarta involucrarse más en política en algún momento?

-Me llegué a entusiasmar mucho con las propuestas de (Ernesto) Talvi, que me parecieron diferentes, Me involucré mucho sin pedir nada, obvio, fui al interior pila de veces, hice giras apoyándolo...

-¿Y lo decepcionó Talvi?

-Y bueno, cuando alguien se compromete es difícil de aceptar... Todo lo que la gente trabajó, si bien el esfuerzo mayor fue de él, hubo muchísima gente que creyó en ese proyecto, que lo votó, que lo apoyó, que juntó dinero, y todos los que lo apoyamos quedamos frustrados. Porque nuestro voto no está.


"Me llegué a entusiasmar con las propuestas de Talvi. Me involucré mucho sin pedir nada, hice giras apoyándolo... Cuando alguien se compromete es difícil de aceptar (que se baje)... Mucha gente creyó en ese proyecto, y quedamos frustrados"

Y yo... nunca digas nunca. También me han preguntado si voy a seguir en el deporte, después que sean las elecciones en Defensor Sporting. Yo nunca fui a buscar un puesto. A veces vienen a decirme "¿querés salir en tal cosa?", "¿querés acompañarme en tal cosa?", si me gusta el emprendimiento, lo considero, y si no, no. Ya estoy bastante entretenido, de todos modos.

-Desde abril de 2019 y hasta abril de este año es presidente de Defensor Sporting. Hace un año era impensable pensar que Danubio o Defensor Sporting descendieran a la B, y bajaron ambos de categoría. Es uno de los clubes más importantes de la historia del fútbol uruguayo, el primer "chico" en ser campeón Uruguayo en el profesionalismo. ¿Por qué bajó Defensor Sporting?

-Creo que fue multifactorial. El otro día salí en la radio a adjudicarme la responsabilidad, después salió Andrés Fleurquin a decir algo parecido. Nosotros conversamos mucho de todas las cosas. Algunos periodistas lo analizan de forma muy simplista diciendo que acudimos a muchos jugadores de afuera y no utilizamos la cantera de juveniles.

-¿Y no fue así?

-No es así. Nosotros usamos toda la cantera. Ya veníamos con la cantera en la cancha, cuando dirigía (Ignacio) Risso, y cuando dirigió (Alejandro) Orfila, y en el último período (con Gregorio Pérez) sumamos cuatro más. Teníamos toda la Tercera los jugadores más o menos relevantes ya estaban arriba, en Primera, desde abril de 2019.

Se profesionalizó la gestión como acá no se ha profesionalizado ninguna institución, tuvimos una secretaría técnica que fue muy vilipendiada, que ayudó al entrenador y a la gerencia deportiva a crear un equipo Nosotros iniciamos el campeonato este de 2020, en diciembre teníamos dos jugadores por puesto, teníamos al entrenador, y teníamos todo pronto, cuando el 90% de los equipos no tenía todo pronto. Arrancamos bien, después vino la pandemia, ahí ya empezamos a andar mal, a dudar de nosotros mismos, no mantuvimos el estándar de juego, hubo partidos insólitos en los que nos empataron o nos ganaron en la hora o en los minutos adicionales... Hubo como cuatro partidos así, donde nos empataban o nos ganaban en el último segundo de cuatro minutos de alargue. Contra Boston River, por ejemplo, o contra Wanderers, donde íbamos ganando 1-0, atacamos dos veces contra el arquero solos, dos jugadores diferentes, y la tiraron afuera, y en el último segundo nos empatan.

Y el tema arbitral: hubo fallos muy contundentes y pesados que fueron determinantes. No tengo derecho al pataleo, porque calavera no chilla, pero vos mirás y de los últimos 11 partidos, Boston River tuvo nueve penales a favor, más que Nacional y Peñarol juntos. Es difícil de deglutir eso... pero los números cantan eso.

-¿Tiene alguna autocrítica?

-La culpa es del presidente. Siempre la culpa es del presidente. Habremos trabajado mucho -te aseguro que es así-, te puedo asegurar que a los jugadores les dimos todo, todo, la mejor ropa, las mejores canchas para entrenar, cinco canchas, pero bueno... La gente está muy enojada y yo estoy muy triste más que enojado. Pero en el fútbol 2 más 2 no da 4. Y además... las cosas increíbles de los últimos partidos: Boston River le gana a Nacional y a Liverpool, los dos candidatos a ganar el campeonato.

-Bien por Boston River entonces, que se puso las pilas y salió adelante en las difíciles...

-Se puso las pilas, y contó con alguna ayudita...


"La culpa (del descenso de Defensor Sporting a Segunda) es del presidente. Habremos trabajado mucho, te puedo asegurar que a los jugadores les dimos todo, todo, pero bueno... La gente está muy enojada y yo estoy muy triste más que enojado. En el fútbol 2 más 2 no da 4"

-Va a ser un campeonato competitivo el de Segunda División Profesional, con Defensor, Danubio, Cerro, Rampla y el Atenas de Diego Forlán. ¿Cuál será la receta para volver a Primera, ahora de la mano de Eduardo Acevedo? ¿Apostar a los juveniles? ¿Comprar algunos jugadores que hagan la diferencia?

-Visto los resultados, no soy el hombre de las recetas, ja. No me quedan muy bien las recetas. Se está armando ya con el entrenador, tendrá que armar un mix como se hace siempre, con algunos jugadores jóvenes que son importantes y seguramente mantener algunos de los jugadores del plantel que son muy buenos, y reforzar los puntos que han sido la complicación mayor que tuvimos nosotros. La prioridad es ofensiva, carecimos de contundencia en la mayoría de los partidos para traducir el mayor juego en goles. Ahí están trabajando Acevedo con la gerencia deportiva para tratar de reforzarnos en esa área. Se reforzará en la ofensiva.

-¿Cuánto le afectó la pandemia a usted y su familia?

-Tengo amigos jorobados, ahora está complicado Ricardo Alarcón, que fue presidente de esta fundación... Pero en la familia, en general, nos hemos portado bien y no nos agarró. Tenemos la limitante de no poder juntarnos, a esta altura de mi vida no es una limitante menor. A esta altura de la vida uno necesita juntarse más con los afectos, compartir más con la familia, pero hay que respetar las burbujas, para que no se den contagios. Se ha hecho largo esto...

-Más allá de Defensor Sporting, y la pandemia, ¿es feliz?

-Si me preguntabas hace una semana, te decía que era un infeliz. Pero soy, sí, tengo la mejor familia del mundo. Trato de decirle a mis nietos que venimos de una familia que hizo mucho sacrificio, y ahora nosotros estamos en una situación de apreciar todo eso y disfrutar los nietos, las hijas, la familia entera, mi vieja que todavía vive con 93 años, y bueno, una enorme cantidad de amigos que hice entre el deporte y la medicina. Más no puedo pedir.

Por César Bianchi