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Caso Cecilia Fontana: las claves del dictamen del fiscal, que pide prisión para Zabala

Ricardo Perciballe lo considera coautor del homicidio con vinos envenenados en 1978, ya que en una botella había huellas del subcomisario.

15.12.2023 17:15

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2023-12-15T17:15:00-03:00
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Montevideo Portal

En un nuevo episodio del caso de los “vinos envenenados”, el fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, solicitó a la Justicia que se procese con prisión al subcomisario Ricardo Zabala, dado que lo considera coautor del homicidio de Cecilia Fontana de Heber, tal como informó El Observador y confirmó Montevideo Portal.

La víctima, madre del senador y exministro del Interior Luis Alberto Heber, murió en agosto de 1978 al beber vino de una botella obsequiada a su esposo, Mario Heber Usher, por un anónimo durante la dictadura.

Luego de conocerse la noticia del pedido del fiscal, la Dirección de Comunicación de Fiscalía General de la Nación compartió el dictamen escrito por Perciballe, en cuyo petitorio señala que “existen elementos de convicción suficientes para sostener prima facie, que J. R. Z. Q [Zabala], resulta responsable en calidad de coautor de un delito de homicidio muy especialmente agravado por la reiteración y especialmente agravado por la premeditación y la utilización de veneno”.

En el texto se muestra que hay “habida cuenta” de que Zabala “formó parte del grupo de conjurados que, premeditadamente, orquestaron la remisión de las botellas con veneno hacia tres reconocidos opositores políticos al régimen dictatorial [Mario Heber, Carlos Julio Pereyra y Luis Alberto Lacalle Herrera]”.

“Los agentes remitieron tres botellas a distintas personas. En dichas botellas se constató la presencia del veneno conocido comercialmente como Fosdrin. Como resultado de dicha conducta, falleció la Sra. F. H. [Fontana]; claramente pudieron haber corrido igual suerte los destinatarios de las otras botellas y aun a quienes estos convidaran con la bebida”, sostiene Perciballe, para el que “resulta evidente” que la acción de los perpetradores del crimen era acabar con la vida de los destinatarios de los vinos.

“De lo anterior se infiere que nos encontramos frente a un homicidio consumado y, al menos, a dos tentativas de homicidio, desde que las otras botellas se dirigían a víctimas diversas”, señala.

El fiscal se refiere, además, a uno de los hechos controvertidos de la investigación judicial original del crimen: “Del expediente no surge una medida básica que debieron ordenar los investigadores: la pericia dactilar de las botellas”. Perciballe dice luego que el informe dactiloscópico hecho en 1978 sobre dos botellas no fue incorporado al expediente judicial.

En ese informe, que recién se adjuntó a la causa en 1988, se señala que en una de las botellas periciadas había una huella dactilar de a quien nombran como L. A. H. L (Luis Alberto Lacalle Herrera, uno de los destinatarios de las botellas), y que en la otra “se revelaron cuatro rastros dactilares”, tres de ellos correspondientes a los dedos índice, medio y anular de la mano del subcomisario Zabala.

En 1988, diez años después del crimen y ya en democracia, el nuevo juez de la causa solicitó al Ministerio del Interior que remitiera toda la información del caso Fontana, según Perciballe.

En cuanto a los “motivos para los atentados”, Perciballe señala que en 1978, como ya había ocurrido en 1976, “existían, por un lado tratativas con miras de alcanzar una salida institucional y la sustitución del Presidente A. M. [Aparicio Méndez] —de avanzada edad y con problemas de salud—, y por otra una puja interna en el seno de las Fuerzas Armadas por el poder y por evitar una vuelta a la democracia”.

“En paralelo con estas tratativas por una eventual salida institucional, se reiteraba una vieja disputa por el liderazgo del Ejército, y en definitiva del poder y el rumbo a seguir. Desde comienzos del golpe de Estado se mantenía cierta rivalidad entre el grupo de los Tenientes de Artigas (que se lo reconocía como el sector más duro y totalmente comprometido con las graves violaciones a los derechos humanos) y el conocido como Chucrut, también de origen nacionalista y comprometido con el proceso civil y militar, aún cuando más permeable a algunos cambios”, dice el fiscal.

Perciballe destaca que la Dirección Nacional de Inteligencia e Información (DNII), del Minsterio del Interior, y el Servicio de Inteligencia de Defensa (SID) se encontraban haciendo un seguimiento de Heber, Pereyra y Lacalle durante la dictadura, al explicar los motivos por los cuales se los tuvo como blancos del atentado.

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