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Canessa y un nuevo libro sobre la tragedia de Los Andes

"Vivimos tan inconscientes de lo vulnerables que somos", aseguró Roberto Canessa en España, al presentar el libro "Tenía que sobrevivir".

20.05.2016 10:16

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2016-05-20T10:16:00-03:00
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Mirar la vida a través de la pantalla de un ecógrafo para detectar males del corazón es el quehacer diario de Roberto Canessa, más conocido por ser uno de los supervivientes del accidente aéreo de los Andes en 1972.

Junto a Pablo Vierci, el cardiólogo pediátrico Canessa escribió el libro "Tenía que sobrevivir", en el que explica cómo el siniestro en los Andes inspiró y dio sentido a su vocación profesional para salvar vidas.

"La adicción por la vida se contagia a los hijos", afirma en una entrevista con Efe en la ciudad española de Valladolid, donde asiste al Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica.

El libro es un recorrido en paralelo en el que compara la ventanilla del fuselaje por la que contemplaba la luna tras el accidente con el ecógrafo que ahora le amarra a la vida de sus pacientes.

La simbólica "caída del avión" es la enfermedad de un hijo, la desgracia que ronda a los humanos, en opinión de Canessa, quien no propone una vida acobardada por esas hipótesis, sino un recorrido que exprima cada momento como si fuera el último.

"Vivimos tan inconscientes de lo vulnerables que somos", dice.

Compara su sensación cuando fue sepultado por un alud de nieve con lo que debe sentir uno de 'sus bebés' que le mira para agarrarse a la vida y tiene como único hilo de comunicación "su mirada", porque "los ojos son la ventana de la mente".

Así enfoca su profesión Canessa, que actualmente trabaja en el Hospital Italiano, donde aún hoy se cruza con algunos de sus compañeros en el accidente aéreo que inspiró el conocido libro y posterior película "¡Viven!".

"El libro te permite volver a sentir esa situación que te hace valorar la vida de una manera diferente, no hay que esperar a que se te caiga el avión para darte cuenta de lo bien que estabas", aconseja el doctor.

Asegura que "nunca" le dice a unos padres que no se puede hacer nada por su hijo enfermo, "porque siempre se puede hacer algo", aunque asume "con calma y sin miedo" que hay ocasiones en las que la vida se escapa entre sus manos.

"No se trata de ser exaltado, sino de promover un compromiso por ser valiente", resume en referencia a que "la leyenda" de su persona "es una cosa externa" a él, ya que vive "el día a día" con distancia respecto al "muchacho que cruzó los Andes", de quien admira "muchísimo su coraje y valentía", pero que es parte del pasado.

El lugar en el que el 13 de octubre de 1972 se estrelló el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se ha convertido en "un lugar de peregrinación donde buscar respuestas", al que ha acudido sus propios hijos, quienes escuchaban y escuchaban la historia sin haber estado nunca allí.

"Es un lugar muy triste pero tiene mucha fuerza", le confesó su hija, con quien coincide en que se trata de un paraje "donde la naturaleza muestra todo el poder y sientes que puedes palpar la vida, como los niños que apenas dan un tímido latido de corazón para mantener el hilo conductor".

Niega que existan secretos que no se hayan contado sobre lo que ocurrió en aquellas montañas heladas en las que cayó el avión que transportaba a jugadores de rugby y sus familiares, con destino a Chile.

EFE