Por Julián Moreno
Más de una vez se ha dicho que el año comienza tras la llegada del último ciclista. Este “comienzo” de 2025 marcará también que se acercan las elecciones departamentales y municipales, que serán el próximo domingo 11 de mayo.
En tal sentido, Montevideo Portal consultó a Mariana Pomiés (directora de Cifra), Rafael Porzecanski (director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores) y Eduardo Bottinelli (director de Factum), sobre si estamos ante una campaña de poco interés a lo largo del territorio nacional, o si la contienda por las intendencias se encuentra dentro de los parámetros esperados.
Al respecto, Bottinelli destaca que “hay que separar el interés o desinterés por las elecciones departamentales y municipales”.
Eduardo Bottinelli. Foto: Focouy
“No es homogéneo”, indica el sociólogo. Además, suma, “una cosa es lo que pasa en Montevideo o en gran parte de Canelones, y otra es lo que puede darse en el resto de los departamentos”.
Justamente, en relación con esto último, Pomiés sostiene que “hay otro fervor que no se ve en Montevideo”. “No podemos quedarnos con una mirada tan local”, apunta.
Porzecanski, en esta misma línea, resalta que “es un poco similar a lo que pasa en las elecciones internas, donde muchas veces Montevideo ha tenido una de las tasas más bajas de participación”.
Así, entre los consultados, las posturas parecen ser bastante similares: los montevideanos no están demasiado al tanto de lo que sucede de cara a las elecciones departamentales en la capital.
En tal sentido, Bottinelli plantea tres razones para entender el interés o el desinterés de los votantes: la campaña interpartidaria, la campaña intrapartidaria y la competencia municipal.
En primer lugar, señala que hay que tener en cuenta el “entusiasmo” que genera “una competencia entre partidos”. Al respecto, remarca que lo que sucede en Montevideo es distinto a lo registrado en el interior. “Hay otros departamentos donde se da una confrontación directa de modelos de gestión, por ejemplo, en los que han tenido alternancia de partidos”, dice.
Mariana Pomiés. Foto: Focouy
Con respecto a cuánto interés despierta la competencia intrapartidaria, el director de Factum apunta a que, según marcan las encuestas, habría un camino bastante allanado para que Mario Bergara y Martín Lema lideren sus partidos en la capital. “Hay departamentos que son muy competitivos entre sectores, básicamente dentro del Partido Nacional, que es donde se da este tipo de disputa con mayor asiduidad. La competencia interna dinamiza la participación y también el entusiasmo, las recorridas y demás”, explica.
En relación con esto, Cifra marca en su última medición del 3 de abril al Frente Amplio como favorito, con un 48% de los votos, y a Bergara sobresaliendo con un 28%. Mientras que el 41% de los encuestados prefiere a la Coalición Republicana, con Lema con el 29%. En tanto, Factum publicó el 1° de abril que el 49% de los encuestados votaría a la izquierda y el 36%, a la derecha; Bergara se quedaría con el 32% y Lema con el 29% del total. Por último, Opción coloca a Bergara y a Lema con un 25% de intención de votos, y proyecta al FA ganando por 46% a 41%.
El tercer punto de análisis es la competencia en los municipios, algo en lo que Montevideo tiene una brecha amplia respecto de lo que sucede en el resto del territorio. “En Montevideo, la elección municipal no despierta pasiones. De hecho, es casi que el único departamento donde hay menos votos a lo municipal que a lo departamental”, completa.
Rafael Porzecanski. Foto: Focouy
Elecciones municipales, el principal desinterés capitalino
Según datos de la Corte Electoral, Montevideo fue el departamento con la tasa más alta de votos en “blanco parcial” en las elecciones de 2020, es decir, en los que solo había una papeleta en el sobre: la que elegía intendente o la que indicaba una opción de alcalde.
En la capital más de la mitad de los votantes (un 54,24% equivalentes a 475.940 electores de 877.329) colocaron una sola lista. En el otro extremo estuvo el departamento de Flores, con apenas 65 votos parcialmente blancos de 972 votantes que sufragan en zonas donde pueden votar alcaldes. En total, esto representa menos del 7%.
De todos modos, para esto hay que tener en cuenta que solamente Montevideo, Canelones y Maldonado cuentan con una división total de municipios. Al tiempo que muchas localidades del resto de los departamentos no eligen alcalde.
Sin embargo, no solo la elección municipal despierta pocas pasiones en Montevideo.
Los especialistas en opinión pública proyectan una campaña “corta y fría” también en la votación de intendentes.
Porzecanski destaca dos aristas para entender esta situación en la capital. Por un lado, “el Frente Amplio ha triunfado en forma consecutiva varias veces, por lo tanto hay una percepción de la población de que no es una elección de alta competitividad”.
“Por ahora también los números siguen mostrando a la izquierda arriba de la coalición, entonces la percepción de que puede haber un probable ganador le puede quitar condimento o interés a la contienda”, agrega.
Además, el director de Opción destaca que el alto índice de desaprobación con el que cierra la gestión de la Intendencia de Montevideo también explica el desinterés, teniendo en cuenta que, “desde que existen datos de opinión pública, es la que cierra con peor saldo en ese sentido”.
“Por tanto, no es una época de entusiasmo en términos de los ciudadanos con la Intendencia de Montevideo y eso obviamente también le puede quitar un poco de color a la campaña”, plantea.
Bottinelli, en tanto, destaca que cambió la forma de hacer campaña, dado que, según entiende, ya no hay tantos eventos masivos, sino que las redes sociales han cobrado relevancia. “Estamos yendo a unas campañas electorales con mucha más diversidad de medios, con las redes sociales como un medio en sí mismo con una trascendencia importante. A esto se suman los medios de comunicación tradicionales, las recorridas y demás. Lo que no estamos teniendo, y eso está cambiando, es grandes actos centrales, que antes se hacían con más recurrencia y ahora solo hay 1 o 2 por campaña electoral”, dice.
Otra de las aristas para analizar es el rol que cumplen los candidatos en esa desmotivación generalizada. Bottinelli apunta a que “cuando hay candidaturas fuertes, despiertan otro tipo de pasión”. Sin embargo, según su visión, “hoy no tenemos en Montevideo candidaturas extremadamente fuertes que despierten pasiones”.
Por su parte, Pomiés entiende que estos candidatos no son más que una representación de la sociedad. “El grueso de los uruguayos se ubica en el centro, no le gustan mucho las controversias ni las peleas, y valoran de los candidatos que puedan relacionarse bien con todos. Esa es la actitud que más conforma a la mayoría y, por eso, la están tomando y me parece natural. Para la socióloga, “las elecciones se resuelven en el centro, por eso caminan hacia allí”.
Mientras tanto, Porzecanski destaca que son candidatos “en construcción”, pese a que, “si bien tienen recorrido en la política, están en ese lugar por primera vez”.
¿Elecciones nacionales y departamentales juntas?
La reforma constitucional de 1996 marcó una serie de cambios en la historia de la vida electoral: la consagración de las candidaturas únicas por partido para la Presidencia; la creación de las elecciones internas; la creación del balotaje; la limitación de candidaturas a las intendencias, y la segregación temporal de las elecciones nacionales y las departamentales.
El poco interés puede llevar a cuestionar la pertinencia de la celebración de comicios separados y, por ende, la posibilidad de que se elija al presidente y los intendentes en la misma jornada electoral.
Sobre esto, Pomiés es tajante: “Creo que ya aprendimos que son cosas bien distintas. La gente la vive distinto, le da otra libertad a los candidatos. Las campañas son distintas. Creo que está bien así, que fue un gran acierto separarlas y que eso es bueno”.
Porzecanski es más mesurado en su postura. “Me gustaría escuchar argumentos en pro y en contra. Obviamente, un argumento a favor puede ser la reducción del tiempo del ciclo electoral. De algún modo está el cansancio de los electores; se hace largo. Al final se está en campaña 15 meses del ciclo electoral de 60, que es lo que dura el mandato, un 25% del tiempo”, reflexiona.
Además, agrega el sociólogo, “también hay un ahorro de costos si se hicieran [elecciones] simultáneas, porque es un operativo logístico importante”.
Sin embargo, contrasta que “uno podría argumentar que la gestión municipal o departamental merece un lugar protagónico, y que eso podría quedar un poco oscurecido si uno entra a una campaña nacional”.
“No creo que sea un asunto que tenga una respuesta clara. Es un debate más de tipo normativo”, concluye.
Para ilustrar esto, Bottinelli cuestiona la aplicación de la reforma electoral y alega que en su momento “faltó trazar una línea continua de qué significaba cada instancia” del ciclo electoral.
El director de Factum ilustra este concepto con la diferencia que existe en la forma de candidatearse entre la elección nacional y la departamental. “Por un lado, en la elección nacional con voto obligatorio —que tiene unas reglas que implican 50% para que no haya segunda vuelta— se hace la elección legislativa junto con la presidencial, con candidaturas únicas. Y después, por otro lado, pasamos a esta elección separada, departamental y municipal, donde el voto es obligatorio, pero las candidaturas son múltiples y no hay segunda vuelta. Entonces, yo creo que el sistema necesita revisarse en su conjunto”, considera.
En esta línea indica que, de todas maneras, una de las bondades de la separación entre elecciones es la posibilidad del “voto cruzado” entre partidos, que, dada la distancia temporal, evita el arrastre de votos del candidato nacional al departamental.
“Además, la elección departamental es justo a los dos meses y poco de que asume un gobierno y eso ya ensucia un poco el arranque. Creo que hay que pensarlo, si van a seguir siendo separadas, en qué cronograma, y cómo va a dialogar eso con las otras instancias del ciclo electoral”, sentencia.