Contenido creado por María Noel Dominguez
Internacionales

A Dios rogando

Cabo Daciolo, el candidato brasileño que encomienda su campaña a Dios

Tiene 1% en las encuestas, pero "100% de chances con Dios": con la convicción de que la fe mueve montañas, Cabo Daciolo se convirtió en uno de los fenómenos mediáticos de la campaña presidencial en Brasil.

18.09.2018 07:21

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2018-09-18T07:21:00-03:00
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El diputado había aceptado hablar con la AFP cuando partió para "orar y ayunar durante 21 días en las montañas, por el país y por Jair Bolsonaro", candidato de la extrema derecha apuñalado a inicios de septiembre, con quien tiene fuertes afinidades.

El anuncio del retiro lo anunció a sus 264.000 seguidores en Facebook. Aunque casi no realiza apariciones públicas, Biblia en mano acostumbra a arengar a sus internautas con virulentos videos que comienzan con un "Gloria a Dios".

"No soy un político, soy un enviado de Dios", exclamó en Instagram el bombero de reserva, de 42 años, de físico atlético, que quiere expulsar a Satanás del Congreso en Brasilia.

"Todo el mundo dice: Daciolo, estás loco de lanzarte a la campaña", explicó a la revista Epoca. "Para los hombres, mis posibilidades son de menos de 0,001%. Pero para Dios, son de 100%", aseguró.

Para él, "los sondeos mienten", el "fraude electoral" será masivo, pero la victoria está asegurada.

- Ayuno y oración -
Daciolo encontró en su esposa Cristiane una encargada de comunicación incondicional.

"Su ausencia es solo física, las redes sociales están a mil por hora en la campaña por Daciolo", aseguró a la AFP en mensajes por WhatsApp.

¿Pero no se arriesga a ser penalizado en las urnas por una larga ausencia?

"Él cree que esta campaña se ganará con ayuno y oración. De la misma forma que Dios en el primer debate lo llevó de anónimo a una persona conocida nacionalmente", respondió.

Tras ocho horas de escalada, Cabo Daciolo se aisló en la cima de una montaña de la zona oeste de Rio, con un grupo de bomberos y pastores evangélicos.

El 12 de setiembre, en un prolongado video en Facebook, el candidato, ataviado con una camisa de leñador, vocifera ante un fuego de camping nocturno.

"Soy el próximo presidente de la República", grita mientras salta tras haber leído un pasaje de la Epístola a los Efesios: "Despierta, tú que duermes".

Con el Nuevo Testamento en mano, fustiga a las élites políticas "ligadas a la masonería", a los medios y al "sistema corrompido por algunas familias como la Rockefeller".

Para luchar contra la criminalidad, hay que hacerles leer la Biblia a los narcotraficantes, dice.

En Instagram, la foto del candidato leyendo la Biblia en una hamaca le vale comentarios poco cristianos. "Ese candidato está mentalmente perturbado. ¿Creen que en política se gana con estas locuras?", se pregunta un internauta.

"¿Este señor tiene un programa político? ¿Qué va a hacer por la salud, la educación, los jubilados, la seguridad?", se pregunta otro.

- La Biblia en un debate televisivo -
Cabo Daciolo no fue siempre un santo. "Bebía mucho, era mujeriego", admitió a Epoca, que cuenta cómo primero frecuentaba la iglesia Bola de Neve, creada por un surfista, con un altar en forma de tabla.

Luego este carioca ganó notoriedad al liderar una huelga de bomberos en 2011 en Rio. Pasó nueve días en prisión.

Le siguió la diputación federal bajo la bandera del PSOL, un partido de izquierda laica, que lo expulsó a principios de 2015 por querer cambiar el artículo 1 de la Constitución: pasar de "todo el poder emana del pueblo" a "todo el poder emana de Dios".

Así aterrizó en el partido Patriota, que lo acogió para la presidencial al no conseguir reclutar a Bolsonaro.

Hijo de coronel, muestra una proximidad ideológica con el excapitán, sobretodo su militarismo.

Bolsonaro cita usualmente a Dios, pero el fervor de Daciolo, un pastor itinerante, no tiene parangón. Es el primer candidato en haber leído la Biblia durante un debate televisado. Propuso una semana nacional de adoración de Dios, para comenzar el año con el pie derecho.

Cabo Daciolo encontró un nicho entre los brasileños asqueados por la política, un terreno en el que prosperan las iglesias evangélicas en Brasil.

AFP