Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
"Bigote" López atiende la cantina del Villa Española, una institución que es "más que un club" como el Barcelona (pero en el caso de los aurirrojos, es verdad). Además de hacer de cantinero, atiende a un herrero que va a poner rejas, contrata músicos para que canten, gestiona que comunicadores den charla para un plantel de futbolistas, organiza bibliotecas en los vestuarios, lidera huertas, vende rifas y camisetas. Ah, y es el capitán y goleador del club, que hoy está segundo en la Segunda División Profesional (más conocida como "la B"), apenas a un punto del líder.
Santiago, como se llama el icónico jugador número 8 de Villa Española, es más conocido por el apodo que heredó de su padre Eduardo -quien sí tenía bigote, claro-, un carnicero de barrio en 20 de Enero y Salari. El "Bigote" futbolista no quería ser jugador de fútbol cuando era chico, dice que se dedicó a esto por casualidad, pero sigue jugando a los 38. No porque ahora sí le guste, sino porque el fútbol, para él, es una excusa para muchas cosas: para generar conciencia y "cabeza" en los futbolistas, para cambiar al deporte desde adentro y morder algo más de dinero en el negocio millonario, para pelear por causas sociales que le preocupan.
Por eso levanta su camiseta tras gritar un gol y muestra la margarita deshojada que dice "Todos somos Familiares", por eso en otro mensaje pregunta si sabe el espectador cuánto gana un jugador de la B, por eso en definitiva, le importa más ser un militante social barrial que quiere transformar al fútbol de adentro que hacer goles. Igual, sigue haciendo goles (en el último partido, tras la entrevista, convirtió el tercero que dio vuelta 3-2 el partido contra Racing).
Sueña con trabajar para la dirección de Cultura de la Intendencia de Montevideo legitimado como futuro técnico en Gestión Cultural y solo se sentirá satisfecho cuando sienta que su discurso es seguido por sus colegas, quienes en su gran mayoría hoy lo ven como un loco.
Charla con un futbolista al que cada vez le gusta menos el fútbol, ese juego/negocio/deporte que está empecinado en cambiar.
-¿Siempre quisiste ser futbolista?
-No, no, ni ahí. No tengo ni idea. Creo que soy futbolista de casualidad nomás. No tengo recuerdos de chico de querer ser futbolista y jugar en la selección...
-Qué curioso: todos queremos ser futbolistas cuando somos chicos y no llegamos. Vos no querías serlo y te dedicaste a eso toda tu vida.
-Es verdad... Yo creo que quería ser rocanrolero. Digo ahora que no me gusta el fútbol. Así que imagínate.
-Tenés 38 años. ¿Por qué seguís jugando al fútbol?
-Hoy en día porque estoy enmarcado en este concepto de "Cultura de barrio", juego en el club del que soy hincha, del que me enamoré desde chico. Y utilizo el fútbol como una caja de resonancia, hay cosas que me incumben y me mueven mucho más que el fútbol. Y que el fútbol es parte de, porque también el sistema fútbol, si lo pudiera cambiar, estaría genial.
-Estamos en la cantina de la sede de Villa Española, en Camino Corrales y José Pedro Varela. Vivís a siete cuadras de acá. Tu arraigo al club y al barrio es muy fuerte. ¿Acá en Villa Española te formaste como persona?
-Seguro, seguro. No sé si en el club, pero sí en la esquina, en el barrio, en la vuelta. Yo me crié a dos cuadras de acá y venía a la cancha vieja, y paré mucho por acá, me curtí bastante.
-Decís en el libro La vida después del fútbol, de Sebastián Chittadini y Patricia Pujol, que hace tiempo que no sos jugador profesional, porque no te cuidás y te "chupa todo un huevo". Me da la impresión que hay algo de ideológico en eso de no cuidarte: en buscar la autenticidad, en ser vos y hacer lo que te gusta. ¿Hay algo de eso?
-Sí. En realidad, lo que pasó es que cuando debuté en Primera División el fútbol me encandiló y me hizo creer que iba a jugar en Europa, y después de un tiempo me di cuenta que no tenía que dejar mi vida y las cosas que me gustan por el fútbol. A mí me gusta el rocanrol y no va de la mano del fútbol, me gusta la esquina, me gustan los amigos, y supuestamente no va de la mano del fútbol profesional. Para mí va de la mano.
-Nunca entendí la asociación del futbolista con la música tropical. Es un gusto que se repite...
-Para mí no es un tema de gustos; el sistema crea prototipos y hay que repetirlos. Desde los peinados, los tatuajes, la música, entonces el que sale de todo eso es como un loco suelto. Yo a veces me siento un loco. Meto una camiseta (con una reflexión) y... me río igual, pero es como: "Pah, y a este loco, ¿qué le pasa?" Todos los demás tienen la misma posibilidad y nadie lo hace. O voy a una asamblea de la Mutual y me pongo a gritar, después me digo: "¿Qué estoy diciendo?". Pero ta, soy así, soy auténtico. Y si soy gordo y soy goleador, soy un gordo goleador, me chupa un huevo.
-Por eso de la búsqueda de la autenticidad, quizás, se explique la famosa cláusula en tu contrato que te permite ausentarte cuando hay un concierto del Indio Solari y su banda. Digo, eso de hacer lo que tenés ganas de hacer.
-Es que eso pasaba sin cláusula. Yo me iba a la mierda, mentía lesiones, y me sentía reprimido en parte. Lo que me pasa con la cláusula es cuestionar qué es la felicidad de uno, ¿no? No podemos dejar todo lo que te hace feliz por el fútbol. Entonces, bo... cuando nace tu hijo, andá a verlo, no vayas al fútbol. Hay jugadores multimillonarios que ven el nacimiento de sus hijos por una camarita web. ¿De qué estamos hablando? El club los obliga a quedarse en la concentración y los hace esclavos de un sistema. Y no, me parece que la felicidad va por otro lado. Yo cuestiono eso. A mí me hace feliz ir a un concierto del Indio. ¿Todo el tiempo tengo que jugar al fútbol? ¿Todo el tiempo tengo que ser profesional? Aparte que me dio para darle un lugar de privilegio, porque para mí los Redondos son mi vida. Es una forma de vivir. Entonces dije: "Esto a mí me hace feliz, ¿cómo hacemos?" Y de paso blanquee todo, y ya no hubo necesidad de mentir o inventar lesiones. ¿Sabés cómo paso yo la semana antes de cada toque? Enfermo... Y me voy a donde sea.
"El sistema crea prototipos que se repiten. Desde los peinados, los tatuajes, la música, y el que sale de eso es un loco suelto. Meto una camiseta (con una reflexión) y es como: 'Y a este ¿qué le pasa?' Los demás tienen la misma posibilidad y nadie lo hace. Soy un gordo goleador, me chupa un huevo".
Mi compañera de viaje lo tiene claro. No me aguanto. Una vez estando en Guatemala, donde yo jugaba, me fui al aeropuerto el día anterior, me iba a tomar un avión para ir a Argentina. Yo estaba en Guatemala y ya sabía que tal día tocaba el Indio en Córdoba, y pasé toda la semana maquinando... y el día antes, a las 18 horas me fui en el auto al aeropuerto sin decirle nada a nadie, pedí un pasaje y no me entró la conexión con Panamá. No pude ir. Es como que no razono, ¿viste?
-Decías en el capítulo de ese libro que hace poco el fútbol casi te retira, porque estuviste 14 meses sin jugar y no querías seguir. Ahí decías que no te gusta jugar al fútbol con amigos, por diversión, sino que lo tomaste como un laburo. El hecho de que no disfrutes de practicar el deporte de forma recreativa, solo por divertirte, ¿no hace que se pierda un poco la esencia de esto? Me refiero a jugar a la pelota como lo hacíamos de niños.
-A mí me lo cuestionan pila eso de que no me gusta jugar con amigos... A mí me gusta el juego, en realidad, pero el juego competitivo. Cuando entro a la cancha, es como la única parte que me gusta del fútbol. La competencia, intentar ganarle al otro, ser pícaro en la cancha, buscarle la vuelta, divertirme, disfrutar. Yo me divierto jugando. Mi arenga cuando entramos a la cancha es: "Bo, diviértanse, disfruten, esta es la parte donde no hay ninguna presión". Hay un arte, hay que sacarlo, y el arte es disfrutar. Pero con amigos me rompe un poco las bolas, prefiero quedarme afuera a tomar una cerveza, los miro jugar y me río.
-Has jugado en varios equipos de acá, pero también emigraste a Guatemala, Argentina y Brasil. ¿Te hubiera gustado jugar en Europa? ¿O por tu forma de ser esto no es un pendiente?
-El otro día le decía a Emiliano Albín (NdeR: ex jugador de Peñarol, Boca y la selección uruguaya, hoy en Villa Española) que me hubiera gustado ir al Benfica, hacer la presentación con la camiseta, firmar un contrato de esos que firman de 40.000 dólares por mes (NdeR: se queda corto, eso es lo que gana un jugador referente en Peñarol o Nacional hoy), hacer la presentación y no ir más. Cobrar un sueldo y andar por toda Europa de mochilero con la familia. Eso es lo que me hubiera gustado hacer; no jugar en Europa... Porque los jugadores del fútbol europeo son esclavos de un sistema en el que yo no estoy dispuesto a ceder. Y menos por guita. Son esclavos, le dicen lo que tienen que hacer, le ordenan la vida, vacacionan cuando el club quiere, no cuando ellos quieren, ven a la familia cuando el club quiere. Yo no estoy dispuesto a eso.
-En 2012 habías vuelto de Guatemala y te convencieron para volver a Villa Española. ¿Por qué aceptaste? ¿Tenías que hacerte cargo como figura icónica de la institución?
-Fue raro, porque en 2012 yo había decidido no jugar más. Me había ido a Cuba y me había viajado la cabeza con el socialismo, fui y rescindí tres años de contrato en Guatemala de mucha plata, me vine acá y no quería jugar más. Fui a un cumpleaños del club que hicieron en 8 de Octubre, fui con todos los vagos que paraban acá, caminando, tomando cerveza -estaba en mi mundo-, y llegué ahí y el club resurgía en la C. Y el loco me dice: "Bo, ¿no querés jugar?". "No, no, ni ahí". Nos agarramos un pedo bárbaro ese día. Y a la semana jugaron un amistoso con Basáñez, se comieron cinco goles en el clásico, y vino el presidente y me dijo: "Tenemos que subir, tenemos que armar una barra, nosequé nosecuánto". Y yo le dije: "Hagamos una cosa... Armemos un proyecto a tres años: una barra de amigos, un buen grupo, y cumplimos el objetivo de subir en tres años a la A". Me dijo: "Bueno, dale".
Y fui el primer día... Yo no sabía cómo era la C. Yo no quería jugar. Empecé a traer jugadores, traje al "Bocha" (Damián) Santín, (Fernando) Cañarte, bueno, armamos un equipazo, y cuando fuimos a jugar el primer partido (todavía ligué mal porque no me llegó el transfer), jugamos en la cancha de Uruguay Montevideo -yo no sabía si el barrio estaba vivo, qué onda con el club-, metimos 2.000 personas en la cancha y dije: "Ya está, es por acá". Ese día sentí que todo valió la pena.
-No sos solo un jugador del plantel. Sos como un funcionario full time. ¿Qué cosas hacés o has hecho por el club? Atendiste un herrero que vino a poner rejas, lideraste un proyecto de huerta, pusiste una bibliioteca en el vestuario y otra acá en la sede, vendés rifas de camisetas, organizás movidas solidarias...
-Hago de todo... Somos una barra de amigos que hace rato laburamos por el club y entendemos que por el club podemos transformar el barrio. Y tenemos el proyecto "Cultura de barrio" con Agustín Lucas que fue el que lo arrancó en Miramar Misiones, y ahí lo echan. Le dije: "Bo, vamos a potenciar eso acá en el club, metemos mi imagen y le damos pa' adelante". Y hemos hecho, yo que sé, tres bibliotecas porque acá en la sede hay una, en el vestuario de local hay una y en el de visitante hay otra. Y bueno, pensamos cómo cambiarle la cara al club para cambiarle la cara al barrio. Era: ¿el club como juego de ganar o perder? No. Eso no nos tiene que interesar. Tenemos que ser independientes, autosustentables, intentar generar conciencia, que los futbolistas por más que ganen o pierdan, se cuestionen otras cosas.
"Los jugadores del fútbol europeo son esclavos de un sistema en el que yo no estoy dispuesto a ceder. Y menos por guita. Le dicen lo que tienen que hacer, vacacionan cuando el club quiere, ven a la familia cuando el club quiere. Yo no estoy dispuesto a eso"
Hicimos un proyecto de huerta zarpado que se llamó "Sembrando barrios", que se desarrolló por todo el barrio, plantando pila de árboles nativos, hicimos una huerta grande acá, hicimos otra en el (estadio) Obdulio Varela, otra huerta grandota, con Matías Riquero (futbolista de Progreso, amigo del "Bigote", quien replicó la idea de colocar bibliotecas en los vestuarios cuando jugaba en Deportes Temuco de Chile, y ahora lo acompaña en las huertas). El Mati está para las plantas. Y bueno, y llevamos adelante la cantina de Sócrates (por el ex futbolista y médico brasileño de los años 80), que es descentralizar la movida Centro, y que los artistas puedan venir al barrio y que el barrio pueda ver a los artistas, porque nosotros lo que nos pasa es que nos sentimos excluidos. Creo que la cultura se tiene que mover más por los barrios, porque nunca nos ponemos a pensar cómo es una familia tipo de barrio. ¿Por qué no va la familia al teatro? Porque le queda lejos y le resulta caro. Se le complica....
Yo atiendo acá en la cantina (somos una cooperativa de cuatro: dos gurisas, Agustín Lucas y yo, hacemos toda la logística, contratamos los artistas, nos encargamos de la comida), y por acá han pasado Spuntone y Mendaro, "Pitufo" Lombardo, Mandrake Wolf, "El Alemán", Luciana Mochi, Papina de Palma... Es un pub para el barrio.
-El día que hacemos esta nota Villa Española le ganó a Villa Teresa 1 a 0 y va primero en la Segunda División Profesional (la B). Sos el capitán y goleador del equipo líder del campeonato. Encima, ahora con la pandemia, VTV está transmitiendo todos los partidos de la B. ¿Es como un resurgir en tu carrera, que no estaba en tus planes?
-No, no le doy bola a lo deportivo. Yo siempre le digo al Bocha (Santín, el DT): "Cuando tengas que ponerme, poneme, y cuando tengo que quedarme afuera, que jueguen los gurises y disfruten". Yo no arranqué jugando, arrancó jugando el "Perla" (Pablo Silva) de 9, que es criado en el club, después Emiliano Coutinho, y los dos se lesionan en Rocha. Entonces al siguiente partido me tocó jugar a mí, e hice dos goles contra Central. No sé ni los goles que hago, termina el partido y no le doy bola.
-Pero sabés que el retiro está a la vuelta del calendario. ¿Te lo imaginaste? ¿Sabés a qué te vas a dedicar después?
-A lo mismo que hago ahora en el club. Gestionar la cultura del barrio.
-Por lo pronto, estás estudiando la tecnicatura de Gestión Cultural en el Claeh. Entendiste que tenías que prepararte para el resto de tu vida. ¿De qué te gustaría vivir a partir de los 40?
-Bueno, la idea es profesionalizar un poco esto, ver si puedo vivir de eso. Ahora estoy haciendo la tecnicatura, a ver si después sigo la licenciatura. Pero... me gustaría laburar en el área de Cultura de la Intendencia (IM), la verdad. Y poder expandir un poco más.
-¿Y si Laura Raffo mete el batacazo y sale intendenta?
-Y bueno, si yo tengo que laburar para el barrio y el alcalde es blanco o colorado, a mí me chupa un huevo. Yo laburo para la gente. Tengo mi ideología política, pero nunca la refriego con nadie. Yo soy militante social barrial.
-Entiendo a lo que vas. Vos te mostrás de izquierda y te has embanderado con causas, como los desaparecidos, pero no te embanderás con el Frente Amplio...
-Soy de izquierda, eso es clarísimo. ¿Sabés qué pasa? Que hay una línea ahí que yo no la puedo cruzar. A mí me identifican con Villa Española, dicen Bigote y es Villa Española. Entonces yo soy esto, no puedo cruzar esa barrera. Capaz que dentro de algún tiempo hay que hacerlo y hay que jugársela... Ponele que en cinco años está en juego otro gobierno de derecha y hay que jugársela, bueno, y rompo esa línea.
"Yo atiendo acá en la cantina (somos una cooperativa de cuatro), y por acá han pasado Spuntone y Mendaro, "Pitufo" Lombardo, Mandrake Wolf, "El Alemán". Es un pub para el barrio. No le doy bola a lo deportivo"
-"El fútbol, me tiene harto hace años, voy tirando, tirando, pero me tiene harto", dijiste. ¿Qué te hartó del fútbol?
-El sistema. Las injusticias, la desigualdad. Hoy (el 14 de setiembre) yo salí con una camiseta que decía que los funcionarios de la AUF ganan más que los futbolistas. Es tremendo... Ahora en las redes esa foto con mi camiseta anda por todos lados. Y no se lo cuestiona nadie.
-En los últimos partidos del Villa has mostrado una remera que dice: "¿Usted sabe cuánto cobra un jugador de la Segunda División 'Profesional'?". La gente no lo sabe, yo no lo sé. ¿Cuánto cobra?
-La secretaria de la AUF gana 200 palos... Nosotros, en la B, ganamos 17.000 pesos. Y nosotros movemos la maquinaria. ¿Sabés cuántos vieron el partido de la B hoy? Tenfield pasó de 700.000 conexiones a 1.200.000, es una locura. Que primero estén los funcionarios de la AUF y luego los actores es terrible. Yo estoy todo el tiempo pinchando. A veces quedo como un loco. Yo lo hago, me chupa todo un huevo, que se enoje el que se enoje, pero es una cruda realidad.
-¿Te jugó en contra o a favor haber sido una de las caras más visibles del movimiento Más Unidos Que Nunca, en 2016?
-(Piensa) Yo soy lo que soy, soy en el Más Unidos y soy ahora, y siempre fui el mismo, no tengo doble cara. Lo único que me pasó en ese momento fue que el presidente del club me echó, y ahí fueron los 14 meses que estuve afuera, pero en realidad, me chupa un huevo. Yo critiqué al sistema con el presidente que teníamos y dentro del Más Unidos dije lo que pensaba, después me tuve que ir, me fui, pero el tiempo demostró que tenía que volver y mirá hoy la construcción que hay. No sé si me jugó a favor o en contra, yo creo que participé del movimiento más genuino y más puro que nació del fútbol, y más revolucionario... Que después terminó como terminó, ya no es un problema mío.
-¿Estás distanciado de las autoridades actuales de la Mutual?
-Sí, seguro. El Más Unidos Que Nunca no existe más. Está todo bien, yo participo de las reuniones como capitán de Villa Española, y nada más. Yo no soy Más Que Nunca (como se llama la directiva que asumió), yo era Más Unidos Que Nunca. Yo de estos no soy, de aquellos sí.
-¿Y qué crees que consiguieron con toda esa movida gremial que comenzó por los derechos de imagen de los futbolistas?
-Para mí se consiguió generar en algunas cabezas algunos cuestionamientos importantes dentro del fútbol, y haber generado una marcha de futbolistas caminando como nunca pasó en la historia del fútbol. Para mí fue un hecho histórico. Y los que estábamos dentro del Más Unidos Que Nunca sabemos quiénes lo logramos.
-Eso en lo simbólico. ¿Y en hechos concretos?
-Lo que pasa que ahí el Más Unidos Que Nunca -que es el movimiento que no asume en la Mutual- tuvo un quiebre. Yo puedo hablar hasta ahí. ¿Qué ha logrado el Más Que Nunca? Hay que preguntárselo a ellos.
-¿Qué motivó ese quiebre?
-Dentro del núcleo grande, las caras visibles que había, hubo diferencias sustanciales con el ex presidente de la Mutual (Michael) Etulain y la barra que quedó. Y la barra "piquetera", que éramos nosotros, pensábamos que el camino era otro. Entonces, al final dijimos: "Nosotros no vamos por ahí, vayan ustedes".
-...
-Son formas... Para mí lo que nos diferencia son concepciones de la vida. Para mí las luchas siempre tienen que ser de clase y cuando vos las hacés por otro lado... Cuando vos entendés que un juicio vale más que una marcha o una asamblea, para mí no entendés nada. Si vos vas a la Justicia todo el tiempo, no entendés nada. Porque para mí, ganarle un juicio a Tenfield es lo que menos me interesa. A mí lo que me interesa es que los jugadores tengan conciencia y cabeza. Que puedan generarse sus herramientas para que vos pelees eso. No que vos vayas a un juicio con un abogado y estés siete años peleándolo, es una boludez. Nadie sabe nada. Nadie sabe qué pasa con los derechos de imagen. ¿Alguien sabe si Paco (Casal) alguna vez fue a un juicio? Nadie entiende nada... Lo único que saben es que no se le dan nota a los periodistas de Tenfield.
-El fútbol es un negocio, además de un juego. A lo largo de tu carrera, ¿has visto pasar mucho dinero por frente a tus narices sin que te toque agarrar un billete?
-Todo el tiempo... y lo sigo viendo. Sigo cuestionando el sistema desde adentro. Por eso te digo: hay que ver cuánto ganan los funcionarios de la AUF y cuánto ganamos nosotros.
-¿Viste muchos compañeros que pasaron meses sin cobrar?
-Lo estoy viendo hoy en día. Mirá, en 2008 yo pasé todo un año sin cobrar (jugaba acá en Villa Española). En Bella Vista pasé siete meses sin cobrar. Hoy en día, con la pandemia tuvimos jugadores cobrando salteado, cobrando 1.400 pesos... Hoy nos pagan el día 25, cuando antes era el 10. Todo el tiempo pasa eso, todo el tiempo pasa con los equipos de la B, a no ser los que son S.A.D. (sociedades anónimas deportivas, como Torque y Deportivo Maldonado en Primera, como es Rampla acá en la B), que son "serios". Esos serían los que pagan al día, los demás no. Me imagino que Rampla paga bien, Juventud está con la comuna (NdeR: se refiere a la Intendencia de Canelones) y entra otro capital. Pero lo que hay que cuestionar es... (piensa) La plata entra a las arcas, hay que distribuirla de mejor manera. No podemos permitir nosotros los futbolistas y el gremio que el sueldo mínimo sea 17.000 pesos. Hay que subirlo, chau. Después, cómo lo pagan, no es un tema nuestro.
-El fútbol no es sólo eso que juegan Messi y Cristiano Ronaldo, y no todos llegan a ser Suárez o Cavani...
-Tal cual. Lo primero que tendría que discutirse es que los jugadores de la B no pueden laburar más, aparte de jugar al fútbol. Todos laburan, y no podés vivir con 17.000 pesos... Y si no sácame la palabra "profesional". No me transmitas por tele y me muestres un circo, que después llego a mi casa, abro la heladera y tengo un limón. Es imposible vivir con 17.000 pesos líquidos (21.000 nominales). En Villa Española hay 11 que laburan, además de jugar acá.
-Vos reivindicás la "cultura del barrio", el sentido de pertenencia. ¿Cómo te caen los clubes gerenciados por grandes capitales internacionales?
"La secretaria de la AUF gana 200 palos, Nosotros, en la B, ganamos 17.000 pesos. Y nosotros movemos la maquinaria. ¿Sabés cuántos vieron el partido de la B hoy? Tenfield pasó de 700.000 conexiones a 1.200.000, es una locura"
-Horrible. Para mí no existen. Las sociedades anónimas (deportivas, las S.A.D.) son empresas. Y para mí las empresas en los clubes no gestionan nada, lo que hacen es intentar sacar capitales, porque después para el barrio, para el sentido de pertenencia, ¿qué? El futbolista obvio que la pasa bien, pero para mí el fútbol tiene otra esencia. Por algo el Manchester City miró a Torque, ¿no? Porque no tiene hinchas, nadie les va a romper las bolas... No pasa nada. Andá a caer en Cerro y perder tres partidos, no aguantás. Yo amo los clubes de barrio. Porque a mí me transformaron y veo que a otros los transforman.
-¿Te privaste de algo mientras fuiste futbolista profesional?
-Naa... Algún cumpleaños, capaz. Hago lo que quiero, tomo cuando quiero... y lo sigo haciendo, me chupa un huevo.
-¿Por qué "los clubes sin cantina no existen"?
-Porque, ¿a dónde vas? Me hablan de hinchas de Nacional o Peñarol, y les pregunto: ¿y dónde parás? No hay sentido de pertenencia. Acá venís a la cantina del club, todo el mundo te va a dar un beso, vas a ser bien recibido y van a querer que sigas frecuentando. Si yo soy hincha de Peñarol o Nacional y paro en el Cerro... no entiendo nada. ¿Quién hace la construcción del club ahí? ¿El presidente de Peñarol o el de Nacional? Los hinchas tienen que hacer la construcción del club: para dónde va el club. Los hinchas tienen que gestionar lo que pasa en el club y cómo va la cosa. Yo soy amante de la Democracia Corinthiana y me parece que va por ahí. ¡Sócrates es el uno! Y lo pudo cambiar desde ahí. No hay otra revolución más grande que esa.
-¿Hay homosexuales en el fútbol?
-Seguro. No conozco, porque es muy difícil que lo digan, dado que el mismo fútbol los excluye. Pero seguro que hay, cómo no va a haber... En el fútbol, en la política, en los militares, en todos lados. El otro día tuvimos una charla que dio Martín Rodríguez (NdeR: periodista y relator de fútbol), lo llevamos para que diera una charla cuando presentamos la camiseta de la diversidad y él contó su experiencia como homosexual en los medios y el ambiente del fútbol. Dio una charla alucinante, todo el plantel quedó fascinado. El impacto estuvo de más.
-En un ambiente tan machista, con cánticos tan machistas desde la tribuna, ¿le iría bien a ese jugador que saliera del closet?
-No, tas loco... le iría mal. Me encantaría que un jugador de Villa Española se declarara homosexual, para construir desde ahí. Para cobijarlo, para luchar para que la discriminación no puede existir más, para que se quede toda la vida en el club y protegerlo. Y al hincha que le diga algo parármele de manos y decirle: "¿Qué te pasa?" Me parece que es por ahí, porque si no, no hay una forma. El discurso en las redes no, hay que accionar, hay que tomar acciones fuertes.
-Te has embarcado en muchas luchas sociales. Sin ir más lejos, tienen una camiseta con los colores de la diversidad sexual, pero también hicieron un mural para acompañar la lucha de Madres y Familiares de los Desaparecidos, y hace poco hiciste dos goles a Central Español, levantaste la camiseta y mostraste el mensaje "Todos somos familiares". No es común ver futbolistas tan comprometidos, y menos una institución, como es el caso de Villa Española. El 20 de mayo, día de la Marcha del Silencio, ni Peñarol ni Nacional ni la AUF se pronunciaron al respecto. Es como si pensaran que es mejor no meterse en temas delicados como ese. ¿Qué reflexión te provoca?
-Y la Mutual tampoco se pronunció. Más jugadores, más clubes y más hinchas deberían comprometerse. Los hinchas pueden presionar para que el club haga eso y se pronuncie. Los hinchas son los dueños de los clubes, no son los presidentes de los clubes los dueños. Los hinchas tienen que determinar hacia dónde van los clubes. Siempre le recae la responsabilidad al futbolista y el futbolista no tiene que tener la responsabilidad de todo. Si tiene ganas de expresarse, que se exprese, pero no es el responsable de que eso no pase. Los hinchas... los dueños de los clubes son los hinchas. Ponele, Nacional está con obras en su estadio y tuvo que aprobarse en asamblea de socios. Bueno, todo tiene que pasar por ahí: asamblea de socios, hinchas. Estas cosas que son políticas, hay que canalizarlas por ahí. Y obvio que los futbolistas tienen que llevar la bandera, porque la caja de resonancia somos los futbolistas. No es lo mismo que el club ponga algo en redes sociales a que yo me levante la camiseta o "Papelito" Fernández se levante la camiseta.
-¿No te frustra no lograr convencer a otros futbolistas, de cuadros de Primera, de cuadros grandes, a que se sumen por tu militancia por los desaparecidos?
-Obvio que sí. Yo sé que rompo barreras, pero es difícil si querés hacerte un futuro en el fútbol. Hay una línea, un prototipo en el fútbol, un sistema, y salirte de eso es difícil. Pero no quiere decir que no lo piense. Hay un jugador, no importa quién porque es amigo mío, que se manifiesta pero desde un lugar que le queda cómodo. Y yo pienso: ¿cuándo te la vas a jugar realmente? La potencia del fútbol es cuando vos estás jugando, es adentro de la cancha. No lo tengo que hacer solo yo, en la B... Si hubo una marcha un jueves y al otro día hubo partido, mostrá una camiseta, algo. En la cancha hacelo. Si lo hago yo en la B, ¿cómo no lo vas a hacer vos?
"Me hablan de hinchas de Nacional o Peñarol, y les pregunto: ¿y dónde parás? No hay sentido de pertenencia. Acá venís a la cantina del club, vas a ser bien recibido y van a querer que sigas frecuentando. Si yo soy hincha de Peñarol o Nacional y paro en el Cerro... no entiendo nada. ¿Quién hace la construcción del club ahí?"
Lo mismo que ir a cargar Canastas.uy... No es ahí la foto. Es el aplauso fácil. Es acá, vení a ayudar acá, al barrio.
-Sos un rara avis en el fútbol. Para empezás curtís rock, cuando a la enorme mayoría le gusta la música tropical y la plena. Te preocupaste por llenar de libros la biblioteca de la sede del club, liderás movidas solidarias en el barrio y mensajes comprometidos socialmente. ¿Cómo te gustaría que te recuerden cuando te retires y seas un ex jugador?
-Ya sé que no me van a recordar por los goles ni por nada en la cancha. Me van a recordar como un revolucionario, porque me lo dicen. Me dicen "Che" Guevara. Me parece que va por ahí. Yo soy como soy, y me chupa un huevo lo que me digan... Si sentís que soy un revolucionario, de más, si sentís que soy un idiota, también. Si en un futuro eso transforma algo, sirve. Si no pasa nada, no tiene sentido. Si todo lo que hago no le llega a los futbolistas, para mí no tiene sentido nada. No lo hago para la sociedad, si no, me dedicaría a la política. Si yo no hubiera podido transformar esta cantina, esto no tendría sentido. Esto era una cantina de borrachos, proxenetas, cualquier cosa. Y ahora es todo familia. Ya ganamos la cantina; ahora queremos ganar el barrio.
-¿Cuál es la principal enseñanza que le has dejado a tu hija Mariana, de 8 años?
-Nada, que sea feliz, y que luche por lo que quiere. Ahora es chica.
-¿Sos feliz?
-(Piensa) Sí... No se puede ser feliz todo el tiempo, ¿no? A grandes rasgos soy feliz.
Por César Bianchi
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