Contenido creado por Martín Otheguy
Locales

Barra de valijas

Así lograron sacar 600 kilos de cocaína del aeropuerto de Carrasco rumbo a Europa

Tres personas fueron formalizadas por el caso, pero la reconstrucción de la historia revela varias omisiones e irregularidades en el control de las valijas.

15.08.2019 09:13

Lectura: 9'

2019-08-15T09:13:00-03:00
Compartir en

El caso del cargamento de 600 kilos de cocaína salido del aeropuerto de Carrasco e incautado luego en Europa tuvo ayer sus primeras formalizaciones en Uruguay.

Un militar y un funcionario de Interpol fueron formalizados por cohecho y exportación de estupefacientes, mientras una mujer involucrada cumplirá prisión domiciliaria por receptación.

El informe de Fiscalía revela cómo fue posible que tal cantidad de cocaína saliera del aeropuerto y cuál fue la participación de los imputados.

La cocaína fue encontraba en el interior de 25 valijas pertenecientes al vuelo privado de la empresa Businessair. La aeronave había arribado al Aeropuerto Internacional de Carrasco el pasado 13 de mayo a las 23:51 horas y partió el 15 de mayo a las 19:12 horas con destino a la ciudad de Niza, Francia.

En la aeronave viajaron diez personas: una tripulación de tres personas de origen checo y siete pasajeros croatas, que durante su tiempo en Uruguay se alojaron en el Sofitel Carrasco. El arribo y salida de los ocupantes se realizó a través de los Servicios Preferenciales del Aeropuerto Internacional de Carrasco (Sala VIP).

Según muestran las cámaras, tras ingresar a la Sala VIP y en presencia de personal de la Dirección Nacional de Aduanas y la Dirección Nacional de Migración, pasan con sus equipajes de mano y a continuación se examinan en el escáner valijas de diversos colores (en su mayoría oscuros). "Impresiona que las mismas tienen poco peso por la facilidad con la que son manipuladas", indica Fiscalía.

Algunas son abiertas y revisadas. En total, a su ingreso, 22 valijas fueron analizadas por el escáner: once de tamaño grande, ocho carry on y tres mochilas.

En la partida del 15 de mayo, los registros fílmicos establecen que la tripulación (dos hombres y una mujer) pasan por el escáner con su equipaje de mano y una valija de color negro grande. Luego pasan las valijas, donde se aprecia, por la forma en que son manipuladas, que tienen un peso mayor al de la llegada al país (lo que indica obviamente que fueron cargadas en nuestro territorio). Además, se observa que aumentó la cantidad de equipaje respecto al ingreso, lo que se advierte fácilmente, ya que en esta instancia se suman valijas con colores vivos que no se vieron en la entrada al país (por ejemplo una de color fucsia con bordes amarillos o blanca con bordes rosados, entre otros). A continuación, pasan los pasajeros por debajo del arco detector de metales.

Si es blanca y viene en polvo...

En la salida pasaron un total de treinta y nueve valijas: 22 de tamaño grande (una corresponde a los tripulantes); 14 carry on (cuatro corresponden a los tripulantes) y 3 mochilas. En el puesto de control correspondiente sólo hubo un funcionario de la Policía Aérea Nacional realizando tareas de control en el escáner y chequeando a los pasajeros (la tripulación ya había pasado). Ese es justamente uno de los imputados.

La dinámica, así como la carga y descarga de valijas, es realizada (de así solicitarse) por el personal de la Sala VIP.

A continuación, y según surge de las filmaciones de la pista, se carga el equipaje al Jet M-FISH, apreciándose varias valijas. De estas, dos (una rosada y una de color negro), se cargaron en la cabina y el resto en la bodega posterior del jet. La filmación no permitió ver qué pasó con los carry on.

Se pudo establecer que el recorrido de la camioneta que trasladó a los pasajeros y tripulación a la pista donde se encontraba el jet fue directo desde la sala VIP, sin desvíos ni paradas.

Los mismos registros fílmicos permiten apreciar el gran peso de las valijas, ya que se distribuyen con dificultades de traslado tanto en la zona de cabina del Jet (en menor cantidad), como en su parte posterior, posiblemente la bodega.

En ninguno de los registros fílmicos se puede observar la cantidad exacta de valijas que, previo a la salida del país del avión, son descargadas del furgón que las trae a la Sala VIP del Aeropuerto.

En relación a la situación de las valijas durante la estadía de los ocupantes del avión en el país, surge de los registros fílmicos que los pasajeros y tripulantes arribaron al Sofitel en dos camionetas. Tras descender, las diez personas ingresan al hotel con sus equipajes de mano pero sin las valijas de mayor porte.

Responsabilidades

En el sector VIP los funcionarios de la Policía Aérea son requeridos por parte del personal del lugar (vía telefónica) al sector de Embarques de vuelos comerciales, y es el Supervisor de Turno quien debe asignar a uno de los funcionarios que realizan tareas de control a los pasajeros de los vuelos comerciales.

Sin embargo, el imputado desde hace meses presta servicios en el sector BHS ubicado en un entrepiso, donde se controla el equipaje despachado por los pasajeros de vuelos comerciales.

"Esto quiere decir que la sección donde trabaja nada tiene que ver con la asignación de funcionarios para prestar servicio en las partidas de la Sala VIP", aclara la Fiscalía.

En efecto, el análisis de las valijas se realiza "desde una habitación alejada de dicho sector, sin ventanas ni contacto alguno con lo que sucede en el Sector Embarques".

Al analizar las filmaciones, surge que el empleado ayudó a los trabajadores de la Sala VIP a cargar las valijas, cuando su función no lo exige ni lo comprende. "Mucho menos cuando estas siguen su camino por la cinta y pasan por la zona de control del escáner", afirma Fiscalía.

Lo que un funcionario de la Policía Aérea debe realizar una vez controlado el equipaje de pasajeros es verificar que estos pasen por debajo de un arco detector de metales. Cuando se activan luces en el sector del cuerpo donde se detecta la presencia de algún metal, en simultáneo suena una alarma que da aviso de la situación.

En este caso las luces se activaron sin que el imputado prestase atención a dicha situación. Lo que correspondía era utilizar una paleta detectora de metales para revisar en forma directa al pasajero que ya pasó por el arco. Esto no solo no ocurrió sino que además el imputado, quien se había ofrecido a realizar el control con la excusa de llevar a la Sala VIP el curriculum vitae de un familiar, no llevó la paleta.

"El burdo acondicionamiento de la sustancia incautada en Europa, que se encontraba en ladrillos visibles, apenas cubiertos por prendas de vestir, dan cuenta de que sería por demás difícil no advertir su presencia en la revisación correspondiente", según el documento de la investigación.

Los vínculos

Tras analizar las comunicaciones del imputado, pudo establecerse que ese día se contactó con otro de los implicados, un funcionario de Interpol que aparece en los registros fílmicos dirigiéndose a la zona de la Sala VIP, "instancia poco común" tal cual manifestaron todos los empleados del sector.

Además de ingresar y preguntar si de allí salían los vuelos privados (situación llamativa para una persona que hace 23 años trabaja en el Aeropuerto), se dirige a uno de los pasajeros del vuelo, con quien mantiene un intercambio y luego vuelve hacia la puerta de Embarques.

Ambos implicados, entre el mes de abril y mayo, tuvieron dieciséis contactos. El funcionario de Policía Aérea mantuvo comunicaciones también con su esposa (la tercera persona imputada), de la que está separado aunque mantiene contacto ya que ambos tienen un hijo en común.

En una de estas comunicaciones, la mujer le dice al hombre que se siente "apretada", a lo que el militar le señala que se quede tranquila, que "no hay prueba de nada", tras lo cual le pregunta si "quiere que saque eso de ahí".

Tras el allanamiento de la casa de este hombre, se incautó un teléfono celular marca Samsung y una laptop marca Acer.

Se comprobó que hubo reformas realizadas hace poco en la casa, así como se constató la compra reciente de equipos (heladera, equipo de música, televisor, consola de videojuegos, cocina).

El funcionario, quien admitió los hechos, dijo haber sido convocado por el agente de Interpol para intervenir en la salida de un vuelo privado, y que su trabajo consistía en "dejar pasar unas valijas que traían droga". A cambio de ello, recibiría treinta mil dólares americanos.

El 15 de mayo fue notificado de que el avión partiría pronto, por lo que se retiró de su lugar de trabajo (sin dar cuenta de ello, ya que él mismo se encontraba como supervisor), pasó por el Sector de Embarques y luego se dirigió a la Sala VIP.

Allí relevó a su compañero, quien ya había controlado a los tripulantes y sus respectivos equipajes de mano, y se dispuso entonces, a cumplir con su parte en el trato.

Días después fue a visitar al funcionario de Interpol (ambos residen en la ciudad de Toledo), y este le entregó un sobre que contenía en su interior la suma de treinta mil dólares en billetes de cien.

Luego. dejó el dinero en la casa de su ex pareja (de ahí se entiende la charla ya reseñada), y días después volvió al lugar, donde retiró seis mil dólares, suma utilizada para comprar electrodomésticos (ya que su vivienda se había inundado), y materiales para realizar reformas en su vivienda. Los 24.000 dólares restantes fueron los incautados por las autoridades.

"En definitiva, ejecutó un acto contrario a los deberes del funcionario público, recibiendo por otra persona, para sí mismo, dinero. Al mismo tiempo, cooperó directamente en la consumación de la exportación de sustancia estupefaciente", indica la investigación. Los tres fueron formalizados.