Un fenómeno pocas veces visto comenzó a extenderse sobre el océano Pacífico y ya tiene bajo alerta al noroeste de Estados Unidos y Canadá. Se trata de un río atmosférico de unos 11.265 kilómetros de largo (7.000 millas) que conecta las cercanías de Filipinas con Washington, Oregón, Idaho, Montana y el suroeste de Columbia Británica, y que impactará de manera directa entre este lunes y el miércoles. Su longitud es unas tres veces mayor a la habitual y lo ubica entre los más extensos registrados en el planeta.

De acuerdo con el Washington Post, los modelos prevén que este “dragón” de humedad transporte valores récord para diciembre en sectores de Washington, lo que eleva drásticamente la probabilidad de inundaciones. Varias cuencas importantes podrían alcanzar niveles de crecida mayor, la categoría más severa por su potencial de inundar viviendas, rutas y zonas bajas.

El sistema llegará en dos pulsos: uno este lunes y otro más intenso entre la noche del martes y el miércoles. La escala del Center for Western Weather and Water Extremes ubica su intensidad prevista entre categoría 4 y 5, el nivel más alto para estos eventos. La combinación entre humedad excepcional y persistencia lo convierte, según meteorólogos citados por el diario, en el río atmosférico más fuerte de la temporada en el Pacífico Noroeste.

Asimismo, la densa franja de vapor viene impulsada por tormentas en el golfo de Alaska, con rachas de hasta 72 km/h sobre Washington y Oregón. Suelos saturados y condiciones ventosas aumentan la posibilidad de caída de árboles, cortes de energía y deslizamientos, especialmente en zonas con pendientes pronunciadas o cicatrices de incendios.

Aunque la nieve suele actuar como amortiguador natural en las montañas, el aire cálido asociado al fenómeno mantendrá la cota por encima de los 1.800 metros. Aun así, lugares como el Monte Baker podrían superar los 1,5 metros de nieve acumulada en pocos días, con nevadas significativas también en Alberta y Saskatchewan.

El fenómeno se potencia, además, por un Pacífico aún más cálido de lo normal tras una ola de calor marina récord. En un clima más cálido, la atmósfera retiene más vapor de agua, lo que enriquece estos corredores y alimenta eventos extremos como el actual.