La Comisión de Constitución y Legislación del Senado recibió ayer el expediente con la solicitud de desafuero del senador del Partido Nacional Gustavo Penadés por explotación sexual de menores. En el documento, al que tuvo acceso Montevideo Portal, la fiscal Alicia Ghione argumenta que, de las declaraciones de las ocho víctimas, surgen acciones “del senador respecto de adolescentes” que indican actitudes delictivas.

“Las víctimas relatan que el ahora senador los levantaba en auto por distintos lugares públicos, hace unos años atrás en el Parque Batlle, ‘en la zona de los jueguitos o frente al gusano loco’; a otros en la explanada del Palacio Legislativo y, más recientemente, en lugares como una esquina o en plazas públicas alejadas de cámaras”, agrega la magistrada.

La mayoría de las víctimas que declararon ante Ghione aseguraron que, cuando fueron explotadas sexualmente por Penadés, tenían 13 o 14 años, mientras que otros llegaban a los 15 y 16. “En un caso ya antiguo, la víctima era un niño en un cuadro de fútbol que el propio Penadés organizaba cuando era adolescente”, agrega la fiscal en otro pasaje del documento.

Otras víctimas declararon que fueron contactadas y se encontraron con Penadés en los alrededores de “boliches del ambiente gay” y “en esos casos el contacto supuestamente lo hacía Sebastián Mauvezín [el profesor de historia], ofreciendo el encuentro con Penadés a cambio de dinero y cobrando una ganancia u obteniendo otro tipo de beneficios por ese contacto”.

Ghione argumenta que “la forma de proceder del senador Penadés respecto a la explotación concreta de los adolescentes se sostiene a los largo de los años y el modus operandi, o forma de acceso a los adolescentes, es similar, con variantes en los detalles sexuales, según la víctima y las circunstancias”. Sobre el final, la fiscal recuerda que en los delitos de explotación sexual “el relato de la víctima es fundamental”.

Por otra parte, en el documento se habla de las declaraciones obtenidas en las que se reunieron formas similares de convencer a los adolescentes a “que accedan a tener actos sexuales, de cómo acceder a sus cuerpos, lograr que se desnunden, besarles, tocarles, solicitarles que lo masturben y le hagan sexo oral, para finalmente en algunos casos lograr algo más”.

“En ocasiones, con acciones violentas para obligar al sexo oral o a la penetración sexual, en especial si los encuentros eran en la soledad del interior de un auto, donde solo se encontraban el senador Penadés y su indefensa víctima varón adolescente, en la oscuridad de alguna zona de Montevideo”, agrega la fiscal.

En determinado momento, se cita a una de las víctimas, que dijo ante Ghione: “Lo conocí a través de una página, yo tenía 16 años y le dije de arranque que era menor de edad y recuerdo que me dijo un chiste medio turbio: ‘Si hay pelito no hay delito’”. Además, añadió: “Me llevó a un hotel, me pidió un jugo y luego, desnudo en la cama, me solicitó que me desvista, quería verme los pies y mientras me miraba se masturbaba. No me pagó y yo esperaba que lo hiciera, porque sabía que te daba plata, pero no me animé a pedirle; fue en el año 2016. Yo no lo conocía, pero me pareció que era legislador porque en el auto tenía unos recibos que decía Avenida de las Leyes”.

La persona declaró que, en 2020, Penadés hizo ir hasta la explanada del Palacio Legislativo en Uber a tres amigos y “luego allí los subió a su auto y fueron los tres a un hotel, ellos lo filmaron, porque lo reconocieron y les dio miedo”, dijo el joven, y aseguró: “Me contaron que les iba a pagar $ 3.000 a cada uno, pero les pagó la mitad”.

Amenazas

Ghione dedica parte del documento a las amenazas que recibieron algunas víctimas, por ejemplo, la militante nacionalista Romina Celeste Papasso, cuyos muros de su casa fueron vandalizados con frases como: “Andate de acá, en este barrio no te queremos y callate la boca”.

Luego, un adolescente de 17 años fue asesinado a balazos en la zona de Sayago en una situación que aún no está aclarada. “Ese adolescente era conocido de Romina y el fin de semana previo a su homicidio se había reunido con ella, para venir luego a declarar. Pero, además, el fallecido era amigo de otros chicos que el día del homicidio venían a declarar a Fiscalía y simplemente retrocedieron, no se animaron a llegar, se ‘silenciaron’, ‘desconfiaron’ y aún hoy sienten gran temor de venir a contar la verdad que guardan”, refiere la fiscal en el documento.

Otra de las amenazas fue a través de redes sociales, precisamente Instagram, para que no se acercara a declarar. “Ello volvió a ocurrir hace apenas unos diez días, durante la presente investigación, por lo que no dudamos que podrá seguir ocurriendo porque son ellos —los explotadores— quienes conocen sus perfiles en las redes y sus contactos, los lugares por donde se mueven y no nosotros los investigadores de Fiscalía que en una carrera contra el tiempo tratamos de ubicarlos”, dice Ghione.