Las autoridades de las provincias de Albay y Catanduanes, en el este del país, han declarado el estado de emergencia, medida que permite el desembolso inmediato de fondos para afrontar la catástrofe, informa la cadena de televisión ABS-CBN.
Las tres víctimas mortales confirmadas por la Policía ocurrieron en Albay entre ayer y hoy. Se trata de un matrimonio septuagenario que perdió la vida hoy al ahogarse en el río Viga y de una mujer de 57 años que falleció la víspera cuando se le derrumbó encima una de las paredes de su casa.
Nock-Ten, que se presentó en el país con vientos sostenidos de 185 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 255 kilómetros por hora, ha perdido fuerza en su avance y se encuentra al final de esta jornada a las puertas del mar de China Meridional con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora, tras pasar cerca de Manila.
Detrás quedan regiones centradas en la limpieza y rehabilitación y otras, como la capital del país, que todavía sufren la lluvia y la fuerza del viento huracanado.
En Polangui, ciudad de Catanduanes, los daños han sido muchos, siete de cada diez casas están destruidas, de acuerdo con el vicegobernador, Harold Imperial.
Las provincias de Albay, Batangas, Camarines del Sur, Quezon y Sorsogon padecen cortes del suministro eléctrico.
El transporte por tierra entre Manila y la región de Bicol, que integra a las provincias de Albay, Camarines del Norte, Camarines del Sur, Sorsogon, Catanduanes y Masbate, está cortado.
Las copiosas precipitaciones caídas y la fiereza del viento han causado 21 avalanchas o corrimientos de tierra en Catanduanes, y 10 municipios de Albay, Camarines del Norte y Camarines del Sur siguen inundados.
Las autoridades han advertido a los evacuados y desplazados que todavía es pronto para regresar a sus hogares, que esperen un poco a que se aclare la situación y remitan las aguas.
El Consejo Nacional para la Reducción y Control para el Riesgo de Desastres, que coordina la respuesta y emite boletines periódicos sobre la situación, informa de 383.087 evacuados y 72.869 afectados.
Al comenzar esta jornada, había además 12.019 pasajeros atrapados en puertos por falta de servicios.
Unos 300 vuelos domésticos e internacionales han sido cancelados a causa del tifón, la mayoría en el aeropuerto Ninoy Aquino de Manila, el más importante y con mayor tráfico del país.
Según datos de Aviación Civil, al menos 60.000 personas han resultado afectadas por las cancelaciones y los retrasos de las operaciones en los vuelos comerciales.
Nock-Ten, que los filipinos llaman Nina, es el tercer tifón en la historia del país que se presenta en Filipinas durante las navidades, tras Jean (1947) y Lee (1981).
Entre 15 y 20 tifones visitan todos los años el archipiélago filipino durante la temporada lluviosa que, por lo general, empieza en junio y concluye en noviembre.
El pasado octubre, el tifón Haima causó 19 muertos y obligó a la evacuación de más de 100.000 personas durante su paso por el norte de país.
En noviembre de 2013, Haiyan, uno de los más poderosos en el registro de Filipinas, llegó al país con rachas de viento de hasta 315 kilómetros por hora y causó 6.300 muertos, más de 1.000 desaparecidos y 14 millones de damnificados.
EFE
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