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Aguirrezábal: “Que venga la derecha militarizada es una oportunidad para juntarnos”

Alejado de los medios, que a su juicio “hacen daño”, hoy brilla en La Gran Muñeca y quiere aportar a la sociedad “desde otro lado”.

27.02.2020 09:01

Lectura: 24'

2020-02-27T09:01:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López


Hoy a Pablo Aguirrezábal (43) le importa más hacer pensar que hacer reír. Bastante más. Lo otro que le importa es "conectar" con el otro, tener empatía con los más vulnerables, aquellos que le roban sus pensamientos y sus acciones. Esos -pensamientos, acciones- que lo fueron empujando de los medios, al punto de renunciar a FM Del Sol, un sitio donde, reconoce, ya no se sentía cómodo porque para estar tenía que autocensurarse.

Ya no quiere callarse más, quiere decir lo que tiene para decir, ya sea haciendo arte popular en carnaval -este febrero en La Gran Muñeca- o como docente de "capacidades creativas" en talleres de humor, clown o yoga en plataforma Caí, una cooperativa que lo tiene dirigiendo, y creando conciencia. Entonces, dice que él debería haber pagado esta entrevista donde puede divulgar las cosas que le obsesionan: su preocupación por la llegada del gobierno multicolor ("derecha militarizada", dice), el advenimiento de los Bolsonaro, Piñera o Añéz en el continente, el avasallamiento sobre los más pobres y los pueblos originarios, la gula de los más adinerados.

En definitiva: esa falta de empatía con los más necesitados lo ahoga, al punto de sentir que trabajando en un medio de comunicación está siendo cómplice del sistema que reproduce un discurso funcional a los más poderosos. Y fiel a sus principios, pues, renuncia. Al medio, no a sus principios.

Aguirrezábal dice que no es frenteamplista, pero también dice que el FA es "de las versiones político-partidarias más potentes, profundas y posibles en el mundo".

No se asume como de izquierda, porque no le representan las izquierdas que coartan libertades como la de Maduro en Venezuela o los Castro en Cuba, y todavía le "duele" el estrepitoso final del socialismo real en Europa. Pero menos tolera y entiende a la derecha, por su afán autoritario, su comunión con los militares y con la religión.

Tampoco se dice comunista, pero cree que todo debería ser colectivo y las cosas no deberían tener propietarios.

Es un bicho raro, sí. Lo sabe, se reconoce un excéntrico que no termina de encajar en ningún lado. Pero él ha visto una sociedad mejor, más integradora, y la quiere perseguir en comunidades neo-rurales o en el bullicio de la gran urbe.

Mientras algunos buscan entenderlo y se suman a sus talleres en Caí -o se matan de la risa de sus ocurrencias en la murga-, él le da la bienvenida al nuevo gobierno. Dice que es la excusa perfecta para que la gente se pare mejor, esté alerta y se junte en procura de la sociedad que él sueña.

-¿Sos un artista?

-Tengo algún que otro problemita con esa definición porque me pone en un lugar que no me deja tan cómodo. Y además me gusta no tener límites en las provocaciones internas. De cualquier manera, vivo del arte desde hace muchos años, y agradezco mucho que se me ubique entre tanta gente referente del arte. Entonces, aunque tengo resquemores, no me queda otra que asumirme artista.

-Sos un artista inquieto. Un tipo inquieto, diría. ¿En cuántas universidades te has anotado?

-Muchísimas... Ahora también me anoté en Facultad de Derecho, porque el plan 2009 te permite, más allá de que vos hagas Sociología, hacer materias de otras cosas. Me he anotado en Humanidades, en Ciencias Sociales muchas veces (en Ciencia Política, en Desarrollo), en la Escuela de Cine, en Bellas Artes, en Comunicación dos o tres veces, y Sociología, que es lo que más hago.

-¿Has terminado alguna carrera?

-No, yo me provoco. Primero porque tengo muchos exámenes, y no puedo dedicarle tiempo de la forma que me gustaría. En el liceo era un alumno mediocre, pero en facultad empecé a dar lo mejor posible de mí y de la forma en que me gustaría revisar la bibliografía no me da, por la cantidad de actividades que tengo. Así que por ahora tampoco busco titularme, sino que según las inquietudes académicas que tenga ese año, me voy inscribiendo a diferentes cosas, y cuando siento que ya está, sigo por otro lado.

-¿Cuándo nació tu sensibilidad política?

-En la adolescencia hubo muchos momentos claves. En la década del '90 me llenó de sentido el poder apoyar a las generaciones menos favorecidas y más marginadas, y eso me marcó. ¿Cómo puede ser que permitamos que pasen tantas injusticias? A partir de ahí me puse a componer canciones, en cinco años compuse más de 500 canciones. Y después me entregué al humor, me llamaron de La Mojigata, por allá por el 98-99, así que empecé a escribir humor para murga, y después el humor me agarró y no me soltó. Ahora en este momento del Uruguay y de América Latina me propuse pararme en los pedales políticamente, aunque el humor me encanta, es un canal hermoso para compartir con la gente. Pero la sensibilidad política siempre está.

-Sos un tipo de izquierda. ¿Frenteamplista de pura cepa también, o no necesariamente?

-Me cuesta también definirme como de izquierda. Considero que la política tiene que ser una política integradora. Trato de decir que no soy de izquierda. Hay izquierdas reales que me duelen muchísimo. Me duele muchísimo la Unión Soviética y el socialismo real europeo, me duele mucho lo que pasa en otros países donde se coartan libertades de expresión y se dicen de izquierda...

-Maduro se dice de izquierda, los Castro en Cuba se dicen de izquierda...

-Por eso, no me representan, porque para mí la libertad de expresión es fundamental, los derechos humanos son fundamentales, el camino a la paz es la paz. Amo muchas cosas que se han hecho en la salud y en la educación de Cuba, pero de ninguna manera puedo apoyar regímenes que coartan la libertad, la libertad de expresión. Y me duele muchísimo la Unión Soviética y todo lo que ocurrió en el socialismo de Europa Oriental. Así que de ninguna manera me puedo definir como de ahí...

"En este momento del Uruguay y de América Latina me propuse pararme en los pedales políticamente, aunque el humor me encanta, es un canal hermoso para compartir con la gente"

Sí no me gusta para nada la derecha, porque creo que tiene valores de autoritarismo, valores sobre una forma de ver la religión también, donde la mujer y los niños quedan muy denigrados, a la orden de sus padres. Así que sí estoy muy lejos de la derecha, y me duele muchísimo la militarización que está ocurriendo en Uruguay y en otros lugares. ¿Frenteamplista? Apoyo muchas cosas que se hicieron en el FA, me parece que el FA es de las versiones político-partidarias más potentes, profundas y posibles en el mundo. Así que fueron muy bienvenidos estos gobiernos del Frente Amplio, pero tampoco me siento frenteamplista. Sí creo que vale la pena apoyar esta forma algo torpe y lenta de ir hacia una sociedad integradora, por el Sistema Nacional de Cuidados, por buscar desde las bases que se puedan crear propuestas políticas, pero no me considero frentista. Sí creo que vale la pena estar del lado de las propuestas políticas del Frente Amplio.

-En enero de 2019 decías que en FM Del Sol te cambiaban de lugar todo el tiempo, que querían que estuvieras pero no sabían cuál era tu lugar, dónde ponerte. ¿Por qué crees que costaba encontrarte un sitio?

-Yo ya en la sociedad, por diferentes hábitos que tengo, y porque estoy muy conectado con una sensibilidad que tiene que ver con la forma de comunicarnos, una forma de tratarnos, siento que soy sapo de otro pozo en muchos ámbitos sociales. Por ser vegano, por tomar agua y haber dejado el alcohol, ¡imaginate en la murga no tomar alcohol es extraño!

-Ni te digo leer entre tablado y tablado...

-Jaja, claro, y por leer entre tablados, además... También me gusta ponerle mucha atención a la forma de comunicarnos, en los vínculos, me duele cuando nos empezamos a hablar mal. He estudiado mucho sobre comunicación no violenta. Entonces, ya en la sociedad yo soy un tipo raro. En mi familia soy un tipo raro. En un lugar que reproduce sistemas sociales que para mí hacen mucho daño, pero no por ellos, sino porque está ultra-instaurado en la comunicación mediática (la forma de ver a la mujer, la forma de ver al que vive en la periferia), bueno, eso se refleja en los medios de comunicación más masivos, y yo ahí estoy incómodo. Eso es claro.

Estoy más cómodo acá (en el centro cultural Caí) en mi circuito chico, donde la gente estudia biodecodificación, comunicación no violenta, sociocracia, teoría U, son todas herramientas para tener una sociedad más integrada. Pero en un medio de comunicación que reproduce tan claramente un sistema de jerarquías, un sistema de ver al otro... Pero el problema no es de ellos, ni es del FA, que también tiene un sistema jerárquico y vertical, como la academia, que tampoco se salva. Bueno, yo me siento muy incómodo, no puedo... no encuentro mi lugar. El loco soy yo.

"En Del Sol quieren que yo esté, pero ya no estoy para formar parte de esos medios de comunicación, por lo que me he nutrido estos últimos años. Hay cosas que me ponen muy incómodo, me estaba autocensurando"

(En Del Sol) El problema era mucho más mío que de ellos. Ellos son unas personas que tienen un afecto enorme por mí, me tienen mucho cariño, y todos ellos en ese conglomerado de radios se esmeraron y se esmeran aún en darme un lugar, quieren que yo esté, pero tenemos que ser honestos y claros: yo ya no estoy para formar parte de esos medios de comunicación, por lo que me he nutrido estos últimos años. Hay cosas que me ponen muy incómodo, y yo me sentía muy atascado en ese lugar. Pero ellos hicieron lo imposible porque yo tuviera un lugar.

-Días antes de salir de Del Sol escribiste en Twitter: "Con la ley de urgencia acumulen tranquilos, definan una sola forma de comunicación mediática. Bienvenidos los capitales enormes y sucios, chau el empoderamiento de los colectivos y proyectos populares. Y no protestes porque vas en cana como delincuente". Expresiones como esas, ¿te fueron alejando del medio?

-No sé, por lo pronto ya mis pensamientos me fueron alejando de los medios. Después, mis acciones también, sin dudas. Y a partir de las elecciones empecé a expresarme más claramente en Twitter, y más fuertemente. Volví a sacar el guerrero. Me salta el guerrero. Me duele mucho que haya millones de personas que no tengan qué comer, niños que no tengan qué comer, que no tengan medicina, que no sepan ni siquiera lo hermoso que es la vida...

-Pero ¿por qué esas inquietudes humanitarias y sociales tan a flor de piel te alejan de los medios?

-Hay muchas cosas de los medios de comunicación que yo siento que hacen mucho daño. Y yo no puedo continuar estando en lugares donde siento que ahí hago daño.

-Si te interpreto bien, entendés que los medios reproducen el status-quo...

-Eso es lo que quiero decir. Las formas de dominación las reproducen permanentemente. Yo también lo hago, no dejo de hacerlo, pero trato de salir un poco y de verme a mí mismo en eso. Y yo me estoy exponiendo mucho más al expresarme así. Hablando del caso (Carlos) Moreira me estoy exponiendo así, porque me duele que se abuse de una mujer, me duele que se haga lo que quiera desde un lugar de gobernante. Y ahora me animo a decirlo. Hay verdades que no digo, con respecto a los animales hay mucha cosa que no digo... prefiero callarme porque no quiero hacer dolor tanto.

-A TV Show le dijiste: "Ya no me sentía libre en cuanto a la forma que tengo de comunicar y hacer esto que hago". Ahora sí, ¿por qué renunciaste a FM Del Sol?

-Me fui yo, ya no se me sentía cómodo. En La mesa de los galanes me tocó entrevistar a Lacalle Pou y todo bien, entrevistamos a Sanguinetti y le dije "bo", lo tuteé y no le gustó. Le dije: "Vamo' arriba. Estamos juntos, pero que quede claro que lo que hacés es un peligro. Y yo no me voy a callar". Pero estaba en La mesa de los galanes, muchas preguntas incisivas no puedo hacer. Ahí es "somos amigos", así que también con el Ceja "somos amigos". Me fui yo, porque uno se autocensura, porque no tengo ganas de abusar de un micrófono. Ese micrófono no es mío. Siento que los medios de comunicación deberían ser para toda la sociedad, pero es claro que vivo en una sociedad que tiene dueños. Esta casa tiene un dueño, esta tierra tiene un dueño, y ese micrófono tiene un dueño y yo respeto eso... aunque yo creo que la propiedad debería ser colectiva, realmente. No creo en el comunismo, pero sí creo que la propiedad debería ser colectiva. Es más, no debería haber propietarios, el mundo debería ser compartido.

-Sos medio anarquista...

-No lo sé, no me puedo definir, yo soy raro, no termino de definirme. Tengo referentes, pero son gente que en realidad están mucho más conectado con algo más integral del ser humano, que trascienden el ser humano como tal hoy en 2020... Yo no me sentía libre porque me autocensuraba. Pensaba: "Esto no lo puedo decir acá, en este micrófono". Entonces, esa necesidad de ser libre era yo el que me la estaba coartando.

-"En estos años me preparé para aportar desde otro lado a la sociedad", dijiste hace un año en Algo Contigo. ¿Desde qué lados crees que aportás, que no sea el costado conocido del humor?

-El humor es integrado a mi filosofía. Mucha gente dice: "A mí me gustabas cuando decías pavadas". Las pavadas que digo también tienen que ver con mi forma de ver el mundo. De cualquier manera, hay otra personalidad mía que no busca hacerte reír, pero sí busca conectar contigo. Fundamentalmente yo tengo que saber entender al otro. Para eso necesité estar lo más claro posible, por eso ser vegano, dejar el alcohol, dejar las drogas, todo. Trato de comer sano. Es fundamental estar clarito de mente y cuerpo. La mejor forma de aportar, para mí, es desde el ejemplo. Estoy más tranquilo, más calmado, soy más feliz. El que quiera tomar eso como referencia, bienvenido. Yo comparto herramientas que fui viendo a lo largo de estos años.

Vi el mundo que yo soñé en mi adolescencia, sé que hay un mundo mejor posible... Todos esos que me dicen "utópico, idealista". Mentira: ese mundo existe y está en las comunidades neo-rurales. Lo vi. También existe en las ciudades. Es más difícil, porque andamos todos corriendo, pechándonos, compitiendo con el mercado laboral, mirando el reloj a ver a qué hora tengo que ir a buscar al niño, es más difícil, pero ese mundo existe. No somos capaces por miedo de ir y seguir creándolo, pero está, en muchas comunidades. Lo he visto y lo puedo compartir. Y también es fundamental integrar: verse sin culpa, qué cosas emocionales nos hacen detenernos y ser incapaces de conectar con los otros. Esas herramientas yo las puedo compartir y al que esté dispuesto, bienvenidos a esta escuela Caí, donde tratamos de dar esas herramientas.

-Precisamente, acá en plataforma Caí das talleres en "capacidades creativas" o "capacidades distintas", según tus propias definiciones. Contame vos qué enseñan acá donde estamos.

-Damos herramientas clásicas, tradicionales: teatro, humor, percusión, coro, plástica, experimentación murguera, y también damos yoga que cada vez tiene más adeptos, en donde se busca bajar un poco y ponerle un propósito a tu cuerpo, pero fundamental para mí es acompañar a cada una de las personas a autoconocerse. Que cualquier miedo que la persona tenga sea integrado a lo que uno quiere hacer para desarrollarse. Muchas veces vienen adultos que nunca experimentaron (o creen que nunca experimentaron) en algo creativo. Vienen y sacan alas. Pero es fundamental tener un lugar limpio, lindo, en olores, en temperaturas, estar acá, mirarte a los ojos y decirte: "Estoy contigo". Que no sea venir a estudiar teatro y después ves si te subís al escenario a hacer una obra, sino que estamos acompañándote en tu desarrollo.

-¿Qué necesitás para salir en carnaval, como este año en La Gran Muñeca? Decías en esa nota en Canal 4, en enero del año pasado: "Me gusta salir con amigos, y estar bien, porque para sufrir, no salgo".

-Por lo pronto, necesito meterlo en mi agenda, porque son muchísimas horas, sobre todo enero y febrero. Si voy a meterle tantas horas necesito que se me pague bien, pero "bien" para mí no es tanta plata, porque yo no necesito tanta plata para vivir, pero sí que sepa que es un laburo. Yo salía en La Mojigata, que es una cooperativa, pero en este momento me cuesta, porque ya tengo una cooperativa (precisamente, plataforma Caí). Para salir a carnaval tiene que ser un laburo, me tiene que dejar algo en lo económico. Y en cuanto al grupo, tiene que ser gente que la pase bien, que te haga pasar bien. Este grupo de La Muñeca es hermoso, ya los conocía. Y después, tener un espectáculo que me haga sentir bien, que es valiente.

"Vi el mundo que yo soñé en mi adolescencia. Todos esos que me dicen 'utópico, idealista'. Mentira: ese mundo existe y está en las comunidades neo-rurales. Lo vi. También existe en las ciudades"

Es un grupo murguero que se dedica a ganar, eso es claro. A mí no me vibra tanto eso del concurso, a veces hasta lo rechazo un poco, pero sí se tiene una exigencia para que quede pipí cucú. Lo lindo es que el dueño, "El Pistola" (Eduardo Mega) busca que el espectáculo rinda en todos los tablados, y eso se nota. Creo que es el espectáculo en los que he estado que más ha rendido, parejo, en todos los escenarios. Ahora, estoy como loco... no puedo faltar nunca, porque soy el hilo conductor, y tengo que juntar energía para rendir siempre en cada tablado.

-En este espectáculo de La Gran Muñeca hablan de hacer murga fuera de concurso, de disfrutar el instante, después de la basura y cómo reciclar, y recién a los 25' tus compañeros se van, vos quedás solo y les pedís que vuelvan porque hay que hacer crítica política, porque sino los van a llamar "lai" (light), "Lai' Gran Muñeca". Y ahí, con el cuplé de los pueblos originarios, hablan sobre el avance de la derecha en la región. ¿Es algo que te preocupa?

-Muchísimo. Me hicieron una nota en vivo en Telesur el otro día, porque el espectáculo lo están retuiteando en Chile, en Ecuador, y se mostraron interesados hasta en el género murga, que está explotando en todo el mundo. Me interesa muchísimo lo de los pueblos originarios, por cómo le arrebatamos la dignidad a los pueblos originarios.

Me duele muchísimo Chile. Estaba cantado que esa olla iba a explotar porque esa sociedad tan careta, donde se creen que están bárbaros porque el PBI está precioso, por la macroeconomía, bueno, explota porque la gente en algún momento dice: "Esta no es la forma en la que quiero vivir". Y la forma en que se reprimió es increíble. O el golpe de Estado en Bolivia. O gobernantes de toda América Latina, de todos los tintes, que quieren seguir acumulando.

-"Mejor vayan aprendiendo: ¡No damos ni un paso atrás!", dice un componente de la murga. "Me avergüenza y me preocupa que esta gente nos gobierne", dicen después, respecto al gobierno electo. ¿Por qué te avergüenza que gobierne Lacalle Pou, en coalición con otros partidos?

-La palabra vergüenza es fuerte, pero es una emoción y hay que contarla. Creo que en Uruguay estos años ha logrado ser referente en muchas cosas, todavía falta mucho por seguir mejorando. Pero fue referente en el cambio de matriz energética, en los derechos humanos, en la forma de ver al menos favorecido. Que venga un gobierno que quiere reinstalar algunos valores como los que se ven en el caso Moreira, por ejemplo, de denigrar a la mujer y de abuso de poder; donde se quiere sacar a los docentes... Yo estoy a favor del cogobierno en la Udelar. Bienvenidos los ámbitos colectivos para tomar decisiones, en cambio la ley de urgencia intenta sacar los ámbitos colectivos en la educación. Bueno, me avergüenza y me preocupa sí que ocurra eso.

Seguramente con este Parlamento y este Poder Ejecutivo que se viene se busque un gobierno más vertical aún, y además reinstalar viejos valores que duelen mucho. El viejo valor de ver al distinto o al raro como un ser menor, de no darle mayor paso a la mujer... La mujer tiene menos lugar en el gobierno, aunque de vez en cuando mandan a una para que se vea que "sí pusimos a una mujer, ¿viste?", o ahora hay una persona con discapacidad. Pero esta persona que dijo que es una "estupidez" el Sistema de Cuidados (Romina Fasulo, suplente de Laura Raffo como representante del Partido de la Gente) debería repensar si está bien en el lugar donde está, porque el Sistema de Cuidados fue fundamental para los que están siendo cuidados, y para la gente que está laburando para eso. Entonces, sí, me avergüenza y me preocupa mucho. Hay gente que cree que vamos a ir a la guerra civil... Nada que ver, lejos de esa violencia. Es una democracia participativa, y cuando veamos que hay una propuesta que daña la sociedad vamos a estar hablando en todas las redes, y marchando en la calle, protestando, haciendo huelgas, con todas las herramientas para poder -también- mandar. Porque estos de traje creen que van al Parlamento y solo ellos pueden mandar. Es democracia participativa.

-Entonces, ¿sos de los que vislumbra un futuro apocalíptico para los cinco años que vienen, como señalan algunas murgas desde su discurso, La Gran Muñeca entre ellas?

-Yo soy muy optimista. Realmente creo que podemos ir a un mundo mucho más integrado, en paz y alegría. Que venga la derecha militarizada al Uruguay nuevamente es una oportunidad para volver a estar juntos y juntas, para volver a revisar nuestras formas de ver la sociedad, volver a juntarnos con la gente que piensa distinto y armar realmente esa sociedad.

Si yo me corto el dedo cortando una berenjena, como me pasó hace unos días, para mí no es un conflicto ni un problema: es una oportunidad. Es un momento de crisis, una oportunidad para estar mucho mejor y ver por qué me corté el dedo. Cuando yo tengo un problema con un amigo o con mi madre es bienvenido. Así que bienvenido este nuevo gobierno porque nos hace estar mejor parados, con más ganas de tener una sociedad mejor. No es un problema, es una oportunidad.

-¿Ves una grieta en la sociedad uruguaya, como sí la hay en Argentina?

-Es distinta la grieta, porque Uruguay es muy distinto. Creo que aparecen haters, odiadores, aparece mucha gente que tiene ganas de hacer mucho daño, desde el insulto y desde el destruir. Y no se dan cuenta que nosotros estamos tratando de compartir la impotencia que da ver tanta injusticia con los menos favorecidos. Entonces, principalmente desde las clases altas, se colocan en un lugar de: "Nos quieren sacar lo nuestro". Gente que escupe dólares y no se dan cuenta que 10 pesos a una persona le pueden servir para comprarse un pan. Entonces, esa falta de empatía, muchas veces desde las clases altas, nos aleja muchísimo.

"La mujer tendrá menos lugar en el gobierno, aunque de vez en cuando ponen a una, o ahora hay una persona con discapacidad. Esta persona que dijo que es una 'estupidez' el Sistema de Cuidados debería repensar si está bien donde está"

Pero desde mi lugar bienvenidos a todos los haters, a todos los que odian, a todos los que destruyen, bienvenidos. A todos los que gritan, bienvenidos, yo los escucho. Lo fundamental es no tapar el grito. Que esos gritos también tengan que ver con una sociedad integrada.

-Habrás visto que hay quienes sostienen que este año hay conjuntos que se pasaron de la raya -Cata Ferrand lo dijo en este espacio, Coco Echagüe entendió que este año están más duras que antes-, y quienes entienden que no hay ninguna transgresión. También Nacho Álvarez planteó el tema en radio Sarandí y le contestó Marcel Keoroglian. ¿Cómo ves vos a las murgas este febrero?

-Esas idas y venidas mediáticas y en redes, a mí me pasan por el costado. Yo no suelo mirar televisión, entonces hay gente que has nombrado que no conozco, o si los veo no sé quiénes son. El Coco conoce bien de carnaval. Seguramente él sepa que el arte popular tiene derecho a expresarse en el momento que tenga que expresarse, y de la forma que se tenga que expresar.

El arte popular es un grito, y bienvenido el arte popular antes que manifestaciones violentas. Porque la sociedad está tan atascada que no tiene forma de canalizar su dolor, entonces, antes que salir a las calles a romper todo, mejor el arte popular. Bienvenidas las murgas que, según él, "salieron a "bailar el vals durante 15 años" porque tenían ganas de bailar el vals... A nosotros no nos paga el FA o la Internacional Socialista para decir lo que decimos. Lo sentimos de corazón y de mente lo que decimos. Hoy por hoy, sí, tenemos mucho dolor por lo que pasa en Latinoamérica y porque vuelve la derecha. Desde lo popular queremos volver a sacar banderas, y volver a defender gente que está siendo aplastada: en Bolivia, en Chile, en Ecuador, en todos lados, y tenemos ganas de decirlo. Tenemos que cuidar mucho el Uruguay.

"El arte popular es un grito, y bienvenido el arte popular antes que manifestaciones violentas. La sociedad está tan atascada que no tiene forma de canalizar su dolor. Antes que salir a romper todo, mejor el arte popular"

Yo participé de una entrevista que le hicimos a Lacalle Pou y dijo que iba a mantener la agenda de derechos, pero antes no decía eso. Antes decía que no iba a buscar los desaparecidos, ahora dice que sí. ¿Por qué cambió de opinión? ¿Realmente conectó con la necesidad de los familiares de desaparecidos? ¿Conectó con que una persona pueda amar como quiera o las personas trans, que viven una vida indigna, puedan vivir más dignamente? ¿O necesitó los votos?

-¿Has revisado tu humor, con los tiempos que corren, donde ya no se puede hacer chistes de cualquier cosa porque hay otra sensibilidad?

-A mí hace muchos años me dolían mucho algunos tipos de humor. Tal vez yo los usaba y todo, en eso de buscar la eficacia para que alguien se ría. A mí me duele muchísimo el humor contra la mujer, cuando se habla de su cuerpo o su lugar en la sociedad. Para mí es un lugar en contra. O empatiza y busca reírse contigo, o busca reírse de vos. Y hace muchos años me dolía eso. Creo que era hora de respetar mucho más eso. Yo ya me había separado de eso y quiero seguir haciendo humor así, no sólo con respecto a la mujer, sino con el otro, con el que piensa distinto, que a veces es de clase alta. Mi humor siempre fue primero hacerme bullying a mí mismo: hablar de lo pelado que soy, de lo raro, lo torpe, lo gil que soy. Y además es muy sanador, porque cuando empezás a mostrarte, empezás a sanar.

-¿Sos feliz?

-Yo creo que sí, muchísimo. A veces pienso que sería mucho más feliz en mi huerta. Cuando conecto con el verde, escuchar los pájaros, el ruido del agua cayendo, así sea de una canilla, tener mi casa de barro y mi huerta... Y digo: "Ta, eso sería la felicidad completa". Pero no podría, porque me carga de sentido al menos aportar a que haya más personas que vivan tan bien, que se acerquen a vivir en la felicidad. Entonces, más allá de que las emociones en la ciudad de Montevideo me revuelcan internamente para todos lados, me carga de sentido ver que estoy tratando de poder aportar algo para que en mi sociedad haya gente más contenta.