Seré curioso

SERÉ CURIOSO

Abdala: “Ya no quiero debatir con Manini. Él arrugó, insultando. Yo no bajo a ese nivel”

El flamante presidente del PIT-CNT dice que la central no es de izquierda, es clasista. Y cuenta sus planes para la gestión.

23.12.2021 09:43

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2021-12-23T09:43:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti    

Era un adolescente cuando comenzó a militar en la UJC, y en su ámbito sindical, en la industria metalúrgica. Dice que nunca ambicionó ningún cargo o jerarquía, en ninguna responsabilidad sindical que asumió (y fueron varias en su carrera). Alejado el “moderado” Fernando Pereira de la central sindical -para disputar la presidencia del Frente Amplio, que seguramente asumirá- el “radical” Marcelo Abdala (55) tiene claro que son “estrechos” los márgenes para aportarle una impronta personal a los desafíos del Pit-CNT.

Abdala, comunista, se muestra conciliador y dialoguista con el gobierno, en especial con los ministros Luis Alberto Heber y Pablo Mieres. Ayer miércoles 22 debió llamar de urgencia al primero para pedirle que los policías no repriman a camioneros que se movilizaban en una entrada al puerto montevideano. Reconoce que su llamada dio efecto y desde que él llegó al lugar, no vio violencia. Pero pide que el ministerio se haga cargo del operativo, y señala que no fue notificado de antemano, como Heber se había comprometido hace dos semanas.

Cuestiona duramente la LUC y dice que nada se hace para “desestabilizar al gobierno”. El índice de conflictividad actual, apunta, es menor al de hace unos años, en el segundo gobierno de Vázquez. Dice que ya no le interesa debatir con el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, porque éste “arrugó” y lo hizo “insultando”. Manini descendió, a su juicio, a un nivel al que él no está dispuesto a bajar.

En la sala donde se reúne la mesa representativa del Pit-CNT, que él preside, señaló que él no comparte que la central sindical sea “de izquierda”. “Yo prefiero hablar de movimiento sindical clasista, democrático y de masas”, dijo.

  ""Cuando me tocó representar al Pit-CNT en la OIT, me reuní con todas las centrales de América Latina. Ninguna había hecho tantas acciones de carácter independiente y muchas veces con una visión crítica como hicimos nosotros en el período 2005-2020"

-¿De qué trabajaste antes de ingresar a la Untmra (Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines)?

-Trabajé haciendo fletes para la industria del medicamento con mi viejo, trabajé haciendo fletes para una empresa gráfica que se llamaba Celoprin, trabajé en una imprenta, trabajé vendiendo libros, trabajé de vendedor ambulante casa por casa, y después entré a la industria metalúrgica.

-¿Cuándo arrancaste tu militancia política?

-Yo inicié mi militancia a los 16 años en la UJC (Unión de Juventudes Comunistas), y casi simultáneamente organizamos el gremio estudiantil en el liceo 26. Era un momento de dictadura y había un momento de mucha efervescencia para tirar abajo la dictadura. Yo vengo de una familia obrera, perteneciente al Partido Comunista (PCU) y leía la literatura clandestina del partido. En la casa donde yo vivía, se distribuía el periodístico del partido, Carta se llamaba, que era clandestino.

-¿Qué te llevó a la militancia sindical?

-Entré a trabajar en la industria. A los 18 años entré a trabajar en Alcan Aluminios del Uruguay, ya venía del movimiento estudiantil. Como mis padres eran metalúrgicos, me conocían de chico, de la Untmra. Estuve contratado a término tres meses, me cortaron un mes, y luego me contrataron efectivo por tiempo indeterminado. Y a los meses que quedé efectivo me eligieron para ser miembro del comité de base, el organismo de la Untmra en las empresas, y ahí empecé a militar en el sindicato.

Yo ya venía del movimiento estudiantil. Ya tenía la idea de que el trabajador aislado no consigue nada y el trabajador organizado puede influir en las condiciones de salario y de trabajo. En ese momento, además, funcionaban los consejos de salarios (en el período entre 1985 y el 90, gobierno de Sanguinetti), había mucha efervescencia en el movimiento sindical.

-Ya eras un referente principal en la central sindical, pero ¿anhelabas especialmente llegar a presidir el Pit-CNT?

-No. La verdad que no. Todas las responsabilidades que tuve en mi carrera, nunca hice nada para desempeñarlas. Fue Rosario Pietraroia quien me propuso para que sea secretario de la comisión juvenil de la Untmra, y miembro de la dirección, del ejecutivo, y del secretariado. Después fue la propia dirección del sindicato que me propuso para que fuera secretario de dirección de la Untmra. Y después, los compañeros me propusieron para que sea secretario general de la Untmra. Y aquí (en el Pit-CNT) yo tuve las responsabilidades de Desarrollo Productivo, Organización, pasé a ser Coordinador de la central sindical, luego secretario general y, por último, presidente. Pero nunca fue una motivación personal, sino ponerme a disposición de las responsabilidades que a uno le toque.

"La visión de que el dirigente sindical no trabaja es notoriamente burguesa. Es un trabajo tan intenso como cualquier otro. Lo que hay que tener cuidado es que ese trabajador no se burocratice, no se aleje de su base social, no deje de ir a los lugares de trabajo"

-Quienes decían que el Pit-CNT era un brazo sindical del Frente Amplio y decían que no había independencia de clase, gritaron "¿Vieron? ¡Son lo mismo!" cuando Fernando Pereira dejó la central sindical para postularse como presidenciable del FA. ¿No les asiste algo de razón?

-Creo que no. O no conocen la naturaleza del movimiento sindical o lo aseveran por prejuicio o mala intención. Te puedo comentar que cuando me tocó representar al Pit-CNT en la Organización Internacional de Trabajo (OIT), yo me reuní con todas las centrales de América Latina. Ninguna había hecho tantas acciones de carácter independiente y muchas veces con una visión crítica como hicimos nosotros en el período 2005-2020, cuando en esos países había gobiernos progresistas. Lo que sucede es que las clases se manifiestan en lo económico-social, en lo político, en lo ideológico y en lo cultural.

Para mí, es llamativo que nadie razone y se pregunte: “¿cómo es que desde la Asociación Rural salen los ministros de Ganadería, Agricultura y Pesca?”, pero pongan el grito en el cielo porque un dirigente obrero luego se desempeñe en el Frente Amplio. Pero eso no significa que el Pit-CNT sea una polea de transmisión de decisiones que se tomen en el FA. Hay un nivel de autonomía e independencia importante.

-Pero hay una sintonía clara: ¿la explicación está en una concepción de izquierda similar?

-No… Yo discrepo con que el Pit-CNT sea una organización de izquierda. Fernando (Pereira) siempre manifestaba eso, y yo tenía un matiz importante con él. Yo prefiero hablar de movimiento sindical clasista, democrático y de masas, y entiendo por un sindicalismo de clase el que siempre y en todo momento intenta impulsar los intereses inmediatos de la clase trabajadora y los intereses históricos, que pasan por la superación de la explotación. Entonces, esto puede ser contradictorio con el de hecho de que, a su vez, el movimiento sindical clasista sea un movimiento sindical de masas. Hay gente de todos los partidos adentro del movimiento sindical. Entonces, para mí no es esa etiqueta (la de izquierdista) la que le corresponde…

-¿Me estás diciendo que el Pit-CNT no es de izquierda?

-Es clasista.

-Pereira abogaba por una mayor paridad de género en el Pit-CNT, pero recién en 2018 se consiguió que siete mujeres integren el secretariado ejecutivo -de 15 integrantes- del Pit-CNT. ¿Por qué costó tanto?

-En 2018 llegamos a tener una situación de paridad de género. Es muy difícil porque, en realidad, las condiciones económico-sociales y culturales, como estaba organizada la sociedad, inhibían la participación de la mujer, ¿no? Entre otras cosas porque el capital tiene un fondo de acumulación que es el trabajo para producir la vida que las mujeres hacen gratis. Entonces, mientras exista esa base material y sus correspondencias culturales, es una lucha que la mujer trabajadora pueda cumplir un rol importante en el movimiento sindical. Ahí la responsabilidad es nuestra: cómo abrimos cauces de participación.

-¿Te sentís querido por el uruguayo no sindicalizado, el uruguayo promedio?

-Sí, en general… No he tenido en la calle inconveniente alguno.

-¿Hace cuánto que no trabajás 8 horas?

-¿Qué hora es? (Alguien le dice “16.30”). Hace una hora y media. Salí a las 15.

-Es cierto, hace unas semanas posteaste una foto con el mameluco y el casco amarillo, señalando que había conseguido un empleo en el puerto. Ahí se dio -las redes sociales son crueles- que al igual que pasó con Lacalle Pou cuando asumió la Presidencia, no faltó el que posteara la foto y pusiera: “Mirá mamá, mi primer día de trabajo”…

-Lo que pasa (es) que la visión de que el dirigente sindical no trabaja es notoriamente burguesa. ¿Por qué razón? Las organizaciones empresariales tienen una pléyade de profesionales que cuando no son abogados, escribanos, contadores, especialistas en tal o cual cuestión, que trabajan full time para la organización empresarial. En el caso de la clase trabajadora (yo te digo mi punto de vista), nosotros está bien que tengamos compañeras y compañeros full time al servicio de la organización. Es un trabajo tan intenso como cualquier otro. Lo que hay que tener cuidado es que ese trabajador no se burocratice, no se aleje de su base social, no deje de ir a los lugares de trabajo.

Vos mirás mi historia laboral y yo tengo momentos de trabajo en la producción, y momentos en que he sido funcionario de la Untmra, es decir que mi trabajo era servir a mi clase, para representar sus intereses. Pero ahí yo trabajaba más de 12 horas todos los días. Entonces, decir que un dirigente sindical no trabaja por su rol de dirigente sindical, mientras que no está cuestionado que hay políticos profesionales que también trabajan o dirigentes empresariales full time, es absolutamente incorrecto.

"El Ministerio del Interior dice que el operativo fue resuelto por la Fiscalía, pero en realidad, los operativos no se deciden en Fiscalía: lo decide el Ministerio del Interior. El ministerio no nos avisó de este operativo. Fui yo que llamé al ministro"

-Hace dos semanas te reuniste con el director de Seguridad y Convivencia del Ministerio del Interior y con el propio ministro Heber, tras los incidentes entre trabajadores del transporte y un grupo de policías en Tres Cruces. Dijiste que habías salido satisfecho de esa reunión, porque el ministro te dijo que él estaba para buscar acuerdos y dialogar, y no para reprimir. Pero ayer miércoles 22 hubo nuevamente encontronazos cuando desalojaron camioneros que trancaron uno de los accesos al puerto de Montevideo. ¿Qué pasó?

-El Ministerio del Interior dice que el operativo fue resuelto por la Fiscalía, pero en realidad, los operativos no se deciden en Fiscalía: lo decide el Ministerio del Interior. La Fiscalía encomendó actuar a la Policía en orden a los derechos de las partes involucradas: el derecho de huelga y manifestación, y el derecho de circulación. Eso resolvió Fiscalía; el operativo es responsabilidad del Ministerio del Interior.

Yo me enteré de esto cuando ya había empezado, por los propios trabajadores del Sutcra (Sindicato Único del Transporte de Carga y Ramas Afines). Cuando me enteré, llamé a Heber y le dije: “No repriman. Paren el operativo, que yo voy para ahí a buscar que no haya una salida violenta del asunto”. ¿La verdad? Desde que yo intervine -no puedo hablar de lo que pasó antes, que quedó registrado en filmaciones-, le pedí a las fuerzas policiales que se corrieran tres metros para atrás, lo hicieron, hablé con los compañeros que estaban allí, le plantee corrernos unos metros para poder hacer una asamblea y hablar entre nosotros. Le pedí a la Policía que libere a los compañeros que estaban esposados, cosa que hicieron de inmediato, hicimos una asamblea y se fue descomprimiendo la cosa. Desde que yo estuve hasta el final no hubo violencia.

Pero el ministerio no nos avisó de este operativo. Fui yo que llamé al ministro. Es algo distinto a lo que habían quedado conmigo.

-A los productores rurales de Un Solo Uruguay, ¿también los considerás “trabajadores” y “compañeros”?

-Bueno… a un pequeño productor rural, que trabaja con su familia, me parece que es parte de las fuerzas sociales interesadas en una estrategia de desarrollo para el país. Al gran empresario del agronegocio, que contrata mano de obra, que está enganchado con cadenas logísticas transnacionales, bueno, eso es otra cosa. Eso es, evidentemente, una persona o una sociedad anónima que actúa en el gran capital. No hay un campo, hay muchos campos. Nosotros hicimos una movilización el 15 de setiembre con cierta participación de alguna gente que está en la Comisión Nacional de Fomento Rural. Esa gente es de los sectores populares.

-¿Cuán alto es el nivel de conflictividad hoy?

-Según la Universidad Católica, en el índice que ellos construyen, en 2015-2016 andaba en 80 y pico, y 60 y pico, en 2020 andaba en 30 y pico, y 2021 40 y pico. Es un índice que calculan ellos tomando las horas hombre que potencialmente un hombre puede trabajar, y cuántas no trabajó por conflicto. (NdeR: El índice es una tasa que pondera la relación entre las jornadas no trabajadas en un lapso de tiempo como consecuencia del conflicto y las jornadas potencialmente trabajables en el mismo período. Y toma en cuenta la cantidad de trabajadores implicados en los conflictos). Lo que te puedo decir categóricamente es que este momento hay menos conflictos que en 2015 y 2016.

Por algunas afirmaciones daría la impresión que el país está en llamas por las acciones sindicales. Eso no es así. Lo que pasa que el gobierno quiere dar la imagen de que nuestro afán para que el pueblo diga sí a la derogación de los 135 artículos de la LUC es un acto de desestabilización al gobierno, y nosotros no lo tenemos pensado así. En realidad, cuando juntamos las firmas fue para procesar un debate que en el Parlamento no se dio por el formato de urgente consideración. Lo que nosotros queremos es que, en primer lugar, el pueblo esté informado. Y a partir de una consideración negativa de estos artículos, por contenido y forma, que el pueblo vote sí a la derogación de estos artículos. El 28 de marzo (de 2022) el presidente de la República será Lacalle Pou y tendremos la misma relación, con acuerdos y diferencias, que teníamos antes de esa fecha. Esto no es para desestabilizar al Poder Ejecutivo, es para que la gente vote sí a la derogación de estos 135 artículos.

-Has dicho que hay una "prédica anti-sindical" del gobierno. ¿En qué lo ves?

-Cuando la senadora (nacionalista Graciela) Bianchi hace casi un interrogatorio que pareciera de los viejos tiempos de Inteligencia y Enlace sobre una compañera que encabeza una movilización de Afutu, cuando (el secretario de Presidencia, Álvaro) Delgado dice que hay una “secuencia de conflictos ya predestinados porque se quiere desestabilizar al gobierno”, cuando se presentan proyectos de reglamentación antisindical que ponen al país al borde de incumplir sus compromisos con la OIT, sumale el sumario a los docentes en San José, cuando suceden todas esas cuestiones, es que hay un notorio discurso antisindical.

Hablo de la estigmatización permanente del movimiento sindical como que quiere desestabilizar y le pone palos en la rueda al gobierno, cuando en definitiva somos la organización social más grande del país que confirmó su representatividad en las elecciones para el BPS (donde nos votaron 430.000 trabajadores), y que construye calidad de vida y democracia. Al Ministerio de Trabajo lo pongo aparte, no porque esté de acuerdo con todos sus puntos de vista (y obviamente es parte del Poder Ejecutivo), sino porque por su función se maneja con un respeto a ambas partes.

"El gobierno quiere dar la imagen de que nuestro afán para que el pueblo diga sí a la derogación de los 135 artículos de la LUC es un acto de desestabilización al gobierno, y nosotros no lo tenemos pensado así"

-¿Por qué deberían derogarse los 135 artículos en pugna por la LUC?

-Por razones de forma, porque un proyecto de país de ley ferrocarril que tiene más artículos que la Constitución de la República quedó enmarcado, asfixiado, en el estrecho margen de la ley de urgente consideración. No se pudo debatir adecuadamente en el trámite parlamentario, no se pudo debatir cuando nosotros conseguimos las firmas (porque el gobierno y la coalición decidieron no hablar), y recién ahora habrá un debate. Espero que haya un debate, al detalle.

Por razones de contenido, a lo largo y a lo ancho de la LUC hay elementos restrictivos de la democracia: por ejemplo, se crea un departamento de la Inteligencia del Estado que no rinde cuentas al Parlamento, sino solo al presidente; hay criterios como que en vez de in dubio pro operario, o sea, en caso de duda, respondo a favor del más débil, doblan la vara al revés: alquileres, desalojo exprés, relaciones laborales, etcétera. También porque retrocede en formas de participación que la sociedad había acumulado. No hay un diálogo social sobre seguridad social, se eliminan los consejos desconcentrados de la educación, junto a la participación docente. Tiene un conjunto de criterios que, creo, no le hacen bien al país, a la vida de la gente y a la democracia.

-¿Te parece mal que los trabajadores que no quieren hacer huelga o los empresarios puedan entrar a trabajar, mientras otros hacen huelga?

-Es la normativa vigente. No discrepo… El punto es: es parte de la construcción de la fuerza de la dirigencia sindical tratar de convencer a la totalidad de los trabajadores que una acción de negociación o una acción de movilización tiene que tener la fuerza de la participación de todos los trabajadores, porque las conquistas logradas son para todos. Cuando esto no sucede, nosotros tenemos un problema. Un problema de orientación, un problema de comunicación, un problema de valores.

Los que no están de acuerdo con la huelga pueden entrar a trabajar. Yo me reservo el derecho, pacíficamente, de conversar con ese trabajador para que adhiera a la huelga. Si tenés un proceso de huelga y la mayoría no está convencida, arrancaste un proceso con una debilidad mayor (además de la debilidad del trabajo respecto al capital). Si esa debilidad se corrige y esa huelga es beneficiosa para defender el trabajo, los salarios, las categorías, las conquistas son para todos. Está bueno que la empujen todos. El derecho que yo me reservo -y la LUC vigente no me puede decir nada- es dialogar con ese trabajador en buenos términos para que adhiera a la huelga.

-¿Por qué querés debatir con Guido Manini Ríos sobre democracia y derechos humanos?

-No, ya no me interesa. Él arrugó… El problema es que arrugó insultando. Yo no insulto, nunca bajo a ese nivel. ¿Por qué quería debatir con Manini? Porque me daba la impresión que podía ser un debate provechoso, desde el punto de vista de la historia que llevó a que en nuestro país haya la configuración sindical que hay… No existe en el mundo que haya una central única que agrupe a todos los trabajadores de todos los gremios, y en la cual coexistan las distintas orientaciones ideológicas que actúan en el movimiento sindical.

Por qué nosotros entendemos que en Uruguay hay un sindicalismo de clase, a qué nos referimos con el concepto independencia de clase, cómo se traduce esto en el lenguaje de la OIT, la independencia, la autonomía, la autarquía del movimiento sindical (esto es, que los trabajadores tenemos derecho a sindicalizarnos en tanto lo definamos nosotros), y por qué los proyectos a los que hizo mención el senador Manini son violatorios de la normativa de la OIT. Me parecía que podía ser ilustrativo un debate donde se arrojen fundamentos sobre estos aspectos. Yo no podría estar en un debate donde se discutiera las formas de actuación en el plano militar. Pero en esto sí.

Si él me hubiera convidado a debatir sobre lo militar, yo le hubiera dicho que no, porque de eso no sé. Me parece que él de esto -de las cuestiones laborales- no sabe o está muy mal asesorado, por eso dice los disparates que dice. Hablo de sus tres propuestas: que haya voto secreto en el movimiento sindical para decidir todas las cosas (eso va en contra del principio de autarquía, y es que los trabajadores deciden como les plazca), y que a pesar de que en Uruguay hay afiliación voluntaria al sindicato, entonces, ¿qué tiene de malo que un trabajador le solicite a la empresa le descuente de su salario la cotización sindical y se la entregue al responsable de finanzas de su sindicato? Plantea un retroceso democrático, que es muy malo. Yo quería conversar de esas cuestiones. Lamentablemente, no fue posible.

"Ya no me interesa debatir con Manini Ríos. Él arrugó… El problema es que arrugó insultando. Yo no insulto, nunca bajo a ese nivel. Me parece que él de cuestiones laborales no sabe o está muy mal asesorado"

-¿Votaste a Pereira en las internas del Frente Amplio?

-Sí.

-Hace poco asumiste la presidencia del Pit-CNT. ¿Cuáles serán tus objetivos? ¿Qué pretendés lograr cuando dejes de serlo?

-Me gustaría avanzar en la configuración de una dirección colectiva, con responsabilidad individual de todos sus miembros. Tiene que ver con un método de trabajo donde todos los miembros de la dirección, que es la mesa representativa, puedan responder por algunas de las laborales centrales del Pit-CNT. Me gustaría un montón fortalecer la organización del movimiento obrero, inclusive con una red de militantes en cada gremio que lleguen al corazón del lugar de trabajo. Me gustaría que la central mejor mucho sus mecanismos de comunicación. Me gustaría que el Pit-CNT tenga personería jurídica. Y me gustaría que el Pit-CNT encabece el desarrollo de un nuevo Congreso del Pueblo, es la decisión principal del congreso del Pit-CNT, un ámbito con todas las organizaciones populares, hecho con discusiones a lo largo y ancho del país que establezca ideas para un programa de estrategia de desarrollo de los sectores subalternos.

-¿Te incomoda que te tilden de radical?

-Considero que radical es quien intenta analizar los problemas desde su raíz, y en ese sentido, no me incomoda el concepto. Yo no soy un radical de boca, porque entre otras cosas, yo soy de la actividad privada y nosotros no podemos andar inventando conflictos artificiales o aventura, porque siempre nos estamos jugando el trabajo. El trabajo nunca está garantizado en la actividad privada. Si se dice, como dijo algún periódico, que yo soy “duro a la hora de la negociación”, es verdad. Yo defiendo con mucha perseverancia los intereses de los trabajadores. Pero si eso implica que yo no pueda dialogar, buscar acuerdos, y tender puentes con otros sectores, incluso gubernamentales o empresariales, no es así, porque tengo un trato muy correcto con actores gubernamentales y empresariales.

-¿Sos feliz?

-Sí.

Por César Bianchi