Julia Wandelt, una ciudadana polaca de 24 años que afirmó durante más de dos años ser Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en 2007 en Portugal, no es hija biológica de los esposos McCann, según declaró este lunes una experta científica ante un tribunal británico.

La declaración se produjo durante el juicio que enfrenta Wandelt por presunto acoso contra la familia McCann. Según la Fiscalía, la joven contactó en repetidas ocasiones —por correo electrónico, redes sociales y llamadas telefónicas— a los padres de Madeleine, asegurando que era su hija desaparecida, en una campaña que se extendió por más de dos años y medio.

La científica Rosalyn Hammond, especialista en genética forense, presentó ante el tribunal de Leicester los resultados de una prueba de ADN realizada por la policía británica tras el arresto de Wandelt en febrero de 2025. "No hay coincidencia entre su perfil genético y el de Madeleine McCann. No puede ser su hija biológica", afirmó. También descartó cualquier parentesco individual con Kate o Gerry McCann.

Wandelt había difundido supuestas pruebas de coincidencia genética parcial, alegando una similitud del 70% con el perfil de Maddie. Sin embargo, los resultados oficiales contradicen rotundamente esa versión.

Una historia marcada por el dolor y la exposición pública

Madeleine McCann desapareció el 3 de mayo de 2007, cuando tenía 3 años, de un apartamento vacacional en Praia da Luz, en la región del Algarve, Portugal. Sus padres cenaban en un restaurante cercano cuando la menor fue vista por última vez. El caso generó una cobertura mediática sin precedentes y continúa siendo una de las desapariciones más resonantes del siglo XXI.

A pesar de múltiples líneas de investigación, detenciones y teorías —algunas alimentadas por redes sociales y medios sensacionalistas— el paradero de Madeleine sigue sin esclarecerse.

En las audiencias recientes, los McCann y los hermanos gemelos de Madeleine, ahora de 20 años, testificaron sobre la angustia emocional causada por Wandelt. El testimonio describió un patrón de intrusión, manipulación emocional y difusión pública de afirmaciones que reavivaron el trauma familiar.

Con información de AFP