Por The New York Times | Steven Erlanger

VILNA, Lituania — Se consiguieron significativos resultados exitosos en la cumbre de la OTAN concluida el miércoles y los participantes pusieron gran empeño en proyectar unidad en apoyo a la sangrienta defensa de Ucrania contra la invasión rusa.

Turquía retiró sus objeciones a la integración de Suecia. La alianza aprobó nuevas metas de gasto y sus planes militares más ambiciosos para la defensa de Europa desde la Guerra Fría. Se hicieron nuevos compromisos en cuanto al apoyo ofrecido a Ucrania a largo plazo. Además, los 31 Estados miembros convinieron en que Ucrania tiene un lugar en la OTAN, un cambio significativo debido al valor y resistencia con que ha defendido a su país y los valores de Occidente.

De cualquier manera, el comunicado final de la cumbre, con su lenguaje diplomático ambiguo, no disfraza algunas tensiones graves entre los miembros de la alianza en la amarga lucha para decidir cómo describir la trayectoria de Ucrania hacia convertirse en miembro de la OTAN. A Ucrania se le prometió una invitación “cuando los aliados lo convengan y se cumplan las condiciones”, frase que no define en absoluto el momento ni las condiciones.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski y las voces de Europa central que lo apoyan con más ardor querían más, y lo expresaron sin dejar lugar a dudas.

Zelenski nunca ha insistido en la admisión de Ucrania a la OTAN en pleno apogeo de la guerra y nadie más lo ha hecho tampoco. Pero sí le molestaron las condiciones que puso la OTAN tan solo para invitar a Ucrania a solicitar su inclusión. Publicó un mensaje en Twitter que dejó ver su enojo el martes, cuando se vio confrontado con el lenguaje propuesto del comunicado que enfureció a los estadounidenses, según indicó un funcionario de un país de la OTAN.

Si bien moderó sus declaraciones públicas el miércoles, incluso el martes por la noche amenazó con no presentarse en la primera sesión de un Consejo OTAN-Ucrania, relató el funcionario.

El presidente y sus partidarios no fueron los únicos decepcionados. John Kornblum, diplomático experimentado y antiguo embajador de Estados Unidos ante Alemania, quien ya se jubiló, fue especialmente adusto. Calificó el comunicado de confuso y pusilánime. Tras la cumbre, el presidente francés Emmanuel Macron señaló que era “válido que el presidente ucraniano fuera exigente con nosotros, porque está luchando en el terreno”. Pero también aclaró: “Hicimos lo que teníamos que hacer, y lo hicimos al mantener unidos a los aliados”.

Hizo notar que la cumbre había aprobado ayuda militar concreta a corto y largo plazo para Ucrania y había “dejado muy claro que existe un camino para integrarse a la OTAN”.

Otros vieron una “oportunidad fallida”, como la describió Michal Baranowski, director ejecutivo del German Marshall Fund, con oficinas en Varsovia. No obstante, indicó, después de tantos meses de guerra y tantos miles de millones de euros y dólares de Occidente invertidos en armas y financiamiento, “Ucrania nunca ha estado más cerca de la OTAN”.

Cuando se le prometió a Ucrania por primera vez la calidad de miembro en 2008, durante una cumbre en Bucarest, Rumania, esa declaración sirvió para ocultar divisiones más profundas y perdurables, pues Alemania y Francia se oponían por completo a la integración de Ucrania en ese entonces, mientras que Washington quería darle a Ucrania una opción clara para integrarse.

Sin embargo, ahora todos los países convienen en que Ucrania formará parte de la OTAN, aunque no se hayan definido ni el tiempo ni la ruta a seguir.

El resultado en Vilna “no fue tan tímido como se esperaba, pero tampoco tan positivo como se requiere”, opinó François Heisbourg, analista de defensa francés. Dada la fuerte oposición de Alemania y Estados Unidos a dar una ruta detallada para Ucrania, esa declaración fue todo lo que se pudo obtener, afirmó.

De cualquier manera, “se fijó el curso conceptual y político”, aseveró. “Ucrania se incorporará a la OTAN. Ahora sí va a suceder, y ya eso es un gran cambio cultural con respecto a la situación que prevalecía hace más o menos un mes”.

Ben Wallace, secretario de Defensa del Reino Unido, concordó con esta evaluación. “Me parece que el avance para Ucrania en esta instancia es esta especie de aceptación cultural de que Ucrania tiene un lugar en la OTAN”, dijo. Ningún país expresó desacuerdo en este respecto, indicó. “Y decir que ‘tiene un lugar’ implica que va a suceder. No es una posibilidad remota, es una certeza”.

Esa aceptación se debió a un cambio en la política estadounidense y en la francesa, pues el presidente Joe Biden convino en exentar a Ucrania del Plan de Acción de Membresía (MAP, por su sigla en inglés) preliminar para obtener la membresía, proceso que han debido cumplir los demás países de la era postsoviética.

El mismo Macron, que abrió con un gran discurso el 1.° de junio en Bratislava, Eslovaquia, ha cambiado su postura de oposición a la adhesión de Ucrania a un gran apoyo a la misma, en parte porque intenta reconstruir las relaciones con Europa central y en parte debido a la resistencia mostrada por Ucrania ante los brutales ataques de Rusia.

Ucrania sí se retira con beneficios significativos, en opinión del secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg. Además de la promesa clara de su integración, más promesas de armas y la oportunidad de evitar el MAP, la relación de Ucrania con la OTAN mejoró significativamente con el Consejo OTAN-Ucrania, donde Ucrania puede participar en igualdad de circunstancias y prepararse para su integración como miembro.

Además, el miércoles, el Grupo de las 7 naciones industriales emitió una declaración conjunta en la que se comprometieron a brindarle ayuda de seguridad a largo plazo a Ucrania para que mejore las defensas de ese país sitiado durante la guerra con Rusia y tras su conclusión… y también durante las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

La declaración sienta las bases para que, de manera individual, las naciones negocien acuerdos de apoyo militar y financiero con Ucrania, y mantengan esos compromisos independientes de la OTAN, ya que el organismo prefiere no lucir como uno de los combatientes en la guerra ni promover la narrativa rusa de que solo se defiende en Ucrania contra la OTAN.

El propósito de estos compromisos es “ayudar a Ucrania a construir una defensa fuerte y capaz”, explicó Biden, tanto en el presente como después de concluido el conflicto, de tal forma que se reduzcan las probabilidades de que Rusia intente invadir Ucrania de nuevo antes de su incorporación a la OTAN, que le garantiza una acción colectiva de defensa.

A pesar de las fricciones, elogió a Zelenski y a los ucranianos y señaló: “Son un ejemplo para todo el mundo de valor genuino. No solo todos ustedes, sino el pueblo en general: sus hijos, sus hijas, sus esposos, sus esposas, sus amigos… son increíbles”.

El canciller alemán Olaf Scholz indicó que el acuerdo del G7 hace posible que los signatarios especifiquen más sus aportaciones concretas a Ucrania y las incluyan en “una estrategia a más largo plazo en la que Ucrania pueda apoyarse”.

Zelenski le agradeció a Biden en particular e hizo notar que estos nuevos compromisos representan una “victoria para Ucrania: para nuestro país, para nuestro pueblo, para nuestros niños”. El presidente Joe Biden saluda de mano al presidente ucraniano Volodímir Zelenski después de una declaración conjunta de apoyo a Ucrania por parte de los dirigentes del Grupo de los Siete durante la cumbre de la OTAN en Vilna, Lituania, el miércoles 12 de julio de 2023. (Doug Mills/The New York Times). Un soldado ucraniano ajusta un lanzador antes de disparar cohetes Grad en la región de Donetsk en el este de Ucrania, el lunes 26 de junio de 2023. (Mauricio Lima/The New York Times).