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“Valorar cada día”

A 20 años de histórico transplante de corazón, protagonistas cuentan conmovedora historia

La joven Abril Dispenza y Enrique Pereyra, su “papá de corazón”, se siguen emocionando dos décadas después del hecho.

01.12.2024 12:29

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2024-12-01T12:29:00-03:00
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Montevideo Portal

En 2004, Abril Dispenza recibió un trasplante de corazón que marcó un hito médico y social en Argentina. El órgano provenía de Ayelén Pereyra, hija de Enrique Pereyra, un excombatiente de Malvinas que accedió a la donación tras un accidente que afectó a su familia. Actualmente, la joven mantiene un vínculo cercano con Pereyra, quien estuvo presente en momentos importantes de su vida.

Con apenas 17 meses de vida, Dispenza enfrentaba una emergencia médica debido a un adenovirus que afectó gravemente su corazón. Sus padres, Sergio y Carolina, iniciaron una intensa campaña mediática para encontrar un donante que pudiera salvarla.

La búsqueda desesperada culminó en un acto de generosidad que cambiaría su vida y forjaría un vínculo entre dos familias que aún perdura.

Todo comenzó cuando Abril, que llevaba una vida saludable, empezó a mostrar síntomas preocupantes. “Era una bebé normal hasta que dejó de comer y se empezó a sentir mal, y su pediatra nos dijo que tenía un adenovirus muy agresivo, pero que debíamos esperar porque no había un medicamento que pudiera curarla”, recordó su padre, Sergio Dispenza, en diálogo con el medio argentino TN.

Sin embargo, la salud de Abril continuó deteriorándose. Un domingo, Carolina, su madre, decidió llevarla al Hospital Garrahan al notar que la pequeña había amanecido hinchada. “Ahí nos dijeron que su corazón se había dilatado y que podía necesitar un trasplante. Fue un baldazo de agua fría, algo imposible de procesar”, relató el padre.

Abril ingresó en emergencias. La familia Dispenza entendía que encontrar un donante era un reto no sólo médico, sino también emocional, pues implicaba la pérdida de otra vida. Con ese dilema en mente, comenzaron a aparecer en los medios. “Necesitábamos que toda Argentina conociera a Abril”, explicó Sergio Dispenza. “Queríamos que quien enfrentara una tragedia considerara la posibilidad de donar”, añadió.

A cientos de kilómetros, Enrique Pereyra, un excombatiente de Malvinas, enfrentaba su propia tragedia. Mientras viajaba por Santiago del Estero con su familia, un accidente automovilístico resultó en la muerte de su esposa Gloria y su hija Romina. Su bebé, Ayelén, de 17 meses, sufrió heridas graves y, días después, tuvo muerte cerebral.

Enrique había visto la historia de Abril en televisión poco antes del accidente y recordó el pedido de ayuda de su familia. Cuando los médicos le consultaron si donaría los órganos de Ayelén, respondió: “Si es para la nena que vi antes de salir a la ruta, sí”.

El corazón de Ayelén no era compatible con el de Abril, pero era la única opción disponible, y los médicos decidieron proceder. La operación, realizada el 24 de enero de 2004, fue un éxito y marcó un hito en la medicina latinoamericana al ser un trasplante “a sangre cruzada”.

“Siempre fuimos conscientes de que para que Abril viviera, otro niño debía fallecer. Nos sentimos profundamente agradecidos con Enrique y su familia por su generosidad”, señaló el padre.

En Argentina se prohíbe el contacto entre las familias de donantes y receptores, pero la magnitud del caso de Abril permitió que Enrique localizara a los Dispenza. A través de compañeros excombatientes, envió una carta solicitando conocer a la niña que vivía gracias al corazón de su hija.

El encuentro tuvo lugar en un restaurante. Desde ese momento, Enrique se convirtió en una figura importante en la vida de Abril. “Es como un segundo padre para ella. Lo considero un hermano, alguien admirable”, expresó Sergio.

Abril, que actualmente tiene 22 años, indicó que Enrique “Siempre estuvo” en sus “cumpleaños y momentos especiales”. “En mi fiesta de 15 decidí entrar del brazo de él porque quería darle la oportunidad de vivir algo que no pudo tener con su hija”, contó.

Para Sergio, el trasplante de Abril le “enseñó a valorar cada día”. “Nosotros nos hubiéramos perdido de conocer a Abril si no fuera por Enrique y su decisión”, reflexionó.

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