Contenido creado por Cecilia Presa
Entrevistas

Las nubes pasan

“Yo paso y se nota, ¿qué voy a hacer?”: Laura Alonsopérez, su rol, gestos y el ser genuina

La coreógrafa y esposa de Orsi reestrena la pieza “Tercer Fuerxa” en la Hugo Balzo y reflexiona sobre arte, subjetividad y política.

17.10.2025 06:49

Lectura: 12'

2025-10-17T06:49:00-03:00
Compartir en

Por Cecilia Presa

“Yo no sé ser nube: soy llovizna. No sé pasar como una nube y que no me vean”, afirma Laura Alonsopérez en diálogo con Montevideo Portal.Yo paso y se nota, ¿qué voy a hacer?”, amplía.

Esa bailarina, docente, coreógrafa y terapeuta corporal con 30 años de trayectoria, que se define a sí misma como inquieta “corporal, mental y emocionalmente”, es consciente de que hoy es reconocida en la calle y más entrevistada en los medios por ser la esposa del presidente Yamandú Orsi.

Con un trabajo interno y terapia de por medio, dice que eso ya no le duele. Por el contrario, se decidió a aprovechar, “en el buen sentido del aprovechamiento”, ese estatus público que hoy tiene, para lograr darle “más visibilidad de la danza y las artes escénicas” del país.

Para Alonsopérez, crear, dirigir y bailar fueron características innatas que empezó a mostrar desde muy pequeña en su casa y en la escuela. “Es algo que no sé de dónde me viene, porque no tengo familia de artistas”, apunta quien viene de una familia del Partido Nacional y fue criada en los años 70 en Maldonado.

Su padre, Joaquín, mejor conocido como Xoco, de raíces gallegas y blanco hasta el último de sus días, es uno de los homenajeados en el espectáculo que dirige: Tercer Fuerxa.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

La pieza es un homenaje a mi padre y a todas las personas que nos han formado. Incluso cada uno tendría que ser el maestro de uno mismo”, enuncia desde el Centro Cultural de Salinas, lugar donde se estrenó casi que por casualidad en 2023.

Xoco, al igual que su madre, siempre la apoyó con la danza, aunque ambos la alentaban a seguir en la educación formal. Por eso, Alonsopérez estudió para ser docente de educación preescolar, pese a que muy prontamente supo que eso no era lo suyo.

Me di cuenta de que lo mío no era ser maestra, sino que era trabajar con los niños desde lo corporal, cosa que vengo haciendo desde hace muchísimos años. Justo este año paré de hacerlo”, reconoce.

Un video en el que se la ve en un salón lleno de niños, acompañando a un pequeño con trastorno del espectro autista mientras se mueven al son de una canción infantil, que se difundió en redes sociales a comienzos de marzo, deja en claro esta vocación.

Otro innegociable en su vida es residir cerca de la playa. Por eso no hubo dudas de que no iban a mudarse a Suárez y Reyes. Alonsopérez y Orsi viven en el balneario canario de Salinas.

“Nací en Maldonado y fui todos los días del verano a la playa desde que nací. Entonces amo la playa, no me imagino vivir lejos de la playa. Y fue un contrato que tuve que hacer con mi esposo de vivir en un lugar donde él pudiera ir a trabajar a su lugar y yo tener mi espacio cerca del mar. Porque para mí es vital vivir cerca de la playa y tener un horizonte para mirar”, explica.

De hecho, del trabajo colectivo de dos años con artistas de la zona —destaca que todos son mayores de 40— surge Tercer Fuerxa, que tendrá nuevas funciones en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional de Sodre los próximos 25 y 26 de octubre y en el espacio Politeama en Canelones el 8 de noviembre. “Fue muy lindo poder cocrear bajo mi dirección. Cada uno tuvo que sacar sus propios personajes, tuvo que trabajar sobre sus propias limitaciones también”, indica.

Es que Alonsopérez mezcla en sus espectáculos la danza presente —entiende que “danza contemporánea” es un concepto obsoleto— con el teatro.

Su maestra y referente fue y es la coreógrafa y terapeuta Graciela Figueroa. En los 80, luego de estudiar en su adolescencia ballet clásico en la Academia Orlama del Ateneo de Montevideo, descubrió el Espacio de Desarrollo Armónico de Figueroa y allí formó parte de un grupo por 17 años, en el que descubrió el sistema de técnicas psicocorporales Río Abierto.

Ese fue un antes y un después en su vida y la influyó directamente en lo que hace hoy. Entre otras cosas, Tercer Fuerxa explora, en sus palabras, “eso que nos van diciendo que somos cuando nacemos”.

“Te dicen: ‘Ay, Fulanita es tan calladita’. Y de repente Fulanita después pasa de la calladita a la dictadora”, ejemplifica. A continuación, habla del “espiral de la vida, en donde “la esencia está adentro”.

“Parece una frase hecha o una cosa muy kitsch, pero en realidad nosotros vamos creando nuestra propia vida. De Río Abierto surge un planteo súper interesante: ¿Estoy escapando de algo o estoy yendo hacia algo?”.

En cuanto a ella misma, a esa esencia que la lleva a ser llovizna y no nube, Laura Alonsopérez revela: “A veces tengo mis temas de para dónde voy a agarrar, como todo el mundo. No tengo la vida resuelta ni todo lo que hago está bien. Tengo cosas buenas y malas, como todo el mundo”.

Tercer Fuerxa. Foto: Federika Odriozola.

Tercer Fuerxa. Foto: Federika Odriozola.

Además, explica que en este momento de su vida trata de ser “lo más políticamente correcta que pueda”. “He cambiado mucho mis formas y también eso es importante decirlo. Yo era mucho más impulsiva antes, era mucho más rabieta. ¿Cómo te puedo decir? Reaccionaba mucho más violenta”, recuerda.

¿Qué la hizo cambiar? “La maternidad, mucho”, responde sin titubear. Laura es madre de los mellizos, Lucía y Vitorio Orsi, que cumplen 13 años en noviembre.

“Ser madre es tener que contar hasta 10 para no repetir historias familiares. Vivimos una generación totalmente distinta y a mí me hizo cambiar eso de reaccionar justamente trabajando la polaridad. No soy ni tan mala ni tan buena. Pero además tengo que colocarme en un medio para no repetir patrones”, enfatiza.

Entonces da un ejemplo real. “Cuando voy a comprar ropa con Lucía y ella todo lo que ve dice que no le gusta, llega un momento en que tengo que respirar hondo. Ella después me hace burlas porque es crack. Dice: ‘Mi mamá hace así’ y respira. Claro, respiro como para no matarla, porque vamos a cinco locales y nada le gusta porque, además, es súper sobria. Y me dice: ‘Eso te gusta a vos porque sos hippie’”, narra con humor.

Los mellizos desconocen qué quieren ser cuando sean grandes. A Lucía “le interesó la danza hasta hace poco”, pero “ahora les interesa el fútbol a los dos”: “Están jugando al fútbol y están copados”.

Este año, en paralelo con la asunción de su padre como primer mandatario, los mellizos empezaron el liceo. “Tuve la suerte de que hubiera un colegio cooperativo cerca de mi casa. Ellos siempre fueron en la Educación Primaria a una escuela pública, y muchos compañeros de ahí fueron al colegio cooperativo, entonces ya sabían que el padre había sido intendente. Ahora es presidente, que es bien distinto, es cierto, pero es bien distinto para los adultos. Para el niño no hay mucha diferencia”, alude.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

Lucía y Vitorio tienen, de acuerdo con su madre, una vida social “lo más normal posible”: “No hay nada fuera de lugar, ni que se metan con ellos”.

Eso sí, desde pequeños han viajado mucho. “Yo tenía un vecino que decía: ‘Estos mellizos tienen más viajes que Marco Polo’. Iban en las sillitas atrás del auto para allá y para acá. Íbamos a donde te imagines porque la vida de un intendente es mucho de ir a un carnaval, a una inauguración, a una plaza; el intendente va a todo y nosotros íbamos con él”, recuerda, y reitera que se ha encargado “sobre todo de hacerles ver cuál es el rol de su padre, por eso la popularidad”.

Alonsopérez pone cara de susto cuando revela que sus hijos “tienen redes sociales”. “Pero, bueno, se habla mucho en casa. Siento que es muy importante hablar y decir que está la posibilidad de hablar también, porque a veces ellos no quieren. Yo tengo una hermana psicóloga que me dice: ‘No les des explicaciones de más’. Vos decís: ‘ta, ta’, y los locos entienden. Es cierto”, admite.

“Esta hermana mía que es psicóloga les saca charla y se abren más que conmigo. A veces es más difícil con la madre”, asume.

Hoy en la esquina de su tranquila casa tienen una garita de seguridad con presencia de custodios las 24 horas del día. “Nos reímos mucho de esas situaciones de la vida cotidiana, porque para nosotros hay muchas cosas que son muy nuevas. Pero lo hemos llevado con mucha naturalidad y nada ha sido como: ‘Ay, qué horrible’”, afirma.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

Laura Alonsopérez. Foto: Javier Noceti.

No digo que el hecho de que mi esposo sea el presidente sea una pavada. No. Estoy diciendo que es un trabajo que yo, Laura Alonsopérez, me siento orgullosa de haberlo llevado. La parte mía, digamos. Porque a mí también me cuidan. Pero yo pongo mis límites, que eso es muy importante y también se construye”, confiesa, y añade: “Cada pareja presidencial es diferente, tiene una realidad diferente, entonces lleva unos meses acomodarse a las necesidades de cada uno”.

Alonsopérez también es la del festejo haciendo la V de la victoria con sus dos manos desde el balcón del Palacio Estévez el 1° de marzo de 2025.

Esos minutos de cámara hicieron que hoy la gente la reconozca en la calle. “Yo no dije nada. O sea, no es que la primera dama —que no existe— o la señora de Orsi dijo tal cosa. No, fue un gesto. Entonces pienso cómo un gesto puede más que mil palabras. Por otro lado, lo que más recibo son halagos de ese momento”, reflexiona más de siete meses después.

En cuanto a las críticas que se generaron hacia ella a través de las redes sociales, dice que no las vio. “No me dedico a mirar las redes porque, si no, no viviría en paz. Ya sabemos que todo lo que uno diga o haga, seas quien seas, y más en el lugar que estoy yo, va a ser cuestionado. Entonces, yo ya pasé esa etapa de querer agradarle a todo el mundo. Porque por suerte trabajo en mí para lograrlo hace muchos años, con buenos profesionales”, revela.

De acuerdo con Alonsopérez, “siempre va a haber gente a la que no le va a gustar lo que hagas”, y lo compara con una obra: “La obra es muy subjetiva, y esto también fue muy subjetivo”.

Por el contrario, cuando se cruza con personas que la reconocen, le confiesan que se sienten identificadas con ella porque al festejo “lo sintieron genuino, y lo fue”: “Yo no pensé que iba a hacer eso, pero me salió”.

Laura Alonsopérez. Foto: Gastón Britos / FocoUy

Laura Alonsopérez. Foto: Gastón Britos / FocoUy

En este punto, cuenta que a la última temporada de Tercer Fuerxa —que tuvo lugar en la Hugo Balzo en abril— acudió “mucho público que no era de la danza”. “Fueron a ver qué era lo que yo hacía. Sobre todo, veteranos. Y tuve buenas devoluciones”.

“Una de las veces pasaron dos señoras que me dijeron: ‘Ay, te vimos en el teatro’. ‘¿Y qué tal?’ les pregunté. ‘Estamos aprendiendo’, me dijeron. Me pareció muy interesante esa respuesta. Están aprendiendo a ver danza contemporánea o danza teatro o algo distinto”, destaca.

Alonsopérez lo sabe muy bien: “Hay muchos prejuicios con respecto a lo que no es ballet, porque la gente conoce mucho más el ballet. Con Julio Bocca el ballet en Uruguay ganó una popularidad increíble”.

Pero dice que, “por suerte, suceden cosas diferentes”: “Ahora justamente está habiendo en el INAE [Instituto Nacional de Artes Escénicas] este Festival Internacional de Artes Escénicas (hasta el 19 de octubre) toda esta semana, que es interesante toda la programación que hay, nacional e internacional”.

Sin embargo, para la bailarina “nunca hay la suficiente visibilidad” porque “somos un país muy chico y el público es bastante restringido”. Ella se encuentra en “esa búsqueda” de más espacios.

“Sé que hoy estoy acá más allá de Tercer Fuerxa, y eso lo asumo. Porque capaz que, si yo no fuera la esposa de Yamandú Orsi, tú no estabas conmigo hoy. Eso lo tengo claro y no me duele porque ya lo trabajé”, observa.

Laura se encuentra en la intersección entre esos dos mundos, que parecen tan antagónicos: la política y el arte. Desde ese lugar, le “gustaría que se le diera importancia al Plan Nacional de Danza, que hace muchos años que se viene trabajando”: “Todavía no sé nada cierto, pero es una cosa muy urgente. Ojalá se pueda dar una mano ahí”.

También cree que puede crear un espectáculo con base en su realidad actual. “Muchas veces me dan ganas de usar el tema político y llevarlo a la escena, a la coreografía”, declara, y rememora “una coreografía muy vieja” llamada La mesa verde, que data de 1930 y fue creada por el alemán Kurt Jooss.

“La recomiendo. Son un montón de políticos discutiendo alrededor de una mesa; toda una coreografía así. Es genial”. Tras esto, cita a su maestra Graciela Figueroa: “No hay nada para inventar”.

Por Cecilia Presa