Priscila Sand, una joven argentina de 27 años, subió el miércoles un video que se viralizó en TikTok donde denuncia haber sido secuestrada por su marido en México, situación que vivió por dos años, y pidió ayuda para volver a su país, además de expresar temer por su vida y la de su hijo.
“Hago público este testimonio porque las autoridades hasta ahora no pudieron hacer nada y no quiero que nadie vuelva a ser víctima de Salvador”, dijo la joven al inicio de su video en referencia a su expareja, Salvador Zubirán Rabay.
En el testimonio —que leyó desde un escrito para no olvidar detalles—, relató que estuvo “ausente de las redes por casi dos años” porque su esposo la tenía “secuestrada”. Sand contó que logró escapar en abril con su hijo de nueve meses y que desde entonces vive escondida, mientras que su expareja permanece en libertad.
“Vivía completamente vigilada, lejos de mi familia, sin poder tomar decisiones por mí misma. Me agredía, me violentaba, me controlaba cada segundo”, denunció y aseguró tener tres tatuajes con el nombre de su agresor, quien —según ella— la obligó a marcarse como parte de una dinámica de control que también impuso a otras mujeres.
La argentina contó que lo conoció en julio de 2023 y que en octubre intentó huir por primera vez, pero volvió a México por miedo a represalias. Allí vivió bajo vigilancia extrema: cámaras, sensores, micrófonos y escoltas armados, y apenas podía comunicarse con su hermana.
El punto de quiebre fue cuando Salvador —según su relato— comenzó a construir un “cuarto de pánico” para encerrarla. “No solo fui privada de mi libertad. También fui víctima de violencia física, vicaria y sexual”, expresó.
Dijo además que era obligada a consumir medicación controlada, presuntamente obtenida con documentación del hospital que lleva el mismo nombre que su esposo. El 15 de abril escapó con ayuda de una amiga. “Huimos con miedo de no salir vivas”, afirmó.
Ese mismo día denunció a su expareja en la Fiscalía Antisecuestros y entregó pruebas de lo vivido. También señaló que hay otras mujeres que pasaron por lo mismo, de nombres Laura Vignatti y Andrea, y acusó a Salvador de tener “comprados” a jueces, policías y fiscales con la complicidad de su familia.
Sand incluso aseguró que los padres y la hermana del hombre “eran espectadores de las golpizas” que sufría. Nombró a su suegra Adriana Rabay Gane, su suegro Salvador Zubirán Millán, su cuñada Alejandra Subirán Rabay y la esposa de su suegro, Ana Crowley, como encubridores de la violencia.
El 16 de abril, un día después de su huida, Salvador la denunció por violencia familiar. Desde entonces, su hijo figura en una alerta AMBER como si hubiese sido sustraído, algo que la joven niega categóricamente: “Lo único que hice fue protegerlo”.
También relató que su familia ha recibido “amenazas constantes”, que su agresor “trafica influencias en el sistema judicial” y que mantiene empresas mediante las cuales “factura y mueve efectivo” para evadir a la Justicia.
“Hoy exijo justicia. Para mí, para mi hijo, para las personas que me ayudaron y para que ninguna otra mujer viva lo que yo viví”, cerró Sand, dirigiéndose a jueces, fiscales y policías. “Si nadie actúa, va a pasar lo mismo”, advirtió.
@priscila.sand No es fácil contar esto. Pero lo hago para resistir, para proteger y para que ninguna más viva lo que yo viví. No me escondo más. Ahora me toca hablar.
? sonido original - Priscila Sand