Este lunes, a la primermundista península ibérica le tocó probar la suerte que saborean los cubanos cada día por medio: un apagón absoluto y duradero.

El corte de energía afectó a España, Portugal, parte de Francia y algunos sitios de Países Bajos. Mientras se busca detectar el origen y las causas del desperfecto, las autoridades españolas advierten que el restablecimiento total del servicio llevará varias horas.

Federico Pereira, periodista uruguayo radicado en Santiago de Compostela, contó a Montevideo Portal cómo está viviendo esta singular jornada en la que, al igual que millones de ibéricos, se vio imposibilitado de trabajar o estudiar.

“Nos fuimos enterando de a poco”, expresa el reportero, quien señala que el inesperado apagón generó escenas como las que se vieron en marzo de 2020, con el inicio de las medidas de confinamiento por la pandemia de covid-19.

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“La gente corre a los comercios” a proveerse de lo que puede. “Todos los supermercados de la ciudad están cerrados, porque necesitan sí o sí electricidad. Los pequeños almacenes, que se bastan con la luz del día, son los que están vendiendo comida, agua y otros productos de primera necesidad”, narra el uruguayo.

Pereira señala que también las universidades y los bancos están cerrados, y que todas las transacciones deben hacerse al contado rabioso, algo que significa un trastorno. “Acá se hace todo por Bizum [plataforma de transferencia] o con tarjetas”, recuerda.

Sostiene Pereira que en Santiago de Compostela hay “tres grandes bazares chinos”, especie de almacenes de ramos generales, o pulperías de los tiempos modernos, donde se encuentra de todo y a buen precio. En todos ellos, ciertos artículos estaban agotados o a punto de terminarse al momento de redactarse la presente.

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“Todos entran a pedir, en este orden, pilas, linternas, velas y radios”, cuenta el periodista, quien agrega que compró “la última linterna” de un bazar, pero no pudo hacerse con una radio. “Las pilas también se están agotando”, dice el reportero, en mensajes enviados con premura debido a que internet no es estable.

Otra “postal del pasado” generada por el apagón tiene que ver con la revalorización de la radio. “Si alguien va por la calle con una radio que todavía tiene pilas, la gente se le acerca para informarse”, cuenta.

Con las estaciones de trenes cerradas y los semáforos apagados, las autoridades locales llaman al “civismo” y a evitar los desplazamientos no imprescindibles.

“Por suerte pude comprar agua, verdura y frutas”, ejemplifica Pereira, que, como millones de personas en las zonas afectadas, ignora cuándo se normalizará la situación.