El Senado resolvió este martes levantar el secreto de la sesión del pasado 2 de abril, a la que el diputado cabildante Sebastián Cal concurrió luego de que trascendiera que había sido amenazado por el empresario Gonzalo Aguiar, quien fue asesinado por su expareja.

Cal había dicho que comunicó la situación tanto al entonces ministro del Interior Luis Alberto Heber, así como al exjefe de Policía de Maldonado Julio Pioli, y que ellos no actuaron en consecuencia. Además, acusó que el empresario financiaba la campaña del Herrerismo y que estaba vinculado al narcotráfico.

En la sesión del 2 de abril, Cal contó que conoció a Aguiar en Roma, Italia, en el marco de la invitación de una organización llamada Certal, que se encuentra en el rubro de las telecomunicaciones.

“Uno de los temas que me motivó a hacer el gasto del viaje fue que teníamos la posibilidad de visitar el Vaticano y de conocer al papa”, dijo el cabildante, según la versión taquigráfica.

En el ámbito de ese evento fue que Cal conoció a Aguiar y a John Pollesel, uno de los directores y accionistas de Boreal, la empresa de cannabis medicinal que el empresario había puesto en Salto. Pollesel, oriundo de Canadá, es uno de los demandantes contra Aguiar por una presunta estafa.

Desde Boreal le pidieron a Cal si no podía generarles un vínculo con el Ministerio de Agricultura de Colombia, país que el diputado frecuenta por motivos personales desde muy chico, sobre todo vinculado con su actividad de piloto comercial, según dijo.

El diputado viajó dos veces a tierras colombianas, y la segunda fue con Aguiar y técnicos de Boreal, que hicieron una exposición sobre los agrominerales. “Nada me hacía desconfiar de que esto pudiera formar parte de una maniobra de estafa como la que vivieron los inversores canadienses”, agregó el legislador.

Luego de esto, Aguiar invitó a Cal a “tomar un café” en La Maison, la lujosa mansión que el empresario tenía en Punta del Este. “Yo voy y noto realmente una presencia de seguridad que salía de lo común […] había al menos cinco, seis o siete personas de seguridad en la famosa mansión de Maldonado”, agregó.

En ese momento, Aguiar le confesó al diputado que gran parte de la seguridad eran policías que también trabajaban de eso. “Mirá que ustedes no tienen ni idea de quién soy yo, pero de los que están acá afuera, al menos de los que están ahora, dos o tres son policías”, le dijo el empresario, según su versión.

En determinado momento de la reunión que mantuvo con Aguiar, el empresario le pidió si no lo acompañaba a Paraguay para vender agrominerales, porque el negocio en Colombia se había caído. Cal se negó, argumentando que él no era un “lobbista”, pero el empresario se lo “tomó a mal”.

“Me habló en un tono bastante agraviante. Si bien era frecuente que hiciera ostentación de sus vinculaciones políticas, debo reconocer que lo hizo un poco más. En esa oportunidad dijo: ‘Ustedes no tienen idea de quién soy yo, porque ustedes son nuevos, pero yo acá financio campañas políticas y después me van a necesitar. Yo te estoy pidiendo un favor. ¿Me vas a decir que te cuesta mucho acompañarme a Paraguay?’. Le digo: ‘Mirá, no lo tomes a mal, y si querés tomarlo a mal, tomalo a mal, pero la verdad es que no. Yo no te voy a acompañar a ningún lado’. Y me fui. No debo haber estado en esa casa en esa oportunidad más de diez minutos, desde que llegué hasta que me fui”, relató el cabildante. Ante esto, Cal decidió acudir a Pioli para contarle la situación.

Transcurridos algunos días, Cal decidió volver a hablar con el exjefe de Policía y fue entonces cuando Aguiar le envió el audio del que se habló desde el comienzo del caso.

Este mensaje dice: “Bo, Seba, dejate de hacer denuncias. Estás quedando pegado, muchacho. Si tenés algún problema conmigo o algo, vení y hablamos acá, de cara, como hombres. Tenemos, los dos, pelos en los huevos, ¿no? Dejate de hacer denuncias, bo, porque la verdad que no te queda. ¿Ta? De frente y mano, bo. Te estoy hablando bien, como caballero. ¿Tenés algún problema conmigo? Venís y me lo decís en la cara, pero no estando denunciando a la gente, bo, y todavía sin razón. ¿Dale? Mirá que sabés dónde vivo, así que cuando quieras y donde quieras, papá”.

Esto motivó a que Cal recurriera a Heber, quien le dijo que se quedara tranquilo. “Me dice que me quede tranquilo, que es verdad que [Nicolás] Martinelli estuvo en ese casamiento, pero que no me preocupe que no va a pasar nada. Entonces, le pregunto al ministro: ‘¿Vos le comentaste a Martinelli que yo te dije esto?’. Yo me sentí doblemente expuesto. Dicho esto, entendí que debía ir un escalón más arriba, y en febrero de ese año fue que pude conseguir una reunión con Álvaro Delgado, a quien también le hice saber de esta situación. Él me agradeció y me retiré”, indicó Cal.

El pasado 23 de abril, Heber se refirió a esto y apuntó contra Cal al decir que “es raro”. “Tenemos tantos problemas en el Ministerio del Interior, que recibir a un diputado que dice que un empresario lo insultó no me parece relevante”, apuntó Heber. El legislador blanco contó, además, que el Sindicato de Policía de Maldonado había denunciado que Aguiar tenía policías trabajando como guardaespaldas personales.