Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Salvador Schelotto (68) dice “sacudón”, “refresh” y “achanchamiento”. Son distintas formas de intentar “despertar al mamado”, y hacer saber que, en caso de ganar la candidatura a la Intendencia de Montevideo (IM) y luego convertirse en el intendente, deberían hacerse algunas cosas de otro modo, gestionar distinto o atacar temas aún pendientes. Para seguir con los lugares comunes: el arquitecto Schelotto, exdecano de la Facultad de Arquitectura durante ocho años (2001-2009), sabe que él y los otros precandidatos frentistas corren con el caballo del comisario. La militancia frentista hará lo suyo y, muy posiblemente, lleguen a superar los 40 años de administración de izquierda.
A él ya lo habían tanteado otras veces, pero de forma informal. Esta vez, su sector político desde la mismísima fundación, la Vertiente Artiguista, le ofreció presentarlo como precandidato a la intendencia capitalina, y él aceptó gustoso. “Está cortado con la misma tijera que (Mariano) Arana”, ha dicho José Bayardi. Y el mismo Schelotto dirá, en el café Sporting, que de él aprendió cosas, así como quisiera copiar otras de Tabaré Vázquez, a quien también acompañó en la comuna montevideana.
El próximo 10 de febrero, el Plenario frentista votará y se conocerán los tres que quedarán para disputar la intendencia. Hoy son cinco los precandidatos, a Schelotto se le suman el favorito Mario Bergara (exministro de Economía y actual senador), la actual gerenta de Gestión Ambiental de la IM, Verónica Piñeiro, el abogado y docente Juan Ceretta, y la alcaldesa del municipio B, Silvana Pissano. Schelotto se tiene fe: camina la ciudad, se sube a sus ómnibus, ayudó a diseñar políticas públicas para otras gestiones, y como se verá, quiere mejorar Montevideo para sus hijas y nietas.
Iniciaste tu militancia estudiantil en 1972, años álgidos, y comenzaste a ejercer la arquitectura 10 años después, en el 82. Militaste en el GAU (Grupo de Acción Unificadora). ¿Cómo recordás esos años de militancia?
Eso fue un proceso que se dio entre el año 74 y 75. Me fui arrimando a través de compañeros de mi edad y gente con la que tenía un vínculo. Cuando uno tiene 18 años se cree omnipotente y siente que tiene un mundo que se va abriendo. En aquel momento yo estaba muy vinculado a las corrientes progresistas dentro de la Iglesia Católica, muy ligadas al compromiso social, a una mirada crítica de las situaciones de injusticia, de desigualdad, y por otro lado de mucha oposición a un gobierno de la dictadura. Mi vida, como la de cualquier joven o adolescente, combinaba estudio, trabajo, actividad social, militancia y amigos.
En 1989 fuiste uno de los fundadores de la Vertiente Artiguista, sector que ahora impulsa tu precandidatura a la IM. ¿Qué distingue a la Vertiente de otros sectores frenteamplistas?
Mirá, treinta y pico de años después no podemos hablar del mismo perfil. En aquel momento fue una corriente muy aluvional, compuesta por una conjunción de tres sectores que habían coincidido frente a la crisis del Frente Amplio. A fines del año 88 se daba una confrontación muy fuerte entre los grupos que impulsaban a Hugo Batalla como posible candidato a la Presidencia, e incluso manejaban una posibilidad hasta aquel momento desconocida, que era la doble candidatura. Cuando el Frente lo rechaza, el entonces Partido por el Gobierno del Pueblo (PGP) se retira, no en un mismo momento, sino en varios pasos. Lo mismo pasa con el Partido Demócrata Cristiano (PDC). Y dentro del PDC se produce una escisión de una corriente más fiel al frenteamplismo de siempre, que se llamó Artiguismo y Unidad, y esa corriente junto a la Izquierda Democrática Independiente (IDI) y la Corriente Popular de Carlos Pita plantean formar un espacio que, de alguna manera, le diera respuesta a esa crisis del Frente Amplio. Ese espacio empieza a crecer de a poco, pero tiene después un desarrollo muy importante con la adición de algunas figuras que no estaban sectorizadas dentro del Frente, como Mariano Arana y Alberto Couriel. Y entonces sí, se forma una gran corriente que tiene un papel central en el año 89 y posteriormente.
La Vertiente es hija de ese proceso. Mariano siempre hablaba de la conjunción de ciudadanos que venían de lógicas muy variadas, desde la tradicional hasta gente que venía del Partido Colorado o del Partido Nacional. De hecho, en la Vertiente confluyeron figuras muy relevantes desde el punto de vista intelectual: Reina Reyes, el maestro Vicente Foch Puntigliano, Washington Reyes Abadie, Oscar Bruschera, Pedro Seré, Hugo Achugar, escritores como Tomás de Mattos o Mario Delgado.
¿Cuándo el sector te hizo saber que querían que fueras precandidato a la IM, y cuál fue tu reacción cuando te lo comunicaron?
No fue formal hasta después del 10 de enero. Hubo alguna conversación, más como preliminar a fines de diciembre. Ahí se dio que algunas personas y algún sector le trasladaron a dirigentes de la Vertiente su preocupación por el estado de las candidaturas en Montevideo. En los primeros días de diciembre solo Mario Bergara había explicitado su decisión. Un poco más adelante, lo hizo Verónica Piñeiro.

“Mariano (Arana) siempre hablaba de la conjunción de ciudadanos que venían de lógicas muy variadas, desde la tradicional hasta gente que venía del PC o del PN. En la Vertiente confluyeron figuras muy relevantes desde el punto de vista intelectual”
Pero parecía que el Frente no levantaba la temperatura pública, que no se notaba que hubiera ningún impacto de estos anuncios en la conversación. Estaba todo muy quieto, muy planchado. Surgió una natural preocupación de que quizás no se había dado aún con una candidatura que pudiera generar una dinámica importante.
Te diría que no es una cosa nueva para mí, porque recurrentemente me encuentro con gente, sobre todo en estos períodos, un poco antes de las elecciones departamentales, que me dicen: “Mirá, yo pensaba que el candidato debería ser vos”. Y yo decía: “Todo bien, pero si nadie me propone, yo no voy a autoproclamarme”. Lo mismo dije en diciembre. Me llamaron un par de personas después de Navidad y les dije: “No es conmigo que tienen que hablar. Hablen con algún referente de la Vertiente, a ver qué opinan ellos”. Y bueno, ellos hicieron un proceso de decantación interna, y finalmente se tomó una decisión, habiéndola testeado también afuera de la Vertiente.
Ha dicho que la IM necesita un “sacudón”. Traducime eso. ¿Qué significa?
Como en toda gestión, la continuidad te genera ciertas rutinas o ciertos acostumbramientos.
El famoso “achanchamiento”.
Algo de eso. Pienso que son cuestiones inherentes a las lógicas de las organizaciones, tanto de las instituciones como la intendencia, como de la organización política. Y eso te lleva a que, si estás más o menos dentro de un entorno que te contiene, te tranquilices, no tengas la necesidad o no sientas la necesidad de cambiar cosas. Ese riesgo está presente siempre. Y me parece que está bueno que en un momento se haga una especie de corte, pasar raya y decir: “Bueno, ¿qué novedades hay que nos desafíen?” Porque también es una lectura mecánica decir: “En 35 años no resolvieron nada”. O cuando le cobraron al Frente Amplio: “En 15 años no resolvieron esto, no resolvieron lo otro”, más allá de que es una bobada eso.
Vos tenías una realidad hace 35 años o hace 20 o hace 15, pero esa realidad, por razones que no tienen nada que ver ni con las instituciones de gobierno ni con los partidos políticos, va mutando porque la sociedad cambia.
¿Sigue ganando “una heladera” en Montevideo, con tal de presentarse bajo el lema FA? Y si así fuera, ¿está bueno que pase eso?
Primero que nada, fue una expresión infeliz. Creo recordar que fue (Raúl) Sendic quien la dijo, no sé en qué circunstancias. No estuvo bien en ese momento y no está bien ahora. Otra cosa es ser realistas y decir que el Frente tiene —y lo ganó con un trabajo valioso—, una hegemonía política y social en Montevideo que es muy difícil competir con ella, ¿no? El Frente como tal, como opción política, y el Frente como mirada sobre la sociedad.
Le pregunté a Petinatti por qué las elecciones nacionales las había ganado el FA y me dijo, en Seré Curioso de VTV, que Montevideo “es una mugre, es un desastre”, y sin embargo, hace 36 años sigue ganando el FA. Entonces, el FA gana por la fidelidad de su militancia, no necesariamente porque se administre o gobierne bien. O como yo le dije en esa entrevista: “la futbolización de la política”. ¿Hay algo de eso?
Yo creo que no solo. A mí me parece que todavía falta entender un poco cómo y por qué se dio el resultado electoral de octubre. Hay un núcleo duro que sea cual sea la opción en términos de personas que se presenten, va a votar el Frente Amplio siempre. Así como hay un núcleo duro que no lo va a votar y que va a votar al candidato que presente el Partido Nacional o el Partido Colorado en el marco de lo que ahora es la Coalición Republicana. Eso es como un dato que está instalado en el país desde hace más de 20 años y hay un margen en el cual hay votantes que toman decisiones en función de cada situación en particular. Por eso digo que no podés explicar noviembre u octubre con la futbolización de la política, ni vas a explicar mayo tampoco.
Yo creo que se quiere caricaturizar. Decir: “Montevideo es un desastre, está todo mal, esto es todo como un masomenismo y la gente vota igual”. Esa es una lectura muy elitista, es tomar a la gente por idiota. “Viven en la mugre y votan el Frente Amplio” o “porque son mugrientos”. Eso lo ves en las redes. Hay que tener en cuenta que las redes también son un mundo donde todo pasa a ser más blanco y negro, no existen los grises.
Por momentos da la impresión que la limpieza es un problema sin solución. ¿Lo es?
Mirá, alguien que sabía mucho de vivienda me hablaba del déficit de vivienda: “Tú necesitas tantas viviendas para que cada familia pueda tener una vivienda adecuada. El día que vos solucionás el déficit de vivienda, al día siguiente empezás a tener de vuelta un déficit. Nunca es una respuesta que da una solución de hoy y para siempre, sino que es una continuidad a la cual tú tenés que seguir respondiendo continuamente”. Si hacés esa analogía con la limpieza, seguramente hubo momentos en que Montevideo pudo tener un control mejor de la situación de limpieza y que visiblemente estaba, para el ojo de los ciudadanos, mejor gestionada. Pero esa es una batalla que tenés que resolver cada día y todos los días. No podés decir: “Ya lo solucioné”, porque al día siguiente te cambiaron las circunstancias, por múltiples razones.
Yo no voy a adjudicar todo a circunstancias externas, pero sí decir que hoy en día, por ejemplo, confluyen dos lógicas, y a las dos hay que atentarlas. Una lógica es la propia del servicio. Cómo funciona el servicio de recolección y el servicio de disposición final de los residuos. Ahí hay todo un tema de ingeniería, hay un tema de logística, hay un tema de gestión. Pero si vos al mismo tiempo no entendés que hay dinámicas de la sociedad que tensionan ese sistema y que en algunos casos lo sobrepasan, no vas a poder resolverlo. Tenés que atender los problemas de la eficiencia en la recolección y en la disposición final.

.
“Yo creo que se quiere caricaturizar. Decir: ‘Montevideo es un desastre, está todo mal, esto es todo como un masomenismo y la gente vota igual’. Esa es una lectura muy elitista, es tomar a la gente por idiota”
Pero también tenés que atender qué es lo que está pasando con los sectores marginalizados de la sociedad, la economía informal, pero también con las grandes empresas, con los sectores de alto consumo. Ahí hay una tarea. Yo creo que la Intendencia ha encarado muy bien algunas cosas. Otras las tuvo que postergar necesariamente... Recordá el proyecto de saneamiento ambiental con fondos del BID que tuvo un percance en la Junta Departamental. Ahí teníamos un componente de saneamiento más tradicional (extensión de redes, algunos colectores, reparación de colectores antiguos), y otro que tenía que ver con la reconversión del servicio de recolección y disposición final.
Luego del fracaso en la Junta Departamental, hubo un proceso de negociación y quedó amputado lo primero. Se criticó mucho: “¡cómo van a pedir un préstamo para comprar contenedores!” Eso también es política de la chica. Estamos viendo que el Ministerio del Interior tiene un préstamo del BID para estudiar el tema de los interruptores y de la violencia en los barrios. Es decir, un proyecto de inversión tiene distintos componentes. Puede tener algunos componentes más tangibles y perdurables, otros pueden ser más fungibles. Pero era un proyecto que tenía una lógica muy moderna desde el punto de vista de la concepción ambiental. Es decir, vos no podés pensar el saneamiento desligado de la limpieza.
¿Ha dado buenos resultados la descentralización y los 18 concejos vecinales? ¿Hay que profundizar la descentralización, o así está bien?
La descentralización tuvo distintas etapas, pero hubo un cambio sustantivo a partir de 2010. Entre 1990 y 2010 había 18 zonas. De esas 18 zonas salían 18 concejos vecinales, que eran organismos de participación, y 18 órganos de gobierno local, que fueron mutando. Los centros comunales eran los servicios que se asociaban al centro de gobierno local, que en realidad tenía tres patas: organismo de participación, servicios, centro comunal y órgano de gobierno, que eran en el último tramo, juntas locales. Al pasar a ser municipios, pasaron de 18 a ocho, se mantuvieron los 18 centros comunales y los 18 concejos vecinales, pero estas 18 juntas se agruparon de a dos o de a tres, formando municipios que fueron electivos. Yo creo que eso es una ganancia en términos democráticos. Pero los concejos vecinales y los centros comunales perdieron visibilidad, perdieron jerarquía y de alguna manera perdieron presencia en la conexión entre la ciudadanía y el servicio.
¿Y qué es lo que hay que hacer para acercar más a la gente?
Yo creo que hay que volver a acercar la gestión a la gente. Obviamente que uno de los grandes caminos para hacerlo son los municipios, pero también hemos visto que los municipios no resuelven todo. O sea que también la cercanía que pueda generarse desde la intendencia y sus servicios es muy importante.
¿Cómo está financieramente la intendencia?
Entiendo que está cerrando un año 2024 con dificultades financieras y que esto puede tener un arrastre al 2025.
¿Qué sería “dificultades financieras”? ¿Tenés idea del pasivo?
Tengo idea, no está cerrado y entonces, evidentemente, no puedo dar un dato porque no es firme y lo ha transmitido la propia intendencia. En alguna medida creo que todos estamos un poco a la espera del cierre del año 2024 y qué explica esto en términos de algunos compromisos de pago que van a verse reprogramados y algunos compromisos que se vayan a tener que atender en el correr de este año.
Estuviste vinculado a la IM de Tabaré Vázquez, y también a la de Mariano Arana. ¿Con qué gestión te identificás más? ¿Y qué aprendiste de cada uno, en tanto gestores?
Yo estuve vinculado al período de Tabaré Vázquez antes de ganar la intendencia, porque fui parte de esa campaña que se dio en un proceso bastante breve pero muy intenso de julio a noviembre del 89, pero antes estuve en la redacción de las bases programáticas del año 89. Luego en los dos periodos de Mariano, y finalmente, estuve un tramo del período de Ricardo Ehrlich, cuando dejé el decanato de la Facultad de Arquitectura. Y a partir de ahí, estuve en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) donde también hubo un desarrollo muy importante —estamos hablando del período de Mujica— de articulación entre Presidencia y los gobiernos departamentales, sobre todo los del interior. Y después, en el Ministerio de Vivienda, que tiene una interacción muy fuerte con los gobiernos. Nunca dejé de ver o de atender la acción del gobierno del Frente en sus diferentes momentos.
Yo te diría que me identifico mucho con la de Mariano porque estaba al lado de él, era su asesor directo, y tuve injerencia en la construcción de muchas de las líneas de trabajo. Pero también debo decir que el período de Tabaré fue un periodo de creación muy importante, sin desmerecer lo que la intendencia era.
De Tabaré aprendí la capacidad de análisis y de poner distancia de los temas a los efectos de tomar decisiones. Eso lo fue construyendo, y lo supo aplicar en sus gestiones de gobierno. De Mariano, yo ya había aprendido porque había sido su alumno, y trabajé con él en la facultad. Destaco su proximidad, su compromiso y su capacidad de ligar las cosas más diversas, un pensamiento estratégico con las acciones cotidianas.
El proyecto Tren-Tram parece, ahora sí, posible. ¿O sigue siendo un caballito de batalla en campaña y después queda en la nada?
No sé qué va a pasar ahora cuando salgan oficialmente las candidaturas. Creo que no fue tomado en campaña de una forma literal. Obviamente que lo manejaba el ministro (José Luis) Falero. Lo que es recurrente es que aparezcan iniciativas o ideas sobre el tema, fundamentalmente, del eje de transporte colectivo avenida Italia y Giannattasio, cómo conectar Montevideo con Canelones y mejorar el servicio y abaratarlo, mejorar los tiempos y la velocidad. Una de las cosas interesantes que tiene la IM hoy es la liberación de datos. Esos datos indican que en realidad el eje más problemático, el que tiene más demanda y que lleva más volumen de pasajeros, es el eje de 8 de Octubre y camino Maldonado. Lo fue siempre y lo sigue siendo ahora. Probablemente tiene menos portavoces.

.
“Yo te diría que me identifico mucho con la gestión de Mariano porque estaba al lado de él, era su asesor directo, y tuve injerencia en la construcción de muchas de las líneas de trabajo. Pero también el período de Tabaré fue un período de creación muy importante”
Es decir, las capas medias son mucho más eficaces a los efectos de transmitir malestares y demandas, y lograr solución. De esta manera se logró el saneamiento de Ciudad de la Costa, que es una obra de alcance estratégico para el área metropolitana. Pero yo diría que más allá del Tren-Tram como tal, este es el período para una alianza del gobierno nacional y los gobiernos de Canelones y Montevideo, y que se haga un planteo integral para todos los ejes de transporte colectivo, pero que tome por lo menos estos dos.
Te escuché decir en Radio Sarandí que la movilidad es “el tema” en 2025. Y hablaste de un nuevo paradigma. ¿En qué consiste ese nuevo paradigma, con un proyecto a 10 o 15 años?
No podemos seguir con dos subsistemas, o con tres (peor todavía): el de Montevideo, el de Canelones y el de la línea de media distancia que está en la órbita del Ministerio de Transporte. Hay que ir a una integración de esos tres subsistemas en un sistema único. Si algún día, que no está tan lejos, se agrega el tren de pasajeros en la línea del corredor central, mucho mejor. Entonces, hay que ir por un sistema de transporte metropolitano integrado y que obviamente va a requerir una gobernanza que no sea ni de Montevideo, ni de Canelones, ni nacional. Una gobernanza nueva, como la tienen todas las grandes ciudades metropolitanas.
Ahí también hay que pensar que uno se tiene que bajar un poco del caballo, ceder un poco las competencias y las capacidades de decisión, para sumarlas en un espacio que tendrá el nombre que tendrá. Será Consorcio de Transporte Metropolitano, Autoridad Metropolitana de Transporte, o lo que sea. Y por eso decía que el 2025 es el año. Es muy importante tomar decisiones apenas estén electos los gobiernos departamentales.
Ya son cinco las precandidaturas del Frente Amplio a la IM. ¿No son muchas?
Son muchas, sí. Afortunadamente, esto va a ser una etapa corta. Por lo cual, no creo que genere mayores inconvenientes para el gran público. Pero creo que es un indicador de la dispersión y la dificultad de articular internamente que tiene aún hoy el FA, porque ha mejorado mucho, pero todavía está. Ha sido una preocupación de muchos de nosotros… El Congreso del Frente Amplio tomó decisiones bastante fuertes, pero que no tienen impacto en los momentos electorales sobre esto. El Congreso fue muy crítico de la proliferación de listas a diputados en las elecciones nacionales, por ejemplo. Y, sin embargo, tiempo después de haberse aprobado eso en el Congreso, prácticamente por unanimidad, repetimos las mismas lógicas.
En caso de ganar, ¿irías a la Junta Departamental cada vez que los ediles te convoquen para rendir cuentas? Porque eso es algo que se le endilgaba a Carolina Cosse cuando fue intendenta, que enviaba un representante, pero ella no acudía a la Junta a dar explicaciones.
Sobre las decisiones de Carolina de asistir o de no asistir no voy a opinar. Constitucionalmente, el intendente puede delegar en sus directores, si lo entiende oportuno. Yo no tengo ningún inconveniente en ir a la Junta Departamental, como lo fui toda la vida, fui convocado cuando fui director e iba. Es más, creo que dentro del “sacudón” o “refresh” que necesita la gestión departamental, me parece que se requiere un esfuerzo específico de articulación y de negociación política, más allá del Frente Amplio.
En el balotaje, Delgado y Orsi jugaron un duelo dialéctico, a ver quién era más dialoguista o acuerdista. Y te he escuchado decir que esto sería una fortaleza tuya. ¿Es así?
Creo que lo es. Obviamente que, como para todo diálogo, se necesitan, por lo menos, dos partes. Así como uno puede mirar hacia adentro del Frente Amplio y ser autocrítico y decir: “Quizás no dimos en la tecla” o “no hicimos los suficientes esfuerzos para negociar y articular en lo que nos toca”, también uno mira a la (futura) oposición y creo que se equivocaron en muchas cosas. En el balotaje, tú decías que Delgado jugó a mostrar su cara dialoguista, que la tiene, por supuesto. Pero hasta semanas antes de las elecciones, el discurso, no solo de él, era: “El peor FA de la historia”… Era un discurso belicoso, confrontativo, de no tener puentes, de no reconocer logros, algo muy ajeno a la idiosincrasia del ciudadano promedio en Uruguay. Creo que eso explica, en alguna medida, cómo Orsi ganó el balotaje con un talante mucho más sereno.
¿En Montevideo qué pasó? Creo que la gente que estuvo a cargo —estoy pensando en Laura Raffo, y quienes estaban en la Junta Departamental— hicieron una lectura de que Carolina Cosse, a partir de la Intendencia de Montevideo, iba a construir su plataforma nacional y, entonces, la reacción era: “a ella ni un vaso de agua”. Eso tampoco da resultados. El intento de juicio político (a Cosse) fue patético, la no votación del préstamo del BID fue lamentable. Entonces, creo que también para la oposición departamental hoy hay un dilema muy grande. ¿Cómo se va a salir hacia mayo? Yo he visto algunas piezas de comunicación y, en principio, van por esa misma línea.
¿Buscarías mejorar el diálogo con Adeom? Porque es una relación complicada desde hace unos cuántos años. Rara vez es armónica...
Yo diría que es un dato estructural, a pesar de que, en este período, uno no ve los problemas cuando desaparecen, pero en este periodo, más allá de que hubo situaciones conflictivas o paros o alguna situación crítica, hubo una paz sindical muy importante. Es muy importante la negociación colectiva. Evidentemente hay una historia de rispideces, de la cual no me siento parte. Yo no vengo con ninguna mochila; al contrario. Es más, tanto en el período de Tabaré como en el período de Mariano, yo tenía un diálogo permanente con integrantes de la dirección sindical: con Eduardo Platero, líder histórico del sindicato, pero también con Mabel Lolo, y algunas compañeras de su lista. Yo trabajé en la comisión mixta Adeom-Intendencia para la vivienda de los funcionarios municipales, que logró implementar una serie de programas. Siempre trabajamos bien. Eso no quiere decir que, llegado el momento, frente a una opción de negociación colectiva, puedan aparecer diferencias.
Fuiste decano de la Facultad de Arquitectura durante ocho años (2001-2009). ¿Cuánto te suma el rol académico en la actividad política? ¿Qué herramientas te da?
Siempre da herramientas. Más que la academia, en primer lugar, la docencia. Porque docencia es comunicación, es interacción, es buscar la manera de transmitir conceptos, valores, ideas. Y, en particular, la política universitaria. Cuando tuve responsabilidades de gobierno universitario, busqué articular y negociar con actores con intereses contrapuestos, entre ellos los intereses gremiales. Y esto dejando de lado todo lo que tiene que ver con sesgos políticos partidarios, porque no los hubo. Yo tengo 44 años de docencia y puedo decir con total tranquilidad de espíritu que jamás trasladé ningún tipo de preferencia político partidaria a un ámbito educativo. Tanto entre mis colegas docentes como en los estudiantes, he tenido gente diversa y hemos interactuado de la manera más normal.
Mario Bergara parece ser el nombre más fuerte. ¿Cómo se le gana al candidato con mayor visibilidad y al que parece el favorito? Porque hay un desafío: buscar distinguirse, sin afectar la fraternidad interna.
Hasta ahora venimos hablando como si fuera algo tan simple: la propuesta del Frente Amplio o la propuesta de la Coalición Republicana. Pero esta Constitución que reformamos en el año 96 dejó abierta una ventana extraña, que está muy naturalizada: que podemos convivir dentro de una misma propuesta política hasta tres candidaturas. Y entonces se da que coexisten en el mismo tiempo lo que a nivel nacional está diferido. Es decir, la competencia interna y la competencia interpartidaria.

“Creo que soy dialoguista. En el balotaje, Delgado jugó a mostrar su cara de dialoguista, que la tiene, por supuesto. Pero hasta semanas antes de las elecciones, el discurso era: ‘El peor FA de la historia’… Era un discurso belicoso, confrontativo, de no tener puentes”
Yo prefiero la lógica de la candidatura única. Me siento mucho más identificado con esa idea que está en el ADN del Frente Amplio. Es decir, unidad política, unidad programática, candidaturas comunes. Vista esta dificultad, yo creo que tenemos ahí un desafío de hacer visibles los perfiles de cada quién, que son diferentes y hasta complementarios, por lo menos entre los tres primeros que se dieron a conocer (NdeR: Bergara, Verónica Piñeiro y el propio Schelotto). Pero no tengo ningún inconveniente en decir que podría serlo hasta con las dos personas que surgieron más recientemente (Juan Ceretta y Silvana Pissano). Y también en lo que tiene que ver con las propuestas y la visión de la política departamental, y también de la ciudad. Es decir, una visión estratégica de ciudad hacia adelante.
¿Qué esperás de las bases programáticas del Frente para esta intendencia? ¿Dónde debería estar el énfasis?
Las bases programáticas se van a aprobar el mismo 10 de febrero, cuando se conozcan quiénes son los tres precandidatos. El 3 de febrero, una semana antes del Plenario, se cierra el momento para recibir aportes, enmiendas, cambios. O sea que entre el 3 y el 10 va a haber una síntesis de esos aportes. Previo a eso, el sábado 1° va a haber un taller para ir avanzando con los aportes que ya se han incorporado. Y el 10 se votará la propuesta que podrá recibir enmiendas en el propio Plenario. Yo te diría que ya el documento de diciembre es un documento que identifica problemas, identifica algunas áreas de trabajo, entre las cuales están algunas de los que después fueron levantados por los medios a través de las mediciones de opinión pública, como el estado de la limpieza, la movilidad.
Pero, por suerte, amplía el campo visual. No nos podemos dejar entrampar: el campo visual no puede estar dado exclusivamente por aquellas áreas que generan algún tipo de insatisfacción o una demanda focalizada, que obviamente hay que atender, hay que darle respuesta. Pero un gobierno departamental tiene una enorme cantidad de responsabilidades. Vos me mencionabas el tema de la escucha y la participación. Estamos en el siglo XXI y las formas en que la gente participa no son las mismas que teníamos ni siquiera hace 20 años. Pero, en algún momento, fuimos a formas muy estructuradas de participación que no son tales, que son otra cosa. La votación de determinados proyectos de mejora urbana o de equipamiento o de servicios, por ejemplo. O el presupuesto participativo, que es valioso. Pero eso no resuelve la escucha y el trabajo en el territorio.
¿Tendrías un gabinete multipartidario? No me imagino a Martín Lema director de una división de la IM en manos de un intendente frentista...
Yo no sé si multipartidario. Pero no tendría el menor inconveniente en tener un gabinete en el cual, además de personas identificadas con sectores del Frente Amplio, además de personas independientes o que no tengan una pertenencia activa en un sector, pueda haber personas que explícitamente se identifiquen o que sean militantes del Partido Colorado, el Partido Independiente o el Partido Nacional. He integrado equipos plurales toda la vida. Lo hizo Tabaré, lo hizo Mariano, lo hizo Daniel Martínez, lo ha hecho también, en menor medida, Carolina. Ha habido directores, algunos muy importantes, otros de segundo nivel de división o varias, con gente de distintos grupos.
¿Cómo seguirá tu vida, si no resultás electo intendente de Montevideo?
Estoy en un cambio de vida porque estoy cerrando una etapa de la actividad profesional. Por un lado, mantengo responsabilidades docentes en la facultad y, estoy a cargo de la dirección académica de la Maestría en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, que es la maestría más antigua que tiene la facultad. A través de un llamado a concurso accedí a la dirección en el año 2021 y estamos con la novena generación en pleno desarrollo. Estoy comprometido con la actividad docente y la investigación.
Por otro lado, tengo la actividad política que he mantenido en forma casi ininterrumpida. La única etapa en que suspendí la actividad política no fue en la dictadura, sino cuando asumí el decanato de la facultad, por incompatibilidad constitucional y por incompatibilidad ética. Fueron ocho años de poner eso en pausa, pero sigo con responsabilidades a nivel del FA.

“Estamos en el siglo XXI y las formas en que la gente participa no son las mismas que teníamos ni siquiera hace 20 años. Pero, en algún momento, fuimos a formas muy estructuradas de participación que no son tales, que son otra cosa”
El Frente Amplio va a demandar algo que no hemos sabido resolver bien: cómo dejar libre a un gobierno para que desarrolle su acción, pero al mismo tiempo haga que una fuerza política lo acompañe con potencia, que no se desvista un santo para elegir al otro.
¿Sos usuario del transporte público capitalino?
Yo tengo auto. Lo usamos con mi señora para ciertos desplazamientos, pero yo camino mucho la ciudad, no solo mi barrio (Pocitos). Y, cuando puedo, tomo ómnibus. Pero también hay que analizar la ciudad para quienes hacemos viajes caminando, y ahí el estado de las veredas es fundamental: la accesibilidad.
Sos abuelo de dos niñas, Lila y Amanda. ¿Cómo se conjuga tu tiempo con ellas con el disfrute y aprovechamiento de la ciudad?
Trato de estar presente, y de hecho, lo estoy. Pensando en la mayor, que tiene 11 años y este año va a hacer sexto de escuela, la madre quiere que pueda ir sola a la escuela desde su casa y se sienta segura, tomándose un ómnibus y caminando. Lo va a hacer este año.
¿Sos feliz?
Sí.
Por César Bianchi
@Chechobianchi
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]