La familia Domínguez emigró de su España natal hacia Montevideo. Los hermanos Jesús y Celso Domínguez se instalaron en Uruguay y juntos abrieron y operaron el Bar Madrid, en la esquina de Paraguay y Colonia.
En 1968, luego de la muerte de su padre, Celso y Jesús decidieron transformar al bar en lo que hoy es la tienda de licores y delicatessen 'Los Domínguez'. “Lo que hoy le llaman re conversión ya lo aplicamos nosotros hace 54 años”, dijo Celso Domínguez a Montevideo Portal.
Según contó, “las mesas cada vez iban siendo menos y las cajas —de whisky o vino— iban siendo más” a medida que el bar se transformaba. Sin embargo, esta re conversión implicó un “signo de respeto” hacia los hermanos de su padre: “Con mi hermano fuimos a pedirles permiso a mis tíos, dentro de lo que era nuestra empresa, de cambiar el giro. Porque había una especie de patriarcado (del respeto que se tenía por los hermanos mayores). Bueno, nos dieron la bendición de que lo hiciéramos con ganas y con gusto, y realmente estamos agradecidos”, expresó.
En este sentido, el director de la empresa afirmó que, junto con su hermano, abrieron la tienda sabiendo que podría fallar. “Somos jóvenes, todavía nos podemos levantar; si nos pegamos una piña ahora no es lo mismo si nos pegamos cuando tengamos 40 o 50 años”, recordó Domínguez.
Pero el fracaso no fue tal y así hoy Los Domínguez festeja su 54º aniversario, “uno más” dentro del trabajo, de acuerdo con el empresario. Para aprovechar la ocasión, Domínguez evaluó que sin el trabajo realizado no hubieran podido triunfar, aunque también reconoce “la dosis de suerte” que tuvieron.
A su vez, también agradeció a los colaboradores y clientes que han ayudado a que la tienda sea lo que es hoy y que “siempre fueron muy fieles y capaces”.
Al respecto, Domínguez señaló que su local (que también está ubicado en el Montevideo Shopping) ha tenido “infinidad” de clientes de todo tipo. “Presidentes demócratas, presidentes no demócratas, Galeano, Benedetti… Todos pasaron”, rememoró y, sobre este último, detalló que era una persona que disfrutaba visitar la tienda.
“Teníamos un cariño especial con él, y él disfrutaba y se quedaba conversando; a veces venía a buscar un par de botellas de vino y se quedaba una hora conversando con los empleados”, añadió.
Después de tanto tiempo, Domínguez sostuvo que mira el camino que falta por recorrer. “Nos interesa el pasado, por todo lo que pudimos haber aprendido, pero lo que más nos interesa es ir para adelante”, apuntó.
Así, comentó que tanto su hijo Alejandro como su nieto Nicolás están inmiscuidos en el negocio familiar, por lo que el nombre de Los Domínguez seguirá presente por un tiempo. “Espero que la suerte acompañe, porque capacidad les sobra, y permita continuar”, reflexionó.
