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Romper el silencio

Más allá de las cifras: CPU alza la voz en el Día Nacional para la Prevención del Suicidio

La Coordinadora de Psicólogos del Uruguay llama a un abordaje integral y recalca la importancia de hablar para acompañar y romper estigmas.

17.07.2025 09:00

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2025-07-17T09:00:00-03:00
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El 17 de julio se conmemora el Día Nacional para la Prevención del Suicidio y esta instancia anual sirve para poner el tema sobre la mesa y arrojar luz sobre cifras oficiales a nivel país que exponen realidades dolorosas, silencios y heridas abiertas. A su vez, permite tomar medidas y trazar un camino en el que, inexorablemente, se debe involucrar a toda la sociedad.

“Estamos poniendo el foco en uno de los mayores problemas que tenemos en salud mental en el país, que podríamos definir como una pandemia”, dice a Montevideo Portal la Psicóloga Carolina Moll, Secretaria General de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay (CPU). La preocupación es grande, pero también la ocupación y acción, ya que Uruguay sigue teniendo uno de los índices de suicidio más altos de la región.

Aunque la tasa global parece descender tímidamente, las alarmas están puestas en franjas etarias muy específicas. “En niños a jóvenes, vemos incrementos en los últimos tres años”, subraya la Magíster Ana Monza, coordinadora de la Comisión de Salud Mental de la CPU. Los jóvenes cargan con incertidumbre vital, presiones sociales y un futuro que no siempre logran imaginar. Para Moll, se trata de “una población con muchos cambios, un terreno fértil donde hace falta comunicación con su grupo familiar”.

Pero el suicidio no elige solo por edad. Tiene también rostro, que es masculino en un gran porcentaje, y uniformes. “Se ha visto un crecimiento del suicidio en la Policía”, advierte Moll. Esta es una arista que ambas remarcan: las condiciones de trabajo, la mirada de la sociedad, la exposición constante a riesgos y el acceso a armas convierten a esta población en un grupo particularmente vulnerable. “Uno de los factores que influye es el acceso a medios, el tener un arma a disposición”, explica Monza.

Las profesionales de la CPU insisten en que no solo las patologías psiquiátricas están detrás de las muertes por suicidio. “No necesariamente se suicida alguien que padece una enfermedad mental. Hay muchas personas en una situación de fragilidad emocional que no configura una consulta a un especialista y, sin embargo, llegan a tomar una decisión definitiva”, advierte Moll. “Somos cualquiera de nosotras, en determinadas circunstancias. Pasa por el sentimiento profundo de soledad, de desesperanza, ese creer que no hay una salida, que no hay un futuro, que no hay un día más y por eso toman una decisión radical”, agrega Monza.

La mirada se amplía aún más hacia colectivos que, además de poder presentar fragilidad emocional, cargan con los efectos de la discriminación. “También tenemos que pensar en los colectivos LGBTIQ+, en las personas migrantes, en quienes están privados de libertad o en centros juveniles, algo que también ha aumentado”, explica Moll. Migrar implica duelos múltiples: dejar atrás afectos, cultura, raíces. Y vivir la orientación sexual o identidad de género con miedo o rechazo social puede sembrar aislamiento profundo. “Son grupos más vulnerables, no solo por su situación social o económica, sino porque se suman factores de discriminación que los atraviesan y los dejan más solos”, advierte.

En el trasfondo, aparece un factor común: el estigma. No solo hacia quien deja de vivir, sino hacia las familias que quedan. “La familia dice: ‘No era un loco, no era una loca’. El ver fotos de esas personas que parecían felices ayuda a entender que lo que hubo fue un momento de soledad, de no encontrar sentido a la vida”, relata Moll, recordando la muestra “La última foto”, que recorrió el país el año pasado y generó conversaciones difíciles, pero sumamente necesarias.

Y en esas charlas y esas redes que se van tejiendo, también empieza a emerger algo nuevo: la voz de los movimientos sociales, de familiares y sobrevivientes. “Hay aportes que debe hacer el Estado sin duda, pero no dejar afuera el movimiento social. En nuestro país, familiares y amigos de personas que han perdido a alguien por suicidio están empezando a tener visibilidad y mucha fuerza”, cuenta Moll. Se trata de personas que reclaman que se hable del tema, que compartan sus historias y que también necesitan acompañamiento. “Las personas del entorno de alguien que se suicida están en una especial y particular situación emocional y también expuestas al riesgo de intentar autoeliminarse. Necesitan un acompañamiento específico en ese momento, en ese duelo complejo”, subraya Monza.

Hablar, afirman ambas, puede salvar vidas. Y ahí entran las líneas de ayuda, como el 0800 0767. “A veces la gente piensa: ‘¿Qué me puede decir alguien por teléfono?’. Pero son personas capacitadas en esa escucha y en esa intervención. Se salvan vidas de ese modo”, asegura Moll.

Monza remarca que la creación de una línea telefónica nacional fue una recomendación internacional largamente esperada. “Hasta entonces, la respuesta estaba en manos de una ONG, Último Recurso, que fue pionera, pero no podemos dejar esto solo en manos del movimiento social. El Estado tenía que hacerse cargo”, sentencia.

La mirada de las expertas se amplía hacia lo social y lo cultural. “No queremos quedarnos solo en los elementos de riesgo. Hay que fortalecer los factores protectores, promover el lazo con la vida, con un proyecto personal, con el trabajo, con la cultura”, dice Monza. La prevención, para ellas, es transversal: debe pasar por la salud, la educación, las políticas sociales. Y, sobre todo, debe derribar el mito de que no se puede hablar del suicidio

“Hablar del suicidio genera que la persona que está con una idea suicida encuentre a alguien que la escuche, que sepa que hay estrategias, que hay lugares donde acudir”, insiste Monza. Y Moll refuerza esta idea: “Sabemos que como país tenemos mucho que hacer en términos de equidad de acceso a la salud mental. Pero hablar salva. Y escuchar, también.”

Línea Vida: 0800 0767 o *0767

Línea de apoyo emocional: 0800 1920

Funcionan durante las 24 horas, todos los días del año, sin importar a qué prestador de salud esté afiliada la persona que consulta.

Produce para Coordinadora de Psicólogos del Uruguay