Antes de llegar al salón, el camino obliga a mirar, a detenerse, a reflexionar. Sobre un sendero con tierra se levantan las paredes de chapa, la cocina, un baño improvisado y las fotos de los asentamientos donde trabaja la asociación civil Cireneos: Santa Eugenia, La Colmena, Malvín Norte y tantos otros lugares repartidos por todo el país. Es un recorrido silencioso, diseñado para que nadie entre a cenar sin entender de qué realidad se está hablando.
“Queríamos que la gente cruzara el antes para comprender el después. A veces escuchamos que hay familias que viven así, pero no alcanza con escuchar: hay que verlo”, explicó a Montevideo Portal James Mc Cubbin, director ejecutivo de la asociación.
Foto: Montevideo Portal
En la noche del lunes 12 de noviembre, la Sociedad Criolla Elías Regules fue el punto de encuentro de más de 600 personas —entre empresarios, deportistas, artistas, voluntarios, referentes sociales, familias enteras— que participaron la cena benéfica de Cireneos, la asociación civil fundada en 2017 por un grupo de jóvenes y el cura Juan Andrés Gordo Verde, para rendir cuentas y proyectar su próximo desafío: llevar a 100 hogares modulares el programa Rancho Cero antes de fines de 2026.
La historia es conocida por quienes siguen la causa, pero cada vez que Mc Cubbin la cuenta vuelve a tomar dimensión. “Arrancamos en 2017 siendo algo muy chiquito. Íbamos a un asentamiento en Carrasco Norte a llevar torta de jamón y queso y chocolatada, y hoy no logramos ni dimensionar todo esto que logramos con Cireneos”, expresó el director ejecutivo.
Modelo de las casas container que instala Cireneos con su programa Rancho Cero. Foto: Montevideo Portal
La fe, admitió, fue lo que lo movió desde el primer día y sigue siendo el motor que los impulsa: “El amor a Dios en el prójimo. Sentir que recibimos mucho —familia, valores, educación— y que eso trae responsabilidad”.
Ocho años después, Cireneos reúne a más de 400 voluntarios y misioneros, y más de 30 personas trabajan de forma estable en proyectos que van desde la asistencia educativa hasta la vivienda. Ver situaciones como las filtraciones de agua, pisos de barro, techos que no paran la lluvia y niños que tienen que volver de la escuela a esa realidad desprotegida los llevó a buscar soluciones que fueron evolucionando.
La primera respuesta fueron los techos reforzados con nailon. Luego, los cobijos: pequeños galpones de chapa que mejoraban, pero no resolvían el problema. En 2020 llegaron las primeras casas container en Santa Eugenia. Desde entonces, más de cien hogares fueron entregados en distintos barrios, hasta que la organización decidió concentrarse en aquello que podía replicarse con mayor urgencia: una vivienda básica, digna y rápida.
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Así nació Rancho Cero, que en sus primeros ocho meses ya llegó a 11 departamentos y entregó 27 hogares modulares. “La velocidad es clave. Desde que una organización presenta la solicitud hasta que la casa está instalada, pasan menos de dos meses”, explicó Mc Cubbin.
El modelo incluye un componente que no se negocia: la participación de la familia, algo que se replica en todas las propuestas de Cireneos. “Tienen que presentar tres personas durante dos jornadas completas. Hacen las bases, la sanitaria, la escalera. Creemos que participar es parte de la dignidad”.
A eso se suma el acompañamiento posterior: la organización social lo realiza con seguimiento técnico y las embajadas de Cireneos sostienen lo humano. “Estar presentes con la familia influye directamente en el éxito del programa”, indicó.
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Juan Andrés Verde llegó al evento con mucha gratitud, la cual se vio reflejada en la cantidad de saludos y abrazos a los asistentes. “Estamos felices. Hoy es un gran desafío. Necesitamos llegar a más hogares y cubrir el presupuesto anual”, dijo a Montevideo Portal.
La diversidad de quienes apoyan lo emociona. “Hay gente de todos lados: judíos, católicos, ateos, rugbistas, futbolistas. Hay de todo, y eso es lo lindo. Estamos tratando de generar conciencia de que esta realidad existe. Cada uno, desde donde está, puede cambiarla si se anima a tirarse al agua”, subrayó.
Foto: Montevideo Portal
Los invitados comentaron el recorrido inicial, ingresaron a la casa modular montada especialmente para la noche y se asombraron por los cambios que se pudieron lograr en base a compromiso y esfuerzo.
“Esta cena tiene sentido por ellos y para ellos”, insistió Verde, aludiendo a las familias que esperan, las que ya recibieron su casa y las que aún están por llegar.