La crisis del gas lastra el desarrollo de la economía alemana que en 2023 no podrá escapar a la recesión, según el informe otoñal conjunto de los principales institutos de estudios económicos alemanes presentado este jueves.

Los institutos pintan un panorama con un drástico aumento de los precios de la energía, alzas en los costos de la producción que llevan también a subidas en otros productos y a niveles de inflación que no se veían desde la década de los setenta.

En medio de todo ello hay un factor positivo que es cierta estabilidad del mercado laboral donde, pese a que baja la demanda de mano de obra, las empresas -ante la escasez de personal- hacen esfuerzos por mantener sus empleados.

"El ataque ruso a Ucrania y la crisis resultante en los mercados energéticos han llevado a una clara caída de la economía alemana", dijo el experto en anales coyuntural del Instituto Leibniz de Estudios Económicos de Essen (RWI), Torsten Schmidt, durante la presentación del informe conjunto titulado "Crisis energética: inflación, recesión, pérdida de bienestar".

"Los altos precios de la energía y de los alimentos, que seguirán subiendo el año próximo, llevan a una pérdida de la capacidad de compra"; agregó.

Esa situación hace que los hogares con bajos ingresos y las empresas sigan necesitando ayuda del estado. Sin embargo, Schmidt advirtió que en el caso de las empresas hay que estar atento a que se terminen creando subvenciones permanentes.

Los institutos, frente a la crisis, han rebajado casi a la mitad su pronóstico de crecimiento para este año que ahora sitúan en el 1,4 por ciento tras la caída registrada en la segunda mitad del año. El que todavía haya crecimiento se debe al buen desempeño en el primer trimestre.

En primavera los institutos habían estimado un crecimiento del 2,7 por ciento para 2022 y del 3,1 por ciento para 2023 para cuando ahora esperan la recesión con una caída del 0,4 por ciento. Para 2024 esperan una subida del 1,9 por ciento.

Sin embargo, los institutos también calcularon un escenario extremo en el que hay un invierno excesivamente frío lo que lleva a una escasez de gas. En ese caso los expertos estiman que en 2023 la caída de la economía podría ser incluso del 7,9 por ciento.

En ese caso la recesión continuaría en 2024 con un caída del PIB del 4,2 por ciento.

Según los institutos ya en la revisión a la baja para este año se ve la dimensión de la crisis energética que hará que en 2022 y 2023 el PIB esté 160.000 millones de uros por debajo de lo que se había estimado en primavera

Las tasas de inflación seguirán siendo altas. Para 2023 se espera una inflación internanual del 8,8 por ciento, ligeramente por encima del 8,4 por ciento estimado para este año.

Solo en 2024, según los institutos, se podrá volver a alcanzar la marca del 2,0 por ciento.

Los institutos constatan que la principal causa del deterioro de la coyuntura es la reducción del suministro de gas de Rusia. Ello generó el riesgo de que la oferta de los otros proveedores y las reservas no alcanzaran a cubrir la demanda en invierno con lo que el verano los precios del gas se dispararon

Aunque los institutos no esperan que haya escasez de gas en los próximos meses -a menos que haya un invierno extremo- la situación sigue siendo tensa y los precios seguirán estando claramente por encima del nivel de antes de la crisis lo que, dicen "representa para Alemania una pérdida permanente de bienestar".

Con respecto al mercado laboral los institutos esperan en 2023 un ligero aumento del índice de paro al 5,5 por ciento, tras el 5,3 por ciento en 2022, nivel que contemplan que vuelva a alcanzarse en 2024.

En el informe conjunto participaron el RWI de Essen, el IWH de Halle, el IFO de Múnich y el Instituto de Economía Mundial (IfW) de Kiel.

El informe es una de las bases a partir de las cuales el Gobierno alemán hace sus propias proyecciones económicas que a su vez sirven como fundamento para las previsiones de recaudación fiscal.

EFE