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Dentro de las metas iniciales con las que la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) comenzó a trabajar, había una prioritaria que consistía en que los instrumentos y los programas llegaran a todo el país. La estrategia definida para alcanzarla, aprovechando al máximo los recursos existentes, se basó en contar con socios locales.
Existía una amplia red de instituciones locales ya instaladas con las que se podía establecer una alianza, posibilitando llegar de manera más rápida y eficiente a los distintos potenciales beneficiarios de todo el país.
El objetivo de estar presentes en todo el territorio debía combinarse con el enfoque de desarrollo sostenible, incluyendo a los diferentes actores en la discusión y definición de estrategias. La evidencia en otros países demuestra la ineficiencia del diseño de programas que no consideran al territorio, o manejan una reducida red de actores públicos, privados y de la sociedad civil. Además resultan menos sostenibles y su posibilidad de fracaso es exponencial.
Se debían enfocar entonces los esfuerzos en pos de llegar a un trabajo colaborativo y en red, involucrando a privados, productores y empresarios con la academia y el sector público departamental y nacional. Que los proyectos tuvieran participación directa por los propios interesados ya desde la elaboración resultaba vital, y hoy en día es una realidad.
En la actualidad ANDE tiene más de 300 vínculos contractuales con más de 100 instituciones que operan como socias en la implementación de programas e instrumentos. Son 76 las Instituciones Patrocinadoras de Emprendimientos (IPEs) que en todo el territorio nacional detectan, postulan, acompañan y promocionan a los emprendedores.
Se busca democratizar y facilitar el acceso al financiamiento para las micro, pequeñas y medianas empresas a través de la asociación con 15 Instituciones de Microfinanzas (IMFs) que persiguen el objetivo de promover el desarrollo. Todo este trabajo que se hace con los emprendimientos y la estrategia de apoyo adoptada por ANDE constituye una inversión histórica en el fomento de este sector en el interior.
En esa línea, la propuesta interinstitucional de la creación de los Centros de Competitividad Empresarial (CCE) resultó muy relevante. Operando en Rivera, Tacuarembó, Salto, Paysandú y Las Piedras, son puntos físicos de apoyo a más de 1.500 empresas y emprendedores que encontraron asistencia técnica, capacitación y una serie de recursos destinados a la mejora de la competitividad en todo el país.
