Boeing ha dado por concluida una etapa crítica al concretar el envío del último Boeing 737 MAX que permanecía estacionado en Moses Lake, Washington.

Este hito significa el cierre definitivo de lo que Boeing denominaba sus “shadow factories” o “fábricas sombra”: centros especializados en revisiones, reconfiguraciones y reacondicionamiento de aeronaves no entregadas. Estas instalaciones habían consumido valiosos recursos humanos y financieros durante seis años.

A su vez, han sido un símbolo del extenso proceso de recuperación tras las dos trágicas catástrofes de en 2018 y 2019, eventos que provocaron la suspensión global de operaciones del modelo MAX.

La flota del 737 MAX fue inmovilizada por 20 meses tras los dos accidentes mortales. Durante la suspensión, Boeing detuvo la producción del 737 MAX y redirigió recursos para gestionar las aeronaves estacionadas. Luego la cantidad de aviones almacenados creció por la crisis del Covid, cuando las aerolíneas cancelaron entregas.

Desde entonces, Boeing acumuló más de 450 aviones almacenados, repartidos entre Moses Lake y otros sitios, tras paralizar tanto producción como entregas.

Tras este periplo, el último 737 MAX partió de Moses Lake a mediados de agosto de 2025, marcando la reactivación para entrega de todos los aviones acumulados desde 2019.