A 1.300 km de Montevideo, el balneario de Camboriú se renueva para el verano pospandemia

Camboriú es sinónimo de fiesta, juventud y playa. Además de ser un paraje de naturaleza privilegiada del litoral catarinense, su animada vida nocturna y el contraste de sus rascacielos con sus bahías y morros lo convierten en un destino preciado y accesible de la costa sur de Brasil.

El punto focal de Camboriú es su Playa Central (accesible a través del calçadão central), completamente urbanizada y con mucho movimiento tanto de día como de noche, aunque no es de las más limpias a la hora del chapuzón. Para quienes buscan experiencias más sosegadas y en comunión con la naturaleza, vale la pena acercarse al sur de la ciudad a través de la Rodovia Interpraias, que comunica diversas playas de la ciudad y ofrece miradores con vistas panorámicas. La primera playa del recorrido es Laranjeiras, seguida por Estaleirinho, Praia Brava (con olas altas, muy buscada por los surfistas), Praia do Buraco, Estaleiro, Dos Amores y Taquaras, que son las más conocidas.

La ciudad tiene poco más de 90.000 habitantes y su infraestructura turística es muy buena; además, abunda la oferta gastronómica y de entretenimiento. El célebre Parque Unipraias —y su icónico teleférico— es ideal para pasar el día, así como el Oceanic Aquarium y sus más de mil especies marinas, que es también una visita obligada.

Quienes visiten Camboriú a partir de noviembre de este año podrán también conocer una de las nuevas atracciones de la ciudad: la BC Big Wheel, una rueda de 65 metros de altura —la segunda más alta de Brasil, después de la Rio Star de Río de Janeiro—. Ubicada en la Barra Norte, al extremo de la Playa Central, la atracción cuenta con 32 cabinas climatizadas que permiten un paseo desde lo alto con vistas fabulosas de las costas de Santa Catarina.

Otro punto a favor es que este año las autoridades locales concretaron un proyecto que había sido aprobado por voto popular hace 20 años: la ampliación de la franja de la Playa Central, donde los edificios de la costanera tapaban los rayos del sol desde las primeras horas de la tarde. Para ampliar la franja de arena y garantizar la llegada del sol durante todo el día, se hizo un dragado similar al realizado en las célebres playas de Copacabana (Río de Janeiro) en la década de 1970 y en la vecina Canasvieiras, que amplió su franja de arena en 50 metros en 2020.