A quien no le pasó alguna vez que llegó a la mitad del día y estaba tan cansado como para irse a dormir hasta el día siguiente. Pero no es posible, quedan muchas horas de trabajo y hay que continuar. Así que en esos casos aplica una opción que ya dejó de ser una moda y pasó a recurso estable: la siesta energética o también conocida por su nombre en inglés de “power nap”.

No menos de 10 minutos y no más de 30 para aclarar la mente y ayudar a que la fatiga disminuya. No es una siesta como las de antes, porque se trata, justamente, de no llegar a la fase profunda del sueño. Es una ayuda en la mitad de la jornada para poder seguir adelante.

Cuáles son los beneficios de una siesta energética

Una siesta rápida, de entre 10 y 30 minutos, que se puede tomar en cualquier lugar y no necesariamente en nuestra cama, es útil para aumentar el nivel de alerta y la concentración, informa un artículo publicado por la Universidad de Harvard.

El cuerpo y la mente descansan, pero no llegan a fases de sueño más profundas. Esto ayuda a que no quede esa sensación de “inercia” que se siente en la mañana, por ejemplo, cuando salimos de la cama, pero cuesta un rato despertar al 100%. Generalmente, al cuerpo le toma entre media hora y 60 minutos salir por completo de ese estado de somnolencia.

Está comprobado científicamente que las siestas rápidas mejoran la calidad de vida de las personas, dado que reducen la fatiga y mejoran el estado de ánimo, entre otros beneficios.

Una de las investigaciones que se realizaron sobre las power nap fue con pilotos de la NASA y quedó probado que aquellos que dormían siestas de 20 a 30 minutos estaban más alertas y eran más competentes en sus trabajos, que los que no las tomaban, señala Harvard.

¿Por qué no dormir más de 30 minutos?

Además del efecto inercia que puede causar el hecho de dormir más de 30 minutos e ingresar en fases profundas del sueño, lo bueno de que las siestas energéticas sean breves es que no interfieren con el descanso nocturno.

Cuando una siesta excede la media hora y mucho más si se pasa de una hora, es muy probable que al irse a la cama por la noche sea mucho más difícil conciliar el sueño. Esto, en muchos casos, lleva a la necesidad de tomar medicación para dormir, incluso.

Por otra parte, hay algunos riesgos para la salud asociados a las siestas más largas. Un estudio de 2023, citado por la Universidad de Harvard apunta que “los adultos que dormían siestas de más de 30 minutos tenían más probabilidades de experimentar niveles más altos de presión arterial y azúcar en sangre que quienes no dormían siestas; quienes tomaban siestas cortas no compartían este mayor riesgo”.

Consejos para sacar lo mejor de una siesta energética

-  Tomarla a primera hora de la tarde, idealmente entre las 13.00 y las 15.00 horas

-  Poner una alarma para que suene entre los 20 y los 30 minutos

-  Buscar un ambiente tranquilo y oscuro, lo más silencioso posible.

-  Si no es posible lo anterior, se puede apelar a un antifaz y a tapones para los oídos, para que ayuden a conciliar el sueño.

Los especialistas marcan un punto especial a tomar en cuenta: si el cuerpo pide a diario una siesta puede ser una señal clara de que el sueño nocturno no está siendo el suficiente. Entonces, si bien la “power nap” puede ayudar, se debe dar prioridad a encontrar una buena rutina de descanso nocturno.

En ese sentido, hay varios consejos que se pueden aplicar para que el sueño sea lo más reparador posible por las noches:

-      Acostarse siempre a la misma hora

-     Hacer ejercicio físico durante el día

-    Mantener la habitación lo más oscura posible al acostarse

-      Dejar el teléfono celular lejos de la cama

-    Cortar la conexión con redes sociales, correo, mensajes un rato antes de acostarse

-     Limitar el consumo de cafeína por las noches