¿Por qué es malo decirse “no tengo miedo, yo puedo”?: la neurociencia lo explica
Vivimos tiempos de positividad extrema -algunos le dicen tóxica- y de mensajes que recomiendan decirse a uno mismo que puede con todo y que solo con querer algo ya lo podrá conseguir. Sin embargo, como dictan las normas del sentido común y de la neurociencia, eso no es tan así. Lo explicó el doctor en Biología Molecular Estanislao Bachrach.
El especialista, que además tiene una maestría en coaching deportivo, explicó que el 90% de los deportistas de elite es mejor cuando entrena que cuando compite; el 9% entrena y compite con la misma performance y solo el 1% compite mejor de lo que entrena. Y explicó que la causa de esa baja en el rendimiento es el miedo.
Bachrach trabajó con atletas olímpicos y señaló que esto ocurre pese a la extrema preparación de estos deportistas, que son los “más preparados en el mundo para soportar la presión”. Entonces, la primera conclusión es que tener miedo es normal. Pero además, dijo el experto en una entrevista con canal de streaming argentino Carnaval, esto se aplica a una competencia olímpica, a rendir un examen, a presentarse ante un jefe para pedirle un aumento de sueldo o ante la pareja para confesar una infidelidad.
“Tener miedo no es algo que está mal. El pánico sí, porque te paraliza. Pero cuando uno tiene miedo y dice: ‘La verdad, estoy re cagado, baja el miedo. Esto es neurociencia y se ve en una resonancia magnética nuclear. Se llama labeling, etiquetado”, explicó.
Reconocer las emociones
Aunque Bachrach lo explica de forma cercana y directa, este concepto tiene un pilar fundamental en la academia internacional. Se basa en el estudio del neurocientífico Matthew Lieberman, de la Universidad de California (UCLA), titulado “Putting Feelings Into Words” (Poner los sentimientos en palabras).
En su investigación, Lieberman demostró mediante imágenes cerebrales que cuando las personas le ponen un nombre a una emoción negativa, la actividad de la amígdala (que es la zona del cerebro responsable de detectar amenazas y disparar el miedo) disminuye drásticamente. Al mismo tiempo, se activa la corteza prefrontal, la parte “racional” encargada de la regulación emocional.
Lo que ocurre, básicamente, es que al nombrar el miedo, el cerebro deja de sentirlo como una amenaza incontrolable para procesarlo como información útil.
Bachrach agregó en la nota que “cuando uno reconoce su emoción, la intensidad de la emoción baja (...), un montón de neuronas se apagan, dejan de consumir oxígeno y ese oxígeno que está disponible en el cerebro va a que tomes mejores decisiones ahora”. “Es la química, física y matemática del cerebro”, resumió.
“El ‘no tengo miedo, no va a pasar nada, yo puedo’ es lo peor que hay. Así empieza a subir el miedo, porque te estás mintiendo”, dijo, y agregó que lo mismo pasa cuando uno se dice que va a ser un fracaso, un desastre y todo estará mal.
La receta, entonces, parece estar en el medio, pero involucra un proceso importante: reconocer el temor y recordar que uno sabe cómo enfrentarlo. Sin mentirse, sin falsos mensajes ultrapositivos. Aplicado al mundo del deporte, Bachrach ejemplificó: “Tengo miedo, pero sé lo que tengo que hacer y voy a hacer lo mejor que pueda y voy a correr todas las pelotas. Baja el miedo”.
Esto marca “la importancia del diálogo interno en el mundo de las emociones”, agregó.
Rafael Nadal y su respuesta: “estoy acojonado”
Para bajar más a tierra este punto, el científico argentino contó que tuvo la chance de conversar con el tenista español Rafael Nadal en el momento en que ocupaba el número 1 del mundo. Le preguntó si él era consciente de lo que su mente le decía cuando entraba a jugar un partido. Y el deportista le dijo: “Pues claro, que estoy acojonado”.
“Entonces le preguntó qué se dice después y Nadal respondió: ‘Entrené bien, comí bien, descansé bien, sé lo que tengo que hacer’”, recordó. Lo que Bachrach destacó fue que el español, que ganó todo en su carrera, nunca se dijo “voy a ganar, soy el mejor", sino que apeló a cuestiones “con evidencia, con realismo, que lo tranquilizaran”.
No en vano, una de las frases más recordadas de la carrera deportiva de Nadal es: “Perder no es mi enemigo… el miedo a perder es mi enemigo”.
En esa misma línea, Toni Nadal, el tío y entrenador del tenista, dejó una frase muy clara al referirse a este tipo de mensajes ultrapositivos. “Si quieres no necesariamente puedes. Si Djokovic quiere ganar Roland Garros y Sinner también, uno de los dos no va a poder. Seguro. Entonces, si quieres no puedes”, apuntó. “Este tipo de mensajes lo que elevan es el autoengaño. Con el autoengaño no se va a ningún sitio”, agregó.
El etiquetado de emociones
En su libro Zensorialmente, Bachrach se refiere también al “labeling” y explica que “la ciencia demuestra que el solo hecho de ponerle un nombre a eso que estás sintiendo tiene un profundo efecto en tu sistema nervioso que se manifiesta en la inmediata disminución de la respuesta de estrés de tu cuerpo”.
El proceso es biológico: al nombrar la emoción, la actividad de la amígdala (que el centro de comando del miedo en el cerebro) disminuye. Por el contrario, cuando nos hundimos en pensamientos circulares o “rumiación” sin identificar la raíz, esa misma estructura se hiperactiva, nublando nuestra capacidad de decidir, explica Bachrach en su libro.
Asimismo, señala que “al mejorar esta capacidad, o sea tu autoconocimiento sensorial, vas a poder usar de manera más inteligente lo que esa información tiene para contarte”. Y esto se aplica a todos los ámbitos de la vida: ya sea en la toma de decisiones laborales, económicas, en el disfrute o en la conexión con los demás.
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]