“Supervivencia emocional” para Navidad y Año Nuevo: 6 tips para las fiestas

Las fiestas tradicionales suelen traer consigo un desgaste emocional de proporciones. Pero hay formas de sentirse mejor y pasarlas sin sufrirlas.

"Me acostaría a dormir ahora y me levantaría el 2 de enero". Una frase que seguro muchos escuchamos o quizá alguna vez dijimos en los días previos a Navidad y Año Nuevo. Porque llegan los días de la felicidad obligatoria, las reuniones familiares impuestas, la necesidad de estar (o al menos mostrarse) contentos y un desgaste emocional de proporciones.

Así que, como regalo de Papá Noel adelantado, aquí van 6 tips para transitar este fin de año con mayor equilibrio, poniendo límites saludables y priorizando la paz interior.

En Navidad y Año nuevo no siempre se puede celebrar

“Pasé de programar computadoras a reprogramar cerebros”, contó a Montevideo Portal Catalina Rapetti, quien hace 12 años prefirió dejar en un cajón el título de ingeniera de sistemas y dedicarse de lleno al de terapeuta con formación en Biodecodificación, Programación Neurolingüística y Bioneuroemoción. Parecen dos mundos que no se cruzan, pero ella es el vivo ejemplo de que sí. Y de esa mezcla surgieron estos seis consejos para que las Fiestas Tradicionales no arrasen con nuestro bienestar mental.

Catalina dictó hace pocos días el taller llamado “Supervivencia emocional para las fiestas”. “Diciembre mueve. Remueve. Acelera. Y muchas veces, nos desordena”, decía en una publicación previa y recordaba que muchas veces las reuniones familiares “pueden ser un espacio hermoso”, pero también “pueden doler”.

“Comentarios fuera de lugar, discusiones que siempre vuelven, la sensación de estar cargando demasiado o el miedo a repetir lo mismo de todos los años”, enumera la terapeuta y seguramente, retrate la realidad de muchos. Porque “las fiestas, muchas veces, activan recuerdos y algunos problemas”, indicó.

Pero Rapetti apunta a tomar una decisión, que no necesariamente tiene que ser no ir a esa cena familiar. “Muchas veces se plantea el ‘no puedo decir que no’, entonces hay que prepararse para esas reuniones, para los roles que se plantean y esas lealtades invisibles que muchas veces generan roces”, dijo.

“Lo que ayuda es adquirir nuevas formas de mirar la situación, porque tu familia no va a cambiar y vos no te podés perder por dejar contentos a los demás. Tampoco uno tiene que resolver los problemas de los otros o evitarlos. No hay que sostener a todo el mundo”, señaló.

Los 6 tips para sobrevivir a las cenas de Navidad y Año Nuevo

Antes:

1. Respirar: Tomarnos un momento para respirar y bajar revoluciones. Antes de que lleguen los invitados, si es que somos anfitriones, o mientras vamos en camino a la reunión familiar, darse un ratito de calma.
   
2. Si es posible, cerrar los ojos y hacer la llamada “respiración cuadrada” que consiste en inhalar en tres tiempos, mantener la respiración durante otros tres; exhalar en tres y contener nuevamente la respiración por tres tiempos.
   La respiración consciente tiene múltiples beneficios para el organismo y en momentos de ansiedad o nerviosismo ayuda a conectar con el momento presente, con el cuerpo y calmarse.
3. Soltar las expectativas, porque ellas son las que nos complican. “Nos generan una idea de las personas o de las situaciones que no es real”, dijo. Rapetti recomienda ir livianos a la reunión, sin esperar demasiado, abiertos a lo que pase y sin prejuicios. No darse manija antes de llegar, sería otra forma de decirlo.

Durante:

1. Si pasa lo que uno temía y se dan las discusiones que no queríamos, las peleas que temimos o los problemas que anticipamos, un buen antídoto es tratar de “desidentificarse de la escena”. Esto, explica la terapeuta, “es mirar lo que sucede como si fuera una película”.
   Alguien podría pensar que como parte de la familia no es conveniente tomar un papel así de lejano, pero también es cierto que no hay que hacerse cargo de todo lo que sucede al rededor. Pasarla bien incluye la posibilidad de elegir en qué debates participar. Y, si a uno no le hace bien entrar en determinadas cuestiones, lo mejor es no hacerlo.
   
   
2. Recordar por qué fuimos: ¿Para cumplir? ¿Por obligación? ¿Por amor? “Entonces, si fui por amor a mi abuela, por ejemplo, me lo recuerdo cuando haya momentos en los que no quiera estar ahí. ‘Quiero compartir este momento con ella y no tengo por qué entrar en otras cosas’”, aconsejó Rapetti.
   De todos modos, en este punto, la terapeuta recomendó no olvidarse de uno mismo. “Me hace bien ir a compartir con la abuela, pero no es para sostenerla. Hay una diferencia. Voy porque quiero compartir con ella, no porque me obligan. No es que me inmolo, sino que elijo ir y lo hago por ese amor”, agregó.
   
   
3. Conectar con los sentidos. Supongamos que se da esa situación que queríamos evitar y una tía se emborracha o dos primos se pelean por la política. Rapetti aconseja para esos casos una técnica que permite estar en cuerpo presente, pero con la mente en otro lugar.

Consiste en seleccionar distintos objetos que haya en el entorno e ir focalizando los cinco sentidos en ellos: cinco cosas que veo, cuatro que toco, tres que escucho, dos que huelo y una que saboreo. ¿Qué nos transmiten esos objetos? Así se regula el sistema nervioso y el tiempo pasará volando.

Después.

1. Al llegar a casa o cuando la fiesta termine, se puede hacer un “mini ritual” de cierre. Esto puede ir desde lavarnos las manos hasta darnos una ducha para soltar todo lo que no es mío y seguir en calma.
   Y un punto importante: no dar vueltas sobre lo ocurrido. “Si hubo momentos que no disfrutamos, discusiones que no quisimos tener o incomodidades que no esperábamos, aceptarlo. Hicimos lo mejor que podíamos con lo que teníamos”, dijo la terapeuta.

Con los puntos que recomendó Rapetti, la idea es aprender a “poner límites sin culpa; proteger la energía propia ante el caos o los comentarios; elegir el lugar de uno mismo, sin repetir roles del pasado y sostenerse internamente, incluso si el entorno no cambia”.

La clave es “estar presente, sin tener que cargar con las emociones de los demás y sin tener que resolver los temas de los demás”.