Elaboración

Trabajando sobre un bol para recoger el jugo, seccioná los pomelos, cortando toda la piel, la médula y las membranas. Exprimí la piel y las membranas restantes en el bol para extraer todo el jugo posible.

Precalentá el horno a 190 grados.

Mezclá la sal y la pimienta en un bol pequeño. Deslizá los dedos por debajo de la piel de la pechuga y los muslos de pollo para despegarla de la carne. Frotá la mezcla de sal bajo la piel, dentro de la cavidad y sobre la piel. Introducí la mitad de los pomelos y unas ramitas de perejil en la cavidad del pollo. Transferí el pollo, con la pechuga hacia arriba, a una rejilla en una fuente de horno o una sartén de hierro fundido.

Atá las patas con hilo de cocina; doblá las puntas de las alas hacia atrás y metelas debajo del pollo. Cortá la panceta por la mitad y cubrí la pechuga en forma de espiga, superponiéndola si es necesario. Rociá con aceite y cubrí la piel que quede al descubierto.

Asá en el horno precalentado durante 40 minutos. Vertí el jugo de pomelo sobre el pollo. Continuá asando de 35 a 40 minutos o hasta que un termómetro de lectura instantánea insertado en las partes más gruesas del muslo y la pechuga registre 77 grados C. Cubrí con papel de aluminio y dejá reposar al menos 15 minutos. Desechá el hilo de cocina. Retirá y reservá los pomelos de la cavidad del pollo.

Para la salsa, calentá el coñac en una sartén pequeña de acero inoxidable o cobre (no antiadherente) a fuego medio durante unos segundos hasta que brille en los bordes. Retirá del fuego.

Encendé con cuidado, con un mechero o un fósforo largo. Dejá quemar durante un minuto. Añadí los pomelos asados, el caldo y la media leche; calentá todo. Sazoná al gusto con sal y pimienta.

Serví el pollo en una fuente con los pomelos frescos restantes (o trozos de pomelo adicionales) y ramitas de perejil. Vertí la salsa caliente sobre el pollo cortado.

Fuente: All Recipes.