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No juegues con fuego

Cómo limpiar tu estufa a leña para mejorar su rendimiento y alargar su vida útil

Con algunos cuidados simples, podés mantener el calor parejo, evitar riesgos, reducir el consumo de leña e impedir que el hollín se acumule.
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La estufa a leña es sinónimo de abrigo y hogar, y es un ritual invernal. Pero para que funcione correctamente necesita algo más que troncos y encendedores: también requiere mantenimiento. La acumulación de hollín, cenizas y creosota puede afectar su rendimiento y, en los casos más graves, incluso representar un riesgo de incendio. Por eso, una limpieza adecuada y periódica es clave.

Lo ideal es hacerlo cuando la estufa está completamente fría. Retirá las cenizas del hogar con una pala metálica o un recogedor resistente al calor. Guardalas en un recipiente con tapa, también metálico, y dejalas reposar al menos 24 horas antes de desecharlas. Si tenés plantas o compostera, podés reutilizarlas: las cenizas de leña limpia son excelentes fertilizantes naturales.

Luego, pasá un cepillo de cerdas duras o un aspirador diseñado para cenizas por todas las superficies internas. No uses aspiradoras comunes, ya que podrían dañarse o levantar polvo peligroso. Prestar atención a los rincones donde se acumula hollín mejora la circulación del aire y permite un encendido más rápido y eficiente.

Foto: Montevideo Portal

Foto: Montevideo Portal

Una vez limpia por dentro, revisá el vidrio de la puerta. Si está ennegrecido, podés usar un truco casero: mojá un papel de diario, pasalo por las cenizas húmedas y frotá el vidrio con movimientos circulares. La ceniza actúa como abrasivo suave y levanta el hollín sin rayar. Terminá con un trapo húmedo y listo.

No te olvides del caño o chimenea: es recomendable que una vez al año un profesional revise y limpie el conducto de evacuación. La creosota, un residuo inflamable que se forma con el humo, puede acumularse y generar incendios internos si no se controla.

La limpieza exterior también importa. Usá un paño apenas húmedo para quitar el polvo del revestimiento. Si es de hierro fundido, podés aplicar un producto específico para estufas y devolverle su color original.

Limpiar tu estufa no es solo una cuestión estética: es una forma de cuidar tu casa, tu familia y tu invierno. Unos minutos de mantenimiento hacen que el calor dure más y llegue mejor.

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