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10 años después

¿Por qué la legalización del cannabis en Uruguay todavía es relevante para el mundo?

Nuestro país sigue siendo de los pocos países pioneros en la legislación. En Alemania, Colombia y España lo discuten a nivel parlamentario.
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Por Federica Bordaberry

El cannabis es la droga (ilegal, dependiendo el país) más consumida en el mundo, según las Naciones Unidas. Aproximadamente un 4,3% de la población mundial la consumía, en 2021, en cualquiera de sus usos: medicinal, industrial, de uso recreativo o adulto, o para investigación.

Lo que se denomina como marihuana es el uso adulto de la planta. En la mayoría de los países, este uso continúa siendo ilegal y la legislación está limitada a usos medicinales y terapéuticos. Eso sucede, por ejemplo, en Japón, donde el consumo está despenalizado, pero la posesión puede costar hasta siete años de prisión.

En otros países, como Holanda y Suiza, el cannabis no está penalizado y se permite la posesión de cantidades pequeñas, pero no está estrictamente legalizado.

En 2013, Uruguay fue el primero en regular todos los usos del cannabis a nivel país. Legalizó la producción, comercialización y el consumo del mismo. Antes de ello, solamente se contaba con una regulación del cannabis recreativo en dos estados en Estados Unidos.

Canadá logró una regularización a nivel país que incluyera el uso recreativo en 2018 y se incorporaron a la legislación 20 estados americanos más.

En diciembre de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reclasificó el cannabis según el derecho internacional. El cannabis y la resina de cannabis permanecen en la Lista I de la Convención Única de las Naciones, pero fueron eliminados de la Lista IV, que enumera las drogas que se consideran más peligrosas.

La ley uruguaya reguló tres formas legales de acceso: farmacias, clubes de membresía cannábico y cultivo doméstico. Para cualquiera de las tres vías es necesario ser mayor de edad y ciudadano o tener residencia permanente en el país.

En 2018, la VII Encuesta Nacional sobre consumo de drogas estimó que en Uruguay el consumo de cannabis para uso adulto es de entre 44 y 50 toneladas anuales y que hay aproximadamente 250.000 consumidores.

Ese mismo año, en abril, el Ircca contaba con 34.108 inscriptos en el total de las vías habilitadas y, en diciembre de 2022, llegó a 74.891, incorporando más del doble de consumidores que, de otra forma, tendrían que recurrir a la ilegalidad.

Aunque una parte del mercado consume marihuana a través de las vías formales, o las vías reguladas, la VII Encuesta Nacional demostró que entre las principales fuentes de acceso al cannabis está el uso compartido entre consumidores.

En un mundo donde el cannabis sigue siendo la droga más consumida, Uruguay sigue siendo considerado pionero en la materia. Ha funcionado como un ejemplo de cómo podría funcionar un mercado regulado de cannabis y se ha convertido en un modelo sobre el que otros países debatan el tema en el Parlamento, al igual que Estados Unidos y Canadá.

Ese es el caso, por ejemplo, de Alemania, que ya en 2020 importaba flores medicinales desde Uruguay. En 2017, la legalización del cannabis medicinal en ese país provocó un aumento masivo de pacientes, según medios locales.

Pero Alemania también espera regularizar el uso de cannabis con fines recreativos. En agosto de este año, el gobierno alemán dio luz verde al proyecto de ley que legalizaría el consumo y posesión de cannabis. Tras presentarlo en la Unión Europea, se espera que la norma sea aprobada antes de fin de año.

El proyecto de ley establece que los mayores de 18 años, residentes o ciudadanos, podrán adquirir un máximo de 25 gramos de marihuana a través de clubes cannábicos. Los particulares están habilitados a tener hasta tres plantas en su casa. De hecho, se prevé la aplicación de la ley en regiones piloto, y no en todo el país al mismo tiempo.

A diferencia de la ley uruguaya, el Estado alemán no estaría involucrado ni en la producción, ni distribución, ni venta de la marihuana. Sin embargo, sí comparte las otras dos vías de acceso habilitadas en Uruguay: los clubes cannánbicos y los autocultivadores.

Mientras que países como Alemania y Luxemburgo (que cuenta con una ley que permite el cultivo doméstico y el uso privado desde julio de 2023) han progresado hacia la regularización del cannabis en su uso recreativo, países como España se encuentran estancados en el debate legislativo.

De hecho, los españoles aún no han llegado a contemplar la regularización del uso recreativo. Todo lo que se ha debatido hasta el momento está vinculado al cannabis medicinal. En junio de 2022, el Congreso de Diputados de Madrid aprobó un informe que autorizaba los derivados de la planta para tratar algunas enfermedades (esclerosis múltiple, epilepsia y dolor crónico no oncológico). Para estos casos, el cannabis se adquiere a través de farmacias hospitalarias.

En Europa, Chequia anunció que está considerando un sistema de suministro regulado y con impuestos. Suiza, por su parte, autorizará proyectos piloto con venta para residentes específicos en algunas ciudades.

Dentro de América Latina, uno de los países que está debatiendo en el Parlamento la regularización del cannabis recreativo es Colombia. En octubre la Cámara de Representantes dio un paso importante al respecto. Gracias a la aprobación de los diputados colombianos, el proyecto pasará a la Comisión I del Senado. Allí, el proyecto transitará por ocho debates obligatorios, ya que se trata de una reforma constitucional.

En caso de ser aprobado, se alteraría el artículo 49 de la Constitución, que se ocupa de sancionar el uso o la posesión mínima de drogas. Esta es la quinta vez que el proyecto se presenta en el Congreso colombiano.

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A 10 años de la legalización del cannabis en Uruguay, Montevideo Portal preparó un especial periodístico. Para leer el resto de las notas, hacé click acá

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Por Federica Bordaberry