Las plantas están en livings, dormitorios, baños, escritorios. Aportan color, estética, limpian el aire y, sobre todo, transforman espacios. Pero, como no cualquier planta sirve para cualquier casa, la clave está en elegir según la luz, el tamaño y el estilo. Esta guía propone pensar el verde no como adorno, sino como parte del ecosistema doméstico.

Apartamento chico y con poca luz
Cuando el espacio es reducido y las ventanas no abundan, las plantas deben ser aliadas, no un desafío. En estos casos conviene elegir especies como la sansevieria —conocida también como lengua de suegra— o el espatifilo, que toleran la sombra, no requieren cuidados intensivos y pueden integrarse al entorno sin estorbar. Muchas veces, el lugar ideal es una repisa alta, una esquina del living o incluso un baño con luz natural. Ambas tienen hojas resistentes, ritmos de crecimiento lentos y no se resienten con los descuidos. Además, están entre las que mejor filtran toxinas del aire. En ambientes minimalistas, el verde se vuelve un punto de atracción. En otros más cargados, se integra como parte del paisaje. La clave está en que no parezca forzada.

Foto: Montevideo Portal

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Balcón al norte o al este
Tener sol buena parte del día amplía el abanico de opciones. Se puede optar por especies más voluminosas y de hojas grandes, que no solo decoran, sino que construyen presencia. La monstera deliciosa, con su forma inconfundible de costilla de Adán, es una de las favoritas entre interioristas y no es por capricho. Aporta estructura y dramatismo con poco esfuerzo. Colocada en una esquina, puede alcanzar para transformar un living anodino en un rincón con personalidad. Otra opción con buena prensa es el ficus lyrata, una planta más exigente pero muy buscada por su porte elegante. En decoración contemporánea es común verlas ubicadas casi como esculturas, dialogando con muebles bajos o paredes blancas. El balcón, si se lo aprovecha bien, puede ser una prolongación del interior y las plantas funcionan como el puente más natural entre ambos mundos.

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Casa con patio
Acá las posibilidades crecen. No solo por la luz, sino porque muchas especies agradecen estar directamente en la tierra. Eso permite que se desarrollen de forma más libre, con menos restricciones y más vigor. En patios amplios, un jazmín puede regalar perfume todo el verano y una buganvilla puede cubrir un muro con color sin esfuerzo. Pero incluso cuando se piensa en exteriores, conviene mirar hacia adentro. ¿Qué se ve desde la cocina? ¿Cómo se conecta la casa con el jardín? Una lavanda en una maceta grande cerca de la entrada o una hilera de suculentas junto a una ventana pueden servir como transición. En casas más rústicas, macetas de barro o de cemento se integran sin esfuerzo. En otras más modernas, se prefiere que el verde tenga una forma definida, sin parecer salvaje. Y, en todos los casos, lo importante es que no desentone con la vida cotidiana, nadie quiere una planta hermosa, pero imposible de mantener.

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Plantas que purifican el aire
Más allá de la estética, algunas plantas tienen la capacidad de mejorar la calidad del aire. El estudio Clean Air de la NASA, identificó varias especies capaces de reducir compuestos volátiles presentes en interiores. El espatifilo, la ya mencionada sansevieria y el potus —otro clásico subestimado— se encuentran entre las más efectivas en este rubro. Esto puede parecer menor, pero si se pasa muchas horas dentro de casa, es un detalle que importa. Algunas ayudan a dormir mejor, otras a respirar con más comodidad. Y todas, de uno u otro modo, colaboran a que el aire no sea solo una corriente invisible, sino parte activa del bienestar doméstico. Es un argumento más, si se necesitara, para sumar una planta al escritorio, a la mesa de luz o al rincón donde uno lee.

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