El Parlamento completó este martes la aprobación de la primera ley sobre teletrabajo, una modalidad que creció exponencialmente con la pandemia de la covid-19, aunque no contaba con una regulación específica.

En el articulado se abordan asuntos como la duración de la jornada laboral, el régimen de descanso y la provisión de los implementos necesarios para el desarrollo de las tareas a distancia.

Además, se pretende garantizar el derecho a la desconexión del empleado.

El Frente Amplio no acompañó la normativa y argumentó que contiene debilidades en la protección del derecho al descanso del trabajador. Hubo otros cuestionamientos también.

Para profundizar sobre el tema, En Perspectiva recibió este jueves a la senadora del Partido Colorado (Ciudadanos) Carmen Sanguinetti, principal impulsora del proyecto.

La legisladora indicó que vivió una experiencia personal en el año 2011 cuando trabajaba en el extranjero y a la hora de venirse a Uruguay le "llevó un buen tiempo" conseguir trabajo en el país.

"Yo decía que era súper trabajadora y comprometida, en todo caso si pecaba de algo era de trabajar de más, pero no pretendo estar 10 horas afuera de mi casa. Y eso en 2011 para Uruguay era una locura de plantear. No podía creer existiera una brecha tan profunda en un país en que la conectividad es muy buena", dijo la legisladora, en referencia a la realidad en Estados Unidos, dónde trabajaba.

Sanguinetti dijo que en las últimas semanas les han llegado consultas de personas que con la vuelta a la presencialidad, el empleador decidió ahorrarse alquiler de las oficinas y han "mandado a todos a teletrabajar", pero "no lo quieren hacer".

En esa línea, la senadora dijo que el objetivo de la ley es que "sin un marco legal no se puede hacer nada" e indicó que "esa es la situación de precarización en la que están los empleados hoy".

"Es imprescindible que exista un marco de protección de derechos y obligaciones para ambas partes", defendió la legisladora.

Consultada por las razones de por qué se dejó al sector público por fuera de la ley, Sanguinetti dijo una de sus "mayores preocupaciones" es que el Estado se "aggiorne", aunque reconoció que ha habido avances.

"Si el sector público no se aggiorna esta sea una fuente más de pérdidas o drenaje de profesionales y trabajadores valiosos del sector público al privado", consideró.

Sobre la no obligatoriedad de que el empleador brinde las herramientas de trabajo en caso de teletrabajo, Sanguinetti argumentó que para casos de pequeñas y medianas empresas (las que más gente emplean) "hay una tensión entre el deseo del empelado y lo que puede el empleador".

"Habrá multinacionales con la espalda muy ancha que podrán comprar hasta la silla ergonométrica, pero siempre va a depender de la realidad de la empresa", explicó Sanguinetti que hizo referencia a que si una firma más pequeña tiene comprar 14 portátiles más para sus trabajadores por el costo que insume no les podría permitir teletrabajar.

Por otro lado, la senadora afirmó que hay un consenso en que se va hacia un sistema hibrido, dado que en la pandemia quedó al descubierto "las grandes ventajas que implica la presencialidad".

"Hay algo bien insustituible cuando estamos todos juntos en un mismo lugar y momento a nivel de tareas que implican creatividad, colaboración o desafíos intelectuales", argumentó.

Además, dijo que a teletrabajar "se aprende como cualquier cosa en la vida" y que las condiciones en que muchos uruguayos lo empezaron a hacer en 2020 en pandemia, no son las circunstancias del teletrabajo en general, por las particularidades que se presentaron ante el confinamiento voluntario o la falta de clases para los niños.

"Hay muchos uruguayos que no tuvieron esa instancia de aprendizaje guiado, mediado y acordado. Está el riesgo de creer que teletrabajo fue lo que se vivió el año pasado", señaló.

Sobre la jornada laboral, Sanguinetti dijo que hay dos cuestiones inherentes al teletrabajo y coartarlas es "ir en contra de hacia dónde estamos caminando".

"Una es la flexibilidad desde dónde trabajar y lo otro es la flexibilidad a la hora de ajustar mis horarios. Nos parecía que computar de manera semanal era lo idóneo porque está el riesgo del trabajo sin fin, pero yo quisiera invitar a la oposición a que hablen con los teletrabajadores. Se paran en un lugar a veces de conocedores de las aspiraciones de los trabajadores, que pareciera estar alejada de la realidad", apuntó.

Según la legisladora, en estos meses tras mantener conversaciones con trabajadores online y offline lo que "valoran estas personas es la posibilidad de ajustar los horarios en aquellas actividades que así lo permitan".

"No nos olvidemos que aquellos trabajadores que quieran seguir abrazados a las ocho horas en el ámbito físico proporcionado por el empleador lo van a poder seguir haciendo ¿Quién tiene el monopolio de lo que desean los trabajadores? La oposición se para en un lugar de ser amplios conocedores de las aspiraciones de los trabajadores que parece estar bastante alejada de la realidad", insistió la legisladora.

Para Sanguinetti es necesario pararse "en el año en que se está" y "esto es un paso necesario y deseable para una modalidad en la sería absolutamente obsoleto quedarnos abrazados a la ley de ocho horas".

"Si se hubiese incluido un artículo en ese sentido hubiese implicado un profundo desconocimiento de cómo funciona esa modalidad de trabajo. La realidad se impone y hay muchos trabajadores que hoy no se acogen a la ley de ocho horas por su voluntad. Cuando decimos que no se respeta la ley de ocho horas seguimos pensando en un sistema fabril en el que el obrero oprimido era obligado a trabajar. Tenemos ese chip tan metido adentro. La ley de ocho horas fue absolutamente necesaria, imprescindible y de vanguardia. Un avance gigantesco, pero en su momento. Y tiene un enorme sentido en algunas actividades, pero no en otras", defendió.

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