El fentanilo es un opioide 100 veces más potente que la morfina y 50 más que la heroína. En Estados Unidos, el país que más problemas tiene con el consumo de esta droga, está autorizado para su uso médico. Sin embargo, en los últimos tiempos aumentó el consumo recreativo.
Si bien en 2017 se encontró fentanilo en el país, el cargamento incautado, que tiene “características similares y un comportamiento similar” al opioide, captó la atención del Estado. “No nos interesa generar alarma con esta cuestión, pero estamos alerta”, dijo Daniel Radío, secretario de la Junta Nacional de Drogas (JND) a En perspectiva.
De este modo, el experto explicó que el consumo del fentanilo está ligado al contexto. “Hay públicos que son particularmente vulnerables; todos los opioides tienen como efecto disminuir el dolor, por eso se usan en emergencia, no solo el dolor físico, sino el dolor espiritual. En sectores excluidos de la sociedad, juega un papel. Por eso es una droga que afecta directamente esos sectores”, señaló en el programa radial.
El gran problema del fentanilo, que se consume en microgramos, es que la sobredosis se puede dar aun consumiendo una “cantidad muy mínima”. “La diferencia entre la dosis efectiva y la dosis letal también es muy próxima, con lo cual eso desencadena en que hay mucha gente que se mata”, señaló.
Además, el opioide tiene un “alto potencial adictivo”. Según el secretario de la JND, está asociado a la persona, el entorno y la sustancia, que “juega un papel muy importante”.
De todos modos, Radío consideró que hay cuestiones geopolíticas que tienen que ver con el fentanilo. La primera vez que se comercializó para uso recreativo tuvo que ver con una escasez de heroína, comenzó en China y después en India.
En este sentido, el experto dijo Uruguay no “cumple” con las características del entorno, aunque advirtió: “No nos vacuna”.
