
En el marco de la conmemoración por los 200 años de la independencia de Uruguay, el profesor Enrique Méndez Vives escribió Vida cotidiana. Uruguay hace 200 años, libro recientemente editado por Banda Oriental
El autor explicó que su libro no se enfoca en los grandes próceres o en los acontecimientos políticos, sino en cómo vivía la población en el Uruguay de 1825. “¿Cómo eran las personas que habitaban esta tierra? ¿Cómo eran sus casas, sus costumbres, su trabajo, su alimentación?”, se preguntó el autor, quien se define como “divulgador” y no como historiador.
Méndez Vives relató cómo comenzó su interés por la vida cotidiana del pasado. “Me invitaban a hablar con mucha frecuencia a dar charlas en las escuelas, pero sentía que los niños no captaban esos conceptos abstractos; algo sí aprovecharían, pero muy poco”, explicó en entrevista con En perspectiva.
Ese giro metodológico lo llevó a descubrir una corriente historiográfica francesa centrada en la experiencia del ciudadano común, la cual decidió adaptar al contexto uruguayo.
“Yo fui un poco pionero en eso”, señaló, recordando que en 1967 publicó La gente y las cosas en el Uruguay de 1830, un libro que tuvo gran repercusión en el sistema educativo.
Su nuevo trabajo retoma y amplía esa línea, con un enfoque renovado y una fuerte apuesta visual: “La presentación gráfica es un gran atractivo del libro. Tiene una diagramación magnífica, letra grande y textos breves, porque me gusta sintetizar y quedarme con lo esencial”, comentó.
Una de las fuentes fundamentales para su investigación fue la prensa de la época. “Me metí en la Biblioteca Nacional a leer los diarios del siglo XIX. En ellos descubrí las esperanzas, los dolores, las quejas y hasta los avisos cómicos de la gente”, relató.
El estado de la educación en 1830 es uno de los temas que aborda el libro. Según Méndez Vives, “el presupuesto para enseñanza era tan ínfimo que no alcanzaba ni para construir edificios”. “La escuela de Florida funcionaba en el dormitorio del maestro, que incluía su cama, un baúl, aperos de montar y armas de combate”, dijo.
Otro rasgo destacado del libro es su estructura modular, que permite ser leído en cualquier orden. Cada capítulo aborda un aspecto diferente de la vida en el Uruguay de 1825, desde el comercio hasta el lenguaje, pasando por la salud, el urbanismo y la alimentación. “Me gusta mucho tomar lo esencial y evitar frases bonitas que no aportan nada nuevo”, afirmó Méndez Vives.
La obra también es el resultado de una experiencia pedagógica significativa: el autor trabajó en sus primeras investigaciones con la colaboración de alumnas de secundaria, quienes terminaron dedicándose profesionalmente a la docencia en Historia. “Fue una experiencia humana muy bonita”, recordó.
A pesar de su edad, Enrique Méndez Vives no piensa en el retiro. “Siempre tengo proyectos”, dijo, y dejó entrever que planea seguir escribiendo en los próximos años. Como él mismo bromeó, “dentro de 20 años todavía puedo hacer varias cosas”.
Para el autor, divulgar la historia con claridad y profundidad es una forma legítima de contribuir al conocimiento colectivo. “No hay por qué usar falsa modestia. Divulgar también tiene su mérito, y mucho”, concluyó.
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