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Bruno Gili: “A la política le cuesta encarar asuntos que tienen costos en el corto plazo”

El socio de CPA Ferrere realizó un análisis sobre la relación que existe entre el sistema político y la academia.

08.07.2021 17:41

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2021-07-08T17:41:00
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Por En perspectiva

Este jueves sobre la hora 19 en el Auditorio del Sodre tendrá lugar el homenaje al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), que fue creado el 16 de abril de 2020 para asesorar al gobierno en el manejo da pandemia de covid-19.

La conformación de este equipo de expertos fue un hito importante en la relación entre la política y la ciencia en Uruguay, pero la noticia de su finalización, confirmada el 16 de junio pasado, provocó desconcierto y abrió varios debates.

¿Existe interés real en el sistema político de nuestro país por los aportes que llegan de la academia o la sociedad civil? ¿O más bien la experiencia demuestra lo contrario, que esas aproximaciones son bienvenidas en principio y después abandonadas, sin resultados concretos? ¿Por qué se desaprovechan los aportes de esas líneas de cooperación?

En Perspectiva conversó este jueves con el contador Bruno Gili, Socio de la consultora CPA Ferrere, que en los últimos años ha participado en diversas iniciativas que apuntaron a generar políticas públicas por ejemplo Eduy21.

Gili dijo que los partidos políticos en Uruguay son muy amplios, representan "muchos intereses", lo que lleva también a que tengan conflictos internos.

Por ejemplo, expresó que por eso a veces cuesta "tanto llegar a soluciones de consensos o transformadoras de algunos temas que son necesarias en decisiones de más largo plazo".

A su vez, los gremios representan intereses corporativos "en el buen sentido de la palabra" y en general asociados al "muy corto plazo".

"Están representando los intereses de su gente en ese momento y muchas veces están básicamente influido por lo económico. Eso hace que falte una visión transversal, que se vean los problemas desde una forma más holística. Visiones que vean la complejidad más allá de los impactos sociales y económicos, considerar transformaciones que a veces son de diseño o estructuras que mueven intereses creados", señaló el contador público.

Con respecto a las características que tienen organizaciones como el GACH o Eduy21, dijo que hubo un "sentido de urgencia", cuando generalmente a la política le cuesta mucho encarar aquellas cosas que tienen costos en el corto plazo y beneficios en el largo plazo".

"En el medio están las elecciones y entonces no se sabe quién lo va a capitalizar", agregó el profesional.
En el caso de temas como la educación, por ejemplo, Gili dijo que cuando "el Parlamento no logra resolver y tomar decisiones de fondo, cuando todo es conflictivo y lento, este tipo de experiencias -como Eduy21- pueden ayudar".

Gili sostuvo que el Estado uruguayo es "débil" en ciencia y tecnología, en la institucionalidad de la educación, sobre generar competitividad y la inserción internacional.

"Todos temas que son relevantes para Uruguay y se podría llegar a acuerdos transversales. Además, en casi todos esos temas hay acuerdos técnicos bastantes amplios y un camino acordado por donde seguir. Pero el sistema político no avanza. Los gobiernos tienen que aprender de estas experiencias -Eduy21 y GACH- e institucionalizar", señaló.

Agregó que "cuando se abre la posibilidad de generar instancias en las que gente se pone a disposición para armar este tipo de cosas, es insensato no aprovecharlo".
Además, citó como ejemplo de lo que se puede hacer dentro del Estado mismo el caso del Banco Central del Uruguay (BCU), que posee "cuerpos técnicos ampliamente calificados" porque ha formado y becado gente para que estudie en el exterior.

"La regulación del mercado financiero es bastante independiente, los partidos políticos no pueden tomar decisiones sobre la tasa de interés o cuánto capital hay que exigirle a cada banco. El BCU regula que ese mercado funcione lo mejor posible de forma transparente y los partidos poco pueden hacer. Después de las crisis que vivimos, hay un acuerdo político de que eso es lo mejor", ejemplificó Gili.

Recordó que en 2014, por ejemplo, todos los partidos se pusieron de acuerdo en llevar inversión en ciencia y tecnología a 1% del PIB, pero "ninguno lo cumplió".

"Con el surgimiento del GACH se visibilizó lo que la ciencia y la tecnología puede hacer. Se vio hay que trabajar interdisciplinariamente y que los problemas de la ciencia y la tecnología al final son problemas sociales. ¿A pesar del cierre del GACH, por qué no convocamos y aprovechamos a discutir una propuesta de ciencia y tecnología? Y llevamos la inversión a ese 1%", cuestionó el socio de CPA.


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