Por Gonzalo de León
@GonzaaDeLeon19
Serbia tiene una particularidad: participó de Copas del Mundo bajo tres denominaciones diferentes. Primero como Yugoslavia (hoy en día disuelta en Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Kosovo), luego como Serbia y Montenegro y, finalmente, como Serbia.
Se trata de un país con mucha historia que continúa con secuelas de las numerosas guerras que ha tenido: desde las mundiales, a principios del siglo XX, hasta la de la disolución de Yugoslavia y la de la liberación de Kosovo.
Pese a todo eso, lucha día a día para salir adelante y seguir avanzando como nación. Y uno de los focos para esto es el fútbol, con una selección que cada día es más fuerte y una pasión de la población envidiada por muchos otros países.
Si hablamos de fútbol, hablamos de Uruguay. Incluso con el foco puesto en Serbia, siempre va a haber un uruguayo de por medio. En este caso, el protagonista de la historia es Tiago Cunha.
Nacido hace 22 años en Florianópolis, Brasil, e hijo de padre uruguayo, este volante destaca en el fútbol serbio, pero para llegar hasta allá tuvo que luchar en el ascenso profundo de Uruguay.
“Siempre me enseñó a hinchar más por Uruguay que por Brasil, de la sangre charrúa”, destacó Tiago, de madre brasileña, en diálogo con FútbolUy.
Jugó fútbol sala hasta los 12 años y compartió equipo con Allan, quien el pasado sábado 29 de noviembre fue titular en Palmeiras en la final de la Copa Libertadores. Luego hizo formativas en Figueirense, uno de los dos clubes más importantes de Florianópolis, pero “en la pandemia se cortó todo el fútbol en Brasil”.
Siguió entrenando por su cuenta, y ahí, con 17 años, “surgió la oportunidad de ir para Liverpool”. Lo llevó el exfutbolista Walter Colo Ibáñez. Estuvo dos años y medio en el Negriazul entre Cuarta y Tercera División, y llegó a entrenar con el primer equipo.
Tiago Cunha jugando en Liverpool. Foto: Instagram @tiagowcunha
“Estaba llegando a cierta edad en la que necesitaba jugar sí o sí en Primera”, y “justo era un equipazo que tenía a Fabri Díaz, Marcelo Meli, [Hernán] Tofi Figueredo, [Gonzalo] Nápoli, Martín Barrios”, por lo que “estaba difícil la transición”.
“Para cerrar el año jugando, fui a Lito, en la D”, contó Cunha, quien se consagró campeón y ascendió a la Primera División Amateur.
Pasar de un equipo de Primera a uno de la D “es un choque” porque “estaba en un cuadro grande con muy buena estructura —había 12 canchas en La República [ciudad deportiva de Liverpool]—, que tenía todo pronto, y en el ascenso tenés compañeros que no solo laburan del fútbol”.
Para 2024 “estaba esperando unas oportunidades de afuera” y “casi” va a Polonia, pero “por detalles” no se concretó y volvió a Uruguay para jugar en la C, esta vez en Potencia. En la segunda mitad del año, regresó a jugar a la D, ahora en Real Montevideo: “Fui el jugador con más minutos y por detalles no ascendimos”.
En toda su etapa en el ascenso uruguayo, se dedicó “solamente al fútbol” porque “tenía el apoyo de [sus] representantes; tenía apartamento, comida, todo”.
A inicios de 2025, volvió a jugar a Brasil, en esa ocasión para defender al Glória-RS en el Gauchão, que es comparable a la B de Uruguay porque “son todos jugadores que tuvieron mucha trayectoria”, y “era totalmente exclusivo para el fútbol: nos daban apartamentos, comida, teníamos gimnasio en el estadio, todo”, recordó.
Una nueva vida
En agosto quedó libre y aprovechó para aceptar ofertas de Europa, que era su “sueño y objetivo”. Es así como llegó al Borac Cacak, de la Segunda División de Serbia, posibilidad que le surgió a través de Perfil Soccer, la empresa que lo representa.
Es “muy diferente todo” a lo que estaba acostumbrado. “Hace un frío de la puta madre, ya arrancó la nieve. Extraño las playas y el calor de Brasil, pero intento no pensar en eso y disfrutar de la nieve, que es lindo entrenar con nieve y jugar con la pelota naranja”, contó.
Vive en Cacak, ciudad de unos 80.000 habitantes ubicada a una hora y media de Belgrado, la capital serbia. Los ciudadanos de allí “son muy cerrados”.
“El pueblo uruguayo tiene un gran corazón, te recibe bien, siempre está alegre, pero acá están muy traumados por la guerra que tuvieron en 1999, cuando fueron bombardeados por la OTAN”, explicó, en referencia a la guerra contra el Ejército de Liberación de Kosovo, que contó con el apoyo de la OTAN.
“El primer momento fue un choque. De a poquito tuve que empezar a preguntar. Conocí a un serbio que hizo intercambio en Argentina y pude hablar español con él; me explicó todo lo que era Serbia”, señaló.
“La lengua es imposible de entender. Sé las palabras básicas”, dijo, y mencionó: “El entrenador habla en inglés para dos o tres jugadores que traducen”. Igualmente, reconoció: “Algunos [compañeros] me hablan para que les enseñe palabras en español”.
En el equipo, “uno tiene que demostrar que es buena persona y buen jugador porque ellos piensan que uno viene a quitarle su lugar; se sienten muy amenazados y se cierran más”.
Borac Cacak es un club “de mucha tradición” en el país. “Jugó años en Superliga [Primera División] y Copa de la UEFA [Europa League] contra Ajax [en 2008], en el que estaba Luis Suárez”. “En la sede del club hay una foto de los titulares del Ajax y está Suárez”, destacó.
Tiago Cunha jugando en Glória de Brasil. Foto: Instagram @tiagowcunha
“Las instalaciones son muy buenas y el estadio también. Concentramos el día antes del partido en hoteles muy buenos. Es todo muy ordenado y son muy puntuales”, resaltó.
La liga serbia está en un “tercer escalón” de las ligas europeas y “se asemeja mucho al fútbol uruguayo: mucha pelota larga, pelear por la segunda”, comentó.
“La Segunda de acá se asemeja mucho a la Segunda de Uruguay”, aunque “la Primera es más fuerte que la Primera de acá, pero Estrella Roja y Partizan, que juegan Champions, tienen más calidad comparado a Peñarol o Nacional”, ahondó.
Y habló de los futbolistas: “De calidad técnica, los uruguayos son mejores que los de acá, que tienen más fuerza física”.
“En principio, lo que más costó fue la rapidez del juego. En Brasil tenés más espacios y en Uruguay siempre están presionando”, indicó, y añadió: “Acá lo que se entrena se juega. Hacemos un táctico de 11 jugadores contra cero y esas jugadas combinadas se hacen en el partido, y es prioridad hacerlas antes que un imprevisto”.
En Serbia hay “muy buena hinchada”, aseguró, y recordó una situación que le tocó vivir: “Uno piensa que solo los brasileños y uruguayos meten la pesada, pero empatamos en casa y la barra brava nos llamó para charlar. Nos dijeron que nos sacáramos las remeras y las pusiéramos en el piso”. “Quebraron una puerta con la mano y entraron al vestuario para preguntar qué estaba pasando”, agregó, y contó: “La policía afuera, respetándolos a ellos”. “En el primer partido, que no estaba fichado aún, hasta cohetes [bengalas] tiraron para adentro de la cancha, y el juez no paró el partido”, destacó.
Pero las historias no finalizan ahí: “Arranqué a escuchar unos perros ladrando, y eran de nuestra hinchada, porque el líder que organiza puso a los perros a ladrar a los micrófonos. Cuando miré, eran tres pitbulls que había en la tribuna. Acá es normal, como defensa de la hinchada”.
“Cuando jugaron Serbia e Inglaterra en Belgrado, uno de los hinchas de mi equipo se robó una bandera de Inglaterra. Se quedó sin remera, con un frío de la puta madre; están mal de la cabeza”, repasó.
Tiago Cunha jugando en Borac Cacak de Serbia. Foto: Instagram @tiagowcunha
“Siempre entrenamos a las 13:00 porque de mañana hace frío y de tarde ya es de noche”, comentó, y detalló su día a día: “Desayuno, me voy al estadio, almorzamos en el restaurante del club, vuelvo a casa, algunos días hago doble turno en gimnasio, y hablo con la gente de allá [Uruguay] porque soy muy familiero”.
“Tengo mi mate. Mis padres vinieron y me trajeron como tres kilos de yerba”, contó, y habló de lo difícil que es vivir allá: “No tengo un compañero de equipo para ir a dar una vuelta al shopping; son muy reservados”.
Lo que se viene
“Siempre sueño en grande. Mi objetivo es seguir creciendo en Europa, ir a clubes y ligas más grandes. Y por qué no volver a Uruguay o representar a la selección uruguaya, porque la elijo por sobre Brasil”, remarcó.
Y aseveró: “Sé que, si algún día vuelvo a Uruguay, tranquilamente podría volver a un cuadro como Liverpool, Defensor o, por qué no, los más grandes”.
“Obviamente” recomienda a uruguayos ir a jugar a Serbia porque “es una tremenda y linda puerta de entrada a Europa”.
“Algunos miran solamente a las ligas top y se terminan desvirtuando y agarran en Quinta o Sexta División. En los países balcánicos se puede dar ese salto a las grandes ligas para los futbolistas sudamericanos”, concluyó.
Por Gonzalo de León
@GonzaaDeLeon19
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]