Carlos Alcaraz, actual número 1 del mundo, y Juan Carlos Ferrero pusieron fin a una relación profesional que marcó una era en el tenis. El vínculo se cierra luego de siete años de trabajo conjunto, en los que el español conquistó 24 títulos, incluidos seis Grand Slam, y se consolidó como una de las grandes figuras de la historia reciente del circuito.
Ferrero comenzó a dirigir a Alcaraz cuando tenía 15 años, incluso antes de su debut en el circuito ATP. La llegada del ex número 1 del mundo se dio gracias a la intermediación del representante Albert Molina, en un momento en el que la familia del jugador de El Palmar buscaba un entrenador de primer nivel, aunque no contaba con los recursos económicos para afrontar ese salto.
El valenciano vio en Alcaraz un proyecto excepcional y aceptó el desafío. Bajo su conducción, el tenista disputó 345 partidos, ganó 280 (81,1 % de efectividad) y acumuló cerca de 49 millones de euros en premios, sin contar ingresos por publicidad. Durante este período conquistó, entre otros, dos Roland Garros, dos Wimbledon y dos Abiertos de Estados Unidos, además de múltiples Masters 1.000 y torneos ATP.
nuevo rumbo de Alcaraz
Tras la ruptura, Alcaraz continuará su carrera bajo la conducción de Samuel López, hasta ahora segundo entrenador y parte del cuerpo técnico de la academia que dirige Ferrero en Villena, donde también trabajó con Pablo Carreño. El resto del equipo se mantendrá sin cambios.
A los 22 años, Alcaraz suma ya 24 títulos y es el segundo jugador en actividad con más trofeos, solo por detrás de Novak Djokovic. La separación de Ferrero marca el cierre de una etapa clave en su carrera, como antes ocurriera con sus primeros entrenadores Carlos Santos y Kiko Navarro, y abre un nuevo capítulo en la trayectoria del líder del ranking mundial.