Contenido creado por José Luis Calvete
Básquetbol
Voluntad gigante

Sweetney contó su historia; una profunda depresión le generó sobrepeso

Michael Sweetney, el corpulento extranjero de casi 170 kilos que defiende a Urunday Universitario, admitió que pensó en suicidarse y que una depresión por el fallecimiento de su padre lo llevó a engordar y estropear su carrera en la NBA. Hoy, con 33 años, vive “el mejor momento” de su vida.

07.12.2015 13:36

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2015-12-07T13:36:00-03:00
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Montevideo Portal

La vuelta al básquetbol de Michael Sweetney generó más repercusión fuera del Uruguay que dentro del país. Su pasado y presente hacen que no se trate de uno de los tantos ex NBA que están dando vueltas por el mundo, ya que detrás de su figura de 203 centímetros y casi 170 kilos hay una historia conmovedora que recorre el mundo.

Hoy, con 33 años y vistiendo la casaca de Urunday Universitario, aún recuerda aquella noche del Draft de la NBA 2003, en que fue elegido en noveno lugar con 20 años. La vedette de ese draft fue LeBron James, y también sobresalieron Carmelo Anthony (3.º), Chris Bosh (4.º) y Dwayne Wade (5.º). Detrás de Sweetney quedó, entre otros tantos, el ala pívot David West, actualmente en San Antonio Spurs.

"Mi padre falleció poco después. Siempre estuvo conmigo y eso cambió mi carrera. Caí en una depresión profunda, empecé a engordar y me dejó de importar el básquetbol", reconoció en una entrevista con Pasión Basketball, de VTV, en la que contó los problemas de depresión que lo llevaron a malograr su trayectoria en la liga de básquet más prestigiosa del mundo.

Estuvo dos años en los Knicks de New York y luego otros dos en Chicago Bulls, pero el sobrepeso le impidió seguir. El para nada despreciable promedio de 6,5 puntos y 4,5 rebotes por encuentro le permitió firmar buenos contratos en equipos de China, la D-League estadounidense y Puerto Rico, hasta que recaló en Biguá en la temporada 2010/11. En aquella Liga fue subcampeón y mostró su mejor versión en Uruguay. Tres años después llegó a Atenas.

Hoy, después de casi 20 meses sin jugar y tras haber decidido retirarse del básquetbol profesional, aceptó volver a ser dirigido por Héctor Da Pra (como en su último pasaje en Atenas) para defender los colores de Urunday Universitario.

"Estoy en el mejor momento de mi vida", aseguró, apuntando a lo humano por encima de lo deportivo. Su esposa y sus hijos lo hacen "feliz", y atrás quedó aquel sinsabor por una carrera que pudo ser y no fue, y que hasta lo llevó a pensar en al suicidio. "Mi carrera en la NBA no resultó como quería, pero lo acepto y debo seguir adelante", explicó, y dejó un mensaje para todos los que sufren depresión.

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