Wanderers cayó 4-2 con Barcelona en Guayaquil en su debut en la fase de grupos de la Copa Sudamericana, en un partido donde la diferencia pudo ser mayor y pagó muy caro los errores en defensa.
El partido tuvo un comienzo a puro gol ante defensas desconcentradas, ya que en los quince iniciales aparecieron tres festejos, dos del local y uno de la visita.
Un córner jugado en corto para Perlaza terminó en un centro donde Gonzalo Mastriani anticipó a todos e infló las redes a los 9'. Pero no conforme con ello, apareció dos minutos después para picar sobre De Arruabarrena un pase de Preciado, que le ganó a los zagueros con testarazo.
Una ventaja que parecía ser lapidaria para los del Prado, que sufrían en defensa pero mostraban otra cara en ofensiva, al punto de descontar a los 14'. Un pase al vacío para la aparición de Hernán Rivero terminó con flor de zapatazo del argentino que disminuyó la venataja a la mínima expresión.
El trámite era una locura, con poco peaje en zona de volantes y llegadas constantes sobre los arcos, principalmente del equipo uruguayo, que tenía problemas con la pelotas quietas y la velocidad rival.
Una tijera de Preciado que se fue cerca y un remate de Bravo que se fue elevado volvieron a avisar la intensidad con la que se desarrollaba ese ida y vuelta.
El tercero llegó a los 36' y otra vez con un cabezazo. Díaz combinó con Quiñonez por izquierda, que amagó y puso un gran centro al segundo palo para que Michael Carcelén le ganará a Rolón y conectara para el 3-1.
De allí al cierre el equipo ecuatoriano tuvo un par más, la más clara con Piñatares que sacó el golero, cerrando la desventaja de dos goles con la cual el equipo uruguayo se fue al descanso.
Pasó de todo
El complemento comenzó con Carreño colocando a Fracchia y Wagner para tratar de mejorar en el plano defensivo y un accionar que mantenía características de lo anterior.
Quagliata tuvo una chance a puro enganche y luego fue Perlaza que lo perdió, hasta que a los 49' Preciado se escapó por derecha y el propio Fracchia lo bajó en el área cometiendo un claro penal. Damián Díaz se hizo cargo, la picó e Ignacio De Arruabarrena lo agarró parado en el medio del arco.
Pero el Kitu tuvo su revancha a los 54' cuando en un córner desde la derecha vio adelantado a De Arruabarrena dando indicaciones y le pegó rapidísimo tres dedos para colocar el resultado 4-1.
El entrenador albinegro apostó a más variantes y colocó a Riolfo y Méndez, los que se combinaron junto a Veglio en una linda acción que terminó con el delantero poniendo un nuevo descuento en un partido que era una locura.
Allí los de Célico, que cuando aceleraban era un dolor de cabeza, comenzaron a desperdiciar una tras otra de buenas opciones que crearon y los del Prado con un cabezazo de Méndez estuvieron muy cerca de volver a convertir.
El pitazo del árbitro peruano selló el destino del cotejo, con triunfo de Barcelona por 4-2 sobre Wanderers, corto en el resultado y producto de una defensa que defeccionó en varias oportunidades.