Contenido creado por José Luis Calvete
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Pecho frío e hinchado

Se cerraron los JJOO de Sochi

Se cerraron los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi con el local, Rusia, en lo más alto del medallero, seguido por Noruega, Canadá y Estados Unidos. Repasamos las postales del último día de competencia y de la ceremonia de los JJOO invernales más caros de la historia.

24.02.2014 09:39

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Rusia presume de haber recuperado el título de mayor potencia deportiva invernal, algo que este país perdió tras la caída de la Unión Soviética, al encabezar el medallero de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi que se clausuraron el domingo.

"Los resultados de nuestro equipo demuestran que ya hemos dejado atrás la peor época en la historia del deporte ruso", afirmó el presidente ruso, Vladímir Putin, considerado el gran triunfador de los Juegos a ojos de los rusos y la comunidad internacional.

Todo era malos augurios en vísperas del arranque de los Juegos, pero Rusia logró espantar todos los fantasmas y organizar una exitosa cita, tanto desde el punto de vista organizativo como deportivo. Con la excepción de las altas temperaturas, lo que obligó a cancelar alguna competición por falta de visibilidad, todo el mundo quedó contento con el parque olímpico, las pistas, los pabellones y los voluntarios.

Y lo que es más importante, los aficionados de 126 países que visitaron el balneario de Sochi (mar Negro) descubrieron una Rusia abierta y cálida, muy lejana de su fama de huraña y poco hospitalaria que le acompaña desde tiempo inmemorial.

"No estaba de más demostrar a todo el mundo que somos un país bondadoso, un país que sabe tratar a sus invitados y organizar una fiesta no sólo para sí misma, sino para todos los amantes del deporte en el mundo", subrayó el mandatario, quien destacó además que "logramos medallas en disciplinas en la que nuestros deportistas hacía mucho tiempo o nunca habían subido al pedestal".

Es que sin duda, la culminación de cualquier acontecimiento deportivo es el medallero y Rusia demostró que ha dejado ya atrás el agujero negro que supuso la desaparición de la URSS y la obsolescencia de sus sistemas de entrenamiento. La inversión de grandes cantidades de dinero, la contratación de contrastados técnicos extranjeros y la concesión de la ciudadanía a varios deportistas, en particular el surcoreano An y el estadounidense Wilde, que le granjearon 5 medallas de oro, fueron garantía de éxito.

Rusia encabezó el medallero con 33 metales, 13 de oro, 11 de plata y 9 de bronce, el doble que en Vancouver (15), que fue el punto más bajo del deporte invernal ruso, por 26 medallas (11 oros) del segundo clasificado, Noruega, y 25 del tercero, Canadá (10 oros), mientras Estados Unidos quedó relegado al cuarto lugar con 28 (9 oros). De esta forma, Rusia logró lo impensable e igualó el récord de oros logrado por la antigua Unión Soviética en los Juegos de Insbruck (1976).

Ceremonia de clausura

En la ceremonia que cerró el evento, en el estadio Fisht y ante 40.000 espectadores, no faltaron ni los míticos ballets Bolshoi y Mariinski, ni una enorme carpa circense, retratos gigantes de clásicos como León Tolstoi, Fiodor Dovstoyevski o Alexánder Pushkin, ni la música del gran Rajmaninov.

Una representación de la aldea de Marc Chagall, en forma de mundo al revés, una banda militar de tambores y 62 pianos de cola en el escenario fueron parte de un espectáculo cuyos autores se permitieron el lujo de reirse de sí mismos. Y es que, en un guiño al pequeño fallo técnico ocurrido en la ceremonia de inauguración de los Juegos hace 17 días (cuando el quinto anillo olímpico de luces no se llegó a desplegar por unos instantes), este domingo repitieron la misma escena sobre el campo del estadio, solo que ésta de forma intencionada.

La alusión al fallo tan comentado por los medios el 7 de febrero fue recibida con una ovación por los espectadores, que supieron apreciar la broma. Antes de pasar el testigo a Corea del Sur, anfitrión de los próximos Juegos de Invierno, Rusia se recreó en su acervo artístico, un espectáculo diferente del de la apertura, que se centró en un repaso de sus hitos históricos.

El fuego olímpico fue apagado por las tres mascotas gigantes -un oso polar, una liebre y un leopardo de las nieves- bajo los acordes de la música de Eduard Artiemev, banda sonora de la película soviética "Propio entre ajenos, asalto al tren blindado".

Tras extinguirse la llama, de los ojos del oso comenzaron a brotar lágrimas mientras sonaba el tema de "Hasta la vista Moscú" en otro guiño, esta vez a la clausura de los Juegos Olímpicos de Verano de 1980, celebrados en la capital soviética, donde esa escena final del osito Misha es una de las más recordadas.

Una vez más, como en la apertura de los Juegos, fue la niña Liuba la protagonista y guía del espectáculo, y en compañía de los payasos Yuri y Valentina y otros famosos artistas circenses rusos, la pequeña hizo un recorrido por la cultura clásica rusa.

La entrada de la selección rusa, en la tradicional parada de los deportistas olímpicos, fue recibida con estruendosos aplausos, en reconocimiento a su triunfo deportivo, ya que batieron el récord de medallas no solo de Rusia sino de la Unión Soviética.

Por su parte, la bandera de los deportistas ucranianos, cuyo país vivió ayer el triunfo de una revolución popular, fue enarbolada con un crespón negro en recuerdo de los caídos.

La excursión por el arte ruso de la niña Liuba y sus amigos terminó con un gran espectáculo circense, en el que participaron casi 400 acróbatas, gimnastas y malabaristas.

Desde la tribuna, el presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro, Dmitri Medvédev, asistían satisfechos a la culminación de los Juegos en los que el país invirtió 50.000 millones de dólares que los convirtieron en los más caros de la historia.

La clausura de la Olimpiada blanca coincidió en Rusia con otra fiesta, el Día del Defensor de la Patria, antiguo día del Ejército soviético, una de las efemérides más celebradas en el país.

Después de la ceremonia de traspaso de la bandera olímpica a la ciudad surcoreana de PyeongCheang, se escenificó un pequeño espectáculo de ocho minutos sobre la historia del arte en Corea. La clausura concluyó con un mar de flores sobre el campo del estadio y un estallido de fuegos artificiales.

EFE l Montevideo Portal